Negociaciones
para constituir el Frente Popular.
Largo Caballero afirmó sin rodeos:
-Después
del triunfo, yo me reservo el derecho de hacer la revolución.
Ante
estas palabras, Sánchez Román se apartó de la alianza, pero los otros jefes
aceptaron y firmaron el acuerdo, sin informarnos a los soldados de fila.
Yo
lo he sabido en el destierro.
Y
así ganamos las elecciones, no sin sorpresa de muchos de un lado y otros de la
barricada.
Azaña
pronunció un discurso pacificador desde el ministerio de la Gobernación. Estaba
yo casualmente a su lado. Al concluir, me abrazó y me dijo:
-Albornoz,
ahora a hacer republicanos.
Y
hacía falta, pues era grande la fuerza de Largo Caballero y más grande el miedo
de las clases conservadoras ante nuestro triunfo electoral que había traído
como inmediata secuela la amnistía de los autores de las dos revoluciones de
octubre; votada incluso por Gil Robles en la Diputación permanente de las
Cortes, Diputación de la que los dos formábamos parte.
Y
hacía falta hacer republicanos burgueses como se había declarado y era en
verdad Azaña.
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