La pregunta del millón es si España aguantará este instinto suicida de sus mandatarios. Pienso que sí, que en peores nos hemos visto
¿Puede suicidarse una nación? Naturalmente. La historia está llena de naciones que se suicidaron al no lograr ser Estado. Pues ser Estado requiere una voluntad, visión y espíritu de sacrificio que no todos tienen, por lo que se quedan en sueños, fantasías, que las ahogan en sus quimeras y aplastadas por la realidad. Y los partidos políticos, ¿pueden suicidarse?Más fácil todavía, pues el suicidio puede llegar no sólo por sus fracasos, sino también por sus éxitos. Ahí tienen al partido liberal, que impregnó a todos los partidos democráticos, hasta diluirse en ellos o quedar como comodín cuando el vencedor no consigue mayoría suficiente para gobernar. Por último, ¿pueden suicidarse los líderes? Pues también, por fracasos o por éxitos, esos que llaman "victorias pírricas", que no son por la mínima, sino por haber costando tanto esfuerzo que terminan en derrotas.
Como habrán adivinado, esta relación de suicidios tiene que ver con lo que ocurre en España. El debate de los aspirantes a la Secretaría General del PSOE fue ya un suicidio político, al acuchillarse mutuamente ante los ojos del país. A la hora de votar se impuso el candidato enfrentado al aparato del partido, lo que significa un terremoto, un tsunami en su epicentro.
Gran perdedora es Susana Díaz, por no atreverse a defender las razones de haberse abstenido en la votación que mantuvo a Rajoy en la presidencia. Pero se trata, en realidad, de la derrota de toda la vieja guardia, empezando por Felipe González, que la apadrinaba, y terminando por Rubalcaba, que la empujó a presentarse. Pero a Sánchez le espera un trabajo equiparable a los diez de Hércules, empezando por su promesa de buscar la caída de Rajoy como primera providencia, para lo que necesita aliarse con Iglesias. Pero ni por esas, pues necesitan los votos de Ciudadanos que no parece dispuesto a ello. El cualquier caso, el PSOE está más roto que nunca.
La pregunta del millón es si España aguantará este instinto suicida de sus mandatarios. Pienso que sí, que en peores nos hemos visto y salimos adelante. Que votasen más que nunca indica poco. Todos eran "militantes", partidarios del "todo o nada", dispuestos al choque de trenes. Pero, en general, veo a los españoles con ganas de aprovechar los inicios de la recuperación, de gozar las minivacaciones de los puentes, en espera de las grandes, más interesados en quién ganó la Liga y ganará la Eurocopa que en las broncas de los políticos. Claro que tantas veces va el cántaro a la fuente que alguna vez se rompe.
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