jueves, 28 de enero de 2010

Koestler

Arthur Koestler

(Budapest, 1905 - Londres, 1983) Novelista y ensayista en lengua inglesa de origen húngaro. En 1926 dejó Hungría y se marchó a un kibbutz en Palestina. Fue dibujante de arquitectura en Haifa, vendedor en un bazar y periodista en El Cairo. Se adhirió al Partido Comunista en 1932 y en 1937 pasó tres meses en las prisiones franquistas, experiencia que describió en Testamento español (1937).
 
La afiliación de Koestler al partido comunista provocó su despido de la agencia Ullstein, la poderosa cadena de diarios en la que trabaja. Auspiciado por el Comintern, de cuyo Apparat ya es miembro activo, viaja por la Unión Soviética y Asia Central. Vuelve a París donde colabora activamente con Willy Muenzenberg, otro importante agente del Comintern, en campañas de propaganda antifascista. Viaja a España en dos ocasiones, con la intención de obtener pruebas que confirmen la colaboración nazi en la sublevación del 36).
Koelster cuenta como Rusia se negó a dar asilo a los sobrevivientes de las Brigadas Internacionales y exterminó a todos los rusos y españoles que desempeñaron una parte en la guerra civil y sabían demasiado de lo que ocurría detrás del escenario.
Señala como Rusia prolongó la agonía de España, enviando refuerzos suficientes para mantener la guerra hasta llegar a un acuerdo con la Alemania nazi, que constituía su mira principal; como sabemos que utilizó a España como un instrumento mortal para desembarazarse de los anarquistas, trotskistas y otros políticos indeseables.
Dice que cuando estalló la guerra, los comunistas constituían una insignificante minoría que no alcanzaba a doscientos miembros en toda Cataluña; sin embargo, a medida que avanzaba la guerra, los comunistas consiguieron transformar gradualmente el país, en virtud de la amenaza, el chantaje, la intriga y el terror, y lo convirtieron en un obediente satélite del Kremlin.

Hoy sabemos, dice, todo esto, pero entonces no lo sabíamos. Ahora sabemos que nuestra verdad era una verdad a medias, que la nuestra era una lucha librada en la niebla, y que los que sufrieron y murieron en la guerra no eran sino peones de una complicada partida de ajedrez entablada entre dos adversarios totalitarios que pugnaban por dominar el mundo”.
(…) Comparada con Alemania, España era un país pequeño y remoto, y sin embargo, Franco desató por el mundo entero olas de indignación más apasionadas que Hitler en los primeros tiempos de su régimen.
Los actos de terror llevados a cabo por los nazis estaban ocultos, por lo menos detrás de las paredes de las prisiones y de los campos de concentración. Pero la matanza de Badajoz, el bombardeo de Madrid, los niños muertos en Getafe, Guernica arrasada eran acontecimientos públicos frente a los cuales el mundo reaccionaba con una espontánea convulsión de horror.
(…) La campaña de propaganda internacional, en virtud de la cual se expresaba esa conciencia, era una mezcla de pasión y de farsa.

(…) España hubo de convertirse en el punto de reunión de la bohemia internacional izquierdista (…) poetas, novelistas, periodistas, estudiantes de arte cruzaron en masa los Pirineos para asistir a congresos de escritores, para levantar la moral de las tropas leyendo fragmentos de sus obras frente a altoparlantes móviles, para hacerse cargo de trabajos muy bien pagados, aunque de corta duración, en alguno de los numerosos departamentos de radio y propaganda y para ser útiles, como se decía, en toda clase de funciones secretas e indefinibles” .
Otto Katz, que había adoptado el nombre de André Simon, conducía a delegaciones parlamentarias británicas a través de una España potemkinizada y les explicaba que las iglesias quemadas y derruidas de Cataluña habían sido destruidas por obra de bombardeos aéreos que nunca habían tenido lugar.
Louis Aragón, amenazó con renunciar a la causa de la guerra porque otro escritor, Gustave Regler, había sido designado jefe de la propaganda que se llevaba a cabo mediante altoparlantes montados en automóviles. Pero se reconcilió nuevamente cuando Regler, después de haberse alistado en la Brigada Internacional, recibió un balazo en el estómago”.
(…) Pero por otra parte estaban (…) quienes se alistaron en la Brigada internacional y fueron muertos. Y también estaban George Orwell, Gustave Regler (…) y otros escritores que lucharon corriendo enormes riesgos y guardando menos precauciones que en una guerra normal. Y también estaba André Malraux, que organizó una escuadrilla de voluntarios en las Fuerzas Aéreas Republicanas (…) y que unió en su persona los dones, normalmente incompatibles, de la acción, el arte y la propaganda”.
(…) lo mismo que las otras guerra, la de España fue una mezcla de vanidad y sacrificios, de elementos grotesco y sublimes, sólo que en mayor medida, porque las guerra ideológicas son, en cierto modo, más artificiales, confusas y absurdas que las tradicionales guerras que se lleva a cabo entre naciones”.

“Después de asistir a las sesiones de la Comisión Investigadora de Londres (…) fui enviado nuevamente a España en cumplimiento de una misión especial”, un cometido interesante y sorprendente; al fracasar la insurrección de Franco en Madrid, muchos políticos derechistas huyeron de Madrid dejando correspondencia oficial y archivos privados. “Mi tarea consistía en buscar documentos que probaran que la Alemania nazi había intervenido directamente en la preparación del levantamiento de Franco y en llevar tales materiales a París. Se necesitaban urgentemente aquellos documentos para apoyar las demandas del gobierno español ante la Sociedad de Naciones y para fines de propaganda internacional”.
Lo sorprendente que en vez de encargar este trabajo a algún funcionario del Ministerio de Exteriores, asignaran este trabajo a un extranjero. “Otto me explicó que había sido el propio Del Vayo, el Ministro de Asuntos Exteriores español, quien había pedido que se le enviara un hábil periodista político para realizar aquel trabajo”.

Reunido en París Del Vayo con Otto (el jefe no oficial de la campaña de propaganda del gobierno de España en la Europa Occidental, que estaba bien provisto de fondos para ello, en parte provenientes de España y en parte de la KOMINTERN, y que disponía de ellos con entera libertad y que con ellos aseguraba la simpatía de los periodistas franceses influyentes y aún de diarios enteros por la causa de la República), eminencia gris de la guerra de propaganda y como tal le trataban tosdos en la Embajada Española, incluso Del Vayo.
“Del Vayo me pidió (a Koelster) que saliera para Madrid lo antes posible (…), que no podía encargarle a nadie una misión de la naturaleza de la que yo iba a realizar y que exigía una dedicación completa de varias semanas”. “Como mis conocimientos de español eran muy escasos me asignó un intérprete”. (…) todavía no comprendía yo por qué no se encargaba aquel trabajo a un periodista español”.
“Lo comprenderá usted cuando comience a trabajar –me dijo Del Vayo-. En Madrid reina la confusión, (…) existen celos entre las diferentes fracciones; algunas de las casas de los fugitivos que usted va a investigar están ocupadas por los anarquistas; otras, por los socialistas, y ambas partes pondrían dificultades a cualquier español que no pertenezca a su bando y no le permitirían sacar de la casa los documentos. En cambio, para un extranjero que se envía desde el exterior como perito y encargado especial del trabajo, la cosa será mucho más fácil. Puesto que usted pudo sortear a Franco (…) bien podrá, con la ayuda de Dios, sortear a nuestros anarquistas”.
(…) “Examinar los distintos archivos y eventualmente sacar de España los documentos que interesaban, antes de que uno los arrebatara y los guardara hasta el fin de la guerra fue una tarea, según comprobé, más difícil que entrar en Sevilla”.

“Me habían dado instrucciones de que mantuviera secreta, en la medida de los posible, la naturaleza de mi misión, porque se llegaba a saberse que importantes documentos estaban a punto de ser sacados de España un bando u otro organizaría un escándalo” (…) “esto sólo puede comprenderse teniendo en cuenta el fondo de luchas internas, intrigas y procedimientos disimulados que detrás del frente español, llevaron pocos meses mas tarde al levantamiento anarquista de Barcelona y a una guerra civil dentro de la guerra civil.”
(…) “El gobierno contemplaba secretamente la posibilidad de la caída de Madrid y estaba ansioso de poner a salvo todo cuanto fuera posible, sin conocimiento de la población. Se estaban embarcando para Rusia las reservas de oro del Banco de España, y los archivos oficiales se trasladaban a París; pero todo esto se hizo con el mayor secreto”.
“Característico de esta atmósfera era el modo que tenía el Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid de comunicarse con su Embajada de París. La única línea telefónica de que disponía pasaba por Barcelona, que estaba en manos de los anarcosindicalistas. (…) era esencial que se mantuvieran secretas las comunicaciones diplomáticas y que no era de esperar que los anarquistas fueran capaces de guardar un secreto.
Afortunadamente el embajador español en París en aquella época era Luis Araquistain, el cuñado de Del Vayo. Araquistain y Del Vayo estaban casados con dos hermanas germano-suizas, cuya lengua materna era cierto dialecto montañés de la Suiza alemana”. (…) así “la señora de Del Vayo, hablando por teléfono con su hermana en esa extraña lengua, que vivía en París, transmitía los mensajes confidenciales desde el Madrid acosado al mundo exterior.
Pero este curioso sistema de comunicaciones cesó cuando Del Vayo y Araquistain se distanciaron, pues el ministro se plegaba demasiado a la voluntad de Moscú, en tanto que Araquistain, que abogaba por un mínimo de independencia, fue acusado de trotskista y destituido de su cargo.
Permanecí en Madrid alrededor de tres o cuatro semanas, que fue el tiempo que me llevó completar mis indagaciones” (37)

“Salí de Madrid en la primera semana de noviembre, cuando el gobierno de Largo Caballero huyó a Valencia y se consideró perdida la capital.
(…) La mayor parte de la población, alentada por los habituales comunicados optimistas, no se daba cuenta de esto; pero aquellos que lo sabían estaban aterrorizados, incluso yo mismo, y hacían apresurados preparativos para seguir al Gobierno a Valencia, lo cual no era fácil porque los anarquistas, furiosos por lo que ellos llamaban deserción del gobierno, habían montado patrullas armadas en las principales carreteras y, deteniendo a todos los automóviles procedentes de Madrid, interrogaban a sus ocupantes con las pistolas en alto y los arrestaban. Ocasionalmente algunas personas resultaban muertas en tales incidentes, y en Madrid corrían por todas partes rumores que tenían a la gente llena de pánico.
Yo (…) necesitaba alguna especie de escolta, a causa de los preciosos documentos que llenaban dos grandes maletas. Temblaba al pensar en lo que podría ocurrirme si alguna patrulla de semianalfabetos abría una de mis maletas y la encontraba llena de papeles con membretes que exhibían cruces svásticas y flechas de la falange. Por fin el Partido me puso en contacto con camaradas de la escuadrilla de Malraux.

(…) Llevaba distribuidos en mis bolsillos un salvoconducto del Ministerio de Asuntos Exteriores, otro del Partido Comunista y un tercero que los pilotos habían obtenido de un jefe anarquista.
(…) Afortunadamente las patrullas armadas que nos detuvieron a cada media hora de camino llevaban en sus solapas y birretes insignias muy visibles del bando a que pertenecían, de manera que toda mi preocupación se reducía a meter la mano en el bolsillo que contenía el documento pertinente. No conté el número de veces que nos detuvieron, pero el doctor Junod, de la Cruz Roja Internacional, que viajó por España en esa misma época, contó 148 patrullas y puestos camineros en la distancia que separa a Madrid de Valencia”. (38-39).

“Durante los últimos meses de 1936 Otto y yo escritos libros de propaganda sobre España, destinados a complementarse recíprocamente. Ambos fueron publicados por las Éditions du Carrefour, de Willy Muenzemberg, en alemán y en francés, en tanto que en Londres los publicó Víctor Gollancz como Left Book Club Choices.
El libro de Otto se refería exclusivamente al papel que había desempeñado la Alemania nazi en preparar y fomentar la sublevación de Franco. El mío comenzaba con mi viaje al cuartel general rebelde y, desde un punto de vista histórico, informaba acerca de los primeros meses de la guerra.
(…) Willy estaba impaciente por que aparecieran los libros. (….) tomaba alguna de las hojas que yo tenía escritas a máquina, las hojeaba y luego me vociferba:
-¡Demasiado débil!. ¡Demasiado objetivo!. ¡Pégales, pégales fuerte!. ¡Dí al mundo como arrollan a los prisioneros con sus tanques, cómo los bañan con petróleo y los queman vivos!. ¡Haz que el mundo se estremezca de horror! (…) mientras decía esto golpeaba con el puño sobre la mesa. Nunca había visto a Willy en semejante estado de excitación.
Él creía en la eficacia de la propaganda de las atrocidades. (…) Discutí con él señalando que el de Hitler era un terror unilateral, en tanto que en una guerra las atrocidades se cometen por ambas partes, de suerte que una venga a la otra. Pero era difícil discutir con Willy. Insistía que agregásemos al libro un suplemento con fotografías de escenas de horro impresas en papel satinado.
(…) No me fue posible evitar que en el libro se incluyeran las fotografías, pero en el texto conseguí que en lo referente a las atrocidades se redujera a una decena de páginas. En general, toda esa parte se basaba en el memorando de las hazañas del terror […] llevadas a cabo durante los primeros días de la insurrección, registradas por la Facultad de Derecho de Madrid y publicadas por Eduardo Ortega y Gasset. Pero se basaban también en otras noticias, de fuentes dudosas y no identificadas, que Willy había recibido del Apparat y me había trasmitido.
(…) “Pero lo que más me asombraba de la propaganda de Burgos no era su malignidad, sino el abismo de ignorancia y estupidez que revelaba. Goebbels era un adversario inteligente y brillante, pero los encargados de la propaganda de Burgos parecían analfabetos. Señalar las contradicciones de la propaganda del enemigo era una de las tareas que más me complacían y la consideraba más efectiva que la enumeración de atrocidades. Willy sostenía la opinión contraria, y, desde luego, tenía razón cuando se trataba de la propaganda dirigida a las masas.
-No discutas con ellos- no cesaba de repetirme. Muéstralos a los ojos del mundo. Haz que la gente abomine de ellos y los maldiga. Hazlos de estremecer de horror.
(…) Lo que más nos enfurecía era el hecho de que Franco, lo mismo que Hitler antes, pretendía que había dado su golpe militar precisamente en el momento oportuno para prevenir una revolución nuestra. Como nosotros predicábamos abiertamente la revolución no teníamos razón para indignarnos, salvo en lo que se refiere a motivos técnicos, pues no habíamos planeado ninguna revolución en ese país y en ese momento. Pero, según imagino, también un asaltante profesional también se indignaría igualmente si se le acusara de un asalto que no ha cometido. Era en verdad indignante que sirviéramos de parteras involuntarias en el nacimiento de una dictadura fascista tras otra.” (44)
“El gobierno leal había organizado por fin una Agencia Internacional de Noticias, cosa que debería haber hecho algunos meses antes, pero que se había demorado a causa de las eternas desavenencias que existían entre los distintos partidos políticos. En Inglaterra aquella agencias se llamó Spanish News Agency y en Francia Agence Espagne. La oficina principal de la agencia estaba en París y era dirigida por Otto Katz, en tanto que Geoffrey Bing dirigía la oficina de Londres. Los principales corresponsales de guerra enviados a España por Agence Espagne fuimos Willy Forrest, antiguo periodista del Daily Express, ahora News Chronicle, y yo. Forrest debía hacerse cargo de las noticias del frente central, y yo de las del frente Sur, desde Málaga.
(…) Forrest era miembro del Partido Comunista británico, cosa que delaraba sin ningún empacho.
(…) Antes de salir de París, News Chronicle me asignó también la misión de recoger noticias. De manera que Willy Forrest y yo trabajamos para Agence Espagne y para News Chronicle, al mismo tiempo, y ambos pertenecíamos al partido Comunista,.
(…) Cuando nos separamos en Valencia yo iba directamente a la prisión”. (45 y 46).

“Forrestn y yo pasamos unos cuantos días en Valencia para discutir, con los distintos departamento del gobierno, cuestiones relativas a la agencia de noticias españolas. En aquella ciudad atestada de gente era muy difícil conseguir alojamiento, pero Michael Kolzov –el corresponsal de Pravda- nos acogió con su hospitalidad rusa, y la primera noche Willy y yo pudimos dormir acostados en el suelo de la habitación de Kolzov.
(…) Quince días después yo mismo estaba condenado a muerte en una cárcel de Sevilla . Kolzov había de ser llamado a Rusia, donde lo pasaron por las armas” (47 y 48).
“Me arrestaron el 9 de febrero; pasé cuatro días incomunicado en la prisión de Málaga.
En 1937 Arthur Koestler está preso en la cárcel de Sevilla. Afiliado al Partido Comunista, era corresponsal de un diario inglés en la Guerra Civil. Fue detenido por las tropas franquistas y condenado a muerte. Esperando su ejecución, tuvo una experiencia singular, que cuenta en sus memorias.

Azaña




«El gobierno republicano se hundió en septiembre del 1936, agotado por los esfuerzos estériles de restablecer la unidad de dirección, descorazonado por la obra homicida —y suicida— que estaban cumpliendo, so capa de destruir al fascismo, los más desaforados enemigos de la República.
El buen desempeño de su aplastante responsabilidad hubiera exigido por parte de todos la asistencia más leal.» (Manuel Azaña, "Las causas de la Guerra”)
Presidente del Gobierno (1931-1933; 1936) y Presidente de la II República (1936-1939)

Francisco Largo Caballero.






FRANCISCO LARGO CABALLERO, Presidente del Gobierno de la II República Española desde el 4 de Septiembre de 1936 hasta el 16 de abril de 1937, nació en Madrid el día 15 de octubre de 1869.

*.- “Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos”. (19 de enero de 1936, acto electoral en Alicante, recogido en El Liberal, de Bilbao, 20 de enero de 1936).
*.- “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución”. (Mitin en Linares el 20 de enero de 1936).
*.- “La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. (10 de febrero de 1936, Cinema Europa).
*.- “Si los socialistas son derrotados en las urnas, irán a la violencia, pues antes que el fascismo preferimos la anarquía y el caos”.
“En las elecciones de abril (1931), los socialistas renunciaron a vengarse de sus enemigos y respetaron vidas y haciendas; que no esperen esa generosidad en nuestro próximo triunfo. La generosidad no es arma buena. La consolidación de un régimen exige hechos que repugnan, pero que luego justifica la Historia”.
“Vamos a la Revolución social. ¿Como? (una voz del público: como en Rusia) No nos asusta eso…Habrá que expropiar a la burguesía por la violencia”.
“Tenemos que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y ese período es la dictadura del proletariado, hacia la cual vamos". (1 de noviembre de 1933. Largo Caballero, Discursos a los trabajadores, Barcelona, Fontamara, 1979, p.151-2. M. de Coca, Anticaballero, Madrid, Centro, 1975, p.85 y ss. M. Tuñón de Lara, La crisis del estado: dictadura, República, guerra (1923-1939), Barcelona, Labor, 1986, p. 129,170.)
*.- "Si no nos permiten conquistar el poder con arreglo a la Constitución… tendremos que conquistarlo de otra manera”. (Febrero de 1933, Largo Caballero, Escritos de la República, Pablo Iglesias, 1985, p.34-5.)
*.- El 23 de noviembre de 1931 Largo Caballero, entonces Ministro de Trabajo, ante la posibilidad de que las Cortes se disolviesen por no tener mayoría, amenaza: “Ese intento sólo sería la señal para que el PSOE y la UGT lo considerasen como una provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento revolucionario. No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido, y que nos obligaría a ir a una guerra civil”. (Acta de sesiones del Parlamento. El Debate, 24-11-1931).
*.- “Antes de la República creí que no era posible realizar una obra socialista en la democracia burguesa. Después de veintitantos meses en el gobierno… si tenía alguna duda sobre ello, ha desaparecido. Es imposible”. (Agosto de 1933, en la Escuela de Torrelodones. FPI, XIII, p .452, El Socialista, 16 agosto de 1933).
*.- “Se dirá: ¡Ah esa es la dictadura del proletariado! Pero ¿es que vivimos en una democracia? Pues ¿qué hay hoy, más que una dictadura de burgueses? Se nos ataca porque vamos contra la propiedad. Efectivamente. Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada. No ocultamos que vamos a la revolución social. ¿Cómo? (Una voz en el público: ‘Como en Rusia’). No nos asusta eso. Vamos, repito, hacia la revolución social… mucho dudo que se pueda conseguir el triunfo dentro de la legalidad. Y en tal caso, camaradas habrá que obtenerlo por la violencia… nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la revolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente (Gran ovación). Eso dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil… Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil… No nos ceguemos camaradas. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar. El 19 vamos a las urnas… Más no olvidéis que los hechos nos llevarán a actos en que hemos de necesitar más energía y más decisión que para ir a las urnas. ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista”. (El Socialista, 09 de noviembre de 1933).
*.- “Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que… quiere decir la represión… de las clases capitalistas y burguesas”. (Cádiz, 24 de mayo de 1936; El Socialista, 26 de mayo de 1936; H. Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona, 1976, p. 203).
*.- “Hay que apoderarse del poder político; pero la revolución se hace violentamente: luchando, y no con discursos”. (Congreso de las Juventudes Socialistas. R. Calaf Masachs, Revolución del 34 en Asturias, Fundación José Barreiro, Oviedo, 1984, p. 57).
*.- “No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”. (Verano de 1934 en Ginebra. M. Martínez Aguiar, ¿Adónde va el Estado español?, Madrid, p.135).
*.- “Nuestro partido, es ideológicamente, tácticamente, un partido revolucionario… cree que debe desaparecer este régimen”. (Mitin en el Cinema Europa de Madrid, 1 de octubre de 1934).
*.- “Un recuerdo para todas las víctimas ocasionadas por la represión brutal de octubre (1934)… y que prometemos que hemos de vengarlas… No vengo aquí arrepentido de nada… Yo declaro… que, antes de la República, nuestra obligación es traer al socialismo… Hablo de socialismo marxista… socialismo revolucionario… somos socialistas pero socialistas marxistas revolucionarios… Sépanlo bien nuestro amigos y enemigos: la clase trabajadora no renuncia de ninguna manera a la conquista de Poder… de la manera que pueda…La República… no es una institución que nosotros tengamos que arraigar de tal manera que haga imposible el logro de nuestras aspiraciones… Nuestra aspiración es la conquista del poder… ¿Procedimiento? ¡El que podamos emplear!… Parece natural que se aprovechase ahora la ocasión para inutilizar a la clase reaccionaria, para que no pudiera ya levantar cabeza”. (El Socialista, 13 de enero de 1936).
*.- “El Partido socialista no es un partido reformista (…) cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo. El temperamento, la ideología, y la educación de nuestro partido no son para ir al reformismo”. (Discurso en el XIII Congreso del PSOE, 1932, siendo Ministro de Trabajo).
*.- “El jefe de Acción Popular decía en un discurso a los católicos que los socialistas admitimos la democracia cuando nos conviene, pero cuando no nos conviene tomamos por el camino más corto. Pues bien, yo tengo que decir con franqueza que es verdad. Si la legalidad no nos sirve, si impide nuestro avance, daremos de lado la democracia burguesa e iremos a la conquista del Poder”. (13 de noviembre de 1933).

Anecdotario político (Claudio Sánchez Albornoz






Notas tomadas del Anecdotario Político de Claudio Sánchez Albornoz).

Diputado republicano por Ávila entre 1931 y 1936, Ministro de Estado en 1933, Vicepresidente de las Cortes en 1936, Consejero de Instrucción Pública entre 1931 y 1933, y Embajador de España en Lisboa.
Tras la guerra civil española parte hacia el exilio en la Argentina
Desde marzo de 1962 hasta febrero de 1971 fue presidente del Gobierno de la República española en el exilio.

"La subida de presión del odio en el baremo de la Historia nunca es casual”.
“la Guerra Civil creo que habría podido evitarse si Azaña hubiera sido otro hombre”.

“Sé que voy a atraerme nuevos enemigos al publicar este anecdotario. Tengo tantos que no me altera el pulso ese acrecentamiento. Historiador por irrenunciable vocación, me importa sobre todo la verdad histórica.
¿Por pura deformación profesional?. No; porque juzgo que la vida de los pueblos es el resultado del complejo entrecruce de tres fuerzas que se unen y combinan conforme al libre albedrío de los hombres: herencia, azar y experiencia.
(…) son los hombres quienes manipulando, con error o con acierto, los factores materiales y espirituales del vivir humano, han ido haciendo el caminar de los pueblos por la gran espiral de la Historia”.

lunes, 25 de enero de 2010

¿Opinión o historia?.




Aclaraciones históricas sobre el nacimiento de “la Pepa”.
Ramón M. Gonzalvo Mourelo. Catedrático de Instituto de Bachillerato José María Albareda” de Caspe (Zaragoza). Diario de Teruel, viernes, 27 de marzo de 1987.
(La publicación de este artículo ocasionó el que no viera la luz mi Tésis Doctoral, estando ya en prensa para ser editada por una Editorial aragonesa).

He seguido con atención cuanto se ha escrito sobre la Constitución de 1812, cuyo 175 aniversario acaba de celebrarse.
Ante imprecisiones o errores de bulto observados, quisiera aportar algo a lo ya dicho sobre el tema.
La afirmación de que nuestra región aragonesa ocupó un papel destacado en la elaboración de la Constitución de 1812 creo que es muy arriesgada.
Decir, como lo ha hecho Manuel Pérez Rivera en el Diario de Teruel, que “la Pepa”sin Isidoro Antillón y sin Vicente Pascual sería a estas horas “non natus”, es un grave error histórico.
Continuar afirmando que Vicente Pascual “desde su principal puesto (de Presidente de las Cortes) interviene decisivamente en su filosofía, elaboración y redacción, para luego, solemnemente ser su primer firmante y presentador oficial”, es ya un atrevimiento imperdonable.
Mi Tesis Doctoral trató sobre la Representación Aragonesa en la Junta Central y en las Cortes de Cádiz.
Se defendió hace tres años en la Universidad de Zaragoza y fue fruto de cinco años intensos de investigación. Desde su lectura he seguido ocupado en el estudio del trasfondo aragonés de la “revolución” de comienzos del siglo XIX.
A través de la investigación se llega a una primera conclusión: los diputados aragoneses tuvieron que ver muy poco con el contenido y la elaboración de la “Pepa”.


Sólo algunos datos que avalan lo que digo:
Fue firmada por 185 diputados, de los que solo cuatro representaban al Reino de Aragón.
Solo Vicente Pascual, Pedro María Ric, Juan Polo y Catalina y José Aznarez estuvieron presentes en el Congreso al discutirse el Proyecto Constitucional.
Durante la discusión del Proyecto sus intervenciones fueron escasas:
Polo intervino directamente en cinco artículos y solo se tomaron en consideración sus propuestas en tres.
Ninguna de las propuestas de Vicente Pascual (en tres artículos), Aznarez (en uno) y Ric (en uno) fueron atendidas.
Afirmar que Antillón intervino en la elaboración de la Constitución de forma directa significa ignorar que este diputado se incorporó al Congreo a finales de mayo de 1813 (más de una año después de haberse promulgado el texto constitucional).


Un solo Diputado Aragonés en la Comisión Constitucional.
El único Diputado aragonés que formó parte de la Comisión Constitucional fue Pedro María Ric.
Su informe sobre Cortes revela que éste, aún siendo partidario de grandes reformas, no consideraba aquél como el momento mas oportuno para hacerlas.
A la luz de las Actas de la Comisión, salvo al tratarse del tema de la Inquisición, no parece que librara grandes batallas en su seno.
Una carta de su mujer al Duque de Villahermosa decía que Ric y los demás diputados del partido sano, realista y verdadero español estaban disgustadísimos, no se les hacía caso y ni siquiera se recogían sus discursos en el Diario de las Cortes tal como los pronunciaban; le anunciaba que la Constitución se iba a presentar pronto al Congreso y que no salía como debía y que aún temía que la echasen a perder todavía más en su discusión en las Cortes.
Hablar de diputados que luego fueron serviles y que se volvieron contra la Constitución, implica simplificar la realidad histórica de manera arriesgada; afirmar que la Constitución de Cádiz nació sobre todo impulsada por una necesidad sentida a la razón por el pueblo y por quienes decretaron sus deseos de independencia, de libertad, de afirmación propia frente a los abusos seculares de los estamentos dominantes, significa conocer muy poco la historia del momento.
Sostener estas afirmaciones y ensalzar la representación aragonesa en las Cortes de Cádiz es ya incoherente.
Sin hacer apología de unos u otros y después de estudiar un poco el asunto, la realidad no aparece tan clara como para establecer la dicotomía entre buenos y malos, liberales y serviles o pueblo y estamentos dominantes.
El discurso de Vicente Pascual al presentar la Constitución, y a la luz de sus posteriores intervenciones en las Cortes, manifiesta una ingenuidad sorprendente y solamente con el paso del tiempo –a fuerza de contradicciones internas- llegó Pascual a alcanzar el significado de lo aprobado en aquel venturoso 19 de marzo de 1812.
Aznarez manifestó que sin los Diputados suplentes (aquellos que habían sido nombrados a dedo) muchos Decretos de las Cortes no hubieran salido adelante; que éstos no encontraban una oposición en el Congreso porque los diputados votaban sin saber exactamente el significado de los términos que se empleaban (al votarse el tema de la soberanía nacional, dirá, en la inteligencia de la mayoría de los diputados no se despojaba de ésta al Rey); la objetividad histórica obliga a recordar su protesta, junto a la de otros representantes: éstos no pudiendo contar con la libertad necesaria para su diputación, se
despedían de la asistencia al Congreso hasta que se hallasen en estado de desempeñarla libremente
.


