jueves, 11 de abril de 2013

Recuperación de las Memorias robadas (por tres veces) del Presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora



El 18 de febrero de 1949, a los setenta y un años de edad, fallecía en la ciudad de Buenos aires don Niceto Alcalá Zamora y Torres, primer presidente de la Segunda República española.
Sus Memorias: “Cuartillas que debían reflejar, para las generaciones venideras, los avatares y vivencias de un hombre que asumió la Jefatura  del Estado en uno de los tiempos mas convulsos y oscuros de la historia de España.
El mismo Alcalá-Zamora explicaba los motivos que le llevaron a redactar los recuerdos de su vida:
“La creencia de que toda vida que alcanza por la fortuna y el esfuerzo algún relieve tiene el deber de transmitir sus reflexiones y sus recuerdos; la convicciñon de que estos documentos históricos son doblemente necesarios en España, cuya historia fecunda con frecuencia y complicada siempre, muestra tanto por hacer; y el presentimiento, no contradictorio de mi sencillez, de que había ejercido, y habría de aumentar, algún influjo en la vida pública”.
Lo que no podía imaginar don Niceto es que su esfuerzo por dejar a las generaciones venideras sus recuerdos y experiencias políticas reflejados en sus escritos, iban a ser arrebatados por la violencia.
“De las tres incautaciones ilegales que sufrieron sus Memorias, Alcalá Zamora sólo fue conocedor de la primera, como él mismo denunció poco después de su desaparición:
Cuando el 6 de julio de 1936 salimos de Madrid para realizar el viaje proyectado hacía mucho tiempo, que consistía en un crucero por los mares árticos, sentimos, ante la anarquía imperante y las violencias que el Gobierno excitaba contra mi, el temor de dejar las memorias en nuestra casa.
No quise, sin embargo, ocasionar a ningún pariente o amigo la molestia y el riesgo de un registro, que alguno se practicó sin efecto.
Preferimos como solución más segura dejar las memorias en la agencia madrileña de Crédit Lyonnais, banco extranjero del que yo había sido abogado desde 1915 a 1930.
Allí alquilamos dos cajas (números 30 y 31), dejando en ellas las memorias…
(…) Desde Julio de 1936, el Gobierno Giral y el de Largo Caballero emprendieron con unidad de inspiración, sin duda emanada de Azaña, el apoderamiento de esas memorias.
Lejos de ocultar el propósito, intentaron explicar por él la incautación, el expurgo y el despojo de mi casa, que en cuanto a libros y papeles fueron completos…
La inutilidad de las primeras pesquisas y de la violenta apertura de mi caja de caudales 518 del Banco Hispano Americano excitó la curiosidad y el encono de la busca. Por fin, el 13 de Febrero de 1937 los sabuesos de Galarza encontraron las memorias al dar con las cajas alquiladas por mi mujer en el Crédit Lyonnais (…) no vacilaron, según han referido hace poco en el Crédit, en dar a la persecución contra mi mujer el carácter de procedimiento criminal.
(…) con las memorias desaparecieron antigüedades, ropas, objetos de arte…

Según el acta levantada el 13 de febrero de 1937, y que yo he conocido más de dos años después, fueron los agentes de policia Jacunto Ujeda Mariño y Ángel Aparicio Martínez quienes, cumpliendo órdenes, siempre del Gobierno y de ub juzgado instrumento de aquel, se llevaron los nueve sobres que contenían mis memorias  y otros estudios.
Ha sido imposible, en las difíciles averiguaciones de la emigración, dar con el paradero de aquellos dos instrumentos que sin duda sabían poco y querrían decir menos…

Cuando alguien preguntó a Largo (Caballero), éste tuvo el aplomo de mostrarse ignorante aun de la existencia de mis memorias, de las que había hablado muchas veces conmigo, cuya publicación abusiva y amañada había dispuesto en Valencia.
(…) El sanedrín de personajes del Frente Popular debió conocer el texto completo de mis memorias…
La última y vana pista que tengo al escribir estas líneas, el 8 de marzo de 1940, es que mis memorias después de arrebatadas y de rodar de mano en mano, fueron a parar a las Juventudes socialistas y aún me puntualizaron que de ello debía tener la clave ‘el hijo de Carrillo’”


La Recuperación y el segundo robo de las Memorias de Niceto Alcalá-Zamora:
En el año 2008, con motivo de la publicación de las memorias del general Queipo de Llano, llegó al programa de radio de César Vidal un mensaje que unos minutos antes había llegado a la redacción.
“Un hombre manifestaba poseer los documentos y memorias de Niceto Alcalá-Zamora, sustraídos setenta años antes”.
(…) lo primero que decidimos fue solicitar una prueba que demostrara la veracidad de su afirmación, y qué mejor que remitirnos algunas de las páginas manuscritas.
Así lo hizo, y a través del ordenador nos hizo llegar unas cuartillas con la letra original del presidente de la República.
La intención de nuestro enigmático personaje era clara: quería venderlo, sin indicarnos en ningún momento la cantidad.
Le expuse a César mi negativa moral a participar en aquella transacción…
Cesar entendió que yo me había de ocupar de las pesquisas y me deseo suerte…
Concerté una cita con mi amigo José (José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, académico numerario de la Real Academia de la Historia, Catedrático de Historia (…) y nieto del presidente de la República.
Le dije (…) El Gobierno actual alardea de la recuperación de la memoria histórica: veremos si actúa de buena fe y es capaz de recuperar la figura del hombre que trajo la República española, del político que vaticinó el estallido de la Guerra Civil
(Me respondió) Jorge no me fío, son herederos de los mismos políticos que perpetraron el golpe de Estado parlamentario contra mi abuelo. Aun así, haz lo que creas oportuno, yo siempre te apoyaré.
(…) Contacté con la Brigada de Delitos Contra el Patrimonio de la Guardia Civil.
Lo primero era averiguar la identidad de la persona que afirmaba poseer las memorias… Poco tardaron en averiguarlo: se trataba de un arquitecto con problemas económicos por ciertas irregularidades con la justicia.
Se decidió montar un operativo con el objetivo final de recuperar las memorias. Al frente figuraría un Capitán, con un sargento y dos guardias. Yo sería el cebo. Debía comprobar que se encontraba toda la documentación y que ésta se hallaba en perfecto estado. Me acompañaría uno de los guardias camuflados como asesor financiero. Los otros se distribuirían por el restaurante fijado en la operación.

-No debes incitarle al delito.  Deja que sea él quien hable de dinero.
Quedamos en un restaurante conocido de la ciudad de Valencia y allí apareció mi interlocutor. Venía acompañado de su mujer y por dos maletines de aviador en los que portaba todos los documentos.
No tardó en mostrarme los preciados papeles

(…) - ¿Cómo se hizo usted con esta documentación?.
- Aquel hombre estaba esperando esta pregunta …
- Mi padre, estudiante de arquitectura, era soldado en el Gobierno Provisional de la República establecido en Valencia.
Cuando se produjo la desbandada en marzo de 1939, nadie reparó en aquel saco lleno de papeles inservibles: luchaban por salvar su vida.
Mi padre se dio cuenta de que aquello tenía un gran valor y se lo llevó.
- Deseaba una cantidad elevada, y por supuesto en dinero negro.

De esta manera se producía lo que yo he llamado “el segundo robo de las memorias de Alcalá-Zamora”.
El Capitán de la Guardia Civil se levantó, identificándose como miembro de la Unidad de Delitos de Patrimonio. Quedábamos detenidos y la documentación incautada.


El Tercer robo:
Quizás el más miserable e inesperado fue el que yo denomino ´tercer robo de las memorias´
(…) Habíamos acordado, la familia y yo, que toda la documentación sería entregada en el Archivo Nacional, o en su defecto en la Real Academia de la Historia; pero en cualquiera de ambos casos se haría de forma gratuita.

(…) A los pocos días de la recuperación de las memorias, la Guardia Civil se puso de nuevo en contacto:
- El asunto se nos ha ido de las manos y nos hemos visto obligados a entregar la documentación al Ministerio de Cultura por orden del Ministerio del Interior.

El interlocutor  del Gobierno era don Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, conocido de José Alcalá-Zamora (…)
Se negó a que la familia tuviera acceso a la documentación, con el argumento banal y miserable de que desde ese momento las memorias pertenecían al Estado.
(…) A aquel funcionario le importaba poco el testamento original del presidente de la República en el que expresaba su deseo de que, si algún día aparecieran sus escritos, éstos debían pasar a manos de su familia, y ellos decidir cual era su destino. (En sus argumentaciones obvió la amistad personal que le unía desde hacía años con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero)
La familia no se iba a rendir.
Lo que no podían imaginar el movimiento inmoral que llevó a cabo el Ministerio de Cultura. Habían decidido pagar en “dación” por un importe de 80.000 euros al hombre que conservaba ilícitamente el legado de Alcalá-Zamora, y todo ello sin que el proceso judicial hubiera terminado.
(…) Los argumentos esgrimidos por Nart, el abogado de la familia, dieron sus frutos y se dio orden al Archivo Nacional para que no hubiera ninguna filmación y se llegara a aun acuerdo con la familia.
(…) Dos años después se había hecho justicia. La familia decidió que debían ser publicados como era el deseo de su abuelo.
(…)
Jorge Fernández-Coppel.
Madrid, 7 de octubre de 2011

No hay comentarios: