El maltrato psicológico se suele manifestar como un largo proceso en donde la víctima no aprecia cómo el agresor vulnera sus derechos, cómo le falta al respeto, la humilla y la víctima va progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en sí misma.
El inicio
es variable, depende de las personas que configurarán la relación y de
circunstancias diversas.
Unos
maltratadores comienzan en el noviazgo a dar muestras de señas de violencia
psicológica, otros empiezan a mostrar algunos signos tras el embarazo del primer
hijo o de repente sin haber una señal propiamente dicha la persona es otra para
su pareja o los que le rodean.
En el
caso de parejas hay una etapa de atracción o enamoramiento en la que la víctima
no se da cuenta de ciertas señales que no pasarán desapercibidas para otros.
Desde
un control de la imagen, un sentido de posesión exagerado o ciertas señales que
conviene hacer patentes para que la víctima no se vaya sumergiendo en una
situación de caos e indefensión.
Casi
todos reconocemos los insultos, las continuas comparaciones para
descalificarnos, el tono de voz duro y desagradable, un volumen alto con el
ejemplo clásico de los chillidos y gritos, la mirada fija, la risa sarcástica y
sabemos distinguir una cara de asco cuando nos hablan.
Estos
signos a los que restamos importancia van provocando en nosotros malestar
interno y profundo.
Es
interesante analizar los aspectos no verbales y no quedarse meramente con el
mensaje que nos llega de nuestro interlocutor.
A
veces hay esposas y esposos que se sorprenden de lo que ha sucedido porque han
pasado por alto este aspecto tan importante de la comunicación. Sólo notaban
cierta desazón tras una frase como un te quiero. No analizaban los gestos y su
incongruencia con el mensaje trasmitido.
Frente
al maltrato psicológico hay una serie de respuestas adecuadas que pueden
limitar el incremento de la respuesta agresiva de nuestro interlocutor o si no
al menos, serán alarma que nos avisarán qué lo mejor es marcharse.
Este
tipo de respuestas se suelen aprender en sesión clínica de cara a afrontar la
ruptura y rehacer una posible vida nueva de pareja.
En las
siguientes líneas se muestran ejemplos de esa comunicación que vulnera nuestros
derechos básicos y qué a la larga merman nuestra autoestima:
*.- ·
Moralización: Es una forma muy sutil de control.
La
persona se cree dueña de la verdad absoluta y juzga a los demás con su baremo.
Lo hace con palabras paternalistas, desde el prisma es que es una persona
respetable. "Una buena esposa es la que da placer a su marido aunque no le
apetezca, así que vete preparándote".
“Un
buen padre debe velar por sus hijos, y si pienso que debes estudiar medicina en
vez de dedicarte a la pintura lo hago por tu bien".
·
Interpretar: Este tipo de comunicación supone que la persona que habla hace una
lectura de pensamiento del otro. "No vas a dormir conmigo porque estás
vengándote de lo de ayer". "Seguro que piensas que no soy capaz de
hacerlo yo sola".
·
Tergiversación: El receptor sospecha de la intención del emisor y reacciona
como si éste fuera a criticarlo. Ante la frase: "Hoy la comida está
buena" la respuesta agresiva sería: "Quieres decir suelo cocinar mal,
¿no es eso?".
·
Interrogar: La persona agresiva se dedica a preguntar en plan policiaco. Muchas
veces está el tema de los celos como tema de este tipo de preguntas.
"¿Puedes darme una buena explicación por la qué entienda yo que has
llegado a las 17:35 y no a las 17:30 como quedamos?¿No te estarás viendo con
esa?¿Qué?¿Es buena en la cama?".
·
Mandar u ordenar: Imaginemos por un instante que nuestra pareja tiene la
costumbre de mandar hacer o lo que es lo mismo, de ordenar. Una persona normal
se dará cuenta de qué él otro podría hacer muchas cosas que delega y lo qué es
más molesto, es la forma de expresión tan negativa añadiendo a ello una
creencia de superioridad implícita. Frases cómo: "Quiero que me planches
los pantalones con raya, cómo a mí me gustan, ¿es qué tu no sabes nada?".
El maltratador piensa que el respeto de los demás se obtiene de esta forma,
sometiendo a la gente a su voluntad y la mayoría de las veces no practica con
el ejemplo, es decir le gusta que le hagan pero no le gusta hacer.
·
Imponer soluciones: El individuo toma la decisión sin consultar a los demás
miembros de la familia o a la pareja. "A mí me apetece ir a Madrid en
vacaciones, así qué para qué hablar más. Lo he dicho yo y
basta"."Donde manda patrón no manda marinero".
·
Criticar: Existen dos tipos de crítica, la constructiva o sugerencia y la
crítica destructiva. Nos centraremos en esta última, que provoca un malestar en
la persona que la recibe. La primera sirve para buscar una solución, la segunda
se basa en la confrontación. "Si no fueras un calzonazos, ya tendríamos la
casa en la Sierra y yo no tendría que trabajar"."Eres una pesada,
todo el día hablando de tu madre.¿Te he hablado alguna vez de mi familia sin
qué me lo preguntaras?".
·
Ridiculizar: Burlarse del otro en algún aspecto. "Te molesta qué bailé con
Alberto, tu compañero de trabajo en la cena, ya? pero sí tú eres un pato
mareado y además no te gusta bailar, en cambio él es como Fred Astaire y yo me
siento como Ginger en una de sus películas. Mira el vestido que me compré,
¿crees qué estando sentada contigo, un patoso con cara de payaso, me iba a
poder lucir en la fiesta de tu empresa?".
· Despreciar:
Menospreciar al otro individuo. "¡Eres una inútil, no haces nada a
derechas!". "Una chica tan estrecha, me estás haciendo perder el
tiempo".
·
Reprender: La persona en vez de sugerir cambios, directamente critica de forma
destructiva: "La tortilla es una bazofia, está intragable, eres malísima
cocinando y me tienes harto, parece que lo haces aposta. Mi madre, esa sí qué
sabe".
·
Amenaza o coacción: En el maltrato psicológico que lleva años es muy típico
encontrar que el agresor o agresora amenaza o coacciona si no se cumple algo
con hacer o dejar de hacer algo. Es bueno recordad que el Código recoge la
figura de las amenazas y coacciones cómo delito, esto muchas veces se pasa por
el calor de la discusión. "Si me abandonas, te mato". "Cómo no
calles a ese asqueroso mocoso, le parto la cara".
·
Culpabilizar y hacerse la víctima: Este fenómeno es muy corriente. El agresor
proyecta su agresividad en la víctima y se percibe como inocente. "Ella me
provoca, soy un hombre y debo responder así, si la pego o me enfado es porque
me saca de mis casillas, ella se lo ha buscado. Es la verdadera culpable,
además una paliza o qué la pongan en su sitio le viene bien".
·
Pseudoaprobación: La persona aparenta comprensión pero deja un poso de
culpabilidad en la persona que la escucha?Sí es cierto qué tu madre está en el
hospital, lo entiendo, sé qué la quieres, bueno? y está su marido, qué esa es
"aquí te espero, estaré solo, esperándote, echándote de menos para que me
hagas la cena, pero lo entiendo, ella es lo primero para ti. Vete cariño".
·
Tranquilizar: La persona tras haber hecho algo malo, tiende a indicar qué la
otra está nerviosa, qué no controla sus emociones y ella le pide qué se
tranquilice, demostrando lo buena persona qué es. "Sí, estaba con Ana en la
cama, tranquilízate, estás histérica...si no es para tanto. Te sentirás mejor
cuando me vista y nos vayamos a casa, tranquilízate. Te pones nerviosa por
tonterías.".
·
Retirarse: Hay un tipo de agresividad que se caracteriza por la pasividad, por
la falta de compromiso para arreglar la situación. "Me molesta verte así,
me voy no sé cuándo volveré. No te molestes en esperarme, a lo mejor ni vengo
en varios días". Se trata de una respuesta pasivo-agresiva muy difícil de
rectificar en la persona que elude el conflicto. Imaginemos que hablamos sobre
un tema importante y de golpe el otro sin dar una explicación.
La
agresividad verbal puede ser muy sutil o en cambio puede ser el típico
repertorio de insultos. Se puede hablar de agresividad cuando la forma de hablar
casi siempre es para desvalorizar al otro, no por un insulto aislado.
El
problema cuando se detecta deberá consultarse a especialistas para que se tomen
las medidas oportunas. Al ser un tipo de conducta muy difícil de probar
requeriremos la actuación de profesionales si se decide una ruptura no
conciliatoria.
Es muy
importante el apoyo de psicólogos especializados en temas de pareja, maltrato o
victimiología. Será preciso descartar la posibilidad de que la autoestima se
haya deteriorado o qué aparezca un cuadro psicológico derivado de este tipo de
relación negativa.
Vega
Funes Martínez
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