Otras aclaraciones.
No me puedo alargar demasiado, pero conviene recordar que los procesos seguidos a los diputados que se habían destacado en atentar contra la soberanía de Fernando VII, solo aparecen encausados dos diputados aragoneses: Polo y Antillón.
Un Informe de Luis de Palafox solo acusó a Polo de haber sido uno de aquellos que, consultando menos la opinión de la nación que la suya propia, sostuvo residir la soberanía en la nación española.
Hablar del foralismo de Antillón significa desconocer por completo su pensamiento.
La presencia de los representantes del pueblo natal de Castrillón en los Actos conmemorativos de la Constitución de 1812 significa ignorar que éste fue diputado para las Cortes ordinarias y que fue uno de los siete diputados aragoneses (de un total de nueve) elegidos por el “pueblo” según las normas electorales de la Constitución y que formaron un Manifiesto pidiendo al Rey la “anulación” de la Pepa (por su ilegalidad) y le denunciaban la violencia y la opresión con la que los legítimos representantes de la nación se habían visto impedidos de manifestar su voto, defendiendo los derechos del Monarca y el bien de la Patria.
José de Palafox tenía entre los franceses fama de que no consentiría que las facciones plebeyas encadenasen la autoridad del Rey por las Cortes;
Él fue el que trajo a Fernando VII, a su regreso de Franca, por Zaragoza y advirtió a Ric que pusiera cuidado de que en la ciudad no aparecieran colgaduras con el rótulo Constitución.
No me alargo más, próximamente se publicará mi estudio detallado sobre este tema y allí argumento con detalle todo cuando digo.
Yo no estoy a favor ni en contra de la Constitución de 1812 (como historiador no puedo tomar partido y solo procuro comprender el todo de la realidad histórica), simplemente estoy reivindicando rigor científico para “nuestro” pasado.
No somos más grandes por exagerar lo que hacemos o por atribuirnos lo que no es nuestro.
Recojo dos ideas de Antonio Ubieto en una entrevista recientemente publicada: “mi único enfoque es encontrar apoyo documental para lo que afirmo”, “ahora se tiene mucha tendencia a hacer interpretaciones históricas, caldo de cabeza, sin base documental”.
El rigor que pretendo me obliga a hacer lo que estoy haciendo, aún a sabiendas de que alguien pueda molestarse, no es mi intención.
Con sorpresa he recibido la noticia de que en una Universidad como la de Zaragoza se realiza una Tésis de Licenciatura sobre un tema ya tratado en una Tésis Doctoral (la mía) en esa Universidad y más, si esa investigación está subvencionada, como parece, por las Cortes de Aragón.
Espero con atención el libro presentado en los actos conmemorativos sobre “los diputados aragoneses en las Cortes de Cádiz” porque todavía no lo he podido conseguir, pero estoy seguro que del contraste de investigaciones surgirá un mejor conocimiento de nuestra historia aragonesa.

domingo, 24 de enero de 2010

Fosas


La Iglesia también abre las fosas de sus muertos
El arzobispado de Toledo impulsa una exhumación para beatificar a nueve curas
NATALIA JUNQUERA Camuñas 23/01/2010.- El País
En una vieja mina romana, a 30 metros de profundidad, en el pueblo toledano de Camuñas, el médico forense Francisco Etxeberria dirige las labores de localización de víctimas de la Guerra Civil, el mismo trabajo que ha realizado en los últimos 10 años y de forma altruista con el equipo de técnicos de Aranzadi. Pero esta vez todo es distinto. Porque esta vez el forense no ha acudido a la llamada de familiares de fusilados que le piden que saque a los suyos de una cuneta para poner su nombre en una placa, sino a la del arzobispado de Toledo. Porque esta vez las víctimas no son republicanas, sino sacerdotes y gente adinerada y de ideología de derechas fusilada por el bando perdedor de la guerra. Y eso, aunque abajo, a 30 metros, para Etxebarria sea el trabajo de siempre, arriba lo cambia a todo.

Trabajos de localización de víctimas de la represión republicana en Camuñas, Toledo.- CLAUDIO ÁLVAREZ .- El País
Arriba, en la boca de la mina, los familiares de las víctimas claman contra la Ley de Memoria Histórica y la apertura de fosas. Cuentan que aquí hay miles, que esto es "el segundo Paracuellos" y hay quien dice que fueron arrojadas vivas ardiendo. Abajo, el equipo de técnicos sabe ya que hay unos 50 cuerpos, no más, y que cayeron muertos, porque tienen orificios de bala y tiros de gracia. "Decían que había 6.000 personas y no hay más de 60", explica Jorge Teulón, del arzobispado. "Los familiares no tienen ningún interés en sacarlos. La Iglesia ha acudido a la ciencia en este caso para tener la certeza de que aquí hay nueve mártires, que son candidatos a la beatificación. Y parece que está confirmado porque los científicos nos han dicho que una de las víctimas lleva ropa negra extremadamente larga", es decir, una sotana.
Teulón está hoy en la fosa para oficiar una misa por las víctimas. Dioni, familiar de tres de ellas, ha prestado una sábana para el improvisado altar. "Quiero que me amortajen con ella cuando me muera", explica. "A mi abuelo lo mataron por ser cristiano. Y yo conocí a mi padre porque la guerra la ganó Franco". No quiere recuperar los restos de los suyos y se opone a la apertura de fosas. Cuando se le pregunta por qué, si muchos de los familiares de las víctimas republicanas quieren dar sepultura cristiana a los suyos, añade: "¡Eso es mentira!". El sacerdote arranca la misa: "Hemos venido a hablar de paz y reconciliación...".
A 30 metros de profundidad, 10 expertos, entre arqueólogos, forenses, antropólogos y un dentista, continúan clasificando los huesos. "Algunos han aparecido carbonizados pero porque después de arrojarlos echaron maderos y gasolina para que ardieran", aclara Etxebarria.

Los tribunales de Franco ejecutaron a los autores
Los asesinos de las personas que fueron arrojadas a esta fosa fueron juzgados y ejecutados por Franco. Toledo fue republicano hasta muy poco antes del fin de la guerra de esta mina de Camuñas no es la única fosa a la que los republicanos arrojaron a sus víctimas. "Gente de los pueblos de donde eran las víctimas nos han contado que en los años 40 se exhumaron fosas y que incluso hubo una familia que pidió que los restos de los suyos fueran llevados al Valle de los Caídos, aunque por la dificultad técnica de rescatar los cuerpos de esta mina, finalmente, le dijeron que no", explica Francisco Ferrándiz, investigador del CSIC, que está elaborando un trabajo sobre diez años de exhumaciones de fosas de la Guerra.
Etxeberria, que ha llevado a cabo más de un centenar, cuenta que en el País Vasco tienen más de 600 peticiones y que sólo tres pertenecen a la represión republicana. "Víctimas hay en los dos bandos, pero uno de ellos ganó la guerra. Y por eso las únicas fosas olvidadas eran las de los republicanos porque las otras se estudiaron y se protegieron durante el franquismo. Esta está señalizada con una placa que recuerda: "Aquí yacen cristianos que dieron su vida víctimas de la guerra 1936-1939".
Ferrándiz y la antropóloga María García Alonso lo saben porque en este caso contaban con mucha documentación. "En las fosas republicanas, la investigación parte de cero, o tienes que esperar dos años a conseguir el texto del consejo de guerra", explican.

El obispo apoya la Ley de la Memoria
A última hora de la tarde el obispo auxiliar de Toledo, Carmelo Morobia, visita la fosa. Se acerca al director de la excavación, el médico forense Francisco Etxeberria, al que da las gracias por su trabajo. El sacerdote Teulón le enseña una medallita religiosa que los arqueólogos han encontrado entre los restos. Y a continuación se produce una escena única y quizá irrepetible porque, tras rezar un padrenuestro, el obispo pide: "Ojalá que esto nos sirva para no repetir nunca las barbaridades que hicimos en la guerra". La Iglesia a la que pertenece, responsable de muchas de las atrocidades cometidas en el conflicto —algunos curas confeccionaban listas de rojos para entregarlas a los asesinos— nunca ha pronunciado una frase semejante incluyéndose como culpable.
Al contrario que los familiares de las víctimas y de la Conferencia Episcopal, Morobia apoya la Ley de la Memoria. "Es de todos. Claro que me parece bien que se abran fosas. Desgraciadamente, todos tenemos que pedir perdón por la guerra y todos tenemos derecho a la Ley de la Memoria". Hace años este religioso impulsó otra exhumación para rescatar los cuerpos de 80 vecinos de su pueblo, fusilados por falangistas. El obispo pregunta al forense sobre las circunstancias de la muerte de los religiosos. "Me ha costado mucho llegar a este lugar", responde Etxeberria. "Hemos tenido que sacar 12 toneladas de tierra. Hemos encontrado los restos de una mujer, de gente muy mayor, con artrosis, y de personas más jóvenes. Los huesos están muy fracturados por las colisiones en la caída", añade. Abajo, la única diferencia respecto a las víctimas republicanas es que han aparecido un gran número de dientes de oro, lo que indica que pertenecían a las familias más ricas del pueblo.

Texto 7: Llamamiento de Franco.


“¡Españoles!:
A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a los que jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la Nación os llama a su defensa.
La situación en España es cada día que pasa más crítica; la anarquía reina en la mayoría de sus campos y pueblos [...].
Huelgas revolucionarias de todo orden paralizan la vida de la Nación [...].
La Constitución, por todos suspendida y vulnerada, sufre un eclipse total; ni igualdad ante la Ley, ni libertad, aherrojada por la tiranía, ni fraternidad cuando el odio y el crimen han sustituido al mutuo respeto, ni unidad de la Patria, amenazada por el desgarramiento territorial más que por regionalismos que los propios poderes fomentan [...].
Pero, frente a eso, una guerra sin cuartel a los explotadores de la política, a los engañadores del obrero honrado, a los extranjeros y a los extranjerizantes que directa o solapadamente intentan destruir a España.
En estos momentos es España entera la que se levanta pidiendo paz, fraternidad y justicia; en todas las regiones, el Ejército, la Marina y las fuerzas del orden público, se lanzan a defender la Patria. La energía en el sostenimiento del orden estará en proporción a la magnitud de las resistencias que se ofrezcan. [...]
Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representan un avance en el mejoramiento político-social, y el espíritu de odio y venganza no tiene albergue en nuestros pechos, del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales en nuestra Patria, por primera vez, y por este orden, la trilogía FRATERNIDAD, LIBERTAD E IGUALDAD.
Españoles: ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!! ¡¡¡VIVA EL HONRADO PUEBLO ESPAÑOL!!!
Comandante General de Canarias
Santa Cruz de Tenerife, a las cinco y cuarto horas del día 18 de julio de 1936.”
La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 18-VII-1936.

jueves, 21 de enero de 2010

Los restos de Alfonso XIII en su regreso a España


El pasado lunes Jueves se cumplieron treinta años del retorno a España de los despojos de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII. Su nieto, el Rey Don Juan Carlos, había comisionado a su augusto padre Don Juan, el viejo Rey del exilio, para que acompañara el regreso del féretro desde su exhumación en la iglesia española de Montserrat, en Roma. Fue embarcado en el puerto de Civitavecchia en la fragata «Asturias» y al día siguiente llegaba a Cartagena. Con el fin de que los restos regios pudiesen entrar en España por el mismo muelle por el que partió el Monarca hacia el exilio el 15 de abril de 1931, fue necesario realizar el «barqueo» del féretro en aguas de Cartagena, desde la «Asturias» al patrullero «Javier Quiroga», que con su mucho más reducida eslora podía atracar con facilidad. De las imágenes, inéditas hasta ahora, que se tomaron en la fragata, publicamos una foto de la Armada que da testimonio de la solemnidad del momento. El Conde de Barcelona sigue el traslado con el oficial de maniobra y el contramaestre que da órdenes con el «chifle», acompañado por el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Luis Arévalo Pelluz (en el centro). También se ve detrás de Don Juan al capitán general de la Zona Marítima del Mediterráneo, Juan Carlos Muñoz-Delgado, y con una carpeta de documentos al ayudante del Conde de Barcelona, el capitán de fragata Poole. -España. Jueves , 21-01-10

miércoles, 20 de enero de 2010

Para comentar el texto del problema agrario y sobre las Reformas de la República.




 El problema agrario (texto de Azaña para comentario).
 «El nuevo régimen se instauró sin causar víctimas ni daños. Una alegría desbordante inundó el país. La República venía realmente a dar forma a las aspiraciones que desde los comienzos del siglo trabajaban el espíritu público, a satisfacer las exigencias más urgentes del pueblo.
La sociedad española ofrecía los contrastes más violentos.
En ciertos núcleos urbanos, un nivel de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos kilómetros, aldeas que aparecen detenidas en el siglo XIV. Casi a la vista de los palacios de Madrid, los albergues miserables de la montaña.
Provincias del noroeste donde la tierra está desmenuzada en pedacitos, que no bastan para mantener al cultivador; provincias del sur y oeste, donde el propietario de 14.000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo.
La República, como era su deber, acentuó la acción del Estado. Acción inaplazable en cuanto a los obreros campesinos. El paro que afectaba a todas las industrias españolas, era enorme, crónico, en la explotación de la tierra.
Cuantos conocen algo de la economía española saben que la explotación lucrativa de las grandes propiedades rurales se basaba en los jornales mínimos y en el paro periódico durante cuatro o cinco meses del año, en los cuales el bracero campesino no trabaja ni come.
Con socialistas ni sin socialistas, ningún régimen que atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas, podía dejar las cosas en la situación que las halló la República.»
Manuel Azaña: Causas de la guerra de España, 1939.

El texto es un fragmento de "Causas de la Guerra", uno de los once artículos escritos por Manuel Azaña exiliado en Collonges-sous-Saléve, en 1939, y pensados para el público de España y fuera de ella (el undécimo llegó a ser publicado en inglés con el título de «Spain's Place in Europe. A Retrospect and Forecast», World Review, vol. VIII, n. ° 4, Londres, junio de 1939, pp. 6-15).
El presidente Azaña no puso título a este conjunto de artículos que aparecen agrupados en el volumen III de las Obras completas, de M. A., editadas en México, bajo el epígrafe de «Artículos sobre la guerra de España».

