martes, 30 de abril de 2013

Ley Orgánica del Estado, BOE de 10 de enero de 1967



Contextualización histórica:
El 22 de noviembre de 1966 Franco presentó a las Cortes el Proyecto de la Ley como una "nueva Constitución" que modificaba algunos aspectos de las Leyes Fundamentales y pretendía completar el proceso de institucionalización de su  régimen, unificando las normas legales ya promulgadas y buscando la coherencia entre ésta..
Esta Ley Orgánica incluía leves modificaciones al cuerpo legal del franquismo pero sin variar el poder del Jefe del Estado, resolviendo diversas contradicciones existentes entre distintos aspectos de las Leyes Fundamentales.
Sus principales novedades:
*.- Separación de funciones entre el Jefe del Estado y el Jefe del Gobierno, este último sería designado por el propio Jefe del Estado a partir de una terna elaborada por el Consejo del Reino.
*.- Modificación de la Ley de Cortes de 1942 para hacer posible la elección por los cabezas de familia y las mujeres casadas de dos procuradores de representación familiar por cada provincia.
*.- Aumentó el número de procuradores.
*.- Reorganizó el Consejo Nacional del Movimiento.
*.- Modificó algunos aspectos de la Ley de Sucesión, asentando más la institución monárquica.
El 13 de diciembre de 1966, esta Ley Orgánica fue aprobada en un Referéndum, siendo publicada en el Boletín Oficial del Estado el 10 de enero de 1967


TITULO II.- EL JEFE DEL ESTADO (Ley Orgánica del Estado, BOE de 10 de enero de 1967)
Art. 6. El Jefe del Estado es el representante supremo de la Nación; personifica la soberanía nacional; ejerce el poder supremo político y administrativo; ostenta la Jefatura Nacional del Movimiento y cuida de la más exacta observancia de los Principios del mismo y demás Leyes fundamentales del Reino, así como de la continuidad del Estado y del Movimiento Nacional; garantiza y asegura el regular funcionamiento de los Altos Órganos del Estado y la debida coordinación entre los mismos; sanciona y promulga las leyes y provee a su ejecución; ejerce el mando supremo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire; vela por la conservación del orden público en el interior y de la seguridad del Estado en el exterior; en su nombre se administra justicia; ejerce la prerrogativa de gracia; confiere, con arreglo a las leyes, empleos, cargos públicos y honores; acredita y recibe a los representantes diplomáticos y realiza cuantos actos le corresponden con arreglo a las Leyes fundamentales del Reino.

Síntesis del contenido:
 El artículo 6º sintetiza la naturaleza del Régimen de Franco, otorgando al Jefe del Estado (el propio Franco y con carácter vitalicio):
El ser representante supremo de la Nación y personificación de la soberanía nacional, no sujeto, por tanto, a ninguna instancia de control. Incluso la apariencia del ejercicio de representación de la soberanía nacional de la Cortes o la consulta a los españoles, vía referéndum, tenía un mero carácter consultivo.
Franco, como Jefe del Estado, ejercía el poder supremo político en cuanto Jefe del único “partido” posible y existente (el Movimiento Nacional) y era el intérprete máximo de los Principios en los que se sustentaba su Régimen,  el supremo garante de la observancia de estos Principios y del cumplimiento de las demás Leyes del Régimen.
Garantía de  la continuidad del Estado “franquista” y del “único partido en que éste se sustentaba” (Movimiento Nacional), responsable, por tanto de su continuidad..
Al Jefe del Estado (Franco) quedaban plenamente sometidos la Administración y los principales Órganos del Estado y las relaciones entre éstos.
Al tener la iniciativa legislativa, a pesar de la existencia de unas Cortes de carácter meramente consultivo, poseía la facultad exclusiva de sancionar y promulgar las Leyes
No sólo quedaba en sus manos el Poder Legislativo, también ejercía el Poder Ejecutivo (“provee a su ejecución”),  el Poder Judicial  (“en su nombre se administra justicia”) y el nombramiento de los jueces quedaba mediatizado por las propias leyes y sus supremas atribuciones sobre las mismas, reservándole además la “prerrogtiva de gracia” sobre las sanciones judiciales..
Jefe supremo de las Fuerzas Armadas en su doble misión: la de ser garantes del orden público y de la continuidad del régimen en el interior (represión de la oposición interna) y de su defensa frente al exterior.
Toda política exterior del Estado queda subordinada al Jefe del Estado.

El Régimen de Franco, a pesar de su monolitismo ideológico, se vio obligado a evolucionar en aspectos accidentales para adaptarse a las circunstancias internacionales. Además, sucesivamente fue apoyándose en los distintos sectores sociales que, siendo heterogéneos, tenían como único nexo de unión la adhesión al “Caudillo”, a Franco, y constituían la base del su Régimen.

ley orgánica del estado (1967) pretendió ser una especie de pseudoconstitución que concluyera el proceso de institucionalización del Régimen. Modificando algunas normas jurídicas anteriores, intentó dar respuesta al desafío de la modernización de España de cara a su posible ingreso en la CEE y adecuar la legislación española a los presupuestos del Concilio Vaticano II y a la acelerada transición económica y sociológica en la que estaba inmersa España.
El Régimen de Franco, ya en declive y con evidencias de anacrónico, optó, para su supervivencia, una monarquía del Movimiento Nacional continuadora de las instituciones surgidas en el franquismo en un proceso titubeante y lleno de incertidumbres, que significó la conversión del Régimen de Franco en una dictadura constituyente.

El intento resultó fallido, el Régimen de Franco era inviable sin Franco. Las atribuciones que la Ley Orgánica le conferían identificaban de forma inequívoca, al Estado y al Régimen, con su propia persona  e impedían cualquier cambio o evolución del propio sistema político, cada vez más alejado de la realidad de la España de la década de los sesenta.
La progresiva transición económica y sociológica que se estaba produciendo en España exigía, necesariamente, de una transición política  que era inviable con la vigencia de esta Ley Orgánica.

lunes, 29 de abril de 2013

Regeneracionismo y el agotamiento del Sistema Político de la Restauración.



El regeneracionismo encuadra tendencias diversas y no dio lugar a un movimiento propiamente dicho, sí a un estado de opinión reconocible, después del “Desastre” del 98.
Su principal teorizador fue Costa, y en éste entraron muchos de los más dotados intelectuales de la época. Sobre España y sus problemas, los regeneracionistas coincidían en tres puntos:
*.- condena del pasado español.
*.- identificación de “Europa” como salida a la situación del país. Un intento de europeizar España, tomando medidas que palien su decadencia (reformas educativas, agrarias, políticas, descentralización administrativa..)
*.- hostilidad la Restauración y su ideología liberal.

Para Costa, la historia española desembocaba en “una nación frustrada”; preconizaba “fundar España otra vez, como si no hubiera existido”.
Ortega, Azaña y muchos más también consideraban al país como una nación sin formar, o deformada, o anormal. Especulaban sobre lo que debía haber sido España o cuándo había empezado la desviación o la pérdida de su “normalidad”.

Miguel de Unamuno. En sus escritos trata sobre el problema de España: el remedio a los males del país está en la conjunción de tradición y europeísmo. Pero la verdadera tradición, la tradición eterna no se halla en los falsos casticismos, sino en la intrahistoria, es decir en la vida silenciosa y anónima de los millones de seres que pueblan nuestras tierras; es en el alma colectiva del pueblo donde reside la fuerza que España necesita para despertar de su letargo.
Pero esta inmersión en la vida intrahistórica ha de conjugarse con una decidida apertura hacia Europa , cuna del progreso, pero en escritos posteriores reniega de esta europeización de España y aboga por una españolización de Europa..

Ramiro de Maeztu. Experimenta una radical evolución ideológica desde los ideales socialistas de su juventud hasta las posiciones más conservadoras: en su obra “Hacia la otra España”  achaca a la pereza y la desidia la causa del desastre nacional, y propone una regeneración desde una revitalización económica. En “Defensa de la Hispanidad” aparecen  sus ideas más conservadoras; en ella exalta  la tradición española y proclama la identidad de lo hispánico con el catolicismo.

Ángel Ganivet.  En su “Idearium español” , afirma que el alma de nuestro pueblo hunde sus raíces en el estoicismo de Séneca y en el cristianismo y que a lo largo de la historia España ha derrochado sus mayores energías en empresas heroicas fuera de nuestras fronteras. Por ello la Regeneración del país requiere que se concentren todas las fuerzas en el interior del territorio.

La generación del 98: muestra una común preocupación por el presente y porvenir de España. La del 14 propone el cientifísmo como solución al secular atraso de España. Se definen por su europeísmo y se oponen al casticismo y al patriotismo de los intelectuales anteriores. Identifican a Europa con  la ciencia.

JOSÉ ORTEGA Y GASSET, ejerció el papel de guía intelectual desde su cátedra, sus libros y la Revista de Occidente. Al proclamarse la Segunda república, llegó a ser Diputado en las Cortes pero se fue distanciando del Régimen y se retiró de la política. Al principio de la Guerra se exilió y regresó en 1945, pero no se le permitió el ingreso en su cátedra y continuó su labor docente en el Instituto de Humanidades. Su pensamiento se sitúa entre el racionalismo y el vitalismo, sus meditaciones sobre el hombre y su entorno (yo soy yo y mi circunstancia) le conducen a un interés creciente por la historia.
Las hazañas y glorias hispanas, como el descubrimiento de medio mundo, las conquistas y colonización de América, la evangelización, la fundación de ciudades y universidades, el establecimiento de relaciones entre todos los continentes habitados, la Reforma católica, la contención de los turcos y de los protestantes, etc., eran miradas con desprecio o con burla, o simplemente ignoradas por los refundadores.
España había sido el país de la Inquisición y de los genocidios, de la miseria, el oscurantismo y la superstición, y las supuestas glorias eran vergonzantes.
Los “buenos” habían sido los cultos y refinados musulmanes.
España y sus clases dirigentes habían estado “enfermas” durante siglos, aseguraba Ortega, y nada debía esperarse de sus tradiciones: “España es el problema, y Europa la solución”.
Azaña llegaría a comparar las tradiciones, en 1930, con la sífilis hereditaria y “los españoles estaban vomitando las ruedas de molino que durante siglos estuvieron tragando”.
“Europa” (es decir, Francia y en alguna medida Inglaterra y Alemania), gozaban de un orden social, una riqueza y una expansión popular de la cultura muy superiores a los de España, y en ello veían el fruto de una “normalidad” que a España faltaba desde siglos atrás, si alguna vez había disfrutado de ella.
Como expresaba Ortega en una carta, él aspiraba a ir por el extranjero sin sentir vergüenza de ser español.

