Se habla mucho de la perversión del
lenguaje. Ese disfrazar, encubrir o connotar el mundo que permite el lenguaje.
Ese manipular la consciencia en beneficio propio. Para ello, de la disolución
de la sintaxis a la corrupción de la semántica, pasando por los recursos
estilísticos, todo vale. Una técnica que intenta cambiar la percepción de la
realidad e, incluso, la propia realidad. Así las cosas, conviene desvelar la
impostura, el fingimiento o engaño que, con frecuencia, se esconde detrás del
lenguaje de los políticos. Al respecto, la reivindicación independentista
desencadenada en Cataluña ha dado lugar a una neolengua digna de ser analizada.
El lenguaje del nacionalismo catalán
está trufado de conceptos, ideas y expresiones como las que a continuación se
enumeran:
«Estado español»,
«realidad plurinacional»,
«somos una nación»,
«país»,
«visión de país»,
«sentido de país»,
«construir o reconstruir el país»,
«Constitución»,
«Tribunal Constitucional»,
«respeto»,
«diálogo»,
«legalidad»,
«legitimidad»,
«cohesión social»,
«dignidad»,
«en Cataluña
nunca hemos doblado la espalda para someternos»,
«hacer
pedagogía»,
«soberanismo»,
«acto de
soberanía»,
«derechos
históricos»,
«Cataluña es
un sujeto político y jurídico soberano»,
«acción
exterior»,
«la España
de matriz castellana»,
«personalidad
nacional catalana»,
«españolismo»,
«unionismo»,
«expolio
fiscal»,
«derecho a
decidir»,
«democracia»,
«ley de
consultas»,
«proceso de
transición»,
«estructuras
de Estado»,
«identidad
propia»,
«lengua
propia»,
«en Cataluña
los alumnos conocen el castellano mejor que en otras Comunidades»,
«normalización
lingüística» o «inmersión lingüística».
No consulten el diccionario. Nada es lo
que aparenta. Cada uno de estos términos o expresiones tiene, sacando a
colación a Paul Ricoeur, su «excedente de sentido» que conviene decodificar.
Veamos:
*.- el «Estado español» sustituye el
término «España» para puntualizar que los catalanes no son españoles, sino miembros
de un Estado ajeno;
*.- con «realidad plurinacional» y
«somos una nación» se afirma que España no es la nación que pretende ser y
Cataluña sí lo es, aunque no la dejen ser lo que es;
*.- «país» se utiliza comúnmente como
sinónimo de «Catalunya»;
*.- con «visión de país» y «sentido de
país» se alude a la necesidad de que las fuerzas políticas catalanas se unan en
la senda que conduce a «construir o reconstruir el país», es decir, a la
independencia;
*.- la «Constitución» y el «Tribunal
Constitucional» son los instrumentos que permiten que el Estado español
doblegue la libertad nacional de Cataluña;
*.- el «respeto» y el «diálogo» es lo
que se exige al otro;
*.- la «legalidad» es la camisa de
fuerza que impide la libre expresión del pueblo catalán en su camino hacia la
independencia;
*.- la «legitimidad» justifica el
incumplimiento de la legalidad en virtud del mandato del «pueblo»;
*.- en nombre de la «cohesión social» y
la «dignidad» se justifica también el incumplimiento de la ley;
*.- la prescripción «en Cataluña nunca
hemos doblado la espalda para someternos» invita igualmente al incumplimiento
de la ley amparándose en los deseos del «pueblo»;
*.- hay que «hacer pedagogía» (de la
ilegalidad, por cierto) para mostrar que el Estado no atiende las justas
razones del pueblo catalán;
*.- «soberanismo», «acto de soberanía» y
«derechos históricos» son sinónimos de independentismo, deslealtad
constitucional y privilegio;
*.- con la fórmula «Cataluña es un
sujeto político y jurídico soberano» se afirma lo que no se es para reclamar
derechos que no se tienen;
*.- «acción exterior» debe traducirse
por «diplomacia catalana»;
*.- frente a «la España de matriz
castellana» se erige la «personalidad nacional catalana»;
*.- «españolismo» y «unionismo» son
términos peyorativos que designan a los partidarias de la nación española y de
la unidad de España;
*.- el «expolio fiscal» connota
negativamente el déficit fiscal propio de las Comunidades Autónomas que generan
mayores recursos;
*.- el «derecho a decidir» equivale a consulta
pro independencia;
*.- «democracia» implica «derecho a
decidir» sin contar con la legalidad vigente;
la «ley de consultas» falsea las competencias
propias de la Comunidad Autónoma con la intención de someter a votación la
independencia;
*.- el «proceso de transición» o la hoja
de ruta que conduce a la independencia;
*.-«estructuras
de Estado» es el eufemismo utilizado para referirse a las instituciones ya en
desarrollo que conformarán la Administración del futuro Estado catalán
independiente;
*.- la «identidad propia» y la «lengua
propia» se definen en contraposición a la identidad impropia española y la
lengua impropia castellana;
*.-
«en Cataluña los alumnos conocen el castellano mejor que en otras comunidades»
es el argumento utilizado para relegar una lengua castellana que, además de
cooficial, es la lengua materna y de uso habitual de más de la mitad de los
ciudadanos catalanes;
*.- la «normalización lingüística» y la
«inmersión lingüística» constituyen el núcleo del proceso que persigue la hegemonía
de una lengua sobre otra.
Un sucinto análisis semiótico muestra
que el discurso del nacionalismo catalán se caracteriza por un determinado modo
de significar y usar los signos.
El modo de significar se vale
1) de identificadores que ubican al intérprete
en un espacio concreto que es el de la nación catalana no reconocida y
expoliada por España,
2) de apreciadores que valoran positivamente
lo catalán y negativamente lo español, y
3) de prescriptores categóricos que buscan una
respuesta –una conducta– específica en favor de lo nuestro.
El modo de significar toma cuerpo en
función de oposiciones:
*.- Cataluña/España,
*.- diálogo/monólogo,
*.- nosotros/ellos,
*.- propio/impropio,
*.- legalidad/legitimidad
o demócratas/no demócratas.
Por su parte, el uso de los signos no
busca la información, sino la comunidad de significado que transforme al
intérprete en creyente a través de un estilo persuasivo que apela al
sentimiento.
Contrario sensu, el no creyente deviene
un infiel contrario al sistema de creencias oficialmente establecido en
beneficio de la nación catalana. Hay que añadir que en el lenguaje del
nacionalismo catalán se perciben determinados elementos simbólicos de carácter
religioso, onírico y poético que se sintetizan en la idea de construcción o
reconstrucción nacional –el renacimiento después de la caída– con todo lo que
conlleva.
George Orwell, en un anexo a esa
distopía que es 1984, habla de una neolengua ficticia construida por el Ingsoc
–el partido único– con el objetivo de que ciertas ideas no fueran expresadas
ni, siquiera, pensadas. George Orwell: «La intención de la neolengua no era
solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales
propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de
pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada de
una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético,
es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera
literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de
las palabras. Su vocabulario estaba construido de tal modo que diera la
expresión exacta y a menudo de un modo muy sutil a cada significado que un
miembro del Partido quisiera expresar, excluyendo todos los demás sentidos, así
como la posibilidad de llegar a otros sentidos por métodos indirectos. Esto se
conseguía inventando nuevas palabras y desvistiendo a las palabras restantes de
cualquier significado heterodoxo, y a ser posible de cualquier significado
secundario. La finalidad de la neolengua no era aumentar, sino disminuir el
área del pensamiento, objetivo que podía conseguirse reduciendo el número de
palabras al mínimo indispensable». Por cierto, el orwelliano Ministerio de la
Verdad era el responsable de la neolengua.
Miquel Porta Perales, escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario