Alcanzaron
verdadera influencia solo gracias a la rebelión militar y la lucha posterior.
La sublevación de julio fue la única que causó una contienda fraticida en la
convulsa Europa de los años veinte y treinta
Solo
en España hubo guerra civil
POR
JULIÁN CASANOVA
#
Hombres
y mujeres de una de las milicias organizadas en la zona republicana, tras la
sublevación militar de julio de 1936. Foto: Keystone | Getty Images
En
los primeros meses de 1936, la sociedad española estaba muy fragmentada, con la
convivencia bastante deteriorada, y como pasaba en todos los países europeos,
posiblemente con la excepción de Reino Unido, el rechazo de la democracia
liberal a favor del autoritarismo avanzaba a pasos agigantados. Nada de eso
conducía necesariamente a una guerra civil. Esta empezó porque una sublevación
militar contra la República quebró la capacidad del Estado y del Gobierno
republicanos para mantener el orden. La división del Ejército y de las fuerzas
de seguridad impidió el triunfo de la rebelión, el logro de su principal
objetivo: hacerse rápidamente con el poder. Pero al minar decisivamente la
capacidad del Gobierno para mantener el orden, ese golpe de Estado dio paso a
la violencia abierta, sin precedentes, de los grupos que lo apoyaron y de los
que se oponían. Era julio de 1936 y así comenzó la Guerra Civil española.
La
Guerra Civil española no fue la crónica anunciada de una frustración secular
que, necesariamente, tenía que acabar en una explosión de violencia colectiva.
La historia de España no discurrió en esos años al margen de la europea, no fue
ajena a las transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales
vividas en el resto del continente. Casi ningún país europeo resolvió entonces
sus conflictos por la vía pacífica.
Entre
1910 y 1931 surgieron en Europa varias repúblicas, regímenes democráticos, o
con aspiraciones democráticas, que sustituyeron a monarquías hereditarias
establecidas en esos países secularmente. La mayoría de ellas, y algunas muy
significativas como la alemana, la austriaca y la checa, se habían instaurado
como consecuencia de la derrota en la I Guerra Mundial. La serie había
comenzado en Portugal, con el derrocamiento de la monarquía en 1910, y la
española fue la última en proclamarse. La única que subsistió como democracia
en esos años hasta el estallido de la II Guerra Mundial, fue la de Irlanda,
creada en 1922. Todas las demás fueron derribadas por sublevaciones militares
contrarrevolucionarias, movimientos autoritarios o fascistas. Pero el golpe
militar de julio de 1936 fue el único que causó una guerra civil. Y esa es la
diferencia que conviene explicar: por qué hubo una guerra civil en España.
La
sociedad española de 1936 no era la misma que aceptó pasivamente la dictadura
de Primo de Rivera en 1923
Habrá
que comenzar por una afirmación obvia. Sin la sublevación militar de julio de
1936, no habría habido una guerra civil. Vista la historia de Europa de esos
años, y la de las otras Repúblicas que no pudieron mantenerse como regímenes
democráticos, lo normal es que la República española tampoco hubiera podido
sobrevivir. Pero eso no lo sabremos nunca porque la sublevación militar tuvo la
peculiaridad de provocar una fractura dentro del ejército y de las fuerzas de
seguridad. Y al hacerlo, abrió la posibilidad de que diferentes grupos armados
compitieran por mantener el poder o por conquistarlo.
La
Guerra Civil se produjo porque el golpe de Estado militar no consiguió de
entrada su objetivo fundamental, apoderarse del poder y derribar al régimen
republicano, y porque, al contrario de lo que ocurrió con otras repúblicas del
periodo, hubo una resistencia importante y amplia, militar y civil, frente al
intento de imponer un sistema autoritario. Sin esa combinación de golpe de
Estado, división de las fuerzas armadas y resistencia, nunca se habría
producido una guerra civil.
La
Guerra Civil fue, por consiguiente, producto de una sublevación militar que
puede explicarse por la tradición intervencionista del Ejército en la política
y por el lugar privilegiado que ocupaba dentro del Estado, cuestionado por la
legislación republicana, frente a la cual reaccionó. Ese golpe militar encontró
resistencia porque la sociedad española de 1936 no era la de 1923, cuando la
sublevación de septiembre de ese año del general Miguel Primo de Rivera se
había visto favorecida por la abstención general del ejército, la debilidad del
Gobierno, la pasividad de la opinión pública, que no resistió, y, sobre todo,
por el consentimiento del rey Alfonso XIII.
En
1936 había en España una república, cuyas leyes y actuaciones habían abierto la
posibilidad histórica de solucionar problemas irresueltos, pero habían
encontrado también, y provocado, importantes factores de inestabilidad, frente
a los que sus gobiernos no supieron, o no pudieron, poner en marcha los
recursos apropiados para contrarrestarlos. Frente a un nivel de movilización
política y social tan amplio como el inaugurado y creado por el régimen
republicano, el golpe de Estado no podía acabar, como tantas veces en la
historia de España, en una mera vuelta al orden perdido, apoyado en los valores
tradicionales. Si se quería echar la República abajo, se necesitaba una nueva
versión, violenta, antidemocrática y antisocialista, creada ya por el fascismo
en otros lugares de Europa, que cerrara la crisis y tapara de verdad todas las
fracturas abiertas, o agrandadas, por la experiencia republicana
Hasta
que llegó la Segunda República en abril de 1931, la sociedad española se
mantuvo bastante al margen de las dificultades y trastornos que sacudían a la
mayoría de los países europeos desde 1914. España no había participado en la I
Guerra Mundial y no sufrió, por tanto, la fuerte conmoción que esa guerra
provocó con la caída de los imperios y de sus servidores, la desmovilización de
millones de excombatientes y el endeudamiento para pagar las enormes sumas de
dinero dedicadas al esfuerzo bélico.
Ni
fascistas
ni
comunistas tenían fuerza para desestabilizar
el
poder republicano por sí mismos
En
el continente europeo, tras la I Guerra Mundial, la caída de las monarquías, la
crisis económica, el espectro de la revolución y la extensión de los derechos
políticos a las masas hicieron que un sector importante de las clases
propietarias percibiera la democracia como la puerta de entrada al gobierno del
proletariado y de las clases pobres. Temerosos del comunismo, se inclinaron
hacia soluciones autoritarias.
Ocurrió
además que esos nuevos regímenes parlamentarios y constitucionales se
enfrentaron desde el principio a una fragmentación de las lealtades políticas,
de tipo nacional, lingüístico, religioso, étnico o de clase, que derivó en un
sistema político con muchos partidos y muy débiles. La formación de gobiernos
se hizo cada vez más difícil, con coaliciones cambiantes y poco estables. En
Alemania ningún partido consiguió una mayoría sólida bajo el sistema de
representación proporcional aprobado en la Constitución de Weimar, pero lo
mismo puede decirse de Bulgaria, Austria, Checoslovaquia, Polonia o España
durante los dos últimos años de la República. La oposición rara vez aceptaba
los resultados electorales y la fe en la política parlamentaria, a prueba en
esos años de inestabilidad y conflicto, se resquebrajó y llevó a amplios
sectores de esas sociedades a buscar alternativas políticas a la democracia.
El
fascismo y el comunismo, los dos grandes movimientos surgidos de la Primera
Guerra Mundial y que iban a protagonizar dos décadas después la Segunda, apenas
tenían arraigo en la sociedad española durante los años de la República y no
alcanzaron un protagonismo real y relevante hasta después de iniciada la Guerra
Civil.
El
fascismo apareció en España más tarde que en otros países, sobre todo si la
referencia son Italia y Alemania, y se mantuvo muy débil como movimiento
político hasta la primavera de 1936. Durante los primeros años de la República,
apenas pudo abrirse camino en un escenario ocupado por la extrema derecha
monárquica y por la derechización del catolicismo político. El triunfo de
Hitler en Alemania, sin embargo, atrajo el interés de muchos ultraderechistas
que, sin saber todavía mucho del fascismo, vieron en el ejemplo de los nazis un
buen modelo para acabar con la República. El que iba a ser el principal partido
fascista de España, Falange Española, fue fundado por José Antonio Primo de
Rivera, hijo del dictador, el 29 de octubre de 1933.
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Voluntarios
nacionalistas entran en Zamora brazo en alto, siendo correspondidos del mismo
modo por los que les recibían en la calle, en fecha no determinada del verano
de 1936. Foto: Efe
También
estaba ausente de la sociedad española por esos años el comunismo, la otra gran
ideología y movimiento político que salió de la I Guerra Mundial. El Partido
Comunista de España (PCE), fundado a comienzos de los años veinte siguiendo los
principios esenciales de la Internacional Comunista, llegó a la República con
un recorrido corto, comparado con el socialismo y el anarquismo, y con una
organización que aglutinaba a unos cuantos centenares de militantes. En las dos
primeras elecciones, en junio de 1931 y noviembre de 1933, no consiguió ningún
diputado y comenzó a adquirir presencia en la sociedad española por primera vez
en 1934 cuando la Komintern cambió su política de “clase contra clase”, de
crítica a la democracia burguesa, por la formación de frentes antifascistas. En
las elecciones de febrero de 1936, integrado en la coalición del Frente
Popular, el PCE obtuvo 17 diputados (de 470 que tenía el parlamento español).
No era todavía un partido de masas, pero había roto el aislamiento.
En
definitiva, solo gracias a una guerra civil, el comunismo y el fascismo
acabaron teniendo una notable influencia en la política y en la sociedad
española de los años treinta. Antes de la sublevación militar de julio de 1936,
ni fascistas ni comunistas tuvieron fuerza para desestabilizar a la República.
En la primavera de ese año, tras las elecciones ganadas por el Frente Popular,
la violencia hizo acto de presencia con algunos atentados contra personajes
conocidos y los choques directos armados entre grupos políticos de la izquierda
y de la derecha plasmaban en la práctica, con resultados sangrientos en
ocasiones, los excesos retóricos y la agresividad verbal de algunos dirigentes.
Los dos partidos con más presencia en el parlamento, el socialista y la CEDA,
tampoco contribuyeron durante esos primeros meses de 1936 a la estabilidad
política de la democracia y de la República. La política y la sociedad
españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significaba
necesariamente que la única salida fuera una guerra civil.
La
atormentada vida de la República fue sustituida por
una
historia
de
degradación y asesinato en masa
No
hay, en suma, una respuesta simple a la pregunta de por qué del clima de
euforia y de esperanza de 1931 se pasó a la guerra cruel y de exterminio de
1936-1939. La amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de
clase se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de la
República. La estabilidad política del régimen también corría mayor peligro. El
lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones sociales y sus
incitaciones a atacar al contrario, había impregnado gradualmente la atmósfera
española. La República intentó transformar demasiadas cosas a la vez: la
tierra, la Iglesia, el Ejército, la educación, las relaciones laborales.
Suscitó grandes expectativas, que no pudo satisfacer, y se creó pronto muchos y
poderosos enemigos.
Ningún
conflicto, protesta social o disturbio ocurrido durante la Segunda República,
antes de la sublevación militar de julio de 1936, disponía de la capacidad
organizativa y armada para emprender una acción sostenida contra el poder
establecido. Las guerras civiles, en la historia, no surgen necesariamente como
resultado de situaciones caóticas, que es lo que los sublevados de julio de
1936 y las visiones neofranquistas en la actualidad pretenden demostrar que
había en España en la primavera de aquel año.
Mientras
las fuerzas armadas defendieron a la República y obedecieron a sus gobiernos,
pudo mantenerse el orden y los intentos militares/derechistas o revolucionarios
de subvertirlo fracasaron, aunque fuera, como en la revolución de Asturias de
octubre de 1934, con un coste alto de sangre. El golpe de muerte a la República
se lo dieron desde dentro, desde el seno de sus mecanismos de defensa, los propios
militares que rompieron el juramento de lealtad a ese régimen en julio de 1936.
A
partir de ese momento, comenzaron una lucha violenta para conquistar el poder.
El destino de España se decidió por las armas. Y el resultado ya lo sabemos. La
atormentada vida política y social de la República fue sustituida por una
historia de degradación y asesinato en masa. Por mucho que se hable de la
violencia que precedió a la Guerra Civil para tratar de justificar su
estallido, está claro que en la historia de España del siglo XX hubo un antes y
un después del golpe de Estado de julio de 1936. Bastaron tres años para que la
sociedad padeciera una oleada de violencia y desprecio por la vida sin
precedentes. Y de allí surgió la paz de Franco, el Estado de terror, la continuación
del Estado de guerra, un régimen de crimen e intimidación.
Julián
Casanova es autor de Europa contra Europa, 1914-1945 (editorial Crítica).
La
guerra civil española es el resultado de una crisis social, política y
religiosa interminable que castiga al país desde finales del siglo anterior.
En
el año 1923, el general Primo de Rivera intentó poner orden en el reino
siguiendo el ejemplo de algunos de sus contemporáneos, como italiano Mussolini
o el turco Moustafa Kémal.
antecedentes
de la Guerra CivilLos republicanos, los grandes vencedores de las elecciones
regionales del 12 de abril, proclaman la República el 14 de Abril de 1931. El
rey Alfonso XIII abdica y deja España con los honores militares. Una
constitución democrática entrará en vigor cuando la izquierda se lleve las
elecciones en junio.
El
29 de Octubre de 1933, José Antonio Primo de Rivera funda “la Falange”. Esta
organización predica la constitución de un Estado nacionalista.
Las
elecciones legislativas del 16 de Febrero de 1936 una coalición de izquierdas
llamada el "Frente popular " constituido por republicanos,
socialistas, militantes del Partido obrero de unificación marxista (POUM) y por
comunistas, se lleva las elecciones en España contra el “Frente nacional” y el
centro. El republicano Manuel Azaña, líder del frente popular, es el encargado
de formar el nuevo gobierno.
Elegido
presidente de la República el 10 de mayo de 1936, Azaña nombra a Francisco
Largo Caballero, socialista próximo a los comunistas, a la cabeza del gobierno.
Los choques entre republicanos y nacionalistas provocarán el comienzo en España
de la guerra civil. El periódico oficial del PSOE titula: « Haremos lo mismo
que en Rusia », titular que no ayudó en nada a calmar el ambiente y a
tranquilizar a los opositores.
A
partir de esos momentos, el país vive oleadas de violencia callejera que tienen
su punto álgido en el asesinato del diputado monárquico José Calvo Sotelo, el
13 de julio del mismo año, poco después de haber sido amenazada por Dolores
Ibarruri “Pasionaria”
El
diputado monárquico José Calvo Sotelo es asesinado en Madrid por oficiales
republicanos. Este asesinato acelera los acontecimientos. Aunque los generales
Sanjurjo y Mola ya planeaban una conspiración nacionalista desde hace unos años
(por eso el gobierno legal había apartado en efecto a estos responsables
militares del país. Sanjurjo estaba en el exilio en Portugal, Mola en Pamplona
y Franco en las Canarias), este acontecimiento, la muerte de Calvo Sotelo, es
la impulsora de estos para llevarlo a cabo. Además, este hecho también hace que
Franco decide aliarse con ellos para llevar a cabo El levantamiento,
cualificado por sus autores como “el glorioso Movimiento” se inicia el 17 de
julio de 1936 en la guarnición de Melilla. Dirigidos por el antiguo jefe de
estado-mayor del ejército, el general Francisco Franco Bahamonde, los militares
de la guarnición de Melilla se levantan contra el gobierno de la Frente
Popular. Gracias al apoyo de los generales Mola (antiguo jefe de la policía) y
Sanjurjo (exiliado en Lisboa), el movimiento de insurrección de los militares
se extiende pronto por toda España y la guerra civil estalla.
El
17 de Julio, anticipadamente a las fechas preestablecidas, se produce se
produce un alzamiento militar en Melilla. El 18 de julio la rebelión se
extendió a otras guarniciones de la España metropolitana y el día siguiente
Franco tomó el mando del ejército en Marruecos. Pero una buena parte del
ejército queda fiel al gobierno y buena parte del pueblo llano también se
subleva contra el levantamiento.
El
resultado inicial de la sublevación es que los rebeldes nacionalistas han
conseguido apoderarse de apoderan de Galicia, Castilla, buena parte de Navarra
y Aragón. En Navarra y Aragón, los insurrectos gozan del sostén de milicias
carlistas, los requetés. Son campesinos-soldados bien armados.
Los
nacionalistas se implantan también en Andalucía: Sevilla, Córdoba, Granada y
Cádiz se levantan contra el gobierno legal. Pero en Barcelona, son rechazados
por las milicias obreras. También en Valencia y casi toda la zona del Levante
mediterráneo.
El
general Mola piensa apoderarse de Madrid haciendo converger sobre la capital
cuatro columnas de tropas y combinando su acción con el levantamiento de
civiles madrileños favorables al Movimiento. A este movimiento se le conoció
como la "quinta columna". Pero la maniobra fracasa debido a la
improvisada movilización de los habitantes madrileños. Así pues la capital del
país queda en las manos de las tropas legalistas mandadas por el general Miaja.
Guerra
Civil. Los tres días de Julio
El
resumen de los acontecimientos de “los tres días de julio” (así se conocieron
posteriormente a los días 18, 19 y 20 de 1936), es una España dividida en dos,
con una ligera ventaja en el gobierno ya que guarda el control de los
principales polígonos industriales españoles y de la capital del país.Y con una
España partida en dos, ambas partes se ponen a reafirmar sus territorios
mitigando o apagando cualquier pequeño indicio de posible rebelión o
levantamiento. Las pasiones se desbordan y se pierde cualquier atisbo de
piedad. Se estima que más de 50.000 personas fueron ejecutadas en cada bando.
Los ánimos estaban muy caldeados.
España
está dividida, pero es que incluso el ejército lo está . La mayor parte de los
oficiales de estado-mayor permanecieron fieles a la República, mientras que los
oficiales intermedios, nacidos de la burguesía media, se unieron al Movimiento traicionando
así al gobierno.
El
resultado final del “glorioso movimiento” es incierto. La gente sabe que no han
ganado los revolucionarios, pero tampoco han sido apagados del todo. Hay muchos
frentes abiertos y la gente está a la espera. A la espera de lo inevitable. La
Guerra Civil Española es todo un hecho y cualquier pequeña chispa hará saltar
al país por los aires.
Por
tanto, los tres generales se aliarán para quitar a los Republicanos del poder,
haciendo así estallar la guerra civil española.
Antecedentes
Los
tres días de Julio
Primeros
meses de conflicto
El
año 1937
El
bombardeo de Guernica
El
año 1938
El
fin de la guerra. Año 1939
Intervención
internacional
Alemania
y Hitler
Italia
y Mussolini
La
URSS y Stalin
Las
brigadas internacionales
112013
|
BANDO REPUBLICANO
|
BANDO SUBLEVADO
|
LA SUBLEVACIÓN
18 de julio de 1936
|
–
Asturias, Cantabria…
– Zonas industriales del norte …
– La mitad del ejército
– Voluntarios del mundo de izquierdas
|
–
Castilla, Galicia…
– Zonas agrícolas del centro
– La mitad del ejército (Legión)
– Voluntarios carlistas, falange…
|
ESTABILIZACIÓN DE LOS FRENTES
|
–
Primeros pasos: paso del estrecho, unión de zonas, toma de Guipúzcoa…
– La defensa de Madrid: fracaso e intervención de las
Brigads Internacionales
– Estabilización de los frentes: organización de ejércitos
convencionales
|
|
LA REPRESIÓN
|
Eliminación
de políticos y religiosos
|
Generalizada
tras conquistar un lugar
|
EVOLUCIÓN DE LA GUERRA
|
–
El Frente Norte (1937): toma de Bizkaia, Cantabria y Asturias
– La ofensiva de Aragón (1938): batalla del Ebero y llegada
al Mediterráneo
– Caída de Cataluña y Madrid (1939): fin de la guerra
|
|
EVOLUCIÓN POLÍTICA
|
–
Diversidad de Gobiernos
– Impulso a la Reforma Agraria
– Colectivización de empresas
|
–
Militarización de la sociedad
– Suspensión de actividades políticas
– Franco Jefe de Estado y de Gobierno
– Franco Jefe del Partido Único
– La Iglesia: “carta colectiva” (julio 1937)
|
EVOLUCIÓN SOCIAL
|
–
Continúa el esfuerzo educativo
– Apoyo de intelectuales europeos
|
–
Derogación de medidas republicanas
– Enseñanza en manos de la Iglesia
– Unificación de pensamiento (la censura)
|
LA INTERVENCIÓN EXTERIOR
“NO INTERVENCIÓN”
|
–
Brigadas internacionales
|
–
Alemania, Italia y Portugal
|
CONSECUENCIAS
|
–
DEMOGRÁFICAS: muertos, heridos, exilados y represaliados- POLÍTICAS: pérdida
de libertades
– CULTURALES: aislamiento internacional
– ECONÓMICAS: años de “hambre”
– PATRIMONIALES: incendios, destrucciones, saqueos, etc…
|
RESUMEN
GUERRA CIVIL ESPAÑOLA GUERRA CIVIL Y DICTADURA FRANCISCO FRANCO
Inicio
» Edad Contemporánea » Resumen Guerra Civil Española Guerra Civil y Dictadura
Francisco Franco
Caída
de la monarquía:
Después
de la renuncia de Primo de Rivera el 28 de enero de 1930, le sucedieron al
frente del gobierno el general Dámaso Berenguer (enero de 1930—febrero de 1931)
y el almirante Juan Bautista Aznar (febrero—abril de 1931). Pero ninguno de
ellos pudo resolver los problemas internos a los que se agregaron los efectos
de la crisis económica mundial, ni frenar los disturbios ocasionados por los
intereses opuestos de los diferentes grupos sociales y fuerzas políticas.
Mientras
tanto, la oposición republicana se había organizado mediante el Pacto de San
Sebastián (agosto de 1930), al que se unieron los separatistas catalanes y los
socialistas moderados. En este acuerdo se llegó al compromiso de que al
establecerse la República se presentaría un Estatuto de autonomía para Cataluña
y se buscaría entablar relaciones con las organizaciones obreras más
importantes, PSOE y CNT, para atraer el apoyo obrero a la causa republicana.
En
las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931, los partidos
republicanos obtuvieron una gran mayoría; en las capitales de provincia 67% del
electorado (el sufragio era universal masculino) votó a favor de la unión
republicano—socialista y en contra de la monarquía. Ante esos resultados, el
rey Alfonso XIII decidió abdicar y partió para el exilio. La República había
triunfado a través de una vía pacífica y democrática.
La
Segunda República.
La
República fue proclamada el 14 de abril, tras lo cual se instaló un gobierno
provisional que convocó a elecciones para las Cortes Constituyentes. Dichos
comicios, celebrados el 28 de junio siguiente, dieron mayoría a la coalición
Republicana Socialista, ya representada en el gobierno provisional que continuó
en funciones. La nueva Constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931,
fecha en que también fue nombrado Niceto Alcalá Zamora como presidente de la
República (jefe de Estado) y días después fue designado Manuel Azaña en calidad
de presidente de gobierno (jefe de gobierno).
Durante
los primeros dos años de la Segunda República, el llamado Bienio reformista
(noviembre de 1931 a noviembre de 1933), el gobierno buscó la transformación
económica, social y política de España, a través de las siguientes medidas:
a) La promulgación de una serie de decretos
tendientes a corregir los abusos que los propietarios agrícolas solían realizar
en las contrataciones, y la creación del Instituto de Reforma Agraria destinado
a expropiar, sin indemnización, las tierras de la alta nobleza.
b) La separación de la Iglesia y el Estado que
incluía la disolución de las órdenes religiosas, entre ellas la de los jesuitas
cuyas propiedades serían confiscadas; a las demás órdenes se les prohibía
ejercer la industria, el comercio o la enseñanza, y los sacerdotes quedaban
sometidos al pago de impuestos como todos los ciudadanos.
c) La reforma en la estructura del ejército,
compuesto hasta entonces por un número desproporcionado de jefes y oficiales.
La reforma implicaba la reducción de las regiones militares de 16 a 8, y la
abolición del Tribunal Supremo del Ejército y de la Armada, cuyas atribuciones
pasaron a los tribunales ordinarios. Asimismo se anunció una revisión en la
política de ascensos por méritos de campaña, establecida durante la anterior
dictadura.
d) La promulgación del Estatuto de Autonomía de
Cataluña, que facultaba a la región para constituir un gobierno que llevaría el
nombre de una antigua institución de origen medieval, la Diputación del General
o Gen eralitat. El gobierno catalán tendría competencias legislativas y
ejecutivas en hacienda, economía enseñanza, cultura, sanidad, transporte,
comunicaciones y obras públicas. En manos del gobierno central quedaban los
asuntos exteriores, la defensa y el control de fronteras.
La
aplicación de las reformas encontró serios obstáculos de parte de las fuerzas
conservadoras y del ejército, incluso un fallido golpe de Estado encabezado por
el general José Sanjurjo. Los grupos de derecha decidieron organizarse en
contra de las medidas gubernamentales y en marzo de 1933 formaron la
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), bajo el liderazgo de José
María Gil Robles, en tanto que cobraban fuerza los partidos de corte fascista,
como las Juntas de Ofensiva Nacional—Sindicalista (JONS) y la Falange Española
(FE), creada por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. Los miembros
de estas organizaciones constituyeron grupos paramilitares uniformados que, con
camisas azules, actuaban en las calles a imitación de los grupos de asalto
nazis (camisas pardas) o de los fascistas italianos (camisas negras).
De
la misma manera que Mussolini encontraba en el antiguo Imperio Romano un modelo
para su Estado fuerte, el fascismo español representado por las JONS y la
Falange, poseía nacionalismo exacerbado basado en una visión reduccionista de
la historia que tenía sus raíces en la época de formación del Imperio
Hispánico, durante el reinado de los Reyes Católicos.
En
particular, José Antonio Primo de Rivera se oponía al marxismo por su
internacionalismo, incompatible con su idea de una patria española, o más bien
castellana, y se oponía también a la lucha de clases, a la que calificaba como
“dogma monstruoso”. Criticaba el liberalismo por su carácter individualista y
rechazaba el sistema democrático; proponía la desaparición de los partidos
políticos para sustituirlos por las “unidades naturales, la familia, el
municipio y la corporación laboral”. Responsabilizaba al capitalismo de haber
provocado una injusta situación social en beneficio de los más ricos, pero
también desaprobaba al socialismo por haber degenerado, según él, en una
corriente de venganza basada en el odio. José Antonio Primo de Rivera proponía,
por último, el liderazgo natural de un jefe que estuviera al mando de un Estado
fuerte. Estas ideas fundamentaron el nacionalsindicalismo versión española del
fascismo.
Guerra
civil española, Franco y sus acólitos
Los
partidos de derecha aprovecharon el descontento hacia las reformas del gobierno
de Azaña y obtuvieron mayoría en las elecciones generales de noviembre de 1933,
en las que por primera vez votaban las mujeres. El CEDA obtuvo el mayor número
de escaños en las Cortes y el gobierno quedó en manos del Partido Radical
Republicano, liderado por Alejandro Lenoux.
Comenzaba
así el llamado Bienio Negro de la Segunda República (noviembre de 1933 a
diciembre de 1935), durante el cual el gobierno tampoco pudo resolver los
graves problemas del país y se limitó a intentar regresar a la situación
existente antes de 1931. La política reformista del primer bienio fue
prácticamente desmantelada por una serie de decretos que constituyeron una
auténtica contrarreforma del conservadurismo que agudizó las tensiones sociales
y políticas .
A
principios de octubre de 1934, los partidos de izquierda esperaban que el
presidente de la República, Alcalá Zamora, convocase elecciones, pero éste
encargó a Lerroux formar un nuevo gabinete; en éste se incluyeron tres miembros
de la CEDA (uno de los cuales ocupó el ministerio de Agricultura), de modo que
la derecha llegaba al poder.
Este
hecho, al que se agregaban el crecimiento del desempleo y la amenaza del
fascismo, aumentada a raíz de que la FE y las JONS se fusionaran en febrero de
ese año, dio origen a una insurrección obrera que estalló en Asturias en el mes
y de octubre, al tiempo que en Barcelona un movimiento separatista proclamaba
el Estado Catalán ante el temor de que fuera anulado el Estatuto creado durante
el primer bienio republicano. El gobierno logró dominar en poco tiempo ambos
movimientos, que con ayuda de tropas trasladadas con urgencia desde Africa.
Después
de la revolución de octubre, el número de ministros de la CEDA se elevó e a
cinco, entre los cuales se encontraba Gil Robles como ministro de Defensa,
quien a su vez nombró jefe del Estado Mayor al general Francisco Franco.
Pero
el gobierno de Lerroux tampoco pudo sostenerse; dañado por un escándalo de
corrupción, perdió credibilidad y fue destituido. El presidente de la República
constituyó entonces un gobierno de tendencia central, y en enero de 1936 se
disolvían las Cortes y se convocaban nuevas elecciones para el 16 de febrero.
Al
mismo tiempo, los grupos y partidos de izquierda (republicanos, socialistas y
comunistas) se integraron n un bloque denominado Frente Popular (como el
formado en Francia). Esta organización política obtuvo mayoría en las
elecciones de febrero de 1936, dejando
atrás a la coalición de derechas denominada Frente Nacional Antirrevolucionario.
Manuel Azaña volvió a ocupar la presidencia del Sublevación en Barcelc gobierno
y entre sus acciones destacaron: la amnistía para los presos de la Revolución
de Octubre de 1934; la continuidad de las reformas del primer bienio
republicano; la aprobación del Estatuto catalán; y el traslado de los generales
Franco (a Canarias), Goded (a Baleares) y Mola (a Pamplona), para evitar que
organizaran alzamientos militares.
Pero
el nuevo gobierno se encontraba en una situación difícil, pues continuamente
ocurrían incidentes esestabilizadores relacionados con la crisis europea y
mundial de los años treinta. Las huelgas estallaron por todas partes mientras
se multiplicaban las tomas de tierra por parte de los campesinos y la violencia
urbana se manifestaba en enfrentamientos callejeros. A todo lo anterior se
agregaban las acciones realizadas por los extremistas de izquierda en contra de
los sacerdotes católicn En esas circunstancias, las Cortes destituyeron a
Alcalá Zamora y se eligió a Manad Azaña como presidente de la República, y a
Santiago Casares Quiroga como jefe dt gobierno, quien trató de administrar el
país entre el temor a la subversión social de las izquierdas y el miedo al
golpe de Estado militar apoyado por las derechas que habí comenzado a gestarse.
Los
planes para derribar la República, dirigidos por los militares, se iniciaron en
el momento mismo de conocerse los resultados de las elecciones y fueron cobran.
do fuerza hasta que, en el mes de julio, los ánimos se exaltaron con el
asesinato del líder derechista Calvo Sotelo, realizado por unos socialistas
como represalia por el homicidio de su compañero el teniente Castillo, a manos
de fuerzas de extrema derecha. Estos sucesos desencadenaron el estallido de la
Guerra Civil, la noche del 17 de julio de 1936.
La
Guerra Civil:
La
Guerra Civil Española fue un acontecimiento bélico nacional que, al participar
los factores ideológicos, políticos y económicos que convulsionaban el resto de
Europa en los años treinta, trascendió las fronteras de España y atrajo la
intervención de países extranjeros que aprovecharon el conflicto para convertir
al país en un campo de experimentación bélica, en los umbrales de la Segunda
Guerra Mundial.
En
el ámbito interno, las fuertes tensiones sociales derivadas del atraso
económico del país y de la desigual distribución de la riqueza habían generado
un clima de insatisfacción de parte del pueblo hacia sus gobernantes quienes,
además de haberse mostrado incapaces de avanzar en la modernización del país y
elevar el nivel de vida de sus habitantes, ni siquiera habían podido alcanzar
la estabilidad necesaria para avanzar sin sobresaltos en la evolución de la
vida política. Así, las profundas divergencias políticas se sumaron al
descontento social y crearon una situación explosiva que desembocó en el
estallido de una terrible guerra civil que dividió y devastó España.
Orígenes
y desarrollo.
El
conflicto se inició el 17 de julio de 1936, con el alzamiento de una fracción
del ejército encabezada por los generales Mola y Franco, quienes se trasladaron
desde el Marruecos Español para ponerse al frente de las operaciones militares,
con el propósito de acabar con el gobierno republicano constitucional, dirigido
en ese momento por la coalición izquierdista del Frente Popular. El bando
sublevado representaba a las fuerzas de derecha y extrema derecha, es decir, a
la España rural católica tradicional de los grandes propietarios agrarios, así
como al gran capital conectado con numerosos intereses extranjeros. Mientras
que los pequeños propietarios campesinos reclutados en la Falange y los grupos
carlistas (los llamados “requetés”) constituían el apoyo popular de los
rebeldes. Los miembros de las clases medias favorecieron a uno u otro bando en
función de su ubicación geográfica.
A
pesar de que los sublevados se autodenominaron “nacionales”, en referencia a su
propósito de unificar al país bajo un gobierno central que enalteciera la
patria castellana, recibieron —desde los primeros momentos y a lo largo del
conflicto— el auxilio de tropas italianas y alemanas, además de suministros de
armamento y municiones. Por su parte, la ayuda soviética y la oleada de
simpatía que despertó la causa de la República en Europa y América (en México
particularmente) dieron paso a la formación de unidades de voluntarios
extranjeros de diversas nacionalidades, denominadas brigadas internacionales,
integradas por soldados veteranos de la Primera Guerra Mundial, obreros,
estudiantes o intelectuales que se trasladaron a España para luchar contra el
fascismo.
Pero
mientras la intervención nazi—fascista en apoyo de los sublevados fue
inmediata, las fuerzas republicanas que defendían al gobierno democrático de
España no pudieron contar con la ayuda de las potencias occidentales (Estados
Unidos, Francia y Gran Bretaña), que no parecían dispuestas a apoyar la
República por temor al establecimiento de un régimen comunista en España,
decidieron adoptar una política de “no intervención” y pidieron que ésta fuera
secundada por las demás naciones, actitud que resultó en beneficio de los
rebeldes.
El
alzamiento se propagó por diversas regiones y ocupó numerosas capitales de
provincia, pero no pudo tomar Madrid donde fue reprimido. Hacia los últimos
días del mes de julio, el país se había dividido en dos zonas mutuamente enemigas,
división que más o menos se acomodaba al resultado electoral de los últimos
comicios.
Una
vez que el gobierno de las diversas localidades quedó en manos de los rebeldes,
se formó en Burgos una Junta de Defensa Nacional, que actuó como dirección política
y en la que Francisco Franco —nombrado Generalísimo del Ejército después de la
muerte del general Sanjurjo, jefe de la conspiración— ocupó el mando con el
cargo de jefe de gobierno del Estado, es decir, como máxima autoridad política.
En este proceso fue muy importante la unificación de la Falange y las JONS en
“una sola entidad política de carácter nacional”, cuyo jefe supremo sería
Franco. Este, para fortalecer su liderazgo, se hizo denominar “caudillo”,
versión castellana del apelativo Duce adoptado por Mussolini, mientras los
medios de propaganda comenzaban a difundir el lema “Una Patria, un Estado, un
Caudillo”, adaptación española de la frase hitleriana “Fin Reich, em VoJk, en
Fuhrer”. De esta manera, la concentración de poderes era total y se configuraba
un nuevo Estado de tipo autoritario, similar a los de Alemania e Italia.
A
diferencia de la unificación política lograda por Franco en el bando rebelde,
el gobierno republicano padecía divisiones internas y una situación de crisis
evidenciada en los cambios de jefatura efectuados durante el conflicto. Desde
los primeros días del alzamiento y conforme se sucedían las derrotas del
ejército republicano, la autoridad central se debilitó y no pudo contener los
enfrentamientos entre anarquistas y comunistas que generaron divisiones
intensas y ocasionaron de la unidad política e incluso militar en el ámbito
republicano, con consecuencias para la causa del gobierno constitucional.
