EL PAÍS
REPORTAJE
El PSOE rehabilita a Juan Negrín
El último presidente del Gobierno de la
República será reingresado en el partido, del que Indalecio Prieto lo echó en
1946
LUIS R. AIZPEOLEA - Madrid - 22/06/2008
El próximo congreso del PSOE
rehabilitará la figura de Juan Negrín, el último presidente del Gobierno
republicano.
Científico de gran prestigio -fue alumno
suyo el Premio Nobel Severo Ochoa- y socialista, fue expulsado del PSOE en
1946, mientras permanecía en el exilio, por la ejecutiva del partido que
entonces presidía Indalecio Prieto.
Las razones de su expulsión están
vinculadas a una leyenda infamante que, recientemente, historiadores de
prestigio están desmontando: la de que fue un títere de soviéticos y comunistas
en su etapa al frente del Gobierno republicano.
La leyenda negra siempre ha perseguido
al político y científico
Esa tesis cuajó en la mayoría de los
socialistas de la época, de tal modo que algunos dirigentes actuales del PSOE
opinan que, "si viviera Ramón Rubial, anterior presidente del PSOE, habría
dificultades para reintegrar a Negrín en el partido".
Una enmienda de los socialistas canarios
que será presentada en el congreso del PSOE pretende que Negrín -nacido en Las
Palmas en 1892 y fallecido en París en 1956- sea reingresado en el PSOE, junto
con la veintena de compañeros expulsados con él. La reintegración se
materializará en una resolución del congreso.
Negrín es la única gran figura
socialista de la etapa republicana y de la guerra civil no reconocida aún. Hace
ya tiempo que lo fueron Indalecio Prieto, Francisco Largo Caballero o Julián
Besteiro.
Nombrado presidente del Gobierno por el
presidente de la República Manuel Azaña en 1937, a Negrín le correspondió
dirigir el Gobierno en la etapa difícil que se extendió hasta el final de la
guerra civil.
Fue un firme defensor de resistir a
Franco para coincidir con lo que él creía el inminente comienzo de la II Guerra
Mundial.
En 1945 cesó como presidente del
Gobierno republicano en el exilio.
Un paso importante para su
rehabilitación lo dio Alfonso Guerra cuando hace dos años, con motivo del 50º
aniversario de su fallecimiento, la Fundación Pablo Iglesias organizó una
exposición y editó un vídeo en reconocimiento a Negrín.
Historiadores de prestigio (Ricardo
Miralles, Enrique Moradielos, Gabriel Jackson, Paul Preston) han reivindicado
en los últimos años su figura como científico y político socialista.
En noviembre, Ángel Viñas publicará El
honor de la República, libro en el que, con documentación procedente de los
archivos republicanos socialistas y soviéticos, contribuirá a desmontar la
tesis extendida durante la guerra fría, letal para la imagen de Negrín, de que
fue un agente al servicio de comunistas y soviéticos.
Según el historiador Stanley G. Payne,
tras el fin de la guerra no había personaje más odiado. El bando franquista lo
consideraba un "rojo traidor", en tanto que dentro del campo
republicano, la mayor parte de sus correligionarios le echaban en cara la
prolongación inútil de la guerra y que hubiese servido a los planes de la Unión
Soviética.
Su papel como científico prácticamente
fue borrado de los anales, a pesar de que era admirado por su mentor, Santiago
Ramón y Cajal (Nobel de medicina en 1906), y fue maestro, entre otros, del
profesor Severo Ochoa (Nobel de Fisiología y Medicina en 1959).
EL PAÍS
TRIBUNA: ÁNGEL VIÑAS
Negrín y 35 viejos militantes
socialistas
El que el congreso del PSOE haya
rehabilitado a 36 militantes, entre ellos Juan Negrín, significa predicar con
el ejemplo. No se puede recuperar la memoria histórica sin asumir la propia
ÁNGEL VIÑAS 08/07/2008
El Congreso del PSOE ha adoptado una
resolución que quizá llame la atención a muchos españoles: tres docenas de
viejos socialistas (entre los cuales el presidente y secretario del partido,
ministros y diputados, cargos sindicales y orgánicos) han sido reincorporados a
la militancia a título póstumo. Habían sido expulsados mediante una nota
publicada en El Socialista el 23 de abril de 1946, poco antes de la celebración
de un congreso en el exilio. Además de a Juan Negrín afectó a Julio Álvarez del
Vayo; Ramón Lamoneda; Ramón González Peña; Jerónimo Bujeda; Juan Simeón
Vidarte; Matilde de la Torre; Gabriel Morón; Amaro del Rosal; Ángel Galarza,
Max Aub y a hombres y mujeres perdidos en las brumas de la historia.
Los ataques a Negrín encajaban con el
hipernacionalismo de boquilla del franquismo
En la práctica, un sector socialista, el
de Prieto, se sumó a la propaganda franquista contra Negrín
La suspensión como militantes de Negrín
y Álvarez del Vayo ya las había proclamado en marzo de 1939 la Agrupación
Socialista Madrileña en pleno golpe del coronel Casado, que hundió los planes
negrinistas para salvar al mayor número posible de combatientes. Fueron
episodios de las querellas que la guerra provocó en las filas socialistas.
Pero, evidentemente, no cabe favorecer la recuperación de la memoria histórica
si no se asume la propia.
A Negrín le ha perseguido, básicamente,
una mitografía alimentada por la propaganda del franquismo. Ésta le presentó
como el enemigo por antonomasia en razón de su perversidad intrínseca, su deseo
de vender la patria a Moscú y su voluntad de oponerse a la invencible razón de
la España nacional. También le colgó las miles de muertes y destrucciones que
implicó la resistencia. Al tiempo, sus historiadores se cuidaron mucho de no
indagar en uno de los dirty little secrets de Franco: su extraña renuencia a
dar la puntilla a la República cuando tuvo ocasión en marzo/abril de 1938.
Desde las babosidades de Manuel Aznar y Joaquín Arrarás hasta las engañifas más
recientes se ha distorsionado el pasado. También algún autor-basura se las ha
apañado para presentar bajo nuevos envoltorios las "pruebas" de la
"connivencia" de Negrín con los siniestros designios de Stalin.
En la práctica, un amplio sector socialista
se unió a los corifeos de Franco despistado por las tergiversaciones de Prieto
que en buena parte han resistido hasta la fecha una contrastación documental.
Negrín le habría expulsado del Gobierno, hace ahora 70 años, por negarse
"a obedecer mandatos de Moscú". Esta dignidad nacional herida
encajaba con el hipernacionalismo de boquilla y el anticomunismo sulfuroso del
franquismo, así como con las leyendas propaladas a los cuatro vientos sobre las
aviesas intenciones comunistas. Sustituir el mito por el dato y los
"inventos" por la evidencia es la tarea natural del historiador. El
cruce sistemático de fuentes primarias de procedencia republicana, socialista,
comunista, alemana, británica, italiana y soviética, amén del análisis de una
memorialística de combate y de cruzada, me permiten afirmar que la
interpretación sobre Negrín propagada por franquistas, prietistas, llopistas,
anarquistas, poumistas, conservadores y guerreros de la guerra fría es
objetable gracias a las bases documentales preservadas en archivos que guardan
en igual medida tanto sorpresas como serpientes venenosas.
Las principales acusaciones que con
mayor frecuencia se han dirigido contra Negrín son desmontables. I) Envió por
las buenas el oro del Banco de España a Moscú. Falso. Empezó a venderlo el
Gobierno Giral a los pocos días de la sublevación. Los franceses adquirieron
una cuarta parte. El franquismo no tuvo más remedio que aguantarse. Negrín
contó con una autorización del Consejo de Ministros del 6 de octubre de 1936,
que dejó la operación en sus manos y en las de Largo Caballero en su calidad de
presidente del Gobierno.
II) Fue el destinatario de las intrigas
soviéticas para que Azaña cesara a este último y le pusiera a él. Falso. La
imputación hecha por Jesús Hernández, ex ministro comunista, y que ha influido
en una literatura inmensa, está basada en un mero "invento". La
afirmación de Bolloten de que Negrín fue elegido por los soviéticos es,
literalmente, un "camelo".
III) No hizo nada para impedir el rapto
y asesinato de Andreu Nin. Falso. Ambos fueron una operación diseñada y
ejecutada por Alexander Orlov, de la NKVD, que la llevó a cabo con agentes
soviéticos y comunistas españoles, sin conocimiento de Negrín. Nin fue
asesinado a los pocos días de su detención.
IV) Cesó a Prieto por presiones
soviéticas. Falso. De seguir las informaciones transmitidas a Moscú, fue Prieto
el que pocas semanas antes ofreció su dimisión a los soviéticos, que
naturalmente no aceptaron.
V) Prieto no consintió estar en el mismo
Gobierno que Hernández quien le había atacado en la prensa. Falso. Prieto se
calló ante ataques mucho más acerbos de otro ministro comunista, Vicente Uribe.
Los dirigentes del PC dejaron totalmente en manos de Negrín la solución de la
crisis gubernamental de abril de 1938 y se olvidaron de la campaña previa
contra Prieto. Sus razones tuvieron, que la historiografía pro-franquista y
prietista jamás ha aclarado.
VI) Tras la salida de Prieto del
Gobierno sus relaciones con Negrín se rompieron. Falso. Prieto acudió a él en
demanda de apoyo para hacer gestiones ante Raimundo Fernández Cuesta,
falangista de pro y ministro de Agricultura en el primer Gobierno de Franco,
con el fin de buscar algún tipo de solución al conflicto. Negrín las autorizó.
VII) Negrín continuó la guerra en el interés
de la Unión Soviética. Falso. Negrín, como Azaña, Prieto y numerosos ministros
republicanos, siguió una política orientada a ir tan lejos como fuera posible
con las potencias democráticas y tanto como fuese imprescindible con la Unión
Soviética.
VIII) Fue el hombre de Moscú. Falso.
Negrín diseñó una estrategia que contó al principio con un amplio consenso pero
que fue rompiéndose poco a poco. Hubo de jugar con unos y con otros hasta
descansar en los comunistas y en un sector socialista. Azaña, algunos
republicanos burgueses, el PNV y ERC le aislaron mientras asestaban puñaladas
traperas en Londres y París a la credibilidad de la resistencia. La idea de que
Negrín fue un juguete de los comunistas es una construcción ideológica.
IX) Prolongó la guerra inútilmente.
Falso. Contaba con informaciones de que los franceses ayudarían. Bajo Daladier,
se esquivaron (como ya habían hecho bajo el primer Gobierno de Blum). Stalin sí
ayudó pero cuando reanudó los suministros (que había mantenido a niveles muy
bajos durante todo un año) fue demasiado tarde.
X) Ninguneó al Gobierno republicano en
el exilio al declarar su voluntad de que, a su muerte, en 1956, la
documentación que guardaba relacionada con el "oro de Moscú" se
entregara al Gobierno de Franco. Falso. Tal documentación demuestra que la
totalidad del oro se había vendido siguiendo la legalidad republicana, que
ningún historiador profranquista o antinegrinista jamás se molestó en
reconstruir. Su gesto, eso sí, tuvo consecuencias que era imposible anticipar.
Entre ellas la preparación de grotescos proyectos para "reclamar" el
oro y el desvergonzado latrocinio de ciertos papeles, perpetrado por uno de los
más endiosados -y alabados- ministros de Franco, probablemente para
garantizarse una cierta dosis de influencia.
Como la mayor parte de las acusaciones
eran de base meramente política, cuando no personal, la expulsión del PSOE se
hizo utilizando criterios "objetivos". Entre 1939 y 1946 hubo incluso
otro ejemplo. Ocurrió en México en enero de 1942 y la pronunció la Comisión
Ejecutiva prietista. Afectó a los miembros del círculo cultural Jaime Vera,
muchos de ellos proclives a Negrín, a la sazón refugiado en Londres.
Alfonso Guerra abogó hace años por la
necesidad de recuperar a Negrín. Un programa de TVE y una exposición sobre su
figura, cuyo comisario fue el profesor Ricardo Miralles, encontraron éxito de
público. Como analista de la operación del oro, que inicié en 1974 gracias al
empuje del profesor Fuentes Quintana, debo reconocer mi gratitud a la Fundación
Juan Negrín y a los socialistas canarios (entre ellos a Antonio Aguado, Juan
Fernando López-Aguilar, José Medina, Sergio Miralles, José Miguel Pérez y
Jerónimo Saavedra), así como al socialista alicantino Miguel Ull, defensores
incansables de esta rehabilitación. También a los colegas (Helen Graham,
Gabriel Jackson, Ricardo Miralles, Enrique Moradiellos y Paul Preston) que
tanto se han batido por el Negrín auténtico, y, naturalmente, a la familia
Orellana-Negrín que me permitió bucear en sus archivos. La reconstrucción
documentada del pasado siempre triunfa. El PSOE ha tenido un acierto político y
de dignidad.
Ángel Viñas, historiador, publicará en
otoño el último tomo de su trilogía sobre la Guerra Civil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario