SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874):
Según
lo pactado en Ostende (unionistas, progresistas y demócratas), en septiembre de
1868 tuvo lugar un pronunciamiento militar en Cádiz (que se extendió
rápidamente al sur y sureste peninsular) y al que se le añadió una
revuelta popular materializada en la
constitución de Juntas Revolucionarias.
A
este movimiento se unieron los republicanos. Isabel II abandonó la nación y se consolidó su destronamiento.
Constituído
un Gobierno Provisional, se planteó la necesidad de una convocatoria de Cortes
Constituyentes que le dieran una nueva legalidad al país[1].
Oposicion entre gobierno central y juntas
revolucionarias.
El
nuevo Gobierno Provisional (presidido por el General Serrano y formado por ministros progresistas
y unionistas) pretendió representar a
todas las fuerzas vivas del país y
asegurar el orden hasta que el ejercicio del sufragio universal
cimentara la regeneración social y política que se pretendía lograr.
Las tensiones producidas entre el poder central (ejercido por el Gobierno
Central) y el periférico (en manos de las Juntas Revolucionarias) supusieron
que aquél, para restablecer su autoridad y a pesar de la resistencia que le ofrecieron,
decretase la disolución de las Juntas[2].
El
Gobierno Provisional, adelantándose a la elaboración de la nueva Constitución,
decretó el sufragio universal masculino, las libertades de culto, imprenta,
enseñanza, reunión y asociación.
Convocatoria de cortes constituyentes:
Celebradas
elecciones generales, con una abstención cercana al 40%, se reunieron Cortes Constituyentes. Su
composición era así:
*.-
minoría de derecha: carlistas (36 escaños) e
isabelinos dirigidos por Cánovas;
*.-
grupos de izquierda:, representados por unos 70 u 80 diputados republicanos federales
*.-
mayoría gubernamental de centro: progresistas, dirigidos por Prim y Sagasta, (156-160 escaños), monárquicos
demócratas (20-40 escaños) y Unión
Liberal (20 escaños)[3].
La
primera sesión de estas Cortes tuvo lugar el 22 de enero de 1869. La nueva
Constitución, cuyo contenido reflejaba la composición de la Cámara, fue
aprobada por una amplia mayoría el 1 de
junio de 1869.
La
Constitución (1869) estaba inspirada en los principios de democracia y
descentralización y ha sido considerada como la primera Constitución
democrática del siglo XIX y referente necesario para el constitucionalismo de algunos países
europeos.
*.-
Circunstancialmente estableció como forma de Gobierno la monarquía.
*.-
Determinó que la soberanía nacional -residenciada en las Cortes- era el origen
de todo poder y que sólo en ella
encontraba legitimidad la monarquía.
*.-
Estableció el derecho al voto de todo varón mayor de edad.
*.-
Reconoció:
*.-
la inviolabilidad de la correspondencia y
del domicilio.
*.-
las libertades de pensamiento y culto.
*.-
el derecho de reunión y asociación.
*.-
el necesario establecimiento de garantías procesales y el juicio por Jurados.
*.-
la libertad de prensa y de enseñanza.
*.-
Estableció el bicameralismo:
*.-
El Congreso se elegía por sufragio universal directo.
*.-
El Senado por sufragio universal indirecto.
*.-
Entre las competencias de las Cortes estaban:
*.-
La aprobación del presupuesto general del Estado.
*.-
la elección de la Regencia.
*.-
poder presentar mociones de censura al Gobierno.
*.-
El Rey ejercía el Ejecutivo a través de sus ministros y era irresponsable de la
gestión de éstos. Su persona se declara inviolable y a él corresponde nombrar,
deponer o relevar a los ministros.
Pero
su contenido no satisfacía:
*.-
a los monárquicos carlistas porque proclamaba la libertad de cultos.
*.-
a los monárquicos alfonsinos por posibilitar la instauración de una nueva
dinastía en el Trono español.
*.-
a los sectores más revolucionarios en lo social porque no ofrecía expectativas
de propiciar cambios profundos en la estructura económica y social del país.
*.-
a los republicanos (casi todos federales) por establecer como forma de
gobierno el principio monárquico.
Castelar
sostenía que "un rey español era imposible porque heriría nuestros sentimientos
de igualdad" y que "un rey extranjero era imposible, porque
heriría nuestros sentimientos de independencia".
La monarquia de amadeo de saboya:
Con
amplia mayoría monárquica, las Cortes autorizaron al general Serrano la
formación de un Gobierno definitivo en espera de que se concluyese la redacción
del nuevo texto constitucional y fuera elegido un nuevo monarca para el país.
Proclamada
la monarquía constitucional era preciso buscar un candidato al Trono y esta fue
una cuestión importante que enfrentó a los grupos monárquicos que habían
protagonizado la revolución de septiembre y que, a fuerza de pactos, habían
hecho posible la Constitución de 1869:
*.- La Unión Liberal tenía como candidato al trono, incluso antes
de estallar la revolución, al duque de
Montpensier (candidatura que era aceptada por algunos progresistas y
demócratas de peso).
*.- Los demás grupos estaban dispuestos a aceptar el canditato que
propusiera Prim.
De
entre las muchas alternativas propuestas, los demócratas y progresistas
sacaron adelante la candidatura de Amadeo I de Saboya (1870). Los unionistas la
aceptaron con desconfianza y fue rechazada por los grupos conservadores y de
la nobleza (germen de la posterior Restauración) y por los republicanos,
alfonsinos y carlistas.
Antes
de que Amadeo de Saboya llegase a España, Prim fue asesinado en Madrid. Su muerte
representó una catástrofe para la nueva monarquía (había sido su artífice) y
supuso el fin de la coalición de 1868.
Amadeo
I la encontró desmembrada y con la oposición del resto de los grupos políticos
que provocaron la dimisión de Serrano. Tuvo que apoyarse, tras nuevas elecciones (1871) en los constitucionales
de Sagasta y en los radicales (progresistas y demócratas) de Ruiz Zorrilla y
ello provocó la ruptura definitiva de la coalición que mantenía el precario
equilibrio en el que se mantenían las instituciones políticas:
*.- Los republicanos se dividieron en unitarios y federalistas. Las
revueltas de tipo federal (cuyos focos principales se localizaron en la
periferia peninsular (Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía) hicieron que
el poder central empleara la fuerza para
poder resolverlas y vencer el levantamiento opositor de carácter republicano
(octubre).
*.- La insurrección carlista se recrudeció.
*.- El estamento militar se dividía progresívamente al ser cada vez más
numeroso el grupo de generales adictos a la causa alfonsina.
*.- La cuestión cubana fue otro foco de conflicto.
*.- Los movimientos de carácter obrero añadieron mayor inestabilidad a
la situación del país.
Ante circunstancias, tan adversas, Amadeo de
Saboya abdicó[4]
abriendo uno de los períodos más críticos del Sexenio. La paulatina
radicalización política y social culminó con la
proclamación de la Primera República española y la sublevación
cantonal.
"Amadeo
de Saboya era joven; si de buen corazón, de corto entendimiento. Desconocía de
España la historia, la lengua, las instituciones, las costumbres, los partidos,
los hombres (...). Una cualidad buena manifestó, y fue la de no ser ni parecer
ambicioso. Mostró escaso afán por mantener su puesto. Dijo desde un principio
que no se impondría a la nación por la fuerza y lo cumplió, prefiriendo perder
la corona que quebrantar su juramento"[5].
Proclamación de la I República:
Sin
Monarca y en situación crítica, la mayoría del Congreso y del Senado, en sesión
conjunta con carácter de Asamblea Nacional, el 11 de febrero de 1873,
proclamaron la Primera República. Se deshizo la disyuntiva entre ésta y
Monarquía. Las diferencias entre ambos sistemas de gobierno respondían no sólo
a cuestiones de forma sino que traducían planteamientos sociales y políticos
muy distintos. La Asamblea aceptó la propuesta de Pi y Margall y asumió todos
los poderes, no obstante la decisión tomada era inconstitucional pues aquellas
Cortes no tenían poderes constituyentes[6].
Con
la marcha de Amadeo de Saboya apaecieron de nuevo las Juntas Revolucionarias;
los Ayuntamientos no republicanos fueron disueltos, cobraron fuerza las
aspiraciones de reparto de tierras entre los jornaleros agrícolas, en algunas
provincias se desató el fervor revolucionario, la oposición monárquica se
suscitó con fuerza ante la opción republicana.
De
la gestión de la República se hizo cargo el republicanismo minoritario. Este a
su vez se enfrentó a la disyuntiva de implantar un sistema Unitario (apoyado
en las clases medias y sin contenido social) o republicano Federal.
En
el primer gobierno republicano, presidido por Figueras, los ministros radicales
impidieron la implantación del federalismo. Luego los republicanos federales
desplazaron del Gobierno a los radicales.
Las
elecciones a Cortes Constituyentes del 10 de mayo de 1873 significaron (con un
60% de abstención) un reforzamiento de las tesis federales.
Elegido
presidente del Ejecutivo Pi y Margall vio debilitada su capacidad de maniobra
ante las disensiones en su propio partido, no obstante su actuación se orientó
hacia:
*.-
Evitar que el ejército fuera instrumentalizado por los partidos políticos.
*.-
El intento de reducción de la enorme deuda exterior.
*.-
Hacer efectiva la separación entre Iglesia y Estado.
*.-
Establecer una enseñanza libre y obligatoria.
*.-
Iniciar el reparto de tierras a colonos y arrendatarios.
Tuvo que hacer frente a una inestabilidad provocada, entre otros motivos,
por:
*.-
El grave problema financiero en el que el país estaba sumido.
*.-
El recrudecimiento de la guerra carlista
*.-
La falta de apoyo que los movimientos obreros proporcionaron a la naciente república
por un apoliticismo de carácter anarquista.
*.-
El creciente desorden en el ejército ante el incremento en su seno de las
fuerzas moderadas provocado por un descontento progresivo por la formación de
milicias republicanas de carácter partidista.
*.-
El intento separatista de la Diputación de Barcelona.
*.-
Los numerosos y graves problemas de orden público.
*.-
La insurrección cubana
*.-
La ausencia de un reconocimiento internacional de la nueva realidad política española.
*.-
La insurrección cantonalista (el problema más grave del momento).
El
éxito de las tesis federalistas en las elecciones a Cortes Constituyentes de
mayo de 1873 parecía que había resuelto la disyuntiva entre República federal
o unitaria, sin embargo complicó más la situación al surgir entre los
federalistas el enfrentamiento entre quienes se mostraban partidarios de un
federalismo impuesto desde arriba y los que
lo pretendían surgido desde abajo.
Proclamado
el carácter federal de la República se aceleró el protagonismo del movimiento
cantonalista y se radicalizó la exigencia de una estructura federal de base
(fundamentada en la federación de las unidades territoriales más pequeñas para
conformar el Estado y en el rechazo de un federalismo establecido desde las
Cortes o impuesto por el Gobierno Central).
Pero
ésto para muchos significaba poner en peligro la unidad y en entredicho al
mismo poder ejecutivo central.
"Federal
nació en 1868 el partido republicano, federal peleó en las Cortes y en las
calles, federal llegó al poder y federal permaneció después de su derrota (...).
Las ideas de Federación y de República nacieron a la vez en 1868. Juntas
siguen en la mente de los pueblos; y si juntas las presentáramos todos los
republicanos como programa de la revolución futura, juntas serían la mejor
palanca revolucionaria. Palpita la idea federal en el corazón del país (...).
Es
la Federación el mejor de los sistemas, ya que une y es capaz de unir los
pueblos todos de la tierra, sin que ninguno sufra en su libertad quebranto. Es
la Federación corona y remate de la obra liberal, ya que emancipa a par de la
nación las regiones y los municipios, hoy aún sujetos a bárbara servidumbre. Es
la Federación la que mejor resuelve el problema colonial, ya que convierte las
colonias en Estados autónomos sin disgregarlas de la metrópoli. (...)
Nosotros
oponemos la Federación a la descentralización. La descentralización es sóla
administrativa, y nosotros no sólo queremos la descentralización
administrativa, sino también la política y la económica (...).
Con
la Federación, las provincias son completamente libres en el ejercicio de
todas sus facultades; con ella presupuestan sus gastos, imponen sus tributos,
los distribuyen, los recaudan y los aplican (...)."
PI
Y MARGALL. "Lecciones de controversia federalista" citado por GARCIA
Nieto, Mª Carmen y otros, ob. cit. 117-119.
Los
cantones fueron organizándose sobre todo en la periferia mediterránea
(fundamentalmente en Levante y Andalucía) donde el republicanismo tenía mayor
implantación. Desde allí se fue extendiendo la insurrección cantonal por toda
la Península.
Pi
y Margall dimitió ante la imposibilidad de controlar el movimiento.
Ante
esta dimisión se impuso en las Cortes la derecha republicana. Fue elegido
Salmerón como nuevo Jefe de Gobierno, un ideólogo poco práctico pero con un gran
sentido de la autoridad y de la ley. Dispuesto a terminar con la sublevación
cantonal, Salmerón dio órdenes a los generales Pavía y Martinez Campos para que
acabaran con el movimiento cantonalista, afianzaran el orden amenazado y
asegurasen la legitimidad del poder Central, lo que
consiguieron en pocos días debido a la falta de dirección y coordinación del
movimiento cantonal.
La
explosión del federalismo había degenerado en guerra civil e hizo fracasar la
experiencia republicana.
Salmerón
dimitió por ser enemigo de la pena de muerte. El nuevo Jefe de Gobierno, Castelar,
prescindió de las Cortes, gobernó por decreto (previa suspensión de las
garantías constitucionales), restauró la pena de muerte, estableció la censura
de prensa e hizo frente con dureza a los promotores de las insurrecciones cantonalista y
carlista. También adoptó medidas tendentes a sofocar la revuelta social
(restringiendo la libertad de acción de los movimientos obreros de carácter
internacionalista). Su conservadurismo hizo posible la unión de los
republicanos de centro e izquierda y estos provocaron su dimisión en enero de
1874.
Ante
la posibilidad de que se volviera de nuevo al federalismo el Capitán General de
Madrid, general Pavía, entro en las Cortes con el Ejército, disolvió la
Asamblea por la fuerza y puso fin a la República[7].
La
alianza entre conservadores y republicanos unitarios hizo posible la formación
de un nuevo gobierno, presidido por Serrano,
que intentó la consolidación de una república unitaria con su presidencia
vitalicia.
El
progresivo reforzamiento del poder Central hizo que se impusiera una evolución
de la República hacia un sistema Presidencialista que, apoyado por los
sectores restauradores, facilitó es siguiente proceso de la Restauración,
confluyendo en ella la acción política de Cánovas del Castillo y el pronunciamiento
del Ejército.
El
Sexenio Revolucionario concluyó.
Si la "era isabelina" supuso la instauración de un régimen
constitucional" el "sexenio democrático" significó un intento
por adaptar la estructura política y social de España al desarrollo del
capitalismo liberal y aunar las aspiraciones progresistas de 1854 con los
principios democráticos y humanitarios contemporáneos, representados por
acontecimientos como la abolición de la esclavitud en Estados Unidos de
América (1861) o la fundación de la Primera Internacional (1864).
La
instauración de la República pretendió poner en práctica medidas, todavía
pendientes, que tuvieran como efecto una auténtica revolución burguesa y
materializaran un verdaero y profundo cambio social. Los hechos estuvieron
lejos de las expectativas creadas por la "revolución". El Sexenio
surgió en un momento de crisis económica (lo que facilitó la radicalización
popular) y se vio condicionado por la ineptitud política de los que ejercieron
el poder que no supieron poner en práctica los objetivos reformistas que
representada la coalición septembrina; reconducción del proceso capitalista
español, transformación de la propiedad de la tierra, adopción de medidas de
carácter social y laboral como la reducción y reglamentación de los horarios
de trabajo, establecimiento de una enseñanza obligatoria, etc).
Las
dificultades que afrontó el sexenio explican su gran inestabilidad política y
su fracaso de construcción de un Estado que superase la estructura centralista
establecida por los precedentes gobiernos moderados.
El
deficiente desarrollo capitalista e industrial de la nación, la indecisión de
la burguesía para emprender en serio las tareas de una profunda transformación
social y la persistencia de una ideología de carácter estamental que pervivía
en el poder oligárquico característico de la España del XIX, condicionaron el intento y produjeron su desfase respecto a
los movimientos que en la misma dirección tuvieron lugar contemporáneamente en
la Europa occidental.
El
problema político subyacente en la confrontación social e ideológica de estos
años se fundamentaba en el temor generalizado de la burguesía ante una
participación política de las clases populares, tradicionalmente marginadas
por el restrictivo sufragio censitario, que podía poner en peligro el propio
orden burgués.
La
política económica del sexenio consolidó un modelo económico basado en la
exportación de materias primas y
minerales, dependiente del capital extranjero y no alteró las bases socioeconómicas
que habían sustentado al régimen isabelino derribado en septiembre. Tampoco produjo
la necesaria transformación del sector agrario cuyas estructuras de poder y
propiedad permanecieron inalterables, consolidándose aún más su pervivencia durante la
Restauración (al fundamentar sus objetivos en la defensa de la propiedad y el
orden establecido).[8]
Grupo político
|
posicionamiento
|
liderazgo
|
Base social
|
|
Progresistas.
|
Centro
|
General Prim.
|
Burguesía
urbana.
|
Junto con los demócratas, son una de las pricipales
fuerzas que actúan en la Revolución de 1868.
Acaudillados por el Gral. Prim, son una mezcla de
todos los liberales que actúan guiados por el pragmatismo más que por una
ideología, de la que en realidad carecen. Profundamente desunidos, sólo Prim
aglutina el partido.
|
Unión Liberal.
|
Derecha
oligárquica.
|
General O’Donnell
|
Oligarquía terrateniente y colonial.
Negreros.
Poder económico tradicional.
Iglesia.
|
Son los que se han hecho
cargo del poder durante el último período del reinado de Isabel II e intentan
conservarlo a cualquier precio. Intentan evitar todo tipo de reformas y
apoyan cualquier solución monárquica continuista, por lo que tras la Gloriosa
apoyan a Prim y posteriormente, a Serrano
|
Partido Demócrata.
|
Centro-izquierda
|
Grupo de intelectuales.
|
Pequeña Burguesía.
(Obreros, Campesinos).
|
Hasta la aparición del
partido Republicano y de un movimiento obrero fuerte, fueron la tendencia
izquierdista y hasta radical de la política española. Reivindicaban la
abolición de las quintas, el sufragio universal, libertades de expresión,
prensa, asociación, reunión y culto; el juicio por jurado, la elección
democrática de los cargos municipales. Eran partidarios de la soberanía nacional
y el parlamento unicameral.
Fueron una de las fuerzas
principales de la revolución de 1868.
|
Partido Republicano.
|
Izquierda
moderada.
|
Emilio Castelar
Pi y Margall.
|
Pequeña Burguesía.
Obreros. Campesinos.
|
Dividido entre
republicanos unionistas y federales. Sus planteamientos ideológicos son
similares a los del P. Demócrata. Además abogan por el fin de la Monarquía y
la instauración de una República Española. Los Republicanos Federales
pretenden crear una República formada por diecisiete Estados (incluyen Cuba y
P. Rico) más varios territorios de Ultramar.
|
Movimiento obrero
(Federación Regional Española
de la I Internacional).
|
Izquierda radical.
|
Obreros. Campesinos.
|
|
El movimiento obrero
surge a partir de 1846 y pronto se afiliará a la Internacional. La división
de ésta entre marxistas y bakuninistas se reflejará en España en la creación
de dos tendencias distintas: el socialismo y el anarquismo (1872). Sólo en
1879 se creará el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1882 la Unión
General de Trabajadores (UGT), liderados por Pablo Iglesias, que
posteriormente llegarían a tener gran influencia. Los anarquistas no crearán
una estructura estable en forma de partido ni de sindicato hasta 1910
(Confederación Nacional del Trabajo, CNT)
|
Carlistas.
|
Extrema derecha.
|
Carlos VII
|
Oligarquía terrateniente.
Iglesia.
Campesinado rico de Navarra,
País Vasco, Galicia, partes de Cataluña, Valencia y Castilla.
|
Ideales: Apoyo al
absolutismo real, mantenimiento del Antiguo Régimen y de los privilegios de
la Nobleza y la Iglesia. Su lema: "Dios, Patria, Fueros, Rey".
Proponían como Rey al pretendiente Carlos, hermano de Fernando VII. Limitado
a zonas geográficas concretas (Navarra, P. Vasco, Aragón, Cataluña,
Maestrazgo) en las zonas rurales. Su apoyo proviene de población rural y del
pueblo llano, ciertos elementos clericales y la pequeña nobleza campesina
opuestas a la población urbana, mayoritariamente liberal y burguesa. Ejército
bien organizado, bajo Zumalacárregui y Cabrera, pero tienen graves
disensiones internas. Sufren una gravísima derrota en Luchana (1836).
La I Guerra Carlista
acaba con el Abrazo de Vergara entre Espartero y Cabrera (1839).El Carlismo
vuelve a tomar las armas en 1840, 1860 (II y III Guerras Carlistas),
|
sept. 1868 - enero 1870
GOBIERNO PROVISIONAL
Jefes de Gobierno:
- General Serrano - General Juan Prim. |
Previamente a la llamada "Revolución
Gloriosa", la situación de España es explosiva debido a:
- La incompleta e
inadecuada implantación de la sociedad liberal/capitalista durante el reinado
de Isabel II.
- La desunión entre los miembros de los partidos gobernantes (moderado y unionista). Los dirigentes que podrían haber capeado la crisis (O'Donnell y Narváez) mueren en 1867 y 1868 respectivamente. - La enorme presión desde los extremos carlista y demócrata. - La crisis económica internacional de 1866, que provoca hambre generalizada debida a la falta de reservas - excedentes que podrían haber constituido reservas son enviados a Gran Bretaña y Cuba- y a la falta de integración de mercados. - Hundimiento de la economía rural, que no puede competir (no puede sobrevivir), lo que provoca la radicalización del campesinado. - Las soluciones meramente represivas (Guardia Civil) dadas por los gobiernos a las reivindicaciones sociales.
·
Juntas Revolucionarias creadas por
miembros de los partidos Progresista y Demócrata, en connivencia con
militares golpistas, preparan el levantamiento contra Isabel II y los moderados.
·
18 de septiembre: Los Generales Prim y
Serrano y el Almirante Topete inician el levantamiento. El Almirante Topete
se pronuncia en Cádiz y es recibido con alborozo por la población. Inmediatamente,
las Juntas Revolucionarias se hacen con el poder en las principales ciudades
y convocan elecciones.
·
El Ejército leal a la Reina presenta
batalla a los alzados en Alcolea pero es derrotado. La Reina huye a Francia.
·
9 de octubre: Formación del Gobierno
Provisional con ministros militares, progresistas, unionistas y demócratas.
Ideario democrático. Rechazan la posibilidad de una vuelta de los Borbones al
trono, pero se declaran monárquicos.
·
El Gobierno se enfrenta a las Juntas
Revolucionarias, más extremistas, que pretenden una verdadera revolución
social.
·
Se convocan elecciones a Cortes
Constituyentes por sufragio universal (6-XII). Vencen los partidos del Gobierno
tras una campaña electoral muy agitada. En junio de 1869 se promulga la nueva
Constitución: Monarquía parlamentaria, soberanía popular, sufragio universal
masculino, reconocimiento de las libertades individuales.
·
Se inicia la búsqueda de un rey con la
oposición de carlistas (que inician un nuevo levantamiento, la III Guerra
Carlista) y republicanos.
·
Insurrección armada cubana ("Grito
de Yara", 1868), a la que se dio respuesta por la vía militar y con
tímidas medidas antiesclavistas y económicas. La lucha armada en Cuba y la
represión militar continuarían de manera intermitente hasta la independencia
(1898).
·
Los republicanos inician una amplia
campaña en favor de su causa. Levantamientos populares en favor de la
República y de una revolución social en Andalucía y otros puntos aislados de
la Península que son aplastados con dureza por el Ejército.
·
La lucha entre candidatos al Trono de
España deriva en la Guerra Franco-Prusiana (1870). Finalmente es elegido por
las Cortes el candidato propuesto por Prim: Amadeo de Saboya, duque de Aosta,
de la familia real italiana.
·
27 de diciembre de 1870: El Jefe de
Gobierno, General Prim, es asesinado por desconocidos en la calle del Turco
de Madrid. El rey electo se queda sin apoyos.
|
enero 1871- febrero 1873
REINADO DE AMADEO I
Rey: Amadeo I
Jefes de Gobierno:
- General Serrano - Ruiz Zorrilla - Práxedes M. Sagasta |
·
2-I-1871: Amadeo I jura la Constitución y es nombrado Rey de España.
Es un hombre honradamente democrático, pero de poco carácter y -según la
opinión mayoritaria- "de corto entendimiento".
·
El apoyo al nuevo monarca es escaso. Su llegada a Madrid es acogida
con evidente frialdad por la población.
·
La inestabilidad política es tremenda: En las Cortes, los partidos de
oposición torpedean la labor de los seis gobiernos que se suceden durante
estos dos años. Los gobiernos son débiles, además, por disensiones internas.
A todo esto hay que unirle la guerra carlista, el desasosiego generalizado en
Ultramar (no sólo en Cuba: también en Puerto Rico y Filipinas) y en la
metrópoli (levantamientos republicanos).
·
El Rey abdica el 10 de febrero de 1873. El pueblo de Madrid toma los
principales puntos de la ciudad en apoyo de los diputados republicanos que
consiguen el día siguiente la proclamación de la República.
Const. de 1869 (democrática).
|
febrero 1873 - enero 1874
I REPÚBLICA ESPAÑOLA
Presidentes:
- Estanislao Figueras (Rep. Unitario) - Francisco Pi i Margall (Rep. Federal) - Nicolás Salmerón (Rep. Federal) - Emilio Castelar (Rep. Unitario) |
·
A pesar de su fuerza aparente en las Cortes y en la calle, el
republicanismo es minoritario entre los españoles. Además, está profundamente
dividido entre los que quieren una República unitaria (un único gobierno para
todo el país) y los que desean la República federal (estados autónomos que se
ponen de acuerdo para crear un Estado de rango superior).
·
Desde febrero hasta junio, la presidencia recae sobre Figueras,
hombre relativamente débil, apoyado por los unitarios.
·
En junio, las Cortes Constituyentes, que preparan una nueva
Constitución Republicana Federal, nombran Presidente a Pi i Margall
(federal). Es éste un valioso intelectual y capaz hombre de estado que se
verá sobrepasado por los acontecimientos:
·
Por toda España se produce el levantamiento cantonal, por el que
regiones, ciudades o comarcas se declaran repúblicas o cantones y se rebelan
contra el Estado con gran violencia, sobre todo en Alcoy. Pi i Margall
dimite. Lo sucede Salmerón, quien encarga al Ejército de acabar con la
insurrección. Lo consigue en toda España salvo en Cartagena, donde los
insurrectos cuentan con apoyo y armamento militares.
·
Los republicanos federales se ven desacreditados por el levantamiento
cantonal. Tras la dimisión de Salmerón (debida a su oposición al
restablecimiento de la pena de muerte), es nombrado Presidente Castelar,
unitario, quien consigue el apoyo de los monárquicos contra los
cantonalistas, los carlistas y los independentistas cubanos.
·
El 2 de enero de 1874, Castelar queda en minoría en las Cortes, lo
que implicaría volver a dar el gobierno a los federales. Para evitarlo, la
derecha monárquica logró el apoyo del Cap. Gral. de Madrid, Pavía, quien al
día siguiente dio un golpe de Estado penetrando a caballo en el hemiciclo de
las Cortes seguido de fuerzas de la Guardia Civil. Castelar, que no quería
estar en el poder apoyado por medios antidemocráticos, dimitió.
Const. de 1869 (democrática).
|
enero - dic. 1874
I REPÚBLICA
- General Serrano (dictadura)
|
·
El General Serrano forma nuevo gobierno. Disuelve las Cortes y
gobierna apoyado por monárquicos, pese a nombrarse Presidente de la República.
El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez
Campos se pronuncia en Sagunto en favor de la restauración en el trono de la
monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II. El
triunfo de esta opción se logrará gracias al trabajo previo de Cánovas del
Castillo.
|
[1][1] El movimiento revolucionario pronto desbordó los
objetivos de sus organizadores (incluso en el seno de sus promotores, pronto surgieron
discrepancias al tratar de establilizarlo conforme a los intereses de cada
partido).
Ante consignas aparentemente unitarias, los
significados de cada una de ellas eran diversos (reforma constitucional y
cambio dinástico; revolución burguesa de carácter republicano; profunda
revolución social, etc.)
Los demócratas extremistas derivaron en
republicanos; los unionistas y progresistas, unidos inicialmente para la defensa
de la Constitución de 1869, se dividieron ante la elección del nuevo monarca.
Amadeo I de Saboya se encontró una coalición septembrina rota y luchando entre
sí por tener un control partidista de su monarquía.
[2] Las Juntas Revolucionarias, entre otras cuestiones,
propugnaban:
*.- sufragio universal.
*.- libertad de:
*.- culto
*.- enseñanza
*.- reunión y asociación pacífica
*.- de imprenta sin legislación especial
*.- descentralización administrativa.
*.- juicio por jurado en materias criminales
*.- unidad de fuero en todos los ramos de la administración
de justicia
*.- inamovilidad judicial
*.- abolición de la pena de muerte y garantías respecto
a la seguridad individual
*.- inviolabilidad de domicilio y correspondencia,
etc.
[3] Otras fuentes rebajan la cifra a 127 y elevan la de
los unionistas a 82
[4] Estos fueron los argumentos de Amadeo I para
fundamentar su decisión:
"Al Congreso: grande fue la honra que merecí de
la Nación española eligiéndome para ocupar su Trono (...). Conozco que me
engañó mi buen deseo. Dos años largos ha que ciño la Corona de España, y
España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y
ventura que tan ardientemente anhelo.
Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha,
entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el
primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la
palabra, agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles, todos
invocan el dulce nombre de la patria, todos pelean y se agitan por su bien; y
entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio
clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la
opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible
todavía hallar el remedio para tamaños males.
(...) No habría peligro que me moviera a desceñirme
la Corona si creyera que la llevaba en mis sienes para bien de los españoles
(...). Pero tengo la firmísima convicción de que serían estériles mis esfuerzos
e irrealizables mis propósitos.
Éstas son, señores
diputados, las razones que me mueven a devolver a la Nación y en su nombre a
vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo de ella renuncia
por mí, por mis hijos y sucesores". (Palacio de Madrid, 2 de febrero de
1873). (GARCIA GALLO, A. "Historia del Derecho Español". Madrid
(1977), 1.221-1.222).
[5] PI Y MARGALL, F. "Opúsculos Amadeo de Saboya,
pags. 7-8, citado en GARCIA NIETO, Mª C. y otros en "Bases documentales de
la España contemporánea, III "El liberalismo democrático". Madrid
(1971), 97
[6] Para justificar la opción tomada Castelar sostuvo:
"Nadie ha destruido la monarquía en España; nadie la ha matado. La monarquía
ha muerto por una descomposición interior (...). Yo he creído siempre que la
revolución de septiembre (...) llevaba en su seno la República, como la semilla
la raíz, como la raíz la planta, como la planta el fruto (...)."
(Castelar).
[7] "El señor Calvo: La Guardia Civil entra en el
edificio preguntando a los porteros la dirección y diciendo que se desaloje el
edificio de orden del Capitán General de Madrid.
El señor Presidente: Ruego a los señores diputados
que se sirvan ocupar sus asientos y que sólo esté de pie aquel que haya de
hacer uso de la palabra (...)
Ruego a los señores diputados que ocupen sus
asientos. No tenemos más remedio que ceder ante la fuerza, pero ocupando cada
cual su puesto. Viene aquí y nos desalojan. Acuerdan los señores diputados que
debemos resistir. ¿Nos dejamos matar en nuestros asientos?.
El señor Presidente del poder Ejecutivo (Castelar):
señor Presidente, yo estoy en mi puesto y nadie me arrancará de él. Yo declaro
que me quedo aquí y aquí moriré.
Un señor diputado: ya entra la fuerza armada en este
salón.
Varios señores diputados: ¡Qué escándalo!.
Varios señores diputados: soldados ¡viva la
República federal!.¡Viva la Asamblea soberana!.
(...) Se oyen algunos disparos y queda terminada la
sesión en el acto. Eran las siete y media de la mañana." (Diario de
Sesiones, 3 de enero de 1874).
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