miércoles, 23 de septiembre de 2009

Crítica al funcionamiento "democrático" del sistema de la Restauración.


El Sistema de la Restauración, en teoría, era un sistema plenamente democrático, con elecciones (a partir de 1890 con sufragio universal), la Constitución de 1876 y turno de los partidos que se alternan en el poder. En la práctica, la adulteración democrática.
El rey, previo pacto de los dos partidos, llama al gobierno a uno, para que convoque elecciones, el partido que está en el poder las gana, porque el sistema electoral está adulterado.
La oligarquía (constituida por ministros, gobernadores, senadores y diputados) dirigía la vida política de una nación económicamente atrasada, apática y con altos índices de analfabetismo.
En esta adulteración el cacique es la pieza central del sistema práctico del sistema canovista. Estamos ante una etapa pactista, donde abunda el consenso, pero un consenso en el que sólo participan los dos partidos y la oligarquía; el resto de los partidos y las clases sociales quedan al margen del sistema.
Los caciques o eran los alcaldes de los pueblos, o los terratenientes o los encargados de los grandes terratenientes. El control del ayuntamiento era fundamental, siendo alcalde o nombrándolo, de manera que cualquier trámite burocrático y administrativo como pasaba por sus manos podía resolverlo rápidamente o complicarlo según quién fuera el peticionario y se sometiera a sus intereses. El alcalde, si no es el cacique, el cura, el maestro, la guardia civil, el médico, el farmacéutico, son también piezas claves del sistema.

"El caciquismo se da en un país de gran propiedad agraria", sustituye a los pronunciamientos militares como forma de cambio en el gobierno y se produce e un contexto de debilidad democrática (predominio del ambiente rural, de la incultura y de la apatía política y en una situación de aislamiento y subdesarrollo.
El bipartidismo está íntimamente ligado al caciquismo ya que hace posible el turnismo (gana las elecciones el partido que las prepara). En el pactismo de los dos partidos el protagonismo civil es sustituido por el caciquismo para el cambio de los gobiernos.
“El caciquismo sólo es posible en un país de gran propiedad agraria. El cacique es el ricacho del pueblo, él mismo es terrateniente o representante del terrateniente de alcurnia que reside en la Corte; de él depende que los obreros agrícolas trabajen o se mueran de hambre, que los colonos sean expulsados de las tierras o que las puedan cultivar, que el campesino medio pueda obtener un crédito. La Guardia Civil del pueblo está en connivencia con él, el maestro (...) debe someterse a él, el párroco prefiere por lo común colaborar con él; en una palabra, es el nuevo feudal. (...). El caciquismo, como el feudalismo, tiene estructura piramidal partiendo del burgo o aldea; a la altura provincial hay cacique o caciques, que suelen co-laborar con el “señor gobernador”.

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