jueves, 24 de enero de 2013

Segunda República



II República:
Antecedentes:
La monarquía parlamentaria de Alfonso XIII fue acosada desde su inicio:
*.- Los socialistas y los anarquistas pretendían eliminarla y sustituirla por sus diferentes modos de socialismo.
*.- Los republicanos deseaban implantar la República.
*.- Los catalanistas (luego también los nacionalistas vascos) necesitaban la destrucción del sistema de la monarquía liberal para materializar sus distintos proyectos.
 Estas fuerzas, al principio, fueron minoritarias y actuaron descoordinadas. En 1917 los republicanos, socialistas y catalanistas, con el apoyo de un sector del ejército, comprobaron que era posible abatir el sistema parlamentario vigente.
Las crisis de 1917 quedó superada porque los catalanistas (un movimiento esencialmente burgués) temieron verse desbordados por los colectivos obreristas y porque el ejército aceptó al poder constitucional ante el evidente peligro de ruptura de la “unidad de la patria” y de la alteración revolucionaria del orden social.
 El pronunciamiento de Primo de Rivera fue aceptado por los nacionalistas catalanes (acabaría con el pistolerismo anarquista adueñado de Barcelona) y el PSOE aceptó colaborar con la dictadura para acabar con esos mismos anarquistas a los que consideraba peligrosos rivales.
Al terminar la dictadura, los nacionalistas catalanes y los socialistas eran más fuertes y estaban convencidos de que podrían aniquilar el sistema si actuaban adecuadamente. Para ello no articularon una estrategia legalista sino un entramado golpista que incluyera a sectores concretos de las fuerzas armadas. La conspiración contó también con los republicanos.
En la primera mitad de 1930, un grupo de personalidades empezaron a organizarse para sustituir la monarquía parlamentaria por un sistema republicano.
En el Pacto de San Sebastián (verano de 1930)[1], Niceto Alcalá Zamora, Manuel Azaña, Lerroux, Maura, Casares Quiroga, Prieto, entre otros, concretaron el proyecto. Sus firmantes constituyeron después el primer gobierno provisional de la República.

Una fallida proclamación de la República.
La conspiración republicana actuó desde Madrid en torno al Comité Revolucionario presidido por Alcalá Zamora. Militares partidarios de la república y estudiantes de la FUE empezaron también a movilizarse. El movimiento republicano era minoritario. La suma de afiliados de los sindicatos UGT y CNT apenas alcanzaba al veinte por ciento de los trabajadores y el PCE, nacido unos años atrás de una escisión del PSOE, era minúsculo.
Fijaron el 15 de diciembre de 1930 como fecha para implantar la República mediante un golpe militar.
La fecha fue adelantada por los oficiales Galán y García Hernández que el día 12 sublevaron la guarnición de Jaca. El 15 de diciembre, Queipo de Llano y Ramón Franco, intentaron otra sublevación armada en Cuatro Vientos. Estos dos intentos fracasaron y los “conspiradores” o se escondieron, huyeron o fueron encarcelados.
El proceso conspirativo pudo haberse abortado si el Gobierno hubiera hecho público el intento fallido de derrocar la monarquía constitucional mediante la violencia armada de un golpe de estado. Sin embargo, la clase política monárquica optó por el diálogo con los que deseaban su fin. Que la “posibilidad revolucionaria” se convirtiera en “realidad” se debió no tanto a la voluntad popular sino a una curiosa mezcla de miedo y de falta de información.

Elecciones municipales en abril de 1931.
El 5 de Abril de 1931, tuvo lugar la primera fase de las elecciones municipales (ni republicanos ni monárquicos suponían que éstas servirían para cambiar el régimen político vigente).
Debían elegirse 81.100 concejales para los 9.259 ayuntamientos de la nación. La Ley electoral  vigente establecía que si en una demarcación sólo se había presentado una sola candidatura, ésta quedaba electa automáticamente. Por este procedimiento quedaron elegidos 14.018 concejales monárquicos y 1.832 republicanos.
El 12 de Abril se celebró la segunda fase de las elecciones en los lugares donde existían varias candidaturas. Como resultado de las votaciones, salieron elegidos 22.150 concejales monárquicos y 5.775 republicanos


monárquicos
republicanos
Total
5 de abril de 1931
14.018
88,44%
1.832
11,56%
15.850
12 de abril de 1931
22.150
79,32%
5.775
20,68%
27.925
total
36.168
82,62
7.607
17,38%
43.775

A pesar de la derrota de las candidaturas republicanas, los monárquicos, los miembros del Gobierno y los militares Sanjurjo y Berenguer, desmoralizados, interpretaron estos resultados como un desastre al triunfar las candidaturas republicanas en las grandes ciudades.
El Gobierno emitió un comunicado:

«El Consejo de ministros ha examinado el resultado de las elecciones verificadas ayer. Aunque las elecciones municipales, por su naturaleza, han sido siempre de carácter administrativo, el Gobierno no desconoce que al ser las primeras celebradas desde el año 1923, los sucesos acaecidos desde aquella fecha y el espíritu que a este acto imprimieron las propagandas preparatorias del mismo les han dado un innegable carácter político.
No se oculta al Gobierno y a su sinceridad demostrada en el periodo preliminar de la elección, la importancia de no desvirtuar el alcance político de la resultante de estas elecciones.
La afirmación expresivamente adversa a los partidos monárquicos pronunciada en muchas de las más importantes ciudades de España, aún cuando se halle contradicha y superada por el gran número de los que fuera de ellas han votado, induce al Gobierno a facilitar a Su Majestad el Rey que pueda oir otras opiniones y resolver con plena autoridad.
Y al propio tiempo le obliga a aconsejar a ésta que en el plazo más breve posible ofrezca a la voluntad nacional ocasión de pronunciarse más segura y eficazmente en unas elecciones parlamentarias con todas las garantías legales para la expresión libre de la conciencia ciudadana».

La decisión del Director General de la Guardia Civil, general Sanjurjo, en la noche del 12 al 13 de Abril, fue crucial para la proclamación de la II República.
Éste informó al Gobierno, por telégrafo, que si la gente se rebelaba contra la monarquía, no daría órdenes para que su rebelión fuese reprimida. Tal información fue conocida inmediatamente por los republicanos.
Maura y Romanones, de acuerdo con el Rey, anunciaron elecciones a Cortes, propuesta que fue rechazada por el Comité revolucionario que, además, exigió la marcha de “Gutiérrez” (nombre despectivo con el que designaban a Alfonso XIII).
Con el fin de bloquear a posibles disidentes, se produjeron manifestaciones que fueron presentadas como incontrolables y espontáneas.

“A las nueve, el conde fue a palacio. Don Alfonso abordó inmediatamente el tema electoral subrayando la derrota. Aznar (el almirante) intentó echar agua al vino y Don Alfonso le interrumpió diciendo: “Déjese de consuelos. No los necesito. Sé cuanto debo saber y mi resolución es inquebrantable. No me olvido que nací Rey y lo soy”, y enseguida, rectificando la frase: “que lo era. Pero hoy, por encima de todo, no olvido que soy español. No hay tiempo que perder. Los acontecimientos se precipitan”.
Y sugirió parlamentar con Alcalá-Zamora. Luego pasó a la cámara real el ministro opuesto al abandono, La Cierva, que aconsejó resistir.

El monarca, irritado, le acusó de no ver más allá de sus narices y de olvidar el largo plazo.
“No puedo consentir que con actos de fuerza para defenderme se derrame sangre y por eso me aparto de este país”.
El ministro le replicó: “El Rey se equivoca si piensa que su alejamiento y pérdida de la Corona evitarán que se viertan lágrimas y sangre en España. Es lo contrario, señor”. Fue, sin duda, una de las pocas escenas realmente dramáticas de aquellos días, que tienen más bien un aire bufo”.
“Sé cuanto debo saber”, aseguró Alfonso XIII. ¿Sabía que las candidaturas monárquicas habían ganado las elecciones? ¿O sabía que con aquella pandilla de políticastros monárquicos no iba a ninguna parte?.
La Cierva, no el rey, veía más allá de sus narices

Alfonso XIII claudicó y los políticos constitucionalistas se rindieron a los republicanos.
El 14 de Abril de 1931 fue proclamada la República en Eibar, Madrid y Barcelona, luego ésta se extendió a toda la Nación. La familia real abandonó España. Ondeaban banderas tricolores y rojas junto a los retratos de Pablo Iglesias. Se oían vivas a la República y mueras al rey. Con la música del Himno de Riego, se cantaba: Si los curas y frailes supieran/la paliza que se van a llevar/subirían al coro cantando/libertad, libertad, libertad.

MANIFIESTO DE ALFONSO XIII (ABC, 17-IV-1931)
«AL PAÍS
He aquí el texto del documento que el Rey entregó al presidente del último Consejo de ministros, capitán general Aznar:
Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas.
Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el Rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz  forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.»

SINTESIS:
Evolución política de la II República desde su proclamación hasta 1933.
*.- En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 triunfaron los republicanos en las grandes ciudades (45 de las 50 capitales de provincia) y en las zonas industriales.
*.- Alfonso XIII, aconsejado por sus ministros, abandonó España y marchó al exilio.
*.- El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República española en medio del entusiasmo general, sin violencia.
*.- Se formó un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora con personalidades de los partidos del Pacto de San Sebastián.
*.- El 28 de junio de 1931 se convocaron elecciones generales a Cortes Constituyentes[vi][6]. Concurrieron muchos partidos. La izquierda obtuvo 279 escaños frente al centro (119) y la derecha (41).
*.- Los partidos de izquierda más votados fueron el PSOE y Acción Republicana (más tarde llamado Izquierda Republicana) liderado por Manuel Azaña, un partido progresista de intelectuales y profesionales urbanos partidario de modernizar y democratizar España con reformas efectuadas sin violencia.
*.- Las Cortes aprobaron en diciembre la Constitución de 1931. Definía a España como "una república democrática de trabajadores de todas clases que se organiza en régimen de libertad y justicia" y como un Estado único, pero con autonomía de las regiones; las Cortes unicamerales eran elegidas por sufragio universal (por primera vez con derecho a voto de la mujer). El Estado se declaraba laico, separándose Estado e Iglesia.
*.- Un gobierno de coalición republicano-socialista presidido por Azaña, emprendió un programa de profundas reformas (Bienio reformista) para solucionar los graves problemas heredados.
*.- En la presidencia de la República el católico Alcalá Zamora.

La II República ante los principales problemas de España: las reformas políticas sociales y económicas.

La II República significó inicialmente un intento de profunda renovación política, económica, social y cultural, que debería llevarse a cabo en el marco de un nuevo régimen constitucional.
En esta tentativa estuvieron unidos durante una primera etapa diversos grupos políticos representativos de la clase media y de la clase obrera, los cuales fracasaron pronto pues la empresa reformista se vio rebasada y contrarrestada en un doble plano por:
*.-  las corrientes revolucionarias de base proletaria
*.- determinadas fuerzas sociales conservadoras que se oponían a la proyectada reestructuración socioeconómica y a la ideología laicista de los creadores de la República.

La II República contó con cinco años tormentosos (1931-1936)  y una larga muerte de tres (1936-1939).
La II República nació en plena depresión económica, consecuencia de la Crisis de 1929 y cuyas consecuencias llegaron con toda crudeza a España cuando ésta empezaba a perder su condición tradicional de país netamente agrario, contribuyendo a agravar los problemas propios derivados de su escaso desarrollo industrial y que tradujeron en una caótica situación laboral.
A mediados de 1932 España tenía alrededor de medio millón de parados, de los cuales la mitad eran trabajadores del campo. A finales de 1933 los parados superaron los 600.000 (de los que un 60% pertenecían al sector agrario, también eran numerosos los mineros y trabajadores de la siderurgia). Los parados en 1936 llegaron a los 700.000.
Ante tal situación se produjo un correlativo crecimiento de las grandes centrales sindicales (UGT y CNT), llegando a contabilizar un millón de afiliados cada una. Esta importante fuerza obrerista reclamaba profundas transformaciones socioeconómicas, especialmente en el campo, suscitando la oposición de otros elementos sociales y estableciendo un progresivo distanciamiento que provocó enfrentamientos..
A lo anterior se unió un factor político internacional: la creciente tensión política europea originada por la extensión del fascismo en Alemania e Italia enfrentado a las democracias occidentales (especialmente representadas por Francia e Inglaterra) y el totalitarismo stalinista en Rusia..

LA REPÚBLICA RENOVADORA:

BIENIO IZQUIERDISTA (1931-1933).

Gobierno Provisional presidido por un exmonárquico liberal (Niceto Alcalá Zamora) y en el que estuvieron representados todos los partidos que habían suscrito el Pacto de San Sebastián:
*.- Republicanos conservadores (Alcalá Zamora y Maura)
*.- Radicales (Alejandro Lerroux).
*.- Radical socialistas (Marcelino Domingo)
*.- Nueva izquierda republicana (Manuel Azaña)
*.- Socialistas y líderes sindicales (Largo Caballero e Indalecio Prieto)
*.- Intelectuales (Fernando de los Ríos)
*.- Autonomistas catalanes (Nicolás d’Olwer)

Durante los seis meses del Gobierno provisional se inició la legislación reformista:
*.- Decreto de “laboreo forzoso” que obligaba a los terratenientes a cultivar sus tierras so pena de ceder su explotación a entidades campesinas.
*.- Importantes medidas sobre la enseñanza.
*.- Aunque  tuvo que hacer frente a los catalanistas seguidores de Maciá que, fuera de la legalidad, proclamaron el Estado Catalán sin esperar a la legislación parlamentaria de la autonomía; a los incendiarios de conventos en Madrid y otras ciudades, a las importantes huelgas convocadas por los anarquistas y a la conflictividad agraria (especialmente intensa en Andalucía).
Las elecciones a Cortes Constituyentes (junio de 1931) significaron un claro triunfo de la conjunción republicano-socialista. Las derechas, desconcertadas, quedaron fragmentadas en pequeñas minorías. Los anarquistas, a pesar de su abstencionismo político, parecieron acoger en un principio favorablemente al nuevo régimen republicano.
El 28 de junio de 1931 se celebraron elecciones, la participación superó el 70%. El sistema electoral, que primaba las mayorías, se tradujo en un triunfo del Gobierno provisional. Las elecciones dieron la mayoría de los escaños a los socialistas y republicanos, los partidos que pertenecían a la izquierda y al centro. Manuel Azaña, fue elegido nuevo jefe de gobierno.

formaciones centro-izq.
esc.
formaciones centro-der.
esc
psoe
117
partido radical
93
p. r. radical-socialista
59
partidos monárquicos
36
esquerra catalana
32
p. republicano conservador
27
acción republicana
27
partido agrario
26
orga (nacionalistas gallegos)
16
vasconavarros
14
agrup. al servicio de la republica.
14
lliga regionalista
3
federales
14
otros partidos centro-der.
6

Proclamación de la Constitución de 1931, que había sido largamente discutida en las Cortes Constituyentes, investidas con carácter exclusivo de la soberanía nacional.
España quedó constituida en una “República democrática de trabajadores”.
El poder legislativo lo ejercía una sola Cámara parlamentaria.
*.- Se reconocía el derecho de voto a la mujer.
*.- Posibilitaba la “la expropiación forzosa por causa de utilidad social, mediante adecuada indemnización”.
*.- Se concedía la autonomía a las regiones que lo deseasen.
*.- Se consagraba la separación entre Iglesia y Estado.
*.- La tendencia laicista se concretó en la supresión de los Jesuitas y la secularización de la enseñanza).

Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República por todos los grupos políticos que formaban el Gobierno. Manuel Azaña recibió el encargo de formar un nuevo Gobierno (ya constitucional).

GOBIERNO DE AZAÑA-PSOE Y EL PROGRAMA IZQUIERDISTA:
Manuel Azaña (perteneciente a la izquierda republicana burguesa) gobernó durante los dos primeros años de la República, en alianza con la primera fuerza parlamentaria (los socialistas) e incorporó a su gobierno a representantes de Acción Republicana y de los Radical-socialistas y de los regionalistas catalanes y gallegos. El partido radical de Lerroux (incompatible con los socialistas) quedó fuera del Gobierno, en oposición moderada de centro.
Este Gobierno se propuso llevar adelante un ambicioso programa izquierdista de renovación socioeconómica y cultural.
  
El problema social
El problema social giró en torno a los dos grandes sindicatos (anarquista y socialista).
El movimiento anarquista constituyó la oposición mas violenta a la República. En el resto de Europa el anarquismo, como fenómeno de masas, había desaparecido después de la I guerra mundial. En España siguió creciendo, especialmente en Andalucía y Cataluña agrupado en torno a una organización anarcosindicalista, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que ya en 1920 tenia 700.000 militantes. Su objetivo final era la total emancipación de los trabajadores, su instrumento, la huelga revolucionaria.
Los anarquistas se oponían a la Republica por principios, rechazaban cualquier tipo de gobierno y luchaban por una sociedad libre e igualitaria, sin dios, sin amos y sin propiedad privada.
Dentro del anarquismo, sin embargo, existían diversas corrientes que lo dividían:
*.- Los puristas sólo se conformaban con una revolución social completa. Entre los puristas más radicalizados, algunos lideres (como Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso), se unieron a la FAI (Federación Anarquista Ibérica), fundada en 1927 y cuyo objetivo era la oposición al revisionismo anarquista.
*.- Los moderados, con Angel Pestaña y Juan Peiró al frente, aunque seguían los mismo objetivos creían que era necesario obtener de inmediato algunas concesiones del Gobierno que mejoraran la condición de los obreros.
El movimiento socialista obtuvo un fuerte impulso durante los años de la I Guerra Mundial. En 1920, su sindicato, la UGT (Unión General de Trabajadores) tenía 200.000 miembros. La UGT no fue ilegalizada durante la Dictadura de Primo de Rivera. Su principal dirigente, Francisco Largo Caballero, fue Ministro de Trabajo durante el primer gobierno de la República.

 

El problema militar 

El Ejército se mostró alarmado con algunas reformas republicanas:

Consideraban amenazada la unidad de la nación
Algunas de las reformas para modernizar el ejército se vieron con desconfianza. La llamada “Ley Azaña” admitía el retiro, con el sueldo íntegro, de todos los generales y oficiales que no quisieran prestar juramento de fidelidad a la República.
El 10 de agosto de 1932 el general José Sanjurjo, que había declarado su lealtad al nuevo gobierno en 1931, se levantó contra la República en Sevilla. El golpe fracasó pero evidenció el creciente descontento militar.

Reforma militar:
Se pretendía someter el ejército a la autoridad civil y aumentar su eficiencia reduciendo su oficialidad.
Ya iniciada por Azaña en el Gobierno provisional, en cuanto ministro de la Guerra, centrada en la reducción del excesivo número de oficiales (facilitándoles el retiro voluntario se pretendía alejar también del ejército a los militares no simpatizantes con el nuevo régimen político). Se suprimió también la ley de jurisdicciones especiales. Se encargó del orden público a la recien creada Guardia de Asalto (adicta a la República)

 

El problema Religioso:

Se eliminaba la subvención al clero, la religión en las escuelas, se prohibía a las órdenes religiosas ejercer la enseñanza, se reconocía el matrimonio civil y el divorcio y se disolvía la Compañía de Jesús . El gobierno no supo atajar la violencia anticlerical que estalló en mayo de 1931 en Madrid y otras ciudades. Muchos católicos identificaron República con ataque a la Iglesia y a sus creencias religiosas.

Los republicanos y socialistas en el gobierno pretendían reducir el poder de la Iglesia, como aliada del poder y defensora del inmovilismo.
En el otoño de 1931 las Cortes prepararon un anteproyecto de Constitución que pretendía acabar con el enorme poder de la Iglesia. El artículo 26 separaba Iglesia y Estado. El 13 de octubre de 1931, Manuel Azaña declaró que: “España ha dejado de ser católica”, ya no era un país de corte clerical.
Las cláusulas anticlericales de la nueva Constitución se debatieron agriamente en las Cortes y, por la mayoría republicano-socialista, todas salieron adelante. La Constitución se promulgó en diciembre de 1931.
A lo largo de 1932 y 1933 la República promulgó leyes destinadas a acabar con la influencia de la Iglesia en la sociedad:
*.- Disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de sus bienes.
*.- Matrimonio civil, divorcio y secularización de cementerios.
*.- Ley de Congregaciones religiosas.
*.- Prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas (se pretendía un moderno sistema de enseñanza laica. Los proyectos iniciales se vieron frenados por falta de presupuestos. En dos años se crearon más de 13.000 nuevas escuelas. Hubiera sido más prudente que la República no hubiera atacado a las órdenes religiosas, que ya disponían de buenos colegios. El cierre de los mismos planteó graves problemas de ubicación de nuevos alumnos.

 

El problema regional

Se concedió a Cataluña en 1932 el Estatuto de Autonomía: un Gobierno autónomo, la Generalitat, tenía competencias en cultura, obras públicas y orden público. En el País Vasco el proyecto de Estatuto elaborado por el Partido Nacionalista Vasco y los carlistas, fue rechazado por tradicionalista y poco democrático. No habrá Estatuto de Autonomía hasta el comienzo de la guerra civil.
La proclamación de la República impulsó a los movimientos nacionalistas. La nueva Constitución republicana mencionaba la posibilidad de conceder la autonomía a aquellas regiones que lo solicitasen.
Ante las demandas del catalanismo político, la República autorizó un plebiscito en Cataluña para el establecimiento de su Estatuto de Autonomía (592.961 votos a favor y 3.276 en contra). En el verano de 1932, el Estatuto Catalán se convirtió en ley y se constituyó la Generalitat. El catalán y el castellano serían las lenguas oficiales.
En el País Vasco, la profunda confesionalidad del PNV chocó con un gobierno republicano de corte anticlerical. La promulgación de su Estatuto se pospuso hasta octubre de 1936, en plena guerra civil.
También se iniciaron otros procesos, inconclusos, de autonomía en Galicia, Valencia e incluso en diversas provincias castellanas.

La reforma educativa: La escuela primaria era obligatoria, gratuita, laica y mixta. Se incrementó en un 50% el dinero destinado a educación, construyéndose más de 10.000 escuelas y se crearon 7000 mil puestos de maestros, mejor pagados. El programa de "Misiones Pedagógicas" llevó la cultura a regiones rurales atrasadas.
  
El problema agrario.
 En septiembre de 1932 se aprobó la Ley de Reforma Agraria, con oposición de la derecha, representante de los terratenientes. Se buscaba acabar con el latifundismo, el absentismo y la miseria de 2 millones de jornaleros .
Se expropian sin indemnización las tierras a los Grandes de España  y se declaran expropiables con indemnización los latifundios mal cultivados o sistemáticamente arrendados. Las tierras serían entregadas a los campesinos.
Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA). El ritmo de la reforma fue muy lento y sus resultados escasos (en 1934 sólo se habían realizado 8000 asentamientos). Los campesinos se sintieron decepcionados con la República, inclinándose hacia posturas revolucionarias anarquistas (sucesos de Casas Viejas). Por otro lado los terratenientes se mostraron claramente hostiles.

El problema agrario era uno de los más complicados, la agricultura en los años 30 era el principal sector de la economía del país. Los trabajadores del campo esperaban que reformas drásticas e inmediatas. Andalucía era una región de profundos contrastes sociales y económicos, de latifundios y terratenientes, con más de 700.000 jornaleros que vivían en la miseria.
Las tensiones en la España rural representaron una amenaza para la República. La reforma agraria de 1932, una ley complicada y cautelosa, solo sirvió para desilusionar a muchos jornaleros e irritar a los terratenientes.
Los jornaleros querían apoderarse de las tierras que la República dudaba en entregarles. Pronto se comprobó que la reforma era prácticamente imposible, al menos en un corto espacio de tiempo.
Para ella se creó un Instituto de Reforma Agraria, frente al Proyecto de asentar anualmente en nuevas tierras a 60.000 campesinos, después de dos años de actuación sólo 12.000 estaban en tal situación.
Entre los propietarios y terratenientes cundió la alarma, entre los campesinos la desilusión por la lentitud de la Reforma Agraria. La violencia revolucionaria se manifestó en Castilblanco, Arnedo y Casas Viejas.
En Castilblanco (Badajoz) estalló una huelga general el 31 de diciembre de 1931. Al intentar disolverla, los campesinos reaccionaron violentamente matando a cuatro guardias civiles. En Arnedo (La Rioja), murieron siete trabajadores y quedaron heridos treinta más al disolverse a disparos de la Guardia Civil la manifestación que se celebraba ante el Ayuntamiento del pueblo. Fue destituído el director general de la Guardia Civil, el general Sanjurjo.
A principios de 1933, en Casas Viejas (Cádiz),  los campesinos, después de declarar el comunismo libertario, asaltaron el cuartel de la Guardia Civil, asesinando a varios de guardias. La llegada de refuerzos permitió reprimir el levantamiento, las autoridades republicanas fueron acusadas de haber organizado una matanza.

COMENTARIO: EL PROBLEMA AGRARIO

«El nuevo régimen se  instauró sin causar víctimas ni daños. Una alegría desbordante inundó el país. La República venía realmente a dar forma a las aspiraciones que desde los comienzos del siglo trabajaban el espíritu público, a satisfacer las exigencias más urgentes del pueblo.
La sociedad española ofrecía los contrastes más violentos. En ciertos núcleos urbanos, un nivel de vida alto, adaptado a todos los usos de la civilización contemporánea, y a los pocos kilómetros, aldeas que aparecen detenidas en el siglo XIV. Casi a la vista de los palacios de Madrid, los albergues miserables de la montaña.
Provincias del noroeste donde la tierra está desmenuzada en pedacitos, que no bastan para mantener al cultivador; provincias del sur y oeste, donde el propietario de 14.000 hectáreas detenta en una sola mano todo el territorio de un pueblo.
La República, como era su deber, acentuó la acción del Estado. Acción inaplazable en cuanto a los obreros campesinos. El paro que afectaba a todas las industrias españolas, era enorme, crónico, en la explotación de la tierra.
Cuantos conocen algo de la economía española saben que la explotación lucrativa de las grandes propiedades rurales se basaba en los jornales mínimos y en el paro periódico durante cuatro o cinco meses del año, en los cuales el bracero campesino no trabaja ni come. Con socialistas ni sin socialistas, ningún régimen que atienda al deber de procurar a sus súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas, podía dejar las cosas en la situación que las halló la República.»
Manuel Azaña: Causas de la guerra de España, 1939.

Gran empresa que pretendió atacar el mayor defecto estructural de la Nación (desaparición del latifundio y del absentismo y proporcionar tierra suficiente a los campesinos desprovistos de ella).
La Ley de Bases para la Reforma Agraria se discutió en las Cortes en la primavera de 1932 y afectaba a grandes zonas latifundistas (Andalucía, Extremadura, Ciudad Real, Toledo, Albacete, Salamanca).
Se señalaron las fincas que debían ser expropiadas por no ser explotadas directamente por sus dueños o por pertenecer a Grandes de España (cuyos títulos habían sido abolidos) a fin de entregarlas a familias y colectividades campesinas.
Las expropiaciones (salvo en las tierras de los ex Grandes) conllevaban la indemnización a sus propietarios.
Por la magnitud de la empresa, esta Reforma Agraria adoptó un ritmo muy lento.

El fracaso del gobierno Azaña hizo posible que tras las elecciones de noviembre de 1933 la República, proclamada por una base social-izquierdista, girara a la derecha. Se debió a la disconformidad con la labor realizada por la República, promoviendo un amplio abstencionismo electoral de izquierdas.

Muchas de las medidas del gobierno social-azañista fueron emprendidas con poco tacto político y atacaron los intereses y sentimientos de amplios sectores sociales. La inquietud ante la política laicista y autonómica del gobierno reforzó algunas tesis conservadoras.
Se produjo el pronunciamiento  de Sanjurjo en Sevilla el 10 de agosto de 1932).
La organización para la lucha legal a la que se entregaron católicos derechistas encuadrados a partir de 1932 en Acción Popular.
Gil Robles, acatando la legalidad republicana, contribuyó a la constitución una fuerza política más extensa que Acción Popular y que se denominó a partir de marzo de 1933 Confederación Española de Derechas Autónomas (C.E.D.A). Un amplio partido de derechas con estructura federal que integró diversos grupos regionales, pero con una dirección centralizada en la persona del propio Gil Robles que trazó un programa de rectificación de las medidas reformistas de la izquierda (especialmente las que afectaban a los temas religiosos y a la reorientación de la reforma agraria), esta última en acuerdo con la Confederación Patronal Agraria formada en marzo de 1933.

Acto de constitución de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) Anoche se constituyó, entre vítores de entusiasmo, la Confederación Española de Derechas Autónomas (...) (...) Gil Robles, en las palabras finales, decía: (…) "Debemos felicitarnos de los trabajos, de la misma diversidad de tendencias manifestadas, (…) Me limito (…) a declarar solemnemente que ha quedado constituida la CEDA, que ha de ser el núcleo derechista que salve a la Patria, hoy en peligro".
(...) Al discutirse, por la tarde, (…) el Estatuto de la CEDA, se admitieron como coincidencias fundamentales de los partidos que la integran (…) las siguientes, debidas a la iniciativa de la Derecha Regional valenciana:
a) Afirmación y defensa de los principios fundamentales de la civilización cristiana.
b) Necesidad de una revisión constitucional de acuerdo con dichos principios.
c) Aceptación, como táctica para toda su actuación política, de las normas dadas por el Episcopado a los católicos españoles en su declaración colectiva de diciembre de 1931.(...) El Debate, 5 de marzo de 1933.

El gobierno Azaña también tuvo que enfrentarse con graves alteraciones sociales promovidas por los anarquistas, especialmente en el ámbito rural (1931, enfrentamientos entre guardias civiles y huelguistas en Castilblanco y Arnedo, 1932 insurrección anarquista de la cuenca industrial del Llobregat, llegándose a aplicar la “Ley de la Defensa de la República”. 1933 nueva tentativa revolucionaria de la CNT en Cataluña y Valencia y el episodio de Casas Viejas).

Las elecciones municipales provocaron la caída de Azaña (debilitado por el enfrentamiento entre socialistas y radical-socialistas).
Le sucedieron otros dos gobiernos dirigidos por los jefes del partido radical (Lerroux y Martínez Barrio) que representaban el centro republicano y cuya misión era la de disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones.
 Estas elecciones se celebraron en noviembre de 1933 y supusieron un giro a la derecha: la CEDA y los grupos monárquicos se impusieron claramente a las izquierdas, fue importante la abstención anarquista de la CNT.
 En 1931 las candidaturas moderadas habían sido barridas por su falta de unidad en un sistema electoral que primaba las coaliciones. La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) fue el primer partido católico de masas en España, liderado por José María Gil Robles.
La izquierda se lanzó a la campaña en defensa de las realizaciones de su gobierno, pero, como ya en 1931 le había ocurrido a la derecha, esta vez acudían desunidas.
Los resultados de las nuevas elecciones:

formaciones centro-izq.
esc.
formaciones centro-der.
esc
psoe
58
ceda
113
esquerra catalana
23
partido radical
80
izquierda republicana
7
partido agrario
39
partido radical-socialista
3
partidos monárquicos
32
federales
2
lliga regionalista
24
partido comunista
1
falange española
2
otros partidos centro-izq.
6
otros partidos centro-der.
96

 La CEDA se convirtió en el principal partido de las Cortes y Gil Robles en el líder de la España conservadora. La aparición en dicha cámara de dos representantes falangistas y un comunista fue la primera advertencia de que la sociedad española estaba entrando en una espiral de radicalización.

BIENIO DERECHISTA (1934-1936). FRACTURA Y ENFRENTAMIENTO SOCIAL:

Principales cambios políticos que introdujo la CEDA a su llegada al poder.
La CEDA, partido más votado en las elecciones de noviembre de 1933 (115 escaños), gobernó en coalición con el centrista Partido Radical de Lerroux (102 escaños).
La abstención de las masas anarquistas y el voto de las mujeres explican en parte estos resultados. El bienio radical-cedista, de inestabilidad gubernamental, realizó una política contrarreformista y reaccionaria ( "bienio negro").
Principales medidas:
*.- Ley de Amnistía para todos los sublevados en el fallido golpe de Sanjurjo.
*.- Se deroga la Ley de Congregaciones y aprueba un presupuesto para el clero.
*.- Revisión de la reforma agraria, anulando las expropiaciones, incrementando las indemnizaciones y recortando el presupuesto para su aplicación.
*.- Se declaró inconstitucional la Ley de Contratos de Cultivo aprobada por la Generalitat de Cataluña, que beneficiaba a los arrendatarios y se suspendió el Estatuto catalán tras los sucesos de 1934; el Estatuto vasco no se aprobó.
El freno a las reformas provocó un aumento de la agitación social. En octubre de 1934 tres ministros de la CEDA entraron en el gobierno; la izquierda creyó que Gil Robles deseaba eliminar a la República por medios legales (que Gil Robles siguiera el ejemplo de Hitler en Alemania y Döllfuss en Austria y decidió recurrir a la fuerza para evitarlo).
Los socialistas convocaron una huelga general para el 5 de octubre que fracasó excepto en Asturias, donde la Alianza Obrera de socialistas, comunistas y anarquistas tomó el poder y desencadenó una revolución social y en Cataluña, donde Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española.
Gil Robles asumió la cartera de Guerra. El desprestigio de los lerrouxistas por el escándalo del estraperlo hizo caer al gobierno.
Gil Robles quiso ser presidente del gobierno pero Alcalá Zamora, que temía tanto una dictadura de derechas como una revolución de izquierdas, eligió a un centrista (Portela Valladares) que disolvió el Parlamento y convocó elecciones en febrero de 1936.
La agudización de la tensión social y política (1933) pareció condenar al fracaso el reformismo por vías constitucionales. Se dobló el número de huelgas respecto al año anterior (incrementándose especialmente en los obreros del campo, de la construcción y de las minas). La conflictividad obrerista chocó frontalmente con las posiciones igualmente endurecida de las organizaciones patronales.
 La combatitividad de las organizaciones sindicales se daba tanto en la CNT (en la que se impuso la tendencia revolucionaria de la FAI) como en la UGT, en la que tenían mucho peso e influencia en los jefes socialistas su Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra y que provocó una radicalización del sector directivo del PSOE (Largo Caballero) que llegó a propugnar el fin de la colaboración con los grupos republicanos y la formación de un frente obrero con los anarquistas y con el pequeño partido comunista (que también se incrementó por la radicalización general y progresiva en contra de los partidos burgueses).
En esta decisiva ruptura social influyó en cierto grado la imposición de los regímenes totalitarios en Europa (subida al poder de Hitler en 1933 en Alemania y la consiguiente persecución de los socialistas que atemorizó a los partidos de izquierdas y radicalizó a algunos sectores derechistas).
En 1933 se formó Falange Española, de José Antonio Primo de Rivera, fusionada en 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma. FET y de las JONS pretendió superar tanto el marxismo como el capitalismo a través de un nacionalismo exaltado y la realización de radicales transformaciones: (Estado corporativista, nacionalización de la banca, reforma agraria) pero situándose más a la derecha del Bloque Nacional de José Calvo Sotelo.
 En las nuevas Cortes los partidos mayoritarios eran los republicano-radicales y la CEDA. Lerroux (evolucionado hacia posturas conservadoras) llegó al acuerdo con la CEDA (con la escisión de grupo radical de Martínez Barrio).
Con este apoyo radical, el partido de Gil Robles inició su programa recitificador:
*.- revisión constitucional en sentido bicameralista.
*.- supresión de las leyes anticlericales.
*.- reforma de la reforma agraria.
*.- reducción de las socializaciones y de las autonomías regionales.
 El Gobierno de Lerroux (que evitaba la reacción de las izquierdas si la CEDA llegaba al Gobierno) tuvo que hacer frente:
*.- a una insurrección anarquista (diciembre de 1933).
*.- verano de 1934, una violenta y extensa huelga agraria en Andalucía, Extremadura, Castilla la Nueva y Valencia.
*.- a la actitud cada vez más hostil del resto de la izquierda (que acogió mal el resultado electoral). La izquierda acusaba a Gil Robles de preparar una dictadura fascista, y los nacionalistas catalanes (dirigidos por Luis Companys, tras la muerte de Maciá) recelaban de su antiautonomismo.
En el partido socialista (en el que se había impuesto el grupo liderado por Largo Caballero) se preparó un amplio movimiento revolucionario (octubre de 1934). Se alegó la entrada de tres ministros cedistas en el gobierno de Lerroux.
A la sublevación del obrerismo socialista no se unió la directiva nacional de la CNT pero sí lo hizo la Generalitat (proclamando el Estado Catalán).
 En Asturias se produjo una verdadera revolución social en su cuenca minera en la que actuaron unidas todas las organizaciones sindicales. Se hizo necesaria toda una campaña militar con tropas de Marruecos para terminar con la violenta rebelión (más de 1.000 muertos y una dura represión posterior).
La nueva Ley Agraria de 1935 anuló todas las posibilidades de la reforma de 1932.
El escándalo del estraperlo rompió el acuerdo entre radicales y cedistas. El Presidente de la República (Niceto Alcalá Zamora) que temía tanto la posibilidad de una dictadura de derechas como una revolución de izquierdas, encargó a Portela Valladares (centrista) que formara un gobierno con la misión de disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

FRENTE POPULAR:
A finales de 1935 empezó a gestarse una gran coalición de partidos de izquierdas para las elecciones de febrero de 1936 (Frente Popular).
El pacto entre republicanos y socialistas se presentó como reformista, para la derecha era revolucionario (el Frente Nacional o de Orden se creó para oponerlo al Frente Popular).
La larga campaña electoral tuvo lugar entre el 4 de enero y el 16 de febrero de 1936.
La unidad de las izquierdas quedó plasmada en el Frente Popular, la coalición izquierdista formada ante las elecciones de 1936 propuesta por el Partido Comunista.
Los anarquistas, aunque no entraron a formar parte del Frente Popular por negarse ideológicamente a colaborar con un sistema democrático, apoyaron las candidaturas para la liberación de los presos políticos.
El Frente Nacional o de Orden, liderado por la CEDA de Gil Robles, lanzó una agresiva campaña electoral presentándose como la última y única alternativa de defensa ante una inevitable revolución bolchevique. Dentro de esta coalición quedó fuera la Falange.

Entre estas dos formaciones se contaban los diferentes partidos de centro (el Partido Radical de Lerroux, la Lliga, los progresistas de Alcalá Zamora y el nuevo Partido del Centro de Manuel Portela Valladares, así como el PNV que aún dudaba en unirse más claramente con derechas o izquierdas.
España acudió a las urnas el 16 de febrero, los resultados se dieron a conocer el 20 de febrero.
Electores
13.553.710

Votantes
9.683.335
71,4%
Frente Popular
4.654.116
34,3%
Frente Nacional
4.503.505
33,2%
Centro y vascos
525.714
5,4%
Es imposible dar cifras de votos por partidos puesto que los electores votaron a alianzas y no a partidos aislados. Pero las principales formaciones se repartieron los escaños de la siguiente manera:

formaciones centro-izq.
esc
formaciones centro-der.
esc
psoe
88
ceda
101
izquierda republicana
79
partido del centro
21
unión republicana
34
comunión tradicionalista
15
esquerra catalana
22
renovación española
13

partido comunista

14
lliga regionalista
12
acció catalana
5
partido agrario
11
orga (nacionalistas gallegos)
3
partido radical
9
otros partidos centro-izq.
18
otros partidos centro-der.
28

Vistos los resultados, una multitud se dirigió al Ministerio de la Gobernación en Madrid con una única palabra: ¡Amnistía!. Un partido, por encima de todos, había experimentado un mayor crecimiento, el Partido Comunista de España, (nacido tras una escisión del PSOE en 1920) que  al proclamarse la República contaba con 3.000 militantes.
En 1933 obtuvo su primer representante en Cortes, ahora había obtenido 14.
En Oviedo, una de sus principales dirigentes, diputado por Asturias, Dolores Ubárruri “La Pasionaria” abrió las cárceles donde se alojaban gran parte de los revolucionarios de 1934.
Los socialistas se negaron a formar parte del nuevo gobierno, simplemente lo apoyaron débilmente. Los republicanos quedaron atrapados entre el pánico de los conservadores y las nuevas esperanzas de la clase trabajadora.
Las huelgas y las invasiones de tierra aumentaron, los conflictos sociales y laborales amenazaban más que nunca el orden constitucional.
Desde la derecha Gil Robles cayó en desgracia y las esperanzas de la España conservadora se centraron en un nuevo y carismático líder, José Calvo Sotelo.
Para un número creciente de partidarios de la derecha, y tal y como había ocurrido antes con la izquierda, el juego parlamentario había resultado un doloroso desengaño. La creciente polarización de la sociedad española se reflejó primero en su juventud. Unos 15.000 militantes de las juventudes de la CEDA abandonaron el partido y se unieron a un movimiento más combativo, la Falange, fundada por José Antonio Primo de Rivera en 1933.
En 1934, junto a Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo, fundadores de las JONS (Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas) había negociado su fusión con la Falange. El nuevo partido, Falange Española y de las JONS, empezó a existir el 13 de febrero de 1934 adoptando el símbolo del yugo y las flechas. Sin embargo, la Falange fue siempre un partido minoritario hasta el extremo de que al concurrir en solitario a las elecciones de 1936 se quedó fuera del juego parlamentario sin obtener ni un solo escaño. Debido a ello en marzo de 1936, ante la creciente espiral de violencia impulsada por la Falange, José Antonio, privado de inmunidad parlamentaria, fue detenido y las oficinas de Falange clausuradas. Aún así la violencia callejera y los crímenes políticos siguieron en aumento tanto por parte de la izquierda como de la derecha.
 Tras el fracaso de la sublevación los aparatos del Estado quedaron dislocados y el poder del gobierno republicano fue meramente nominal. Esto hizo posible la aplicación, por parte de las fuerzas sociales de izquierdas, de diversas medidas revolucionarias y represoras al amparo del vacío de poder. Por contra, en la zona dominada por los sublevados, la represión de dichas medidas y de aquellos que las seguían se convirtió en el objetivo prioritario. En esta sección describiremos los principales procesos revolucionarios y contrarrevolucionarios acaecidos durante los primeros y desenfrenados días de la guerra civil.
En las elecciones de febrero de 1936, las izquierdas acudieron unidas en un Frente Popular (que los socialistas consideraban como mera alianza electoral) mientras que las derechas se presentaron desunidas y sin ningún acuerdo con el centro político.
Hundido el republicanismo radical (que orientó el voto centrista hacia la izquierda) y la participación electoral de las fuerzas anarcosindicalistas) los resultados fueron de triunfo la izquierda (34,3%) frente al 33,2% de la derecha.
El gran fracaso fue de los partidos de centro que, unidos a los nacionalistas vascos, sólo obtuvieron un 5,4%. En los escaños fue más holgado el triunfo
El PSOE obtuvo 90 escaños, 80 Izquierda Republicana (nuevo partido de Azaña). La CEDA obtuvo 86.
El Presidente de la República encargó la formación de Gobierno a Azaña que luego ocupó la Presidencia.
La agitación social se dio en el campo (ocupaciones de tierra en Extremadura, Andalucía y Castilla, el I.R.A. distribuyó más tierra de marzo a julio de 1936 que durante toda la historia anterior de la República y llegándose a asentar unos 110.000 colonos), las huelgas en el campo se acompañaron de otras protagonizadas por los obreros industriales en las ciudades y mineras (con el correspondiente lock-out patronal).
Desde el mes de abril se enfrentaron en la calle organizaciones paramilitares sindicales y falangistas, se incrementaron los atentados contra edificios religiosos y los atentados personales.
Por otro lado, desde las elecciones, altos jefes del ejército y de la extrema derecha preparaban un levantamiento contra el gobierno.

Documento: EL MANIFIESTO ELECTORAL DE LAS IZQUIERDAS.
[16 de febrero de 1936]
Los partidos republicanos Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores; Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de Gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el caso de victoria. Declaran ante la opinión pública las bases y los límites de su coincidencia política, y además la ofrecen a la consideración de las restantes organizaciones republicanas y obreras, por si estiman conveniente a los intereses nacionales de la República venir a integrar en tales condiciones el bloque de izquierdas que debe luchar frente a la reacción en las elecciones generales de diputados a Cortes.
 Una amplia amnistía, reposición de funcionarios, readmisión de obreros despedidos y reparación a las víctimas de la represión.
Como supuesto indispensable de paz pública, los partidos coligados se comprometen:
 1.º A conceder por ley una amplia amnistía de los delitos politicosociales cometidos posteriormente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como tales por los Tribunales. Alcanzará también a aquellos de igual carácter no comprendidos en la ley de 24 de abril de 1934. Se revisarán con arreglo a la ley las sentencias pronunciadas en aplicación indebida de la de Vagos, por motivos de carácter político; hasta tanto que se habiliten las instituciones que en dicha ley se prescriben, se restringirá la aplicación de la misma y se impedirá que en lo sucesivo se utilice para perseguir ideas o actuaciones políticas.
2.º Los funcionarios y empleados públicos que hayan sido objeto de suspensión, traslado o separación, acordado sin garantía de expediente o por motivos de persecución política, serán repuestos en sus destinos.
El Gobierno tomará las medidas necesarias para que sean readmitidos en sus respectivos puestos los obreros que hubiesen sido despedidos, por sus ideas o con motivo de huelgas políticas, en todas las corporaciones públicas, en las Empresas gestoras de servicios públicos y en todas aquellas en las que el Estado tenga vínculo directo.
Por lo que se refiere a las Empresas de carácter privado, el ministerio de Trabajo adoptará las disposiciones conducentes a la discriminación de todos los casos de despido que hubieran sido fundados en un motivo políticosocial, y que serán sometidos a los Jurados mixtos para que éstos amparen en su derecho, con arreglo a la legislación anterior a noviembre de 1933, a quienes hubieran sido indebidamente eliminados.
3.º Se promulgará una ley concediendo a las familias de las víctimas producidas por hechos revolucionarios o por actos ilegales de la autoridad y la fuerza pública en la represión la adecuada reparación del daño inferido a las personas.
 Restablecimiento del imperio de la Constitución
Revisión y reforma de las leyes de Orden público, Tribunal de Garantías, reglamento de la Cámara, Municipal y Provincial, reorganización del cuerpo de Vigilancia y del régimen de Prisiones.
En defensa de la libertad y de la justicia, como misión esencial del Estado republicano y de su régimen constitucional, los Partidos coligados:
1.º Restablecerán el imperio de la Constitución. Serán reclamadas las transgresiones cometidas contra la ley fundamental. Y la ley Orgánica del Tribunal de Garantías habrá de ser objeto de reforma, a fin de impedir que la defensa de la Constitución resulte encomendada a conciencias formadas en una convicción o en un interés contrarios a la salud del régimen.
2.º Se procederá a dictar leyes orgánicas prometidas por la Constitución que son necesarias para su normal funcionamiento, y especialmente las leyes Provincial y Municipal, que deberán inspirarse en el respeto más riguroso a los principios declarados en aquélla. Se procederá por las Cortes a la reforma de su reglamento, modificando la estructura y funciones de las Comisiones parlamentarias, a cuyo cargo correrá, con el auxilio de los organismos técnicos a ellas incorporados, el trámite formativo de las leyes.
3.º Se declara en todo su vigor el principio de autoridad; pero se compromete su ejercicio sin mengua de las razones de libertad y justicia. Se revisará la ley de Orden público, para que, sin perder nada de su eficacia defensiva, garantice mejor al ciudadano contra la arbitrariedad del Poder; adoptándose también las medidas necesarias para evitar las prórrogas abusivas de los estados de excepción.
4.º Se organizará una Justicia libre de los viejos motivos de jerarquía social, privilegio económico y posición política. La Justicia, una vez reorganizada, será dotada de las condiciones de independencia que promete la Constitución. Se simplificarán los procedimientos en lo civil; se imprimirá mayor rapidez al recurso ante los Tribunales contencioso-administrativos, ampliando su competencia, y se rodeará de mayores garantías al inculpado en lo criminal. Se limitarán los fueros especiales, singularmente el castrense, a los delitos netamente militares. Y se humanizará el régimen de prisiones, aboliendo malos tratos e incomunicaciones no decretadas judicialmente.
5.º Los casos de violencia de los agentes de la fuerza pública, acaecidos bajo el mando de los Gobiernos reaccionarios, aconsejan llevar a cabo la investigación de responsabilidades concretas hasta el esclarecimiento de la culpa individual y su castigo. Se procederá a encuadrar las funciones de cada instituto dentro de los fines de su respectivo reglamento; serán seleccionados sus mandos y se sancionará con la separación del servicio a todo agente que haya incurrido en malos tratos o parcialidad política. El Cuerpo de Vigilancia se reorganizará con funcionarios aptos y de cumplida lealtad al régimen.
6.º Se revisarán las normas de disciplina de los funcionarios, estableciendo sanciones graves para toda negligencia o abuso en favor de intereses políticos o en daño del Tesoro público.
 El régimen agrario
No se acepta por los republicanos la nacionalización de la tierra. Derogación de las leyes de Arrendamientos y de devolución y pagos de las fincas de la nobleza.
Los republicanos no aceptan el principio de la nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, solicitada por los delegados del Partido Socialista. Consideran convenientes las siguientes medidas que se proponen la redención del campesino y del cultivador medio y pequeño, no sólo por ser obra de justicia, sino porque constituyen la base más firme de reconstrucción económica nacional:
 1.ª Como medidas de auxilio al cultivador directo:
Rebaja de impuestos tributos.
Represión especial de la usura.
Disminución de rentas abusivas.
Intensificación del crédito agrícola.
Revalorización de los productos de la tierra, especialmente del trigo y demás cereales, adoptando medidas para la eliminación del intermediario y para evitar la confabulación de los harineros.
Estímulo del comercio de exportación de productos agrícolas.
2.ª Como medidas para mejorar las condiciones de la producción agrícola:
Se organizarán enseñanzas agrícolas y se facilitarán auxilios técnicos por el Estado.
Se trazarán planes de sustitución de cultivos e implantación de otros nuevos, con la ayuda técnica y económica de la Administración pública.
Fomento de los pastos, ganadería y repoblación forestal.
Obras hidráulicas y obras de puesta en riego y transformación de terrenos para regadío.
Caminos y construcciones rurales.
3.ª Como medidas para la reforma de la propiedad de la tierra:
Derogarán inmediatamente la vigente ley de Arrendamientos.
Revisarán los desahucios practicados.
Consolidarán en la propiedad, previa liquidación, a los arrendatarios antiguos y pequeños.
Dictarán nueva ley de Arrendamientos que asegure: la estabilidad en la tierra; la modicidad en la renta, susceptible de revisión; la prohibición del subarriendo y sus formas encubiertas; la indemnización de mejoras útiles y necesarias llevadas a cabo por el arrendatario, haciéndose efectiva antes de que el cultivador abandone el predio, y el acceso a la propiedad de la tierra que se viniera cultivando durante cierto tiempo.
Estimularán las formas de cooperación y fomentarán las explotaciones colectivas.
Llevarán a cabo una política de asentamientos de familias campesinas, dotándolas de los auxilios técnicos y financieros precisos.
Dictarán normas para el rescate de bienes comunales.
Derogarán la ley que acordó la devolución y el pago de las fincas a la nobleza.
El régimen industrial
La protección del Estado.
Especial protección a la pequeña industria y pequeño comercio.
Nuestra industria no se podrá levantar de la depresión en que se encuentra si no se procede a ordenar todo el complejo sistema de protecciones que el Estado dispensa según criterio estricto de coordinada subordinación al interés general de la economía.
 En su consecuencia, procede:
1.º Dictar una ley o sistema de leyes que fijen las bases de la protección a la industria, comprendiendo las arancelarias, exenciones fiscales, métodos de coordinación, regulación de mercados y demás medios de auxilio que el Estado conceda en interés de la producción nacional. Promover el saneamiento financiero de las industrias, a fin de aligerar cargas de especulación que, gravando su rentabilidad, entorpecen su desenvolvimiento.
2.º Crear instituciones de investigación económica y técnica, donde pueda el Estado adquirir elementos para su dirección política y también los empresarios para mejor regir sus iniciativas.
3.º Adoptar aquellas medidas necesarias de especial protección a la pequeña industria y al pequeño comercio.
4.º Levantar la actividad de nuestras industrias fundamentales, mediante un plan de obras públicas a que luego se alude, urbanizaciones y saneamiento de la población rural, en el que se calcularán de antemano los materiales que se han de consumir y sus precios, a fin de asegurar la rentabilidad de estas obras.
 El régimen de obras públicas
Los republicanos no aceptan el subsidio de paro. Ordenación legislativa y administrativa que garantice la utilidad de las obras.
Los republicanos consideran la obra pública no sólo como modo de realizar los servicios habituales del Estado o como mero método circunstancial e imperfecto de atender al paro, sino como medio potente para encauzar el ahorro hacia las más poderosas fuentes de riqueza y progreso, desatendidas por la iniciativa de los empresarios :
 1.º Se llevarán a cabo grandes planes de construcciones de viviendas urbanas y rurales, servicios cooperativos y comunales, puertos, vías de comunicación, obras de riego e implantación de regadíos y transformación de terrenos.
2.º Para llevarlas a cabo se procederá a una ordenación legislativa y administrativa que garantice la utilidad de la obra, su buena administración y la contribución a la misma de los intereses privados directamente favorecidos.
Los republicanos no aceptan el subsidio de paro solicitado por la representación obrera. Entienden que las medidas de política agraria, las que se han de llevar a cabo en el ramo de la industria, las obras públicas y, en suma, todo el plan de reconstrucción nacional ha de cumplir no sólo su finalidad propia, sino también el cometido esencial de absorber el paro.
 El régimen de hacienda y banca
Es rechazada por los republicanos la nacionalización de la Banca. Dirección del Banco de España y de la Banca privada. Distribución de las cargas públicas.
La Hacienda y la Banca tienen que estar al servicio del empeño de reconstrucción nacional, sin desconocer que fuerzas tan sutiles como la del crédito no se pueden forzar por métodos de coacción ni estimular fuera del campo seguro de aplicaciones provechosas y empleo remunerador.
No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la Banca propuestas por los partidos obreros; conocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos, si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica de España. Como mera enumeración ejemplar señalamos las siguientes medidas:
1.ª Dirigir el Banco de España de modo que cumpla su función de regular el crédito conforme exija el interés de nuestra economía, perdiendo su carácter de concurrente de los Bancos y liquidando sus inmovilizaciones.
2.ª Someter a la Banca privada a reglas de ordenación que favorezcan sus líquidos, sobre los principios clásicos que ha puesto de nuevo en relieve la experiencia de las últimas crisis, a fin de afirmar la garantía de los depositantes y el servicio de las necesidades financieras de la política de reconstrucción económica que aquí se promete.
3.ª Mejorar el funcionamiento de las Cajas de Ahorro, para que cumplan su papel en la creación de capitales; dictando también aquellas medidas necesarias para proteger el ahorro privado y de responsabilidad de los promotores y gestores de toda clase de Compañías
Respecto a la Hacienda, se comprometen a llevar a cabo una reforma fiscal dirigida a la mayor flexibilidad de los tributos y a la más equitativa distribución de las cargas públicas, sin acudir al crédito público para finalidades del consumo:
1.ª Se revisará a fondo la tributación directa, obtenida en su desarrollo normal, reorganizándola sobre bases progresivas.
2.ª Se reformará la tributación indirecta buscando la coordinación del gasto privado con el gravamen del consumo.
3.ª Se perfeccionará la Administración fiscal, para que sirva de instrumento eficaz a la nueva política tributaria.
Legislación social
Se rechaza el control obrero. Creación del delito de envilecimiento del salario. Se restablece la legislación social en todos sus principios. Política de reconstrucción económica.
La República que conciben los Partidos republicanos no es una República dirigida por motivos sociales o económicos de clase, sino un régimen de libertad democrática, impulsado por razones de interés público y progreso social. Pero precisamente por esa definida razón, la política republicana tiene el deber de elevar las condiciones morales y materiales de los trabajadores hasta el límite máximo que permita el interés general de la producción, sin reparar, fuera de este tope, en cuantos sacrificios hayan de imponerse a todos los privilegios sociales y económicos.
No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del Partido Socialista. Convienen en:
1.º Restablecer la legislación social en la pureza de sus principios, para lo cual dictarán las disposiciones necesarias para dejar sin efecto aquellas que desvirtúen su recto sentido de justicia, revisando las sanciones establecidas a fin de asegurar el más leal cumplimiento de las leyes sociales.
2.º Reorganizar la jurisdicción del trabajo en condiciones de independencia, a fin no sólo de que las partes interesadas adquieran conciencia de la imparcialidad de sus resoluciones, sino también para que en ningún caso los motivos de interés general de la producción queden sin la valoración debida.
3.º Rectificar el proceso de derrumbamiento de los salarios del campo, verdaderos salarios de hambre, fijando salarios mínimos, a fin de asegurar a todo trabajador una existencia digna, y creando el delito de envilecimiento del salario, perseguible de oficio ante los Tribunales.
Aunque la política de reconstrucción económica debe conducir a la absorción del paro, es menester además organizar, administrativa y técnicamente, la lucha, estableciendo los servicios que sean necesarios de estadística, clasificación, Oficinas de colocación y Bolsas de Trabajo, preocupándose de modo especial del paro en la juventud, y sin olvidar tampoco las instituciones de previsión y seguro que, prometidas por la Constitución, deben disponerse a ensayo sobre bases de tipo social.
Los republicanos han de dedicar a la asistencia pública, Beneficencia y Sanidad, la atención que merece en todo pueblo civilizado, sin regatear sacrificios. Unificarán, bajo la dirección del Estado, las diversas instituciones de fundación privada, totalizando sus recursos, sin perjuicio del respeto a la voluntad del finado.

La enseñanza, atributo indeclinable del Estado
Vigilancia de la enseñanza privada.
Creación de la enseñanza media y profesional.
La República tiene que considerar la enseñanza como atributo indeclinable del Estado, en el superior empeño de conseguir en la suma de sus ciudadanos el mayor grado de conocimiento y, por consiguiente, el más amplio nivel moral, por encima de razones confesionales y de clase social
1.º Impulsarán, con el ritmo de los primeros años de la República, la creación de escuelas de primera enseñanza, estableciendo cantinas, roperos, colonias escolares y demás instituciones complementarias. Se ha de someter a la enseñanza privada a vigilancia, en interés de la cultura, análoga a la que se ejercite cerca de las escuelas públicas.
2.º Crearán las enseñanzas medias profesionales que sean necesarias para dar instrucción a todos los ciudadanos en condición de recibir la de estos grados.
3.º Concentrarán las enseñanzas universitarias y superiores para que puedan ser debidamente servidas.
4.º Pondrán en ejecución los métodos necesarios para asegurar el acceso a la enseñanza media y superior a la juventud obrera y, en general, a los estudiantes seleccionados por su capacidad.
La legislación autonómica
Su reposición y desarrollo.
Los Partidos coligados repondrán en su vigor la legislación autonómica votada por las Cortes constituyentes y desarrollarán los principios autonómicos consignados en la Constitución.
Política internacional
Adhesión a los principios y métodos de la Sociedad de Naciones.
Se orientará la política internacional en un sentido de adhesión a los principios y métodos de la Sociedad de Naciones.
Por Izquierda Republicana: Amós Salvador. —Por Unión Republicana: Bernardo Giner. —Por el Partido Socialista Obrero: Juan Simeón Vidarte y Manuel Cordero. —Por la Unión General de Trabajadores: Francisco Largo Caballero. —Por la Federación Nacional de Juventudes Socialistas: José Cazorla. —Por el Partido Comunista: Vicente Uribe. —Por el Partido Sindicalista: Angel Pestaña. —Por el Partido Obrero de Unificación Marxista: Juan Andrade.
¡Votad al FRENTE POPULAR!
 
 JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Formadas en 1931, dirigidas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma.
FALANGE ESPAÑOLA. Fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador, que logró ser diputado. En 1934 ambos grupos se fusionaron (Falange española y de las JONS), pero eran un grupo minúsculo.

PARTIDOS POLITICOS MONÁRQUICOS.
CARLISTAS. Monárquicos tradicionalistas, se negaban a aceptar el régimen republicano; tenían como líder a Manuel Fal Conde; muy importantes en Navarra y País Vasco, organizaron grupos paramilitares formados por hombres armados (requetés).
RENOVACIÓN ESPAÑOLA. Grupo creado en 1933 que reunía a los monárquicos alfonsinos Los dirigentes de RE pertenecían a la aristocracia y a la oligarquía. Su líder era Jose´Calvo Sotelo, que había sido ministro de Hacienda con el dictador Primo de Rivera.

DERECHA REPUBLICANA.
CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Liderada por José Mª Gil Robles. Nació a fines de 1933 tras la fusión de Acción Popular con Derecha Regional Valenciana. Eran conservadores y defendían a la Iglesia católica, al Ejército y la familia; se oponían a la reforma agraria y a las reivindicaciones de los nacionalistas catalanes y vascos. La CEDA llegó a tener 700.000 afiliados. La CEDA sostenía que el régimen político republicano era un mero accidente.
¿Querían acabar con la República por medio de un golpe de fuerza; eran autoritarios y rechazaban la democracia; exaltaban la grandeza de España y eran católicos tradicionalistas?.
PARTIDO REPUBLICANO RADICAL. El partido más importante de centro. Defendía el orden frente a la revolución obrera y las reformas socioeconómicas profundas. Sus bases sociales se hallaban entre la mediana y pequeña burguesía. Dirigido por Alejandro Lerroux, ya más moderado, que llegó a ser jefe de gobierno varias veces entre 1933 y 1935.

PARTIDOS DE IZQUIERDA.
ACCIÓN REPUBLICANA. Era un partido progresista, formado por clases medias urbanas, de intelectuales y profesionales. Querían modernizar el país con un programa de reformas (agricultura, educación, sanidad, fuerzas armadas y autonomías regionales), pero llevadas a cabo sin violencia.
Su líder era Manuel Azaña. Fue ministro de Guerra en el Gabinete provisional de 1931, jefe de Gobierno de 1931-1933 y presidente de la República desde 1936. En 1934 este partido se fusionó con el Partido Radical Socialista formando IZQUIERDA REPUBLICANA.
PSOE.  Un partido obrero, de ideología marxista. Su sindicato era la UGT. Ambos habían crecido mucho. Sus dirigentes se hallaban divididos en dos tendencias: una moderada (Prieto y Besteiro) y otra más revolucionaria (Largo Caballero).
PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA (PCE). Desgajado del PSOE en 1921, era revolucionario e insignificante numéricamente (consiguió 400.000 votos en las elecciones de 1933). Dolores Ibárruri, la Pasionaria, era su dirigente más destacada.
ANARQUISTAS. Agrupados en torno a su sindicato, la CNT (CONFEDERACIÓN NACIONAL DEL TRABAJO). Indiferentes a la legalidad republicana y partidarios de la revolución.
 Anarquistas: Los anarquistas se hallaban divididos en dos tendencias: los moderados (Pestaña y Peiró) y los revolucionarios de la FAI (Durruti, García Oliver), que predominaban.

PARTIDOS NACIONALISTAS Y REGIONALISTAS.
PARTIDO NACIONALISTA VASCO (PNV). Era un partido conservador y católico, que había evolucionado a partir de 1933 hacia el centro. José Antonio Aguirre, su líder, se convertirá en 1936 en el primer lehendakari del gobierno vasco.
LLIGA CATALANA. Conservadora, liderada por Francisco Cambó. 12].
ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUÑA. Izquierdista y nacionalista, el más votado en Cataluña, liderado por Maciá y Companys; ambos fueron presidentes de la Generalitat.
ORGANIZACIÓN REPUBLICANA GALLEGA AUTONOMISTA (ORGA). Era un partido autonomista de izquierda, de ideología semejante a la de Izquierda Republicana. Su líder era Casares Quiroga.

[1] PACTO DE SAN SEBASTIÁN. Fecha 17 de Agosto 1930.- Reunión en el Casino de la Unión Republicana de San Sebastián. Objetivo Derribar la Monarquía. Presidió la reunión, Femando de Asiain y asistieron, entre otros, Marcelino Domingo, Niceto Alcalá Zamora, Casares Quiroga, Jaume Aiguade, Maciá Mallol, M. Carrasco i Formiguera Fernando de los Ríos, lndalecio Prieto, Eduardo Ortega y Gasset, F. Sánchez Román.
No se redactó ningún documento.
Se consensuó el compromiso de actuar conjuntamente para derrocar la monarquía. Crear un Comité Ejecutivo para la lucha, y el acuerdo de fomentar la protesta ciudadana, huelgas en los centros urbanos coincidiendo con acciones de militares republicanos. La polémica se formó con el tema de la llamada “Cuestión Catalana”. De palabra se disiparon dudas y se llegó al acuerdo de que la futura legalidad republicana respetaría la realidad diferencial catalana y sancionaría la solución política que libremente se propusiera desde Cataluña”.
 [12] . Cambó era un financiero y politico conservador catalán que había fundado la Lliga Regionalista en 1901. Llegó a ser ministro de Fomento en 1908 y de Hacienda.

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