CENTENARIO DE CAMACHO
Sábado 20 de enero de 2018, 09:01h
Este domingo se cumple el centenario de Marcelino Camacho, primer nombre del sindicalismo español de todos los tiempos y hombre clave no solo en la Transición sino en el desarrollo de la democracia en España. Le conocí bien y solo puedo decir cosas positivas de él, aunque mi discrepancia con sus posiciones políticas era completa. Hace unos días publiqué en el diario El Mundo un artículo que voy a reproducir a continuación para conocimiento de los lectores de El Imparcial.
“Cuatro son los artífices de la Transición política desde una dictadura encarnada por el amigo de Hitler y Mussolini a una democracia pluralista plena: el Rey Don Juan Carlos, que tenía la fuerza del Ejército; el cardenal Tarancón, que tenía la fuerza de la Iglesia; Marcelino Camacho, que tenía la fuerza obrera; Felipe González, que tenía la fuerza de los votos. Es verdad que Adolfo Suárez, el general Gutiérrez Mellado y, sobre todo, Torcuato Fernández-Miranda, contribuyeron a fecundar la compleja operación política, articulada en torno a la Monarquía defendida desde el exilio por Don Juan III frente a la dictadura y que consistía en devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra incivil.
Camacho pudo oponerse a la Transición y fracturarla convocando reiteradamente huelgas generales. Hizo lo contrario y condicionó la entera política de la izquierda. Carrillo, que actuó de forma inteligente y constructiva, es una anécdota. La fuerza de la izquierda auténtica la tenía Camacho.
Le visité por primera vez en la cárcel de Carabanchel. Cuando me nombraron director del ABC verdadero, ya en la democracia, el gran sindicalista dejó El País y se vino conmigo a escribir en el periódico liberal. Fue hombre leal a sus ideas, coherente en su vida ejemplar, orgulloso de no haber hecho una sola concesión al lujo ni a las conveniencias, enamorado de Josefina, la paloma brava que se mantuvo siempre a su lado.
“Mientras un millar de personas sean dueñas del 40% del producto interior bruto del mundo, la situación será crítica y habrá que seguir luchando contra el desafío del gran capital”, solía decir el inolvidado sindicalista, “hombre herido por la dictadura”, manantial de la lucha obrera, “la palabra tallada allí donde se traban los nervios de la política”.
El próximo domingo se celebra el centenario de Marcelino Camacho. Se le va a rendir un gran homenaje. Asistí yo al anterior en 2007 en el Palacio de Congresos y recuerdo el entusiasmo de los sindicalistas, la figura grácil de la presentadora del acto, Aitana Sánchez-Gijón, y la voz de Nuria Espert, que recitó los versos de la esperanza. Escribió Camacho un libro imprescindible: Confieso que he luchado. Y su hija Yénia, su maravillosa hija, tan inteligente y tan culta, publicó De Orán y del regreso, su infancia refugiada en aquel hombre admirable que supo desafiar al dictador, incluso desde la cárcel, y que dedicó su vida entera al servicio de los trabajadores.”
Hasta aquí lo que escribí en El Mundo. Tengo la esperanza de que el homenaje que se le va a dar el domingo contribuya a que las nuevas generaciones tengan una idea de lo que ha significado Marcelino Camacho en la vida española.
Luis María ANSON
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