REPARTO DE MINISTERIOS ENTRE SÁNCHEZ E
IGLESIAS
10/02/2016@13:08:36 GMT+1
Luis María ANSON
Aunque no se pueda descartar una sorpresa
final tras el encuentro del viernes entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, la
suerte parece echada. La decisión del PNV de apoyar el Frente Popular naciente
despeja la situación. El PSOE y los dos partidos comunistas -Izquierda Unida y
Podemos- se alzarán con un Gobierno de extrema izquierda, con el respaldo del
Partido Nacionalista Vasco y la abstención de ERC. Todavía quedan algunos
flecos por solucionar. Pedro Sánchez ha aceptado que Pablo Iglesias se
convierta en vicepresidente del Gobierno pero negocia los ministerios a los que
aspira el podemita. Ese tira y afloja se resolverá con concesiones por ambas
partes. Pero se resolverá. A Sánchez le espera la retirada en el salón de su
casa si no consigue instalarse en el palacio de la Moncloa. Ha hecho ya muchas
concesiones y hará más, las que sean necesarias para garantizarse la
investidura.
Mariano Rajoy realizará un último esfuerzo.
En su entorno siguen creyendo que ganará la partida, al menos forzando nuevas
elecciones. Pero tal vez se trata solo de voluntarismo político. Sánchez está
seguro de sacar adelante lo que él llama el Frente Progresista y que no es otra
cosa que el Frente Popular en su versión más clásica: la alianza de
socia-listas y comunistas. El PSOE, durante largos años moderado y europeísta
en su papel de socialdemócrata, virará a babor y se instalará en la extrema
izquierda. Se comprende la alarma de Felipe González y otros dirigentes
históricos que temen, no sin razón, que su partido centenario sea fagocitado
por la voracidad podemita.
Luis María ANSON de la Real Academia Esp
SÁNCHEZ: RIDÍCULO ELEVADO AL CUBO
18/03/2016@12:06:19 GMT+1
Luis María ANSON
Lo más grave del patinazo de Pedro Sánchez
con Alexis Tsipras no es que le pidiera su intervención para ablandar a Pablo
Iglesias. Lo más grave es que hiciera pública su intención antes de conversar
con el primer ministro de Grecia. ¡Qué bisoñez política! Estas cosas no se
hacen así.
De forma discreta y tal vez no directa, sino
a través de intermediarios, Pedro Sánchez podría haber planteado a Tsipras su
aspiración. Seguramente el griego habría dicho que no a la pretensión del
español. Pero nadie se hubiera enterado, evitándose así el ridículo elevado al
cubo que ha hecho el señor Sánchez.
El líder socialista, sin embargo, tras
anticipar públicamente lo que iba a hacer, aprovechó una reunión internacional
para pedir a Tsipras lo que en esas circunstancias el primer ministro no podía
aceptar. Y ahí está el resultado. Sánchez ha recibido una bofetada en pleno
rostro a la vista de todos. Pablo Iglesias se estará frotando las manos y, en
la negociación con el PSOE para la investidura de Sánchez, se mostrará más
exigente. Parece mentira que en el gran partido centenario que engrandeció
Felipe González no haya habido nadie que le haya hecho recapacitar a Pedro
Sánchez sobre lo que es imprescindible en las lides internacionales: discreción
y prudencia.
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