jueves, 13 de febrero de 2014

Escocia y Cataluña

Los números no cuadran en Escocia
LOS principales agentes económicos del Reino Unido hace tiempo que realizan cálculos sobre los efectos catastróficos que tendría una eventual independencia de Escocia, tanto para los escoceses como para los propios británicos, que perderían peso específico en el mundo.
La separación no es buen negocio para nadie, ni a corto ni a medio ni a largo plazo, como confirman insistentemente todos los datos.
El espejismo de una Escocia viviendo de las rentas del petróleo del mar del Norte ya no se sostiene, ni tampoco la idea de que las empresas como British Petroleum pagarían las instalaciones eólicas para que los escoceses disfrutasen de energía gratis. Gran Bretaña sería un país más pequeño, cierto, pero Escocia sería un reducto escuálido, fuera de la Unión Europea, aislado y abocado a depender de su propia credibilidad para su estabilidad financiera, aún no se sabe en qué moneda.
De aquí hasta la celebración del referéndum del mes de septiembre, la campaña de los independentistas escoceses no cesará de insistir en los factores emocionales y las medias verdades de su argumentario.
Ambas son muy difíciles de rebatir; las cuestiones sentimentales porque no obedecen a la razón y las medias verdades porque envuelven las mentiras en una apariencia engañosa. Nada mejor que los datos reales y las cuentas de las empresas que temen las eventuales consecuencias de una fragmentación del mercado y de la moneda, y la aparición de reguladores dirigidos por criterios nacionalistas.
Invocando los factores esenciales entre la población y los lazos centenarios para pedir a los escoceses que rechacen la independencia, el Gobierno británico cumple con su obligación. Las empresas también han empezado a votar a su manera, en defensa de sus propios intereses y de los de la economía británica. ABC.



VARAPALO DEL VATICANO AL PADRE SOLER
La Nunciatura del Vaticano en España ha dejado las cosas claras para conocimiento de Oriol Junqueras y su polichinela Arturo Mas. La Santa Sede no reconocerá un Estado catalán escindido de España a través de una fórmula contraria a la Constitución.
El Vaticano ha replicado así a las declaraciones del padre Soler, que se ha permitido deslizar una posición de la que la Santa Sede se encuentra por completo alejada. Las piruetas secesionistas quedan para los aventureros. La Santa Sede se ha mostrado siempre especialmente respetuosa con las Constituciones de las naciones democráticas y solo alza su voz cuando se atropellan los derechos humanos o se ofende la estabilidad de la Iglesia.
Excelente lección vaticana para Oriol Junqueras y su guiñol Arturo Mas. El Gobierno español debería tomar nota de la actitud del Vaticano y potenciarla al menos en los medios de comunicación públicos. Los catalanes deben conocer la verdad frente a la propaganda machacadamente repetida por Oriol Junqueras, su títere Arturo Mas y el entorno de ambos.
Desde hace muchos siglos la relación entre la Santa Sede y la España unida han estado presididas por el buen sentido en contra de las aventuras de algunos y las incongruencias de otros.
Luis María ANSON de la Real Academia Española

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