En
la primavera de 1937, los republicanos obtuvieron algunas victorias y los
rebeldes decidieron centrar sus principales operaciones en la zona norte. El 26
de abril, la Legión Cóndor de la aviación alemana ocasionó una brutal agresión
contra la población de la ciudad vasca de Guernica, donde Hitler inauguró el
devastador armamento que preparaba para hacer estallar una nueva Guerra
Mundial. Para octubre, las tropas rebeldes habían logrado dominar la zona norte
con excepción de la porción noreste (Cataluña) y ocupaban una franja de
territorio que, por el oeste, se extendía hasta el extremo sur de la Península
Ibérica, además de Marrueco español.
A
finales de 1937, los republicanos obtuvieron una gran victoria en Teruel, pero
esta ciudad cayó en poder de los rebeldes en febrero del siguiente año. Entre
marzo y julio de 1938, se llevó a cabo la operación Aragón—Mediterráneo, que
constituyó un avance de las tropas “nacionales” hacia el mar y significó la
partición del territorio republicano en dos zonas desiguales. En los siguientes
meses de 1938 se llevó a cabo la batalla del Soldado, Ebro, que resultó ser una
campaña de desgaste contra el ejército republicano, cuya derrota dejó despejada
la ruta para que los sublevados pudieran avanzar hacia Cataluña, lo que
significaba prácticamente el triunfo definitivo de las fuerzas rebeldes.
Ante
la inminente derrota, en noviembre de 1938, Juan Negrín (jefe de gobierno desde
mayo de 1937) buscó una paz negociada y emitió una propuesta de condiciones
mínimas: garantía de independencia española, derecho del pueblo a escoger su
propio gobierno y renuncia a las represalias. Sin embargo, estaba claro que era
inútil cualquier intento de negociar con Franco una paz con condiciones, pues
el caudillo pretendía la aniquilación total de la República.
El
28 de marzo, las tropas franquistas entraban en Madrid y tres días más tarde
caían las últimas plazas leales al gobierno republicano. La guerra se dio por
terminada el 1 de abril de 1939; la República se desmoronó y sus representantes
huyeron al extranjero, estableciendo un gobierno republicano en el exilio. Pero
el fin de la guerra civil no significó que España recuperara la paz. Al
establecerse en todo el país el gobierno de Franco, dio comienzo una etapa de
atroces represalias en contra de los vencidos; sólo quedaron a salvo de la
represión los que marcharon al exilio y de éstos particularmente los que
marcharon a América precedidos por los niños que durante la guerra habían sido
enviados a México; los exiliados que se dirigieron a Francia se salvaron sólo
de forma momentánea hasta que este país fue ocupado por los nazis.
Consecuencias.
La
principal consecuencia de la Guerra Civil Española fue la gran cantidad de
pérdidas humanas (casi un millón), no todas atribuibles a las acciones
propiamente bélicas y sí muchas de ellas relacionadas con la violenta represión
ejercida o consentida por ambos bandos, entre las que se pueden incluir las
muertes producidas por los bombardeos sobre las poblaciones civiles.
En
el aspecto político, el resultado fue el brusco cambio de un gobierno emanado
de las urnas electorales a otro surgido de las armas; es decir, el final de la
democracia para dar paso a una férrea dictadura que se prolongaría hasta la
muerte de Franco en 1975.
Las
principales consecuencias en el plano económico fueron: pérdida de reservas
materiales y financieras, disminución de la población activa, destrucción de
infraestructura, disminución de la producción y reducción en el nivel de
ingresos .La mayoría de la población
española padeció durante la contienda y por las siguientes dos décadas, los
efectos del racionamiento y la privatización de bienes de consumo. El Plan
Marshall, que después de la Segunda Guerra Mundial ayudó en la recuperación
económica de otros países europeos, no se hizo extensivo a España debido a que
el régimen franquista debía su triunfo a la ayuda nazi—fascista. La Guerra
Civil Española, con todas sus brutales implicaciones para la población y el
desarrollo político y económico del país, parecía constituir el preámbulo de la
nueva guerra total que amenazaba al mundo entero, un conflicto que colocaba a
las naciones occidentales en la disyuntiva entre el terror rojo y la amenaza
fascista, una guerra cuyo desarrollo y pavaoros desenlace final, fundamentarían
los cimientos de la etapa histórica que hoy llamamos “mundo actual”.
La
Crisis de la Democracia
Por:
Jean Paul Brenet y Michel Launay (1991)
En
realidad, la democracia se vio trastornada por la Gran Guerra y después de ésta
ya fiO pudo recuperar realmente su verdadero lugar en el concierto de las
naciones. El desarrollo de las dictaduras nacionalistas precipitÓ su crisis, y
la guerra de España es uno de los ejemplos que quizá lo ilustren más
trágicamente.
Sobre
el gran “lienzo” del Guernica, Picasso quiso reflejar su particular visión del
horror de las guerras fratricidas al tiempo que el fracaso de la gran ilusión
de la permanencia de la realidad democrática. ¿Por qué la democracia iba a ser
eterna? Muchas personas se preguntaban unayotravez sino eran ya necesarios
nuevos modelos políticos para este siglo de hierro. Ya, en 1919, en su obra La
decadencia de Occidente, Oswald Spengler anunciaba la venida de los Césares y
la desaparición de la democracia parlamentaria, a medida que aumentasen las
masas populares. En 1934, Keyserling publica La revolución mundial y la
Responsabilidad del Espíritu, libro prologado por Paul Valéry, y en el que su
autor sostiene la necesidad de una intervención de lo irracional en las
instituciones, afirmando que la democracia ya había cumplido su papel y que el
siglo xx es una época de “domadores” (de masas). 1936-1939 son los años del
fracaso de los frentes populares y del triunfo de las dictaduras. En 1940,
Lucien Rebatet publica Decombres, donde tras un repaso al itinerario seguido
por la democracia camino del abismo, concluye, erróneamente, con su muerte
definitiva.
Cuadro
Sinòptico Guerra Civil Española
cuadro
sinoptico guerra civil española
Cronología Guerra Civil Española y
Dictadura
FECHA ACONTECIMIENTO
1898 Derrota española en la Guerra
Hispano-estadounidense: España pierde Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas.
1910 Se funda en Barcelona la organización
anarcosindicalista CNT.
1917 Gran crisis social y política del
reinado de Alfonso XIII.
1921 Fundación del Partido Comunista de
España (PCE), tras la ruptura interna del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE).
1923 Golpe de Estado del general Miguel
Primo de Rivera, con la anuencia del rey Alfonso XIII.
1929 Crac de la Bolsa de Nueva York,
origen de la Gran Depresión que afectará pronto a España.
1930 Final de la dictadura de Primo de Rivera.
1931 Proclamación de la II República:
Alfonso XIII abandona España.
1932 Cataluña obtiene su propio Estatuto
de Autonomía. La reforma agraria se convierte en uno de los principales
objetivos del gobierno. Las conspiraciones antirrepublicanas han dado comienzo.
Octubre
de 1933 José Antonio Primo de Rivera,
hijo del ex dictador, funda el partido fascista Falange Española.
Noviembre
de 1933 La victoria de los
conservadores en las elecciones pone fin a las reformas de los gobiernos de
Manuel Azaña.
1934 La llamada Revolución de Octubre,
aunque fracasada, abre una profunda crisis entre los sectores sociales y
políticos más enfrentados .
1935 Creación de la coalición de
organizaciones izquierdistas llamada Frente Popular.
Febrero
de 1936 Victoria electoral del Frente
Popular. Las conspiraciones antirrepublicanas se incrementan.
Mayo
de 1936 Azaña se convierte en
presidente de la República.
Julio
de 1936 Comienza la rebelión
militar que da lugar a la Guerra Civil. Los sublevados obtienen un tercio del
territorio español e institucionalizan la represión contra quienes se les
resisten. Los defensores de la legalidad republicana y los revolucionarios
inician la defensa del territorio no sublevado.
Julio
de 1936 La revolución social se
extiende por la zona republicana. Al mismo tiempo comienza la represión a cargo
de grupos descontrolados contra el clero y los acusados de apoyar a los
sublevados.
Agosto
de 1936 Brutal represión tras la
conquista de Badajoz por parte de los militares rebeldes.
Septiembre
de 1936 27 países crean el
llamado Comité de No Intervención con el objeto de mantenerse al margen del
conflicto español.
Septiembre
de 1936 El socialista Francisco
Largo Caballero se convierte en presidente del gobierno republicano.
Septiembre
de 1936 El general Francisco
Franco decide destinar una importante parte de sus fuerzas para liberar a los
rebeldes asediados en el Alcázar de Toledo. Franco es designado por los
sublevados generalísimo y jefe del gobierno.
Octubre
de 1936 Franco une a su jefatura
política y militar la jefatura del Estado, el día 1.
Octubre
de 1936 El dirigente alemán Adolf Hitler
crea la Legión Cóndor para ayudar a los franquistas.
Octubre
de 1936 La Unión de Repúblicas
Socialista Soviéticas (URSS) envía sus primeros equipos de ayuda a los republicanos.
Llegan asimismo los primeros miembros de las Brigadas Internacionales.
Noviembre
de 1936 El gobierno de Largo
Caballero se dirige a Valencia ante el decidido ataque franquista contra
Madrid, repelido por la Junta de Defensa encabezada por el general José Miaja.
Diciembre
de 1936 Los primeros soldados
italianos, enviados por Benito Mussolini, llegan a España para ayudar a las
fuerzas franquistas.
