Miércoles 30 de agosto de 2017, 12:12h
A cambio de que los podemitas acudan a votar en el referéndum del 1-O, Oriol Junqueras estaría dispuesto, tras unas nuevas elecciones catalanas, a transitar por vías de entendimiento con Pablo Iglesias. Carlos Puigdemont y el pobre Arturo Mas están que braman. Sordamente, pero braman. Junqueras parece dispuesto a prescindir del Pdecat, estrechando la mano al radicalismo de izquierdas. Es decir, sin eufemismos, al nuevo Partido Comunista que ha engullido, por cierto, al clásico, en Unidos Podemos.
Se trata solo de un proyecto, seguramente más avanzado de lo que pensamos. La alarma en los sectores más sagaces de Moncloa se ha encendido. Sobre todo, después del vapuleo al que ha sido sometido Mariano Rajoy en su comparecencia hoy en el Congreso de los Diputados. Las conexiones entre ERC y Podemos parecen evidentes. Los personalismos pueden fragilizar la operación, incluso fracturarla. Veremos lo que el tiempo dice
El viejo partido de Tarradellas, robustecido por Duran Lleida, puede quedar reducido a añicos por la política disparatada del pobre Arturo Mas, que se lanzó a la piscina secesionista para conservar su poltrona de la Generalidad tras el fracaso en las elecciones autonómicas. Política disparatada seguida, por cierto, por Carlos Puigdemont, que vive sin vivir en él en pleno frenesí secesionista.
Tras la acometida de casi todos los partidos en el Congreso contra el presidente, Rafael Hernando hizo una inteligente defensa del PP. Inútil defensa porque, a la vista de lo ocurrido hoy en el Congreso de los Diputados, Mariano Rajoy sería desarzonado en una moción de censura. Mariano Rajoy, por cierto, que es un excelente dialéctico y tuvo una espléndida intervención de respuesta en la comparecencia de hoy.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española |
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