“Presenciamos el lento suicidio de un pueblo que, engañado por gárrulos sofistas (…) emplea en destrozarse las pocas fuerzas que le restan (…), hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto con su pensamiento, reniega de cuanto en la Historia hizo de grande, arroja a los cuatro vientos su riqueza artística y contempla con ojos estúpidos la destrucción de la única España que el mundo conoce, la única cuyo recuerdo tiene virtud bastante para retardar nuestra agonía (…) Un pueblo viejo no puede renunciar [a su cultura] sin extinguir la parte más noble de su vida y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil”.(Menéndez Pelayo).

Los regeneracionistas competían en repugnancia por la Restauración. Para Costa, el régimen se resumía en dos rasgos profundamente negativos: oligarquía y caciquismo. El país estaba dirigido por una “minoría absoluta, que atiende exclusivamente a su interés personal, sacrificándole el bien de la comunidad”, por una “necrocracia”, por el poder de lo muerto, de lo inútil, losa aplanadora de las energías populares. Aplanadas al punto de que el pueblo había perdido la voluntad, era incapaz hasta de “leer periódicos”, y carecía de “ciudadanos conscientes”.
Por tanto, necesitaba un “cirujano de hierro”, un dictador altruista que le sacase del marasmo.
Azaña: “He soñado destruir todo ese mundo” (el de la Restauración).
Ortega la define como “estos años oscuros y terribles”, como la “España oficial” empeñada en asfixiar a “la España vital”.
Cánovas, respetado en toda Europa como fundador del régimen que había dejado atrás el estancamiento y las convulsiones hispanas del siglo XIX, era despachado como “el gran corruptor”, “maestro de corrupción”.
Por contraste, el período anterior a la Restauración solía ser mirado con simpatía, como una edad “vitalista”. Muchos escritores y artistas embellecían incluso el terrorismo anarquista, como Valle-Inclán, o aplaudían al socialismo, como ocurrió con Unamuno u Ortega.

Sus críticas (la corrupción electoral y municipal, la escasa atención a la enseñanza, la desprotección de los trabajadores manuales, etc.) estaban a menudo bien fundadas. El problema residía en la exageración y radicalidad de esas críticas, y, sobre todo, en las soluciones propuestas, mesiánicas o arbitrarias en su mayoría, y conducentes a un grave riesgo de guerra civil.

La defección de los intelectuales supuso para la Restauración una irreparable calamidad. Dejaba al régimen a la defensiva, privándolo de quienes hubieran podido defenderlo en el plano intelectual contra la marea crítica y política alzada contra él por los extremismos.

Los regeneracionistas despreciaban el pasado real de España como Prat de la Riba o Arana despreciaban el pasado real de Cataluña y de Euzkadi. Coincidían en fomentar también la aversión por el común legado hispano y por la liberal Restauración, así como en una acrítica y subjetiva identificación con “Europa”.
Paradójicamente, partiendo de las mismas premisas, unos aspiraban a “refundar” la nación española, los otros a desarticularla de una vez. Pero, basadas en una visión caprichosa de España.


Regeneracionismo y revisionismo político
El período que se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se caracterizó por una permanente crisis política.
Diversos factores explican esta situación:
*.- Intervencionismo político de Alfonso XIII sin respetar el papel de árbitro que teóricamente debía jugar. Su apoyo a los sectores más conservadores del ejército culminó con el apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera. Elemento clave en el desprestigio de la monarquía.
*.- División de los partidos del "turno", provocada por la desaparición de los líderes históricos y las disensiones internas.
*.- Debilitamiento del caciquismo, paralelo al desarrollo urbano del país.
*.- Desarrollo de la oposición política y social al régimen de la Restauración: republicanos, nacionalistas, socialistas y anarquistas.

Así desde 1917 se sucedieron los gobiernos de coalición, sujetos a alianzas y continuos cambios. Ni liberales ni conservadores consiguieron mayorías suficientes para conformar gabinetes sólidos.

En este contexto de inestabilidad política, el país tuvo que enfrentarse a graves problemas sociales:
*.- Agudización de las luchas sociales. Las posiciones de patrones y trabajadores se fueron enfrentando cada vez más.
*.- La "cuestión religiosa" se reavivó con las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia, especialmente en la enseñanza. El anticlericalismo se extendió por buena parte de la población urbana y las clases populares.
*.- La "cuestión militar" volvió a resurgir ante el desconcierto de un ejército humillado en 1898 que recibía críticas crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas).
*.- Consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de negociación por parte de los partidos de turno.
*.- El "problema de Marruecos". En la Conferencia de Algeciras (1906) se acordó el reparto entre Francia y España del territorio marroquí. A España le correspondió la franja norte. Desde 1909 se inició un conflicto bélico, la guerra de Marruecos, muy impopular en el país, que ensanchó el foso que separaba al Ejército y la opinión pública, esencialmente las clases populares.

En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. La victoria de Lliga Regionalista de Cambó y Prat de la Riba en las elecciones locales de 1906 alarmó al ejército que veía en peligro la unidad del país.
Los comentarios satíricos anticastrenses en alguna publicación barcelonesa, llevaron a que trescientos oficiales asaltaran e incendiaran las imprentas.
La reacción del gobierno fue ceder ante el Ejército: en 1906 se aprobó la Ley de Jurisdicciones que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la Patria y pasaban a ser juzgadas por la jurisdicción militar.

La reacción pública fue inmediata. Una nueva coalición, Solidaritat Catalana, consiguió una clara victoria electoral en 1907, reduciendo drásticamente la representación de los conservadores y liberales en Cataluña.

Antonio Maura, líder del Partido Conservador, llegó al poder en 1907 con un programa reformista: modificó la ley electoral, estableció el Instituto Nacional de Previsión e intentó sin éxito aprobar una tímida autonomía para Cataluña. Su proyecto reformista se derrumbó en 1909.

La crisis de 1909 y 1917

La Semana Trágica de Barcelona (1909)
Barcelona, corazón en aquella época de la industrialización española, había vivido desde principios de siglo un gran auge de las movilizaciones obreras que había culminado en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana.
Alejandro Lerroux y su Partido Republicano Radical también se desarrollaron en la Ciudad Condal con un programa demagógico y anticlerical.
La Ley de Jurisdicciones de 1906 trajo un reforzamiento del anticlericalismo y antimilitarismo  en la ciudad. La política autoritaria del gobierno de Maura no ayudó a calmar los ánimos.
Sin embargo, fue la guerra de Marruecos, la que determinó el estallido de la Semana Trágica:
Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevó a la movilización de reservistas. Las protestas obreras pronto aparecieron en Barcelona y Madrid.

Los primeros choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo con más de mil doscientas bajas españolas. El día 26 de julio estalló la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Se iniciaron tres días de protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército. La Semana Trágica tuvo un brutal coste humano: un centenar de muertos, heridos, destrucciones... La represión fue muy dura y culminó con el juicio sin garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna.

La Semana Trágica se llevó por delante el programa reformista de Maura. Mientras el PSOE conseguía que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910, el liberal  José Canalejas llevó a cabo el último intento regeneracionista dentro del sistema de la Restauración. Sus acción reformista (servicio militar obligatorio en tiempos de guerra, ley del "candado", Ley de Mancomunidades que se vio finalmente frustrada en el Senado) acabó brutalmente con su asesinato por un anarquista en 1912. En adelante, podemos hablar de una crisis permanente de los partidos del turno.

La I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo un periodo de prosperidad económica. España, neutral, pudo convertirse en abastecedora de muchos productos para los países contendientes.

La crisis de 1917
El mal reparto social de los beneficios del boom económico y la creciente inflación llevaron al estallido social y una profunda y compleja crisis en 1917. En ella podemos distinguir diversos aspectos:

Crisis militar.
El descontento entre los oficiales "peninsulares" ante los rápidos y, a veces inmerecidos, ascensos de los "africanistas" culminó con la creación de las Juntas de Defensa. El gabinete conservador de Eduardo Dato se plegó a la imposición de los militares y aceptó unas juntas que iban contra la disciplina militar y la subordinación del ejército al poder civil.

Crisis parlamentaria.
Setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos, socialistas e incluso algún miembro del partido liberal constituyeron en Barcelona una Asamblea Nacional de Parlamentarios que demandó un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes.

Crisis social: la huelga general de 1917
Convocada en agosto por CNT y UGT tuvo un amplio seguimiento en las ciudades y se saldó con un centenar de muertos y miles de detenidos.
La huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista trajo la inmediata desactivación de la Asamblea de Parlamentarios.

El fin de la I Guerra Mundial trajo una profunda crisis económica y social que inmediatamente desencadenó una gran conflictividad social en Barcelona (1919-1921)

Las huelgas y protestas alentadas por los anarquistas se encontraron con una dura represión del nuevo gobierno de Maura, que contaba con el pleno apoyo de la burguesía catalana. Para contrarrestar la "acción directa" de los anarquistas, el sector más duro de la patronal creó el denominado Sindicato Libre, grupo de pistoleros que actuó con el apoyo policial. La aplicación de la "Ley de Fugas", pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos exacerbó aún más el conflicto.

La respuesta anarquista llegó en 1921 con el asesinato de Eduardo Dato, presidente del gobierno. Dos años después, el líder anarquista Salvador Seguí murió asesinado.

El desastre del 98 puso fin al imperialismo español en el momento en el que el moderno imperialismo de las potencias capitalistas industriales estaba en su apogeo. Tras el reparto de la mayor parte de África, el territorio de lo que hoy es Marruecos era una de las pocas regiones por repartir en el continente. Este hecho provocó importantes tensiones internacionales que están en el origen del camino que llevó a la primera guerra mundial.
Las potencias se reunieron en la Conferencia de Algeciras en 1906 y allí se acordó el reparto de Marruecos entre Francia, que se quedó la mayor parte del territorio, y España que se apoderó de la montañosa franja norte del país.
Muy pronto aparecieron los conflictos con los indígenas. Las cábilas del Rif se agruparon bajo el liderazgo de Abd-el-Krim. El ejército español, mal pertrechado y dirigido, sufrió importantes reveses desde un principio. El desastre del Barranco del Lobo, cerca de Melilla, fue un trágico ejemplo.

En 1912, Francia y España pactaron un nuevo reparto de Marruecos para mejor hacer frente a la resistencia de las cábilas rifeñas. Al acabar la I Guerra Mundial, se reiniciaron  las operaciones contra los rebeldes dirigidos por Abd-el-Krim

La guerra colonial en Marruecos. El desastre de Annual.
El general Berenguer al frente de un ejército mal preparado y equipado. En este ejército destacaban los Regulares, tropas indígenas, y la Legión, fundada por Franco y Millán Astray a imagen de la Legión extranjera francesa.
En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción mal planificada dirigida por el general Fernández Silvestre. Los choques que las cábilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos, entre ellos el general Fernández  Silvestre.

El desastre de Annual provocó una terrible impresión en una opinión pública contraria a la guerra. Hubo grandes protestas en el país y los republicanos y socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos.

La presión de la opinión pública llevó a la formación de una comisión militar que investigara sobre los acontecimientos. Su resultado fue el Expediente Picasso, informe redactado por el General de División Juan Picasso. Pese a las trabas que le pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África.

El expediente no llegó a suponer responsabilidades políticas ni criminales. Antes de que la comisión del Congreso encargada de su estudio fuera a emitir su dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de septiembre el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar.

La dictadura de Primo de Rivera

Las causas del golpe de Estado
Diversos factores explican que la dictadura militar empezara a contemplarse como una solución a la crisis del país entre la alta burguesía, gran parte de las clases medias y el Ejército:
*.- Descontento del ejército tras el desastre de Annual y el  afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para algunos importantes generales, entre ellos el general Berenguer.
*.- Auge de los nacionalismos periféricos y ascenso de republicanos y del movimiento obrero.
*.- El triunfo del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Mussolini.

El golpe de 1923

La dictadura de Primo de Rivera es la definitiva crisis del sistema de la Restauración, de nuevo con la intervención de los militares en la política que Cánovas quiso eliminar.
La crisis del sistema se inició con el pacto de fuerzas del sistema con fuerzas contrarias al sistema: en 1909 al sumarse a la campaña del "Maura no" iniciada por la Conjunción Republicano-Socialista, núcleo del Bloque de Izquierdas, los liberales, los conservadores idóneos y el propio Alfonso XIII.

Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se sublevó el 13  de septiembre de 1923. El golpe contó inmediatamente con la comprensión y el apoyo del rey Alfonso XIII.
Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y  la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 era sustituido en medio de la indeferencia popular y sin apenas resistencia por una dictadura militar.

Directorio Militar (1923-1925)
Tras el golpe, el dictador Primo de Rivera se constituyó en ministro único, pasando a ser asesorado por un Directorio Militar. Tras el nuevo gobierno estaba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración, la oligarquía de terratenientes e industriales.

El Directorio Militar tomó rápidamente medidas:
*.- Prohibición de la bandera y el himno catalán y restricción de la lengua catalana al terreno privado.
*.- Política de "mano dura" en todo lo referente al orden público.
*.- Formación de la Unión Patriótica, partido único  bajo la dirección de un militar. Se trataba de seguir el modelo fascista impuesto por Mussolini en Italia.
*.- El gran éxito del Directorio tuvo lugar en África. El Desembarco de Alhucemas en 1925 puso fin de la resistencia de las cábilas del Rif . Su líder Abd-el-Krim se entregó a las autoridades del Marruecos francés. El fin de la guerra en Marruecos les dio gran popularidad al dictador. 

Directorio Civil (1925-1930)
A fines de 1925, un gobierno civil, presidido por Primo de Rivera, sustituyó al Directorio Militar.
Se trataba de institucionalizar la Dictadura. En 1927, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido. Primo de Rivera de nuevo seguía el modelo italiano, en este caso el Consejo Fascista. Esta Asamblea fracasó rápidamente en su intento de redactar una ley fundamental que hiciera el papel de Constitución de la dictadura.
También se imitó el modelo social del fascismo italiano, estableciéndose la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato que trataba de arbitrar entre patrones y obreros. De nuevo el intento de institucionalización del régimen de Primo de Rivera fracasó.

La oposición a la dictadura y la caída de Primo de Rivera
La triple crisis de 1917 y la crisis múltiple y prolongada desde ese año 1917 hasta 1923 con su cumbre en 1921, desembocan en esta dictadura iniciada en 1923
La oposición a la Dictadura abarcaba un amplio espectro político: algunos liberales y conservadores; republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales, movimiento estudiantil...
Un elemento clave fue el creciente descontento en las filas del Ejército ante las arbitrariedades de Primo de Rivera.
Tras el crash de la bolsa de Nueva York, en 1929,  los problemas económicos se extendieron con gran rapidez por el mundo. El descontento social, con la vuelta de los movimientos huelguísticos, vino a acrecentar la oposición a la dictadura. (devaluación peseta).
Anciano, enfermo y sin apoyos sociales, el 27 enero 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al monarca, quién se apresuró a aceptarla. Dos meses después, el dictador fallecía en el exilio en París.

De la monarquía a la república
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer. Se iniciaba así un período conocido humorísticamente como la "Dictablanda", en el que se intentó infructuosamente volver a la situación previa a 1923.

Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, eran incapaces de articular un sistema de partidos aceptable por la sociedad española. Además, sólo gentes muy desprestigiadas con Romanones o De La Cierva, se avinieron a colaborar con Berenguer.

La lenta vuelta a las libertades constitucionales, fue aprovechada por una oposición que cada vez conseguía más apoyo.
En agosto de 1930 republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor de oposición crearon un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, republicano bastante conservador.

Alfonso XIII se vio cada vez más aislado. Muchos militares empezaron a ver con buenos ojos la posibilidad republicana. Incluso la CNT apoyo a la conspiración para traer la República.

El 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico.

Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931 dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril, se trataba de ir volviendo poco a poco a la legalidad constitucional. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas precipitaron la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.


Industria:
En 1900 España seguía siendo un país agrario. Esta situación no cambió en lo sustancial, a lo largo de las primeras décadas del siglo.
Si hubo, sin embargo, cambios significativos en el sector industrial. Creció la producción minera y siderúrgica, especialmente en el País Vasco, y se desarrollaron nuevos sectores como el eléctrico y el químico.
Diversos factores dificultaron un mayor crecimiento industrial: la excesiva concentración geográfica de la industria en Cataluña y el País Vasco, la dependencia de la tecnología extranjera y la debilidad del mercado interior.

La Hacienda y el sector bancario
En los primeros años del siglo los gobiernos de la Restauración llevaron a cabo una política de saneamiento de las finanzas públicas.
La reducción de los intereses de la deuda, el control de los gastos del Estado y el aumento de los impuestos propiciaron un ciclo de nueve años, 1900-1909, de presupuestos con superávit, algo nunca visto en la historia reciente de nuestro país.
La ley de 1899 transformó al Banco de España.  El banco estatal pasó a controlar la emisión de billetes, lo que permitió limitar la inflación y conseguir la estabilización de la peseta, básica para el comercio exterior.
En estos años se fundaron los principales bancos del futuro, como los de Bilbao, Vizcaya, Mercantil de Santander, Hispanoamericano (fundado con capitales repatriados de Cuba) o el Español de Crédito.

Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
La Gran Guerra trajo un boom económico para el país. La situación de neutralidad permitió un crecimiento considerable de la producción y de las exportaciones de materias primas, carbón y manufacturas. La desaparición de la competencia extranjera de los países beligerantes y la enorme demanda para su abastecimiento de estos mismos países en conflicto explican el auge económico.
Sin embargo, el fin de la guerra y de la demanda de los países beligerantes acabó con la euforia y desencadenó la crisis. El mercado interno no fue capaz de sustituir a las exportaciones. Muchas empresas tuvieron que cerrar. Las clases trabajadoras, que ya habían sufrido un importante proceso inflacionario durante la guerra, fueron las que más damnificadas por la nueva situación.
No todos los sectores económicos se vieron igualmente afectados. El siderúrgico y el químico se modernizaron; los ferrocarriles y la minería pasaron a manos nacionales al retirarse el capital extranjero; mientras que sectores como el textil o la agricultura pasaron por mayores dificultades al no haberse modernizado.

De la crisis a la euforia de los años veinte
Las dificultades económicas europeas ayudaron a que la crisis se prolongara hasta 1924. El golpe de estado de Primo de Rivera se dio en un contexto de dificultades económicas. Sin embargo, paralelamente a lo que estaba ocurriendo en Europa, la segunda mitad de los veinte coincidió con un nuevo período de euforia económica.
La recuperación económica permitió que la Dictadura llevara a cabo una ambiciosa política de inversiones en infraestructuras. En esos años se introdujeron novedades que tendrán una larga repercusión en nuestra economía: se crearon las Cuencas Hidrográficas para el desarrollo del regadío, se invirtió en la red ferroviaria nacionalizándose las líneas, se estableció el monopolio de petróleos (CAMPSA) y la Compañía Telefónica.
La contrapartida de esta política inversora fue la vuelta al endeudamiento del estado. Esta circunstancia fue muy negativa a la hora de enfrentarse a las repercusiones en España de la crisis de 1929 durante la II República.

La población
La población española creció de forma lenta pero continua en el primer tercio del siglo pasando de 18,6 en 1900 a 23,5 millones de habitantes en 1930. La caída de la tasa de mortalidad, basada en las mejoras sanitarias, fue la razón de este incremento demográfico.
Sin embargo, la elevada mortalidad infantil, una de las más elevadas de Europa, era prueba del atraso relativo del país. La mayor catástrofe sanitaria fue la epidemia de gripe de 1918-1919, que causó la muerte a 230.000 personas, de un total de ocho millones de enfermos. Conocida en el mundo como la "Gripe Española" causó más muertos en todo el planeta que la Segunda Guerra Mundial.
Junto a la emigración interior del campo a las ciudades, que llevó a una creciente urbanización del país con el cincuenta por ciento de la población urbana en 1930, destaca la emigración exterior, con más de un millón de españoles que partieron para América Latina (Cuba, Argentina...). El auge de la emigración tuvo lugar antes de la I Guerra Mundial.

La evolución social entre 1900 y 1930
La sociedad española siguió siendo a lo largo de este período una sociedad marcada por grandes diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales.
Los grupos ligados a la industria y a las finanzas tuvieron un peso creciente en los clases altas. Muchos nuevos burgueses, enriquecidos con los fabulosos negocios propiciados por la Gran Guerra, se fueron integrando en la vieja oligarquía dominante.
En un fenómeno ligado al proceso de urbanización, las clases medias experimentan un aumento significativo en este primer tercio del siglo XX. Estas clases medias, a veces golpeadas por dificultades económicas, fueron girando hacia posturas políticas de oposición al régimen de la Restauración, ligándose a los grupos republicanos o nacionalistas en Cataluña y el País Vasco.
Dos fenómenos destacan en lo referente a las clases populares: el crecimiento numérico de la clase obrera, cada vez más organizada en torno a los sindicatos CNT y UGT, y la pervivencia de una amplia masa de jornaleros sin tierra en el sur del país, en una situación social desesperada que les llevará hacia posturas políticas cada vez más radicales.

El movimiento obrero
Los socialistas, PSOE y UGT, se implantaron esencialmente en Asturias, País Vasco, Madrid y  zonas del campo andaluz. Mientras los anarquistas y su sindicato la CNT asentaron su predominio en Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía.
El PSOE, al igual que los demás partidos socialistas europeos, vivió una importante crisis a partir del triunfo de la revolución soviética en Rusia en 1917. Finalmente, la mayor parte del partido se negó a adherirse a la Internacional Comunista propugnada por Lenin. Un pequeño grupo se escindió y fundó en 1921 el Partido Comunista de España (PCE).  Los comunistas eran un grupo muy minoritario en 1930.
Los anarquistas también vivieron fuertes tensiones entre los partidarios de la lucha pacífica y la facción más extremista y revolucionaria. Estos últimos formaron en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que tendría gran influencia en la Segunda República.
Los sindicatos católicos, minoritarios, se desarrollaron especialmente en las regiones del norte, donde predominaba el minifundio y de la pequeña propiedad campesina. En 1917 se agruparon en la Confederación Nacional Católico-Agraria

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la caída de la monarquía (1931)

La situación:
*- Atentados.
*.- Conflictos laborales, huelgas
*.- Miseria económica (jornalerismo, hambre) y cultural (analfabetismo).
*.- Falta de solución de la guerra de Marruecos (que el general Primo de Rivera propone liquidar renunciando al Protectorado y abandonando el territorio),
*.- Las Juntas de Defensa, que aglutinan a los militares que no colaboran en la guerra de Marruecos, dividen al ejército y se consideran un cáncer,
*.- El espectáculo de los políticos de la "vieja política" que no solucionan los problemas, y encima los utilizan para ocupar los cargos y para atacarse,
*.- Ataques a los militares y al rey, lo que da dimensión de crisis del sistema a todo el conjunto de problemas.
*.- El resto de la sociedad no aguanta ya esta situación. Ni las clases medias, ni los intelectuales, ni el ejército, ni las clases populares ajenas a las organizaciones revolucionarias.

Capitán general de Cataluña, apoyado inicialmente por los intelectuales, el ejército y el pueblo, que da paso a la dictadura, a la que accede el Rey.
La Constitución de 1876 queda suspendida, aunque no suprimida.
Se cierran las Cortes.
La Dictadura se concibe como provisional, transitoria, de emergencia, para relanzar el sistema una vez saneado.
Primo de Rivera es un hombre del sistema.
Es la crisis final del sistema de la Restauración, aunque no es el final del reinado de Alfonso XIII.
Nombrado jefe del gobierno por Alfonso XIII, el general Primo de Rivera encabeza un Directorio militar, reemplazado desde 1925 por un Directorio civil, cuando ha solucionado los principales problemas.
Es un regeneracionista: su objetivo es solucionar los problemas, no utilizándolos como los malos políticos, ni exhibir lamentaciones como los intelectuales. Solucionarlos mediante el intervencionismo desde el Estado.

Éxitos:
·  Paz social
· Acaba con el terrorismo.
· Pacta con el PSOE (Largo Caballero, el jefe más radical, es nombrado Consejero de Estado de la Corona), e incluso con un pequeño sector anarquista, ilegalizando al resto, a la CNT. Otro sector anarquista, el más radical, crea en 1927 la FAI (Federación Anarquista Ibérica).
· Establece los comités paritarios de patronos y obreros para resolver las reivindicaciones laborales.
·  Acaba la Guerra de Marruecos, liberando a España de una sangría de dieciocho años (1909-1927)
· Renuncia a su planteamiento de acabar con la guerra abandonando Marruecos, por la presión de los militares africanistras como Varela y Franco y decide preparar un último intento con los medios adecuados y el apoyo de Francia, que deja de apoyar a los cabileños. Se realiza el desembarco en Alhucemas (1925) y se termina la guerra con éxito en 1927 al mando del general Sanjurjo, estableciendo el Protectorado. Queda el ejército español de Marruecos como el núcleo más aguerrido y preparado de los militares.
·  Promueve aceleradamente el desarrollo económico en el papel de "cirujano de hierro" del regeneracionismo.
· Obras Publicas: embalses, carreteras... Construcción.
· Regadíos. Desarrollo industrial. Comercio.
·  La población activa agraria deja de ser mayoritaria (pasa del 57% al 45%, entre 1920 y 1930).
· Establece el monopolio del Estado en el sector petrolífero y crea la CAMPSA para administrarlo. Las multinacionales del petróleo, las Siete Hermanas, no lo perdonarán y derribarán la Dictadura y detrás la Monarquía.
· Promueve el desarrollo telefónico, pero deja el monopolio de la Telefónica en manos de la ATT estadounidense, en un inexplicable error de signo contrario al de la CAMPSA. Hasta los tiempos de Franco, no conseguirá España el control de la Telefónica.
· La Renta Nacional pasa de 95'8 en 1921 a 115'6 en 1929, tomando como índice 100 la de 1920.
·  En el mismo papel regeneracionista, lucha contra el caciquismo y la corrupción
· Disolviendo los Ayuntamientos y Diputaciones, sustituidos por delegados gubernativos y gestoras.
· Estableciendo el Estatuto Municipal (marzo de 1924), redactado por Calvo Sotelo, y al año siguiente el Estatuto Provincial. Navarra mantiene su autonomía administrativa "foral", consiguiendo la rectificación del Estatuto Municipal de 1924 en lo que la vulneraba y negociando un nuevo Convenio en 1927.
·  El analfabetismo era masivo después de un siglo de revolución liberal hecha en nombre del Pueblo Soberano y de un siglo y medio de la Ilustración impuesta para sacar al pueblo de la superstición. Paradójicamente el analfabetismo es reducido a menos del 50% en la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), y es vencido en la dictadura de Franco (1936-1975), en la que se llega a la situación actual en que se puede considerar que está erradicado.
Años
Millones
de habitantes
Millones
de analfabetos
%
1860
15'6
11'8
75'5
1877
16'6
11'97
72'0
1887
17'5
11'94
71'5
1897
18
11'8
63'8
1900
18'59
11'87
63'8
1910
19'99
11'86
59'4
1920
21'3
11'16
52'2
1930
23'67
10'5
44'4
1960
30'58
3'4
11'2
1970
33'95
1'9
5'7

