ORIOL JUNQUERAS DESDEÑA AL EXPRESIDENTE FELÓN
Jueves 09 de noviembre de 2017, 10:52h
Parece claro para muchos analistas que Oriol Junqueras, consciente de que ERC ganará las elecciones del 21-D, no está por la labor de ceder la presidencia al expresidente felón Carlos Puigdemont ni a salvar de la catástrofe al PDeCAT, sucesor, que no heredero, de Convergencia y Unión.
Durante décadas, CiU ha sido el partido adalid de la vida política catalana mientras ERC se quedaba en una posición casi testimonial. En el año 2012, el pobre Arturo Mas, que tenía 62 diputados y aspiraba a los 80 para presionar a Madrid, convocó elecciones anticipadas y cosechó un estrepitoso fracaso. Se quedó en 50 diputados. En lugar de dimitir y reconocer su error, Arturo Mas decidió conservar la presidencia de la Comunidad a toda costa y pactó con ERC. Oriol Junqueras le exigió un referéndum de independencia que se celebró a trancas y barrancas el 9 de noviembre de 2014. Arturo Mas se pasó al independentismo para mantener su poltrona. Y en las nuevas elecciones autonómicas de 2015, la CUP se mofó de él y le obligó a ceder la presidencia al mequetrefe de Carlos Puigdemont.
Oriol Junqueras distingue con su desdén al expresidente felón y cobarde y se ha negado a aceptar su propuesta de liderar la alianza de los partidos secesionistas. Arturo Mas terminó con la relevante historia del partido que representaba al centro derecha catalán. Primero expelió a Unión, luego se cargó a Convergencia. Carlos Puigdemont podría devastar ahora al PDeCAT, con sus ambiciones tramposas de trilero empedernido.
Por lo pronto, ERC se presentará en solitario y, si se convierte en el partido más votado, dominará el tenebroso mundo del secesionismo que tal vez pueda continuar gobernando en Cataluña, tal vez deba ceder ante los partidos constitucionalistas.
Luis María ANSON
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