A RAJOY LE HA LLEGADO LA HORA DE LA CONTUNDENCIA
Viernes 20 de octubre de 2017, 10:51h
Vamos a suponer que sea verdad que Mariano Rajoy ha querido cargarse de razones políticas y jurídicas para conseguir el respaldo de los partidos constitucionalistas y de los Gobiernos europeos. Vamos a suponer que sean mentira las acusaciones de pasteleo indecente, de cobardía ante el desafío secesionista, de dar largas, a la espera de que el tiempo le solucione el conflicto. No me estoy refiriendo, por supuesto, a lo que debió hacer y no hizo en los últimos cinco años sino a sus decisiones del pasado mes de septiembre y lo que va de octubre.
Otorgándole el beneficio de la duda y aceptando que se ha comportado con habilidad y prudencia y no con miedo ni con alergia al conflicto, las cosas han quedado claras. Carlos Puigdemont se ha mofado de él y al presidente el Gobierno no le queda otra vía constitucional que aplicar el artículo 155.
De lo que se trata ahora es de que actúe con la máxima celeridad posible para no dar ocasión a que Puigdemont le vuelva a tomar el pelo y se adelante a las decisiones que se deben tomar y que pueden resultar madrugadas por el trilero líder golpista de la independencia de Cataluña.
Es cierto que en el artículo 189 del Reglamento del Senado se especifican los pasos que se deben dar en la Cámara Alta para dejar las manos libres a Rajoy sobre las medidas a adoptar en Cataluña. Pero esos pasos se pueden acelerar al máximo para evitar las maniobras y las jugarretas del presidente felón de la Generalidad. Sería un inmenso error dar largas a la aplicación del artículo 155. Por el contrario, es imprescindible caminar con prudencia pero a zancadas.
Todo ello al margen de lo que se prepara en las calles de Barcelona porque no estamos en la crisis de la eventual independencia de Cataluña sino en un proceso revolucionario muy profundo de consecuencias difíciles de controlar y que requieren una política decidida de firmeza y serenidad.
Luis María ANSON
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