Hemos preferido, aquí, dejar como título del volumen el que lo es del primer artículo y que sí se debe al autor.
Esta edición respeta escrupulosamente la grafía del original exceptuando las mayúsculas de palabras como «gobierno», «presidente», «ministro», «ministerio», que aparecen aquí con minúscula, de acuerdo con las tendencias generales de hoy y con los usos específicos de esta editorial.
Azaña dedicó su carrera política a la creación de una república reformista y secular, basada en elecciones limpias y en una administración no corrompida. En su calidad de jefe del gobierno de octubre de 1931 a septiembre de 1933, guió el paso por las Cortes de las reformas más importantes conseguidas por la efímera Segunda República: la separación de la Iglesia y el Estado, la reorganización de las fuerzas armadas, un importante programa de construcción de escuelas, la primera ley del divorcio de la historia de España, el estatuto de autonomía de Cataluña y los tímidos inicios de una reforma agraria que se necesitaba desde hacía tiempo y había sido aplazada numerosas veces.
Aunque no sentía un interés personal por las cuestiones económicas, Azaña comprendió y apoyó a Jaume Carner e Indalecio Prieto en sus esfuerzos por mejorar el funcionamiento de la banca española, defender el valor cambiarlo de la peseta y, al mismo tiempo, combatir el paro y mejorar la infraestructura económica de España mediante un programa de obras públicas.
Era un excelente orador, un sagaz conocedor de los abogados y funcionarios de clase media que eran sus principales colaboradores y rivales y un hombre en el que un elevado sentido de la ética personal iba unido a ideas claras y muy pragmáticas sobre lo que era realmente posible en España.
Amigos y enemigos por igual reconocían en Azaña al líder que de modo más completo encarnaba el programa y el carácter de la mayoría republicano-socialista de los años 1931-1933.

Pero esa mayoría se desintegró internamente durante el año 1933 y Azaña dejó la jefatura del gobierno cuando el presidente Alcalá-Zamora decidió disolver las Cortes constituyentes en septiembre del citado año.
Durante los dos años siguientes Azaña, ahora en la oposición, siguió siendo el portavoz arquetípico de la República reformista y brevemente,después de la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936, pareció que Azaña iba a presidir de nuevo el gobierno y a reanudar el programa interrumpido de 1931-1933.
Pero las revueltas de Asturias y Cataluña en octubre de 1934, junto con la feroz represión que provocaron, habían cambiado por completo el clima político.

La izquierda se reía de Azaña, al que calificaba de «Kerensky», de estadista «con un brillante porvenir en el pasado».
La derecha se volvía cada vez más hacia los fascismos italiano y alemán como «modelos» para la derrota del «bolchevismo» y el mantenimiento de los privilegios tradicionales contra la reanudación del programa republicano de reformas.
 Los artículos que se incluyen en el presente volumen los escribió Manuel Azaña el ex presidente en Francia durante los meses que siguieron a la derrota de la República y a la consolidación de la dictadura del general Franco, que contaba con el apoyo del fascismo.
Son la obra de un hombre que se sentía profundamente deprimido y era completamente lúcido.
Fueron escritos con muy poca documentación a mano.
Pero Azaña fue siempre un diarista, un pensador y un conversador dado a la reflexión, un lector atento e infatigable y un hombre que conocía la historia contemporánea y la política mundial muchísimo mejor que la mayoría de los líderes políticos de cualquierépoca.
Tenía la virtud de la honradez y estos artículos me parecen sumamente admirables por la ausencia de todo intento de manipularlos hechos con el fin de mejorar la «imagen» política del autor.

Me gustaría comentar brevemente los artículos, dando por sentada su fiabilidad general como documentos históricos y concentrándome en las intuiciones y limitaciones particulares del presidente Azaña.
«Causas de la guerra de España» ofrece una visión global, desde la época de la dictadura del general Primo de Rivera hastael estallido de la guerra civil, de la historia de España.
Me parece una crónica muy digna de confianza en lo que se refiere a su razonamiento de por qué la República llegó cuando llegó, de las diversas formas de apoyo limitado y de resistencia que encontró y de los logros de dicha República.
Solamente discrepo cuando incluye la reforma agraria como una de las «realizaciones principales» de la República.
Debido a una combinación de problemas económicos reales y de obstruccionismo legalista, en realidad sólo unas 10. 000 familias campesinas recibieron tierra.
De hecho, la falta de una reforma agraria significativa fue uno de los grandes fracasos de la República. Al mismo tiempo quisiera llamar respetuosamente la atención sobre la insistencia de Azaña en los conflictos internos de la clase media y la burguesía como causas de la guerra civil. La mayoría de los autores que han escrito sobre dicha guerra hacen hincapié en los conflictos de clase tal como los veían los marxistas, los anarquistas y los fascistas.
Azaña hace una distinción entre la clase media (profesionales modestos, burócratas, comerciantes al por menor) y la burguesía (los grandes propietarios y los capitalistas) y contrasta los que estaban preparados para una sociedad secular y cierto grado de reforma social con los que rechazaban toda disminución de los privilegios históricos de grupo.
Es muy posible que, en lo que hace al estallido de la guerra civil, esa división fuera más fundamental que las huelgas y los lock-out o que las batallas propagandísticas entre las organizaciones juveniles deizquierdas y de derechas.
GABRIEL JACKSON. Barcelona, enero de 1986


Ensayo político (historiográfico), elaborado por uno de los principales personajes del periodo de entreguerras en España: Manuel Azaña (1880-1940).
Azaña era un intelectual que se comprometió con la los ideales republicanos.
Formo parte del Gobierno provisional que sustituyo a la monarquía.
Fue Jefe de Gobierno al frente de coaliciones izquierdistas entre 1931-1933 y en 1936; y presidente de la República desde 1936 hasta su final. Durante su acción de gobierno trató de realizar importantes reformas políticas, sociales y económicas para transformar el país y modernizarlo.
El texto se escribe en 1939, el año en que acabó la Guerra Civil. Azaña en los últimos meses de la guerra, tras la caída de Barcelona, ciudad en la que residía desde su marcha de Madrid, se exilio a Francia, donde tras unas gestiones ante Gran Bretaña y Francia en favor de los que continuaban resistiendo, abandono sus responsabilidades políticas. A pesar de esto desarrollo varios escritos, como el que comentamos, en donde defendía su actuación. Manuel Azaña moriría al año siguiente de escribir este texto.
La idea básica del texto es la necesidad de una serie de reformas que diesen solución a las enormes diferencias sociales que había en España.
En el párrafo inicial nos relata como se desarrollo la llegada de la República (14 de Abril de 1931), la cual no vino precedida por una imposición de la fuerza revolucionaria, sino que se declaró pacíficamente como el fruto de una continuada presión social contra la monarquía.
El advenimiento del nuevo régimen origino una gran esperanza entre extensas capas de la población.
Esta esperanza se fundamentaba en el grave problema social español. España era un país con grandes masas de población que vivía en condiciones miserables.
Frente a esto, un reducido grupo social ostentaba gran parte de las riquezas nacionales. Este grupo oligárquico había mantenido en sus manos los resortes del poder (Régimen de la Restauración, dictadura de Primo de Rivera), pero la presión de importantes sectores de la burguesía, que aspiraba a una democracia autentica, y de los sectores populares, que defendían un cambio social, había conseguido el cambio de régimen. El texto destaca algunos de los graves contrates que vivía el país:
• España era un país agrícola y atrasado, aunque algunas de sus regiones estuvieran parcialmente industrializadas. Esto provocaba fuertes contrastes
• La agricultura española tenia graves problemas, y uno de los más importantes era el de la distribución de la propiedad de la tierra: Frente al latifundismo del centro y el sur, el minifundismo del norte.
• El latifundismo beneficiaba a una oligarquía. El sistema de explotación de estos latifundios consistía en que los jornaleros solo trabajaban determinados periodos al año. Esto sumía en la pobreza más profunda a grandes masas de campesinos.
Este estado de cosas no dejaba más solución a cualquier gobierno preocupado por su país la sunción de profundas reformas. Estas se debían realizar independientemente de la fuerza política y social del marxismo (socialistas y comunistas), con los que Azaña contó para realizar su programa de reformas (Ley de Reforma Agraria, legislación laboral…) durante el bienio progresista (1931-33, coalición con los socialistas) y el gobierno del Frente Popular (1936, coalición con nacionalistas, socialistas y comunistas).



Ley de Bases de Reforma Agraria (1932)
[...] Serán susceptibles de explotación las tierras incluidas en los siguientes apartados:
1.º Las ofrecidas voluntariamente por sus dueños siempre que su adquisición se considere de interés por el Instituto de Reforma Agraria [...].
5.° Las que por las circunstancias de su adquisición, por no ser explotadas directamente por los adquirentes y por las condiciones personales de los mismos, deba presumirse que fueran compradas con fines de especulación o con el único objeto de percibir su renta [...].
7.° Las incultas o manifiestamente mal cultivadas en toda aquella porción que, por su fertilidad y favorable situación permita un cultivo permanente, con rendimiento económico superior al actual [...].

Expropiaciones y ocupaciones realizadas a raiz de la Ley de Bases de Reforma Agraria de 1932 (hasta el 31 de diciembre de 1934)



Nº de fincas
Extensión en Has.
N.° de familias asentadas
Expropiadas
468
89.133
8.609
Ocupadas
61
27.704
3.651


Asentamientos realizados bajo el Gobierno del Frente Popular (marzo-julio de 1936)

Mes
Superficie ocupada en Has.
Familias campesinas asentadas
Marzo
249.616
72.428
Abril
150.490
21.789
Mayo
41.921
5.940
Junio
55.282
3.855
Julio
74.746
6.909
Total
572.055
110.921

J. HERNÁNDEZ y otros, Historia de España. 2.º Bachillerato. Fuentes documentales, Madrid, Akal, 2004, pp. 120-121.

La Ley de Bases de la Reforma Agraria es obra de las Cortes Españolas de 1932

Instituto de Reforma Agraria (IRA): Era el organismo que gestionaba el proceso de la reforma agraria: evaluaba productividad y rendimiento de las tierras, dictaminaba las fincas expropiables, determinaba el monto de las indemnizaciones a abonar y colaboraba en el proceso de asentamiento de los campesinos.
Fines de especulación o para percibir rentas: La ley considera expropiables las fincas que no se capitalizaron, sino que se compraron únicamente para obtener rentas o para venderlas más caras (especulación).
Rendimiento y productividad: Rendimiento se refiere a la cantidad de producción por unidad de superficie (una característica exclusivamente agrícola) y productividad, a la cantidad de producción por unidad de tiempo o de coste.
Hectárea: Medida de superficie. Equivale a una superficie cuadrada de 100 metros de lado (un hectómetro) o bien a 10.000 m2 (100 X 100).

1-Algunas propiedades que la Ley permite expropiar:
1-1-Las vendidas al IRA voluntariamente por sus dueños.
1-2-Las no cultivadas directamente por sus dueños y compradas sólo para especular o recibir rentas.
1-3-Las incultas o con menos rendimiento del posible.
2-El proceso de expropiaciones conoce dos fases muy diferenciadas:
2-1-Entre 1932 y 1934: 116.000 Has y 12.000 familias.
2-2-Entre marzo y julio de 1936: Casi 600.000 Has y más de 100.000 familias.
2-2-1-Conviene aclarar que en esta segunda fase, el IRA se movía detrás de los acontecimientos, legalizando ocupaciones espontáneas.

Atraso técnico y bajo rendimiento y productividad, con mano de obra abundante y barata (con frecuencia desempleada) y una inadecuada estructura de la propiedad. Casi la mitad de la población activa trabaja en el campo, y la mitad de esa mitad son jornaleros casi siempre en precario.
La preocupación por el sector es manifiesta por parte de los responsables de la II República: Largo Caballero desarrolla decretos como el decreto de laboreo forzoso (todas las tierras deben estar trabajadas) y el decreto de términos municipales (que obligaba a los propietarios y capataces a contratar braceros del propio municipio), defendiendo también a los pequeños arrendatarios.
La Reforma Agraria de la II República fue un proyecto de gran envergadura pero de limitado presupuesto.
Objetivos:
-Aumentar la rentabilidad de las tierras españolas.
-Resolver el lastre social de un campesinado en precario, redistribuyendo la propiedad agraria, especialmente de la mitad sur de España, donde más de la mitad de la tierra estaba en manos de un reducido número de propietarios.
Aprobada la ley en septiembre de 1932, tendrá dos fases:
-Fase 1 (1932-1934): La aprobación contó con posturas encontradas entre republicanos y socialistas, imponiéndose la expropiación con indemnización (que presupone el respeto a la propiedad privada).
-Las tierras objeto de expropiación: las de origen señorial jurisdiccional, las deficientemente cultivadas y las arrendadas con un valor catastral superior a 1.000 pesetas (en concepto de renta anual).
-El Instituto de Reforma Agraria (IRA) se encargaría de la gestión técnica y burocrática del proceso, contando con un reducido presupuesto para indemnizaciones: las tierras de origen señorial (en especial, si se conceptúan como señoríos jurisdiccionales o como mansos de los señoríos territoriales) no tendrían indemnización, que se aplicaría sobre los propietarios que hubiesen obtenido sus tierras a través de los procesos de desamortización. La indemnización como máximo equivaldría al 20% del rendimiento anual calculado. Las comunidades campesinas elegirían la forma de explotación (individual o colectiva).
-El proceso se hizo tan lento que exasperó a los campesinos sin tierras, dominados por la CNT, que se aprestaron a protagonizar ocupaciones ilegales, con las consiguientes represalias (el caso más grave: la localidad gaditana de Casas Viejas). A la dimisión del gobierno de Azaña sólo se habían asentado 12.000 familias.
-El bienio radical-cedista enfrió y paralizó el proceso reformista, iniciando a partir de 1935 una verdadera contrarreforma agraria (devolución de tierras expropiadas).
-Fase 2 (1936): En febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular y el nuevo gobierno republicano de izquierdas, se reemprende el proceso de reforma agraria.
-Los campesinos se adelantaron a las resoluciones legales y ocuparon tierras que el IRA refrendaba a posteriori.
-La lucha social campesina, que fue más intensa en la primera fase que en la segunda, conocía el siguiente proceso: ocupación de tierras, quema de registros de propiedad, enfrentamiento con la Guardia Civil y represión, en ocasiones muy sangrienta.
-El proceso conflictivo y violento de la Reforma Agraria contribuyó al clima de deterioro de la convivencia durante la República. Y eso a pesar de que la lucha campesina, aunque más radical, estaba menos organizada: por la dispersión del campesinado, el control de los caciques locales y la inoperancia de la huelga contrarrestada por jornaleros en paro de un término municipal o de los términos vecinos.
 La reforma agraria se aplicó a toda España, si bien el problema del latifundismo se centraba en su mitad sur (Andalucía, Extremadura y La Mancha), alarmando a los pequeños y medianos propietarios de la mitad norte y enfureciendo a los terratenientes del sur. A su vez, como las esperanzas del campesinado sin tierras se vieron defraudadas, éstos tampoco dieron su apoyo a la legalidad republicana, contribuyendo al colapso de la República con sus ansias revolucionarias.