Fracaso en lo político
*.- No estructura adecuadamente a sus numerosos partidarios:
*.- Aunque se organiza la Unión Patriótica que agrupa masivos sectores populares simpatizantes y muchas personalidades de gran nivel cultural y técnico, se les valora menos que a los intelectuales y políticos discrepantes, sobre todo izquierdistas.
*.- Reunión de la Asamblea Nacional consultiva en la que participan sus numerosos simpatizantes y en la que se establece por primera vez el voto femenino,  pero no se despega demasiado del sistema de la Restauración.
*.- Se crea como enemigos (además de los indicados del capitalismo internacional),
*.- a los catalanistas, al prohibir el uso público y la enseñanza del catalán y suprimir la Mancomunidad de Cataluña, aunque habían apoyado el advenimiento de la dictadura,
*.- y a varios sectores del ejército
*.- que se suman a enemigos antiguos, como los políticos de "la vieja política", que reaparecen,
*.- a sus rivales dentro del ejército
*.- y a los intelectuales, como Ortega y Gasset, que también habían apoyado el advenimiento de la dictadura, pero a los que, arregladas las cosas, pasado el peligro, ya se les hacía larga.
*.- Se pone de moda atacar a Primo de Rivera. Obviando los efectos del crack del 29, se utiliza para atacarle la depreciación de la peseta, tal vez provocada por las multinacionales del petróleo, como si la depreciación fuese un mal económico de por sí, cosa que muchos creían, entre ellos el mismo Primo.
*.- El propio Rey trata de desmarcarse aceptándole la dimisión que, desmoralizado, le presenta Primo de Rivera en enero de 1930. También se ha dicho que fue otro borboneado. Primo de Rivera no pudo mantener su: "A mí no me borbonea nadie".
*.- En cualquier caso, la caída de la Monarquía no se evita, sino que se precipita,
lógicamente, porque los ataques que llovían sobre Primo, recaerán ahora sobre Alfonso XIII, que al arrojar el paraguas comprueba que no termina esa lluvia.

·           La dictablanda de Berenguer (1930-1931)
·          Trata de restablecer la situación constitucional.
·          Rebrota la conflictividad.
·          Desfile de políticos del sistema hacia la República: Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura...
·          17.08.1930: Pacto de San Sebastián entre republicanos antiguos y nuevos, socialistas, catalanistas (no el PNV), para derribar la monarquía mediante
·          la conspiración del comité revolucionario republicano presidido por Alcalá Zamora (se autoproclamará gobierno provisional el 14 de abril de 1931)
·          y el golpismo del comité militar republicano. Lo preside el general Queipo de Llano y cuenta con el comandante Ramón Franco, hermano del general Franco y mucho más famoso entonces que él por sus hazañas aéreas.
·          Ortega y Gasset propugna que Delenda est monarchia, la monarquía ha de ser destruida, en un artículo contra Berenguer, al que inicialmente había apoyado, como había apoyado inicialmente también a Primo de Rivera.
·          Diciembre de 1930: insurrección de Jaca e intentona de Ramón Franco. Son encarcelados los miembros del comité revolucionario.
·          Convoca elecciones en enero de 1931, pero los partidos republicanos anuncian su no participación, porque están poco organizados aún,
secundada por los restos del turnismo monárquico para dar imagen de oposición.
·           Tras la consiguiente dimisión de Berenguer, Alfonso XIII tiene grandes deificultades para encontrar alguien que forme gobierno, porque lo busca entre los que son aceptables para la oposición, pero ésta lo que quiere es destronarle, es oposición a la monarquía.
·          Sánchez Guerra, jefe conservador idóneo, encargado de formar gobierno, porque sin declararse republicano, se había proclamado "monárquico sin rey enemigo de Alfonso XIII", no tiene otra ocurrencia que presentarse en la cárcel a ofrecer carteras ministeriales a los miembros del comité revolucionario, que se permiten el lujo de rechazarlas.
·           Finalmente se forma un gobierno de concentración de los cabecillas de los restos del turnismo presidido por el almirante Aznar, que convoca elecciones municipales para el mes de abril.
·           Las elecciones del 12 de abril de 1931, son planteadas como un plebiscito contra la monarquía por las izquierdas de la conjunción republicanosocialista, que cuentan con el apoyo electoral de los anarcosindicalistas.
·          Triunfan en la mayor parte de las grandes ciudades las candidaturas republicanas, aunque no en el conjunto de los municipios.
·          Según los datos del Anuario Estadístico de 1932, los resultados totales son:
·         40.275 concejales monárquicos
·         26.563 concejales republicanos.
·          Pero las candidaturas republicanas triunfan en todas las capitales de provincia menos en nueve, que son: Pamplona, Vitoria,
Soria, Burgos, Ávila, Lugo, Cádiz, Gerona y Palma de Mallorca.
·           El comité revolucionario republicano dice propagandísticamente que ha triunfado la república,
aduciendo que no estaban en juego las concejalías, sino la monarquía o la república, y que los resultados que valen son los de las ciudades.
·           Los que sí se lo creen son todos los ministros menos dos y el propio Alfonso XIII, que negocia su abandono, contentándose con que le dejen exiliarse sin violencia.
·           El 14 de abril de 1931 se proclama la II República, autonombrándose el comité revolucionario como gobierno provisional.
Se produce festivamente y sin violencia. Ésta aparecerá poco después y se irá intensificando hasta desembocar en una guerra civil, que dará paso a otra dictadura.