miércoles, 29 de noviembre de 2017

DERROTADOS POR LA CÁRCEL

Pedrol Rius, el gran abogado con el que compartí amistad y también espacio en la Trilateral, me dijo un día: “A los hombres más enteros, les he visto derrumbarse a las pocas semanas de estar en la cárcel”.
Oriol Junqueras y sus valerosos consejeros se han envainado ya sus altiveces, sus intemperancias y sus desmesuras. Han cantado la palinodia y han aceptado el 155 con la esperanza de que el Tribunal Supremo les coloque en la calle. Provisionalmente, claro, porque los presuntos delitos ahí están y tendrán que dar cuenta de ellos. El expresidente felón Carlos Puigdemont ha tenido el tupé de decir que de nada les va a servir el haberse humillado. Él sigue prófugo, dándose la gran vida en Bruselas. Son muchos los que piensan que habría aguantado menos que sus compañeros si en lugar de instalarse en la cobardía hubiera aceptado la prisión. Su actitud ha provocado profundo rechazo en sus antiguos compañeros, todavía encarcelados.
Si el Tribunal Supremo mantiene el mismo criterio que con la taimada Carmen Forcadell, parece claro que Oriol Junqueras y sus compinches harán la campaña electoral del 21-D. Está claro que se mantendrán en sus trece. Salvo Pedro Arriola, nadie va a creer que son sinceros en su rectificación. Pero ahora saben que si se hubieran mantenido dentro de la ley estarían lejos de la prisión. Y como aviso para navegantes, tras las elecciones del 21-D, y en el supuesto de que las ganaran, todos los dirigentes de ERC tienen ahora conciencia de que deberán respetar la Constitución y las leyes porque en caso contrario el Estado de Derecho aplicará el artículo 155 y les instalará en prisión. Pueden defender cualquier idea y no serán perseguidos por eso. Pero semejante defensa deben hacerla obligadamente respetando la Constitución y las leyes.

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