jueves, 2 de noviembre de 2017

La amenaza de escisión planea sobre la formación, dividida entre los soberanistas puros, los que defienden la independencia ajustada a derecho y los que abogan por una lista única.




El PDeCAT, al borde de la implosión

La amenaza de escisión planea sobre la formación, dividida entre los soberanistas puros, los que defienden la independencia ajustada a derecho y los que abogan por una lista única.

  • Santi Vila



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El PDeCAT sufrió ayer dos convulsiones que auguran una rotura de costuras en el partido sucesor de Convergència. La primera la presentación de la candidatura de Santi Vila para encabezar al PDeCAT el 21-D y la segunda el discurso de Puigdemont que cayó como un jarro de agua fría en su partido. «Ha dilapidado su capital político. No se merece acabar así», señala un miembro de su partido. De hecho, la dirección del PDeCAT desconocía el viaje de Puigdemont a Bruselas, como adelantó LA RAZÓN ayer, y también el contenido de su mensaje. Que el ex presidente no pidiera una lista única del independentismo en las próximas elecciones fue recibida con un suspiro de alivio. Todo indica que las relaciones de Puigdemont con su partido están bajo cero. Lo que algunos no entienden es el papel de Joaquín Forn y Meritxell Borràs, que han acompañado al ex presidente a su viaje flamenco, y que no comunicaron sus intenciones a un partido en el que militan desde muy jóvenes.
Santi Vila –ex alcalde de Figueras, amigo de Puigdemont, ex consejero de Cultura y ex consejero de Empresa– dio el paso para liderar el PDeCAT. Lo ha hecho rompiendo amarras con Puigdemont. «Independencia sí, pero ajustada a derecho como en Escocia», dijo ayer. En principio, Vila cuenta con el apoyo de la actual dirección del PDeCAT –Marta Pascal, coordinadora general, David Bonvehí, secretario de organización o Mercè Conesa, alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona, son algunos de sus apoyos más significativos– para dar un viraje al discurso del nacionalismo tradicional que quiere desprenderse de la CUP y de ERC cuando afirma que «no se puede declarar la independencia con un empate en la sociedad». Marta Pascal suscribió el mensaje de Vila sin citarlo cuando reivindicó la autocrítica del procés en TV3. La líder del partido fue clara, en este sentido, cuando afirmó que se mintió cuando se decía que la secesión era como «bufar i fer ampolles» –algo muy fácil– y que se ha demostrado que no era así, llevando a la frustración y desencanto.
El anuncio de Vila rompió las hostilidades en el PDeCAT. Josep Rull, ex consejero de Territorio, que cuenta con gran apoyo en el partido dijo en privado que «se presentaría si lo hace Vila». El candidato del partido debe ser elegido en primarias –siempre que no haya lista única– con «unas bases del partido muy movidas e hiperventiladas». Rull podría levantar la bandera del «independentismo puro» frente al pragmatismo de Vila. Otro grupo está moviendo sus hilos. Miquel Buch, presidente de la Asociación Catalana de Municipis y alcalde de Premià, junto a Jordi Turull y Francesc Homs. No han presentado candidato, pero podrían optar por tomar cartas en esta partida. La pasada semana el intento de Puigdemont de convocar elecciones provocó una revuelta en el partido, con dos amagos de dimisiones de los diputados Jordi Cuminal y Albert Batalla, y la amenaza de abandonar el partido por parte de dirigentes territoriales. Para evitar males mayores, el mismo viernes por la noche, Pascal reunió a los diputados y a la dirección del PDeCAT para minimizar los daños, e intentar cerrar una crisis que puede volverse a abrir en unas hipotéticas primarias.
El debate en el independentismo sobre si se presentan en coalición o no, tiene como fecha tope el lunes 6 de noviembre. Ni PDeCAT ni ERC parecen muy entusiasmados con esta idea, pero ninguno la rechaza de plano. El único que lo ha hecho de forma taxativa ha sido Santi Vila. Las espadas están en alto. Mientras Vila quiere romper con Puigdemont, recuperando la centralidad de la vieja Convergència, y la deriva independentista, Josep Rull –que el lunes se fotografió en su despacho en un claro acto de su candidatura– se va a presentar como la continuidad del independentismo. Será todo un choque de trenes y «seguro que no será un paseo». Las costuras del partido están más débiles que nunca y el fantasma de una escisión planea. Ya sea por el bando de Vila o por el bando de Rull, o incluso de los partidarios de realizar una candidatura única con Esquerra. Por ejemplo, Jordi Turull, portavoz del Gobierno hasta el viernes y enfrentado crónicamente con Pascal, se reunió con Junqueras el lunes por la tarde, y no informó a la dirección de su partido.

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