Febrero
de 1937 Málaga cae en poder de los
franquistas, auxiliados por tropas italianas, el día 3. La inmediata represión
se cobra miles de muertos.
Febrero
de 1937 La batalla del Jarama finaliza
con el relativo fracaso de las tropas franquistas, que no cubren sus objetivos.
Marzo
de 1937 Las fuerzas republicanas
derrotan a las tropas italianas en la batalla de Guadalajara.
Abril
de 1937 Franco promulga el día 19
el llamado Decreto de Unificación, por medio del cual crea una única formación
política legal bajo su mando: FET y de las JONS.
La
histórica ciudad vasca de Guernica sufre un brutal bombardeo el día 26 a cargo
de la Legión Cóndor.
Mayo
de 1937 Luchan entre sí en Barcelona
distintas fuerzas republicanas enfrentadas a causa de la primacía de la
revolución o la organización militar. El socialista Juan Negrín sustituye a
Largo Caballero al frente del gobierno republicano.
Junio
de 1937 Los franquistas conquistan
Bilbao y el resto de los territorios vascos que no se hallaban bajo su control.
Julio
de 1937 Derrota republicana en la
batalla de Brunete.
Agosto-octubre
de 1937 Los franquistas completan la conquista
del norte de España.
Enero
de 1938 Conquista republicana de
Teruel.
Febrero-abril
de 1938 Los franquistas recuperan
Teruel a finales de febrero y continúan su avance hacia el Mediterráneo a
través del territorio republicano, con lo que dividen éste en dos.
Julio
de 1938 Comienza la batalla del
Ebro con el avance republicano.
Noviembre
de 1938 Decisiva derrota de las
fuerzas republicanas en la batalla del Ebro.
Diciembre
de 1938 Las tropas franquistas
lanzan una ofensiva contra Cataluña.
Enero
de 1939 El gobierno de Negrín
abandona Barcelona y se dirige a Figueras (Girona) poco antes de que la capital
catalana cayera en manos franquistas.
Febrero
de 1939 Miles de refugiados y el propio
gobierno republicano cruzan la frontera francesa; los franquistas conquistan el
resto de Cataluña.
Marzo
de 1939 El coronel Segismundo Casado
encabeza el organismo republicano que sustituye a Negrín con el objeto de
alcanzar una paz honrosa. El día 28 entran las tropas franquistas en Madrid.
Abril
de 1939 El general Franco hace
público el último parte bélico el día 1: la guerra ha terminado con la victoria
de quienes se habían sublevado tres años antes.
1939-1975 El triunfo militar permite a Franco gobernar
España por medio de una dictadura hasta su fallecimiento, el 20 de noviembre de
1975.
Spain at War: The Spanish
Civil War in Context, 1931-1939; George Esenwein and Adrian Shubert, Longman,
1995; Spain’s Civil War, second edition; Harry Browne, Longman, 1996.
La
sublevación militar. El desarrollo de la Guerra civil. Evolución política de
las dos zonas durante la Guerra civil.
España
padeció una Guerra Civil que asolo al país durante tres años (julio 1936- abril
1939).
Causas:
Sus
causas muy complejas.
La
oligarquía y sus apoyos tradicionales, la Iglesia y el Ejército, se opusieron a
las reformas intentadas por la Segunda República para modernizar a España y consiguieron
paralizarlas en el bienio radical-cedista (1933-36).
Las
clases populares, en situación económica desesperada por la crisis mundial del
29, reaccionaron violentamente organizando la revolución de 1934 en Asturias y
Cataluña.
Al
tiempo crecía el fascismo en Italia y Alemania.
En
febrero de 1936 las elecciones las ganó por poco margen el Frente Popular,
alianza electoral de los partidos de izquierda.
El
país se separo en derechas e izquierdas cada vez más radicalizadas y aumento la
tensión social.
Los
republicanos de centro en el poder eran incapaces de asegurar el orden.
Las
derechas se asustaron por el clima de violencia revolucionaria - común en otros
países europeos por entonces - y vieron
en el ejército su única salvación.
La sublevación militar:
En
los inicios de la Segunda República fracasó un golpe molitat de Estado militar,
liderado por el general Sanjurjo (agosto de 1932). Los militares no aceptaron
los resultados electorales de febrero del 36 y juzgaban necesario derribar al
gobierno para evitar la anarquía y la ruptura de España por los separatismos.
Por ello planearon una conspiración en la que participaban civiles monárquicos,
carlistas y falangistas. El director y cerebro de la operación era el general
Mola y estaba previsto que Sanjurjo, exiliado en Portugal, tomara el mando de
los sublevados. Los pistoleros de Falange, partido de ideas fascistas,
contribuyeron creando alarma social con una ola de atentados. José Antonio
Primo de Rivera, su líder, fue encarcelado. Las milicias armadas de partidos y
sindicatos de izquierda respondieron a los atentados con represalias. El 12 de
julio pistoleros falangistas asesinaron al teniente Castillo de la Guardia de
Asalto. En respuesta sus enfurecidos compañeros asesinaron a Calvo Sotelo,
diputado de extrema derecha. Este hecho fue la excusa para el pronunciamiento
militar, iniciado el 17 de julio en Marruecos. Sanjurjo murió al estrellarse el
avión que le traía a España y el general Franco, incorporado a la conspiración
en el último momento, se trasladó desde Canarias en avión a Marruecos y se puso
al frente de la rebelión el 18 de julio de 1936.
Los
conspiradores habían planeado un rápido alzamiento seguido de un directorio
militar. El pronunciamiento – llamado alzamiento nacional posteriormente por
los rebeldes – triunfó en parte del país (Galicia, León, Castilla la Vieja,
Navarra, Aragón, Andalucía Occidental, Baleares, Canarias y el protectorado de
Marruecos. zonas rurales conservadoras y católicas). Pero fracasó en Cataluña,
Levante, la franja cantábrica, el País Vasco (excepto Álava), Extremadura,
Madrid, Castilla la Nueva y oriente de Andalucía. La zona fiel a la II
República contaba con las grandes ciudades y zonas industriales más importantes
de España. El gobierno republicano imprudentemente no supo prevenir la
conspiración, intentó negociar con los rebeldes y hasta muy tarde no se atrevió
a repartir armas a los trabajadores, lo que habría aplastado el golpe. El
fracaso inicial de la sublevación la convirtió en una larga y sangrienta Guerra
Civil.
Calvo
Sotelo era el brillante líder de Renovación Española, partido monárquico
alfonsino de extrema derecha.
Los
británicos tenían importantes inversiones e intereses comerciales en España y
veían con simpatía a los nacionalistas, creyendo que los revolucionarios
españoles podrían requisar sus propiedades.
El
desarrollo de la Guerra Civil.
Tras
el pronunciamiento del 18 de julio de 1936, España quedó dividida en dos zonas
sin grandes diferencias ni en extensión ni en población entre ambas. La zona
republicana disponía de las regiones industriales, las huertas del Levante, la
mayoría de la flota y de la aviación y las reservas del Banco de España.
Los rebeldes – llamados
“nacionales”- contaban con las regiones
trigueras, las milicias falangistas, los requetés carlistas y sobre todo con
los 47.000 soldados del ejército de África, el más profesional, que incluía la
Legión y los Regulares indígenas (mercenarios atraídos por el salario y el
botín). Era de vital importancia que cruzaran el estrecho de Gibraltar,
controlado por la escuadra republicana. Lo lograron a comienzos de agosto
gracias a los aviones de la Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini, a
quienes Franco solicitó ayuda.
La
República también había pedido ayuda internacional, pero las grandes potencias
europeas por miedo a que el conflicto derivara en una conflagración europea –
especialmente Gran Bretaña, donde gobernaban los conservadores de Chamberlain -
acordaron la no injerencia diplomática y militar en un Comité de No
Intervención, con sede en Londres, en el que participaron veintisiete países (9
septiembre de 1936). Se prohibió exportar armamento a España, por lo que el
gobierno de la República se vio forzado a dirigirse a la Unión Soviética para
defenderse. Stalin que apoyaba a los frentes populares frente al fascismo,
envió armas (aviones y tanques), alimentos y técnicos militares. Parte de esta
ayuda se pagó con las reservas de oro del Banco de España. Una pequeña ayuda llegó
de México, presidido por Lázaro Cárdenas.
También
ayudaron las Brigadas Internacionales, unidades militares formadas por unos
50.000 voluntarios de todo el mundo (Inglaterra, Francia, EE.UU, Alemania,
Italia, Polonia...) que deseaban luchar contra el fascismo en España. La
mayoría eran comunistas, ya que las creó la Internacional Comunista en octubre
de 1936. Se agrupaban por nacionalidades en brigadas de unos 5000 hombres.
En
contraste, los nacionalistas, recibieron ayuda decisiva de la Alemania nazi y
la Italia fascista pese al Comité de No Intervención. Alemania envió material
bélico muy moderno: carros de combate, artillería, municiones y especialmente
su aviación, la Legión Cóndor, unos 6000 hombres. Las ayudas eran a crédito,
cobraron con la entrega de minerales y productos estratégicos. Italia envió
también armas, municiones y la CTV (Corpo di Truppe Volontaire). La ayuda del
Portugal fascista de Salazar fue menor- los voluntarios de la Legión Viriato, y
permitió el paso de suministros para los nacionales a través de su frontera.
La
Guerra Civil pasó por las siguientes
etapas, en las que la ofensiva estuvo casi siempre en manos de los militares
nacionalistas:
1.-
La “guerra de columnas” (julio- noviembre de 1936).
Los
republicanos formaron columnas de milicianos (tropas inexpertas de voluntarios
de los partidos y sindicatos de izquierda, armadas por el gobierno y dirigidas
por jefes no profesionales). Los rebeldes movieron sus tropas con el objetivo
de llegar a Madrid, capital y eje de la resistencia republicana y acabar
rápidamente con el conflicto. Las columnas enviadas por Mola desde Navarra
fueron detenidas en la sierra del norte
de Madrid. El ejército africano de Franco y Yagüe avanzaba desde Sevilla, ocupando rápidamente
Extremadura, tomando Badajoz y Talavera, en el valle del Tajo. Sembraba el
terror a su paso. Franco decidió retrasar su avance sobre Madrid para liberar
el Alcázar de Toledo, cuya resistencia fue un símbolo para los nacionales. Las
tropas de Mola tomaron Irún, cerrando la frontera con Francia a los
republicanos. San Sebastián se rindió poco después (13 de septiembre).
2.
La batalla de Madrid (noviembre de 1936- marzo de 1937).
Las
fuerzas nacionalistas, dirigidas por el general Varela, llegaron a las afueras
de Madrid, cuya caída parecía inminente. El Gobierno se trasladó a Valencia y
dejó una Junta de Defensa presidida por el general Miaja, al que se le
encomendó la defensa de la ciudad. Las milicias republicanas espontáneas,
defendidas por los anarquistas, habían fracasado y se replegaban hacia Madrid.
Se hizo necesario crear un ejército popular disciplinado, una idea de los
comunistas apoyada por los republicanos y los militares profesionales. El
comandante Rojo, gran estratega, con la ayuda de la URSS, de las primeras Brigadas
Internacionales y de la columna
anarquista de Durruti detuvo un primer ataque en la Ciudad Universitaria.
Bombardeada desde el aire, la capital resistió heroicamente los ataques casi
tres años, lo que levantó la moral de los madrileños – al grito de ¡No pasarán¡
de La Pasionaria. Franco decidió cercar la ciudad en un ataque conjunto: los
nacionalistas desde el sur - batalla del Jarama (febrero) - y los italianos por
el norte – batalla de Guadalajara(marzo), que acabaron en sendos fracasos. Los
republicanos se defendieron heroicamente pero eran incapaces de contraatacar.
Los frentes se estabilizaron y se inició una guerra larga, de desgaste.
Las
tropas rebeldes del general Queipo de Llano, famoso por sus charlas
radiofónicas, tomaron Málaga (febrero de 1937).
Las
Brigadas estuvieron dirigidas por los líderes comunistas Longo (italiano) y
Marty (francés) y se destacaron especialmente en la defensa de Madrid. Se retiraron en noviembre de 1938 por
imposición de la Sociedad de Naciones.
Los
alemanes utilizaron la guerra de España como ensayo para sus operaciones
posteriores en la Segunda Guerra Mundial. Su operación más conocida fue el
bombardeo de Guernica, Franco, que había consentido el bombardeo, atribuyó a los vascos el incendio de la
ciudad. Picasso inmortalizó este hecho
al criticarlo en su famoso Guernica realizado para el Pabellón de España en la
exposición de Paris.
3.
La Campaña del Norte (marzo de 1937 - marzo de 1938).
Mola
concentró un gran ejército para atacar el norte, aislado del resto del
territorio republicano y de gran riqueza minera e industrial. La Legión Cóndor
bombardeó Guernica (abril), la primera acción militar contra una población
civil desarmada, que se convirtió en un símbolo de los republicanos. Bilbao
cayó en junio, luego Santander y Asturias (octubre), con lo que finalizó la
toma de la cornisa cantábrica. Los nacionales controlaron zonas industriales y
mineras de importancia decisiva. El ejército republicano realizó dos grandes
operaciones ofensivas de distracción en otros frentes para retrasar el avance
franquista desde el norte: Brunete (Madrid, julio) y Belchite (Zaragoza,
agosto). Ambas fracasaron. Consiguieron tomar Teruel (invierno de 1937-38) en
unas adversas condiciones climáticas, pero sólo durante un mes.
4.
La batalla del Ebro y la toma de Cataluña (marzo de 1938- febrero de 1939).
Avanzando hacia el Mediterráneo y Cataluña, Franco desencadenó una fuerte
ofensiva en el frente de Aragón,
llegando a Vinaroz (Castellón) en abril de 1938. El territorio republicano
quedó partido e n dos y Cataluña aislada. El ejército republicano en julio de
1938 lanzó una gran ofensiva inesperada, dirigida por el general Rojo y logró
cruzar el Ebro. La batalla del Ebro fue la más larga y sangrienta de la guerra;
dejó más de 100.000 bajas y duró hasta noviembre de 1938. Franco, que disponía
de superioridad en artillería y aviación, rechazó el ataque y alargó
innecesariamente la guerra. Con esta estrategia quería destrozar por completo a
las tropas enemigas. En noviembre los republicanos volvieron a cruzar el Ebro y
Franco conquistó rápidamente Cataluña, lo que supuso un desastre económico para
los republicanos, que perdieron más del 50% de su producción industrial.
Barcelona cayó en febrero de 1939., Las tropas franquistas alcanzaron la
frontera persiguiendo a los que intentaban huir a Francia.
5.
El final de la guerra
La
guerra estaba prácticamente ganada por los nacionales. Ya sólo resistían
Madrid, Valencia, Alicante, Murcia y Almería. El gobierno de Negrín, apoyado
por los comunistas, quiso continuar la resistencia a la espera de que estallara
la inminente guerra europea. Pero el ejército estaba muy desmoralizado. El
coronel Casado se sublevó en Madrid, intentando la negociación de la derrota
con Franco, pero éste exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo Casado
capituló y las tropas franquistas entraron en Madrid y el 30 en Alicante. La
guerra acabó el 1 de abril de 1939. Franco estableció su dictadura personal.
Evolución
política de las dos zonas durante la Guerra civil.
Zona
republicana
Desde
el principio a esta zona le faltó unidad política. El Gobierno de la República,
presidido por José Giral, carecía de autoridad. Las milicias obreras y
campesinas, armadas, formaron comités con total independencia del gobierno. Estalló
una revolución social espontánea, liderada por los sindicatos UGT y CNT, que realizaron incautaciones y
colectivizaciones de servicios públicos, fábricas y tierras. Durante un breve
periodo comenzó una indiscriminada represión sobre personas de derechas,
terratenientes y curas principalmente, que el gobierno no pudo controlar. El
terror popular asustó a la burguesía y desacreditó a los republicanos ante los
países democráticos.
Azaña,
presidente de la República, encargó a Largo Caballero, secretario de UGT, la
formación de un nuevo gobierno de coalición (republicanos, socialistas,
comunistas e incluso anarquistas). El gobierno de Largo Caballero (4 septiembre
de 1936 a mayo de 1937) emprendió reformas políticas para recuperar el control y la disciplina. Las
milicias fueron militarizadas y se establecieron tribunales populares para
frenar la represión indiscriminada. Ante el avance franquista el gobierno se
trasladó a Valencia.
Pero
no había unidad de acción: centralistas y autoritarios se enfrentaban a
regionalistas y libertarios.
Los
anarquistas, el trotskista POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y el
ala radical de la UGT – con Largo Caballero- querían hacer simultáneamente la
guerra y la revolución, mientras que los partidos republicanos, la mayoría
reformista y moderada del PSOE – con Indalecio Prieto - y el Partido Comunista
eran partidarios de un estado republicano fuerte para primero ganar la guerra
y posponer la revolución. El Partido
Comunista se había hecho dominante gracias a la ayuda soviética. En mayo de
1937 se enfrentaron en una batalla callejera en Barcelona la UGT, los
comunistas y el gobierno de la Generalitat contra los anarquistas y el POUM,
que perdieron.
Largo
Caballero dimitió. Un nuevo gobierno, presidido por el socialista Negrín,
compuesto por socialistas, republicanos de izquierda y comunistas, recuperó el
control del Estado, frenó las colectivizaciones y se esforzó por ganar la
guerra. Negrín propuso la resistencia a ultranza contra Franco, hasta que se
produjese el estallido de la guerra mundial que ya veía próxima. Las derrotas
le hicieron perder adeptos, enfrentándose a Prieto y Azaña, partidarios de
negociar con Franco. Sólo le apoyaba el PCE. En sus famosos Trece Puntos (mayo
de 1938) expuso su programa de negociación con garantías que Franco no aceptó.
Finalmente, tras la caída de Cataluña, fue depuesto por el golpe militar del
coronel Casado, partidario de desplazar a los comunistas y negociar con Franco.
Negrín huyó a Francia.
Bilbao
cayó por la traición de un militar vasco, Alejandro Goicoechea, que desertó con
copias de los planos de las fortificaciones defensivas de la ciudad.
Las
colectivizaciones agrarias, impulsadas por los anarquistas, se extendieron por Aragón, Valencia, Andalucía, Castilla La Mancha y Cataluña.
Zona
nacionalista:
La
ventaja del bando sublevado frente a los republicanos fue su unidad,
simbolizada por la creación de la Junta de Defensa de Burgos, bajo la
presidencia de general Cabanellas. Políticamente los nacionalistas carecían de
proyecto propio - eran gente de derechas, centralistas y autoritarias a la vez
- pero todos tenían claro que su supervivencia dependía de ganar la guerra. El
general Franco consiguió que la Junta, reunida en Salamanca, le nombrara jefe
del Estado y Generalísimo de los ejércitos el 29 de septiembre de 1936. Franco
montó su cuartel general en Salamanca. Tras la muerte de Mola, poco a poco fue concentrando el poder y
edificando su nuevo Estado como una dictadura personal. Para controlar los
grupos políticos de los que se nutrían las tropas nacionalistas, carlistas y
Falange, los fusionó por el decreto de Unificación (abril de 1937) en un
partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, (FET y de las
JONS), del que se nombró Jefe Nacional, ya que José Antonio Primo de Rivera
había sido fusilado en prisión. Se integraran posteriormente en él la CEDA y
los monárquicos para evitar enfrentamientos. En enero de 1938 se creó en Burgos
el primer gobierno del nuevo Estado, presidido por Franco. En marzo hizo el
Fuero del Trabajo inspirado en el fascismo y adoptó el título de Caudillo. La
Iglesia católica también apoyó a Franco. El cardenal Gomá, arzobispo de Toledo
y primado de España, organizó una Carta colectiva del episcopado español en su
apoyo y justificó la guerra como una cruzada contra el comunismo.
En
la zona nacionalista se dio una brutal represión general contra republicanos de
todo tipo: dirigentes sindicales, líderes políticos, personas de ideología
liberal o izquierdista, maestros, votantes de la República, poetas como Lorca,
etc que fueron fusilados sin previo juicio. El terror salvaje se impuso, no de
forma indiscriminada, como en el bando republicano, sino organizado desde el
poder y bajo la supervisión de la Iglesia, el Ejército y la Guardia Civil. Los
militares sublevados utilizaron el terror de forma sistemática para asentar su
poder y destruir al enemigo
La
Guerra Civil. Esquema de contenidos
INTRODUCCIÓN
Y CARACTERÍSTICAS GENERALES
·
Polarización. Contexto prebélico.
·
Fracaso del pronunciamiento: guerra civil y dictadura
1.
SUBLEVACIÓN
·
Causas: Triunfo frentepopulista: Conspiración de la derecha y parte del
ejército.
1.1.
El pronunciamiento militar
·
17/7: insurrección en Melilla, Ceuta y Marruecos (Yagüe)
·
18: se sublevan Canarias (Franco, que vuela a Tetuan), Sevilla (Quiepo de
Llano) y otras ciudades andaluzas
·
19: se subleva Pamplona (Mola), con apoyo carlista, y gran parte de Galicia y
Castilla-León
·
En Barcelona y Madrid fracasa la insurrección por la resistencia de los militares
leales y los partidos y sindicatos de izq. Casares Quiroga dimite y Giral
ordena la entrega de armas a la población. El poder pasa a la calle.
1.2.
División de España en dos zonas
·
21: Ha triunfado la sublevación en Marruecos, Canarias, Baleares, Galicia,
Oviedo, Álava, Navarra, W. de Aragón, Castilla- León, Cáceres, Sevilla, Cádiz,
Córdoba y Granada. Ámbito rural. Muerto Sanjurjo, la Junta de Defensa Nacional
dirige a los insurrectos, con un ejército profesional de unos 150.000 soldados
(Regulares y la Legión)
·
Bajo dominio republicano: Asturias, Santander, Vizcaya, Guipúzcoa, Cataluña,
Levante, Badajoz, La Mancha, Andalucía oriental y Madrid. Grandes ciudades y
zonas industriales y mineras. La Marina y la Aviación se mantienen fieles. El
gobierno, que reacciona con lentitud, pierde el control en beneficio de las
organizaciones obreras.
Factor
decisivo para el triunfo o fracaso fue la posición del Ejército, la Guardia
Civil y los sindicatos.
La
represión se extendió en ambos bandos.
·
Ayuda alemana (6 mil soldados, Legión Cóndor), italiana (100 mil solados,
aviones, submarinos, barcos, artillería) y portuguesa, pese al Comité de No
Intervención.
2.
DESARROLLO DE LAS OPERACIONES MILITARES
2.1.
La defensa de Madrid (julio 36/ marzo 37)
·
Objetivo: ocupar Madrid. Guerra de columnas. Las columnas del N. son detenidas
en la sierra por los milicianos: guerra de posiciones (trincheras)
·
Puente aéreo. Avance hacia Extremadura (Yagüe); Toledo (Varela) cae en
septiembre
·
Madrid: cercada y bombardeada, protegida por la Junta de Defensa (general Miaja
y tte. Cº. Rojo). Guerra de posiciones en la Ciudad Universitaria (Ejército
Popular y Brigadas Internacionales). El frente queda estabilizado hasta el
final de la guerra. Ataques nacionales sobre el Jarama y Guadalajara.
·
Mola ocupa Guipúzcoa y aísla el N.
·
Andalucía: avance hacia Córdoba y Jaén. Cae Málaga en febrero y el frente se
estabiliza.
2.2.
El frente Norte (abril/oct. 37)
·
Tras el fracaso en Madrid, Mola ocupa el Norte. Guerra total (Guernica). Dominio
de la ind. pesada y las minas.
·
Ataques de distracción republicanos sobre Brunete y Belchite.
2.3.
El frente Este (nov. 37/nov 38)
·
Conquistado el N, Los franquistas pueden concentrarse en el E.
·
Ataque de distracción republicano sobre Teruel (diciembre 37)
·
Los franquistas avanzan por el v. del Ebro hacia el Mediterráneo; llega a
Vinaroz en abril
·
Cataluña aislada.
·
Ofensiva republicana sobre el bajo Ebro. (julio/nov 38). Guerra de desgaste,
frente estable.
2.4.
Cataluña cae en febrero (Dic 38/ abril 39)
·
Madrid: golpe del coronel Casado (5 marzo). Rendición.
·
Los franquistas entran en Alicante. El 1º de abril Franco declara terminada la
guerra
3.
EVOLUCIÓN POLÍTICA
3.1.
La España republicana
3.1.1.Gobierno
de J. Giral
o
Tras la sublevación militar, Casares Quiroga dimite y Azaña nombra a Giral,
aunque elgobierno pierde el control en beneficio de las organizaciones obreras
(comités) y los gobiernos regionales (cataluña, Euskadi, Consejos de Asturias y
León y de Aragón)
o
Proceso de revolución social: colectivizaciones, sustitución del ejército
(disuelto) por milicias obreras y represión practicada por grupos
incontrolados.
o
División de objetivos: ganar la guerra (republicanos, parte de los socialistas
y cocmunistas) / hacer la revolución (anarquistas y trostkistas)
3.1.2.Gobierno
de F. Largo caballero (sep. 36/mayo 37)
o
Gobierno de concentración (republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas)
o
El gobierno de traslada a Valencia en noviembre
o
Lenta recuperación del poder: disolución de comités y de milicias (integradas
en el Ejército Popular, formado por brigadas mixtas, siguiendo el modelo del 5º
Regimiento)
o
Enfrentamiento en Barcelona (CNT y POUM) que hace caer al gobierno
3.1.3.Gobierno
de Juan Negrín (mayo 37/ marzo 39)
o
Frente antifascista, con apoyo de los comunistas y la URSS
o
El gobierno se traslada a Barcelona y después se exilia en Francia
o
División entre partidarios negociación y partidarios resistencia: golpe del
coronel Casado (marzo 39) para negociar la paz, sin éxito.
3.2.
La España “nacional”. De la Junta de Defensa Nacional a la concentración de
poderes en Franco
o
Muerto Sanjurjo, constitución de la Junta, presidida por Cabanillas.
o
Sustitución del Estado republicano por otro totalitario: supresión de
libertades y reformas republicanas. Poder militarizado
o
Apoyo de la Iglesia (“Cruzada”), los partidos de derechas (que se disuelven,
salvo Falange encargada de la represión en la retaguardia)
o
Concentración de poderes en Franco: Jefe Estado y gobierno (1º octubre 36).
Causas: necesidad de un mando único y mejor situación de Franco, por dirigir al
ejército africano, tener el apoyo monárquico y de los aliados.
o
Obediencia al “caudillo” y creación de un partido único, siguiendo el modelo
fascista:
o
Decreto de Unificación (abril 37): FET de las JONS (Movimiento Nacional)
o
Legislación represiva que sienta las bases del nuevo Estado (Ley de
Responsabilidades Políticas) y utiliza la represión como instrumento de terror
dirigido desde el poder.
4.
CONSECUENCIAS
·
Demográficas: 500 mil muertos durante la guerra; otros tantos exiliados, más
ejecutados, prisioneros, heridos en la posguerra: total 1.3 MM.
·
Económicas: destrucciones y gastos. Pagos a aliados. Renta no recuperada hasta
los 50
·
Político-ideológicas: dictadura y aislamiento
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