Trump reconoce que
Rusia pudo interferir en las elecciones de EE UU
El presidente
estadounidense advierte que habrá "consecuencias" por la
"peligrosa" conducta de Corea del Norte
MARÍA
R. SAHUQUILLO
Varsovia (Enviada
especial) 6
JUL 2017 - 15:42 CEST
El presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, ha admitido este jueves que Rusia podría haber interferido en las elecciones de 2016 que le dieron la
victoria sobre Hillary Clinton. "Lo he dicho muy
sencillamente, creo que muy bien podría haber sido Rusia, creo que bien podrían
haber sido otros países. Mucha gente interfiere. Eso lleva ocurriendo mucho
tiempo", ha afirmado el presidente republicano en Varsovia, durante una
rueda de prensa con su homólogo polaco, Andrzej Duda. El líder estadounidense,
que llegó este miércoles a Polonia para una breve visita de la que será su
segundo viaje oficial a Europa, ha aprovechado para criticar el "mal
comportamiento" de Corea del Norte y se comprometió a apoyar a Polonia
frente al "comportamiento desestabilizador" de Rusia en la región. Un
portavoz del Kremlin reaccionó de inmediato desde Moscú y rechazó el
calificativo.
Trump, durante su discurso en la plaza Krasinski de Varsovia
este jueves. PETR DAVID JOSEK (AP)REUTERS-QUALITY
Cuando Trump llegó a Europa, en su primer viaje, en mayo, lo
hizo dejando atrás las noticias que informaban de que el FBI investigaba a su yerno y uno de sus asesores
más cercanos, Jared Kushner, por sus contactos con Rusia. En ese
momento, el presidente estadounidense no dio ruedas de prensa y evitó las
preguntas sobre la implicación de su entorno en la trama rusa. Este miércoles,
en un país que considera amigo y aliado, Trump sí ha hablado de Rusia, y ha
aprovechado para criticar, de paso, a su predecesor, Barack Obama. "Le
dijeron a principios de agosto que Rusia estába tratando de involucrarse [en la
campaña electoral] con bastante fuerza. No hizo nada al respecto y eso es
porque pensaba que Hillary iba a ganar", ha afirmado Trump.
Corea del Norte "se ha portado
mal, muy, muy mal", ha afirmado Trump sobre las últimas acciones militares
de Pyongyang. El presidente estadounidense, que ha declarado que no quiere que Corea del Norte se convierta en una
nueva Siria, y ha pedido ayuda a todas las naciones a hacer frente a
la "amenaza global" que supone. Trump ha prometido "graves"
respuestas, pero ha agregado que su Administración aún está analizando cuáles
deben ser. "Yo no dibujo líneas rojas", ha dicho el mandatario,
que recordó el "gran error" que supuso para su antecesor, Barack
Obama, trazar la línea roja de las armas químicas en Siria, porque a su juicio
después no actuó consecuentemente cuando se probó su uso por parte del régimen
del presidente sirio, Bachar el Asad.Sobre Siria, añadió que ningún país que
defienda a la humanidad puede permitir los ataques químicos.
Para el Gobierno ultraconservador polaco de Ley y Justicia
(PiS), la visita de Trump es todo un logro de su polítia exterior. Y así lo han
vendido durante semanas, tratando de demostrar que el país, confrontado con
Bruselas por su rechazo a la polícia migratoria común y muy criticado por sus
reformas antidemocráticas, no está tan aislado como parece. Y para Trump, que ha llegado a
Varsovia con las promesas de cerrar acuerdos comerciales y de
recibir una calurosa bienvenida --algo que le alegrará un poco el viaje antes
de su llegad a la cumbre del G20 en Hamburgo, donde los líderes mundiales no le
pondrán las cosas tan fáciles y donde ya se están registrando protestas--, la
breve escala de 16 horas en Polonia también es beneficiosa.
Trump, con enormes similitudes con el Gobierno ultraconservador,
euroescéptico, nacionalista y xenófobo del PiS difiere sin embargo en su
aproximación a Rusia, a quien Polonia ve como un auténtico enemigo. Por eso,
que el republicano se haya referido al "las accciones y el comportamiento
desestabilizador" de Rusia, es un pequeño logro para Varsovia. Ante el
presidente Duda, que se mostró encantado y sonriente junto a su homólogo
estadounidense, y antes de lanzarse a dar un discurso ante miles de personas en
la histórica Plaza Krasinski de Varsovia símbolo del levantamiento de los
polacos contra los Nacis, Trump ha elogiado el compromiso de Polonia --uno de
los pocos países de la OTAN que gasta más del 2% en seguridad-- con la política
de defensa.
Con su viaje a Polonia, un país ex comunista, el presidente
de Estados Unidos ha roto la tradición de visitar primero a tradionales
aliados, como Reino Unido o Alemania. Su gesto
contribuye a enfriar más las relaciones con sus históricos socios y que, en
términos de policía interna, es un buen espaldarazo al Ejecutivo de Ley y
Justicia (PiS), cada vez más alejado y confrontado con Bruselas por su deriva
autoritaria y su política migratoria.
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