jueves, 21 de enero de 2016

Reforma constitucional titulé el primer artículo el 21 de enero de 2008 en El Imparcial. Lo reproduzco a continuación sin modificar una coma, para reflexión del lector.

“Ortega y Gasset, en el debate parlamentario que mantuvo con Manuel Azaña, le advirtió de la voracidad insaciable de los partidos nacionalistas. Nada nuevo bajo el sol. Si no se cierra definitivamente el Estado de las Autonomías, la fractura de la unidad de España se hará inevitable. Los nuevos Estatutos, sobre todo en determinadas regiones, no son más que peldaños en la escalera de las independencias. No se trata de especulaciones periodísticas. Los protagonistas de las reformas estatutarias, desde el centro derecha de Mas al radicalismo de Carod, lo han proclamado de forma explícita.

Sólo existe una vía razonable para cerrar el Estado de las Autonomías: la reforma de la Constitución de 1978. El consenso de los dos grandes partidos de centro derecha y centro izquierda, más del 80% de la vida nacional, establecería el punto final de las transferencias y la recuperación para el Gobierno de la nación de algún sector como la educación, clave para la cohesión general. La reforma constitucional supone la consulta popular, el referéndum en el que todos los españoles manifestarían su voluntad de cerrar el Estado de las Autonomías, clausurando la posibilidad de nuevas concesiones y transferencias”.

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