05/12/2015@17:48:45 GMT+1
Luis María ANSON
El pasado 5 de noviembre, Luis María Anson publicó en el diario El
Mundo un artículo que en los últimos días ha sido reiteradamente citado en las
redes sociales. Lo reproducimos a continuación.
“Adolfo Suárez fue un excelente peón del Rey Juan Carlos durante la
primera parte de la Transición. Después empezó a gallear por su cuenta y se
puso en contra, aparte la feroz oposición de Felipe González, también al
Ejército, a la Iglesia, a la Corona, a la gran empresa, incluso a un sector de
su propio partido UCD, que decidió desmontarle. Cuando, en enero de 1981,
Suárez se dio cuenta de que sería sometido a una moción de censura y que al
menos cinco o seis de los diputados ucedistas votarían en su contra, decidió
dimitir. Unas semanas después fundó el CDS, el Centro Democrático y Social.
Calvo-Sotelo adelantó la convocatoria electoral para que el expresidente no
tuviera tiempo de organizarse. Lo consiguió. Suárez se quedó en las elecciones
de 1982 en 2 diputados, si bien Calvo-Sotelo, que se había corrido torpemente a
una izquierda socialdemócrata, pasó de 165 escaños a 12.
Recuerdo que en una larga conversación mantenida con Suárez en su
despacho junto al Ritz, me dijo: “Es cuestión de poco tiempo que me instale por
encima de los 60 diputados. Y créeme, no se podrá hacer política en España sin
mí”. La bisagra suarista consiguió rozar la veintena de diputados en las
siguientes elecciones. Después, una serie de circunstancias de carácter
familiar terminaron por diluir el CDS suarista, que expiró bajo el control de
Mario Conde.
Antes de Suárez intentaron el partido bisagra de centro, Roca y
Garrigues; después, Rosa Díez. Fracasaron todos. ¿Qué pasará con Ciudadanos? Es
el quinto intento de condicionar la política nacional con una cuña clavada en
el centro, entre los dos grandes partidos. Si las encuestas más solventes
respondieran a la realidad, Rivera se alzaría con 60 diputados y se cumpliría
así el sueño de Suárez. Aún más: algunos dirigentes de Ciudadanos creen que el
ascenso se multiplicará de forma acelerada en las próximas semanas y que
incluso pueden ganar las elecciones.
Por lo pronto, gracias al apoyo de Ciudadanos, el PP gobierna la
Comunidad de Madrid y el PSOE la de Andalucía. La bisagra es un hecho. Rajoy se
ha dado cuenta del riesgo que corre y tras abandonar los consejos de Pedro
Arriola, hombre muy seguro en sus errores, se ha lanzado al ruedo ibérico para
lidiar la nueva situación.
Soy periodista, no profeta. No me atrevo a especular si finalmente la
operación Rivera se disolverá como ocurrió con las de Roca, Garrigues, Suárez y
Rosa Díez. La sensación que producen las encuestas solventes es que en esta
ocasión la fortaleza del partido bisagra es mayor. Albert Rivera ha conectado
con una parte de las nuevas generaciones. La juventud española está al 70%
indiferente ante el sistema político, al 30%, indignada y casi al 100%,
asqueada. Rechaza la voracidad económica de los partidos políticos que
derrochan el dinero público y que se han entregado al clientelismo,
convirtiéndose en gigantescas agencias de colocación de parientes, amiguetes y
paniaguados, aparte la corrupción creciente que zocatea la vida pública
española. Dentro de unas semanas, en fin, las urnas dictarán si se consolida o
no en España el partido bisagra con el que soñó Adolfo Suárez, tras el cruel
escabeche al que le sometió UCD.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario