Luis
María ANSON
Susana
Díaz, certeramente asesorada por Felipe González, no le va a disputar a Pedro
Sánchez la candidatura para presentarse a las elecciones del 26-J. La lideresa
andaluza lo tiene claro. Va a dejar estrellarse al actual líder socialista.
Después, sin prisa pero sin pausa, impulsará para el otoño de este año o el
invierno de 2017 un Congreso extraordinario del PSOE en el que optará a la
secretaría general.
La
estrategia de la operación comprende el nombramiento de dirigentes regionales
susanistas. Se trata de purgar a los afines a Pedro Sánchez para dejarlo
deshuesado y sin posibilidades de gallear. El actual líder socialista lo sabe y
hará todo lo posible, igual que tras el 20-D, para escalar la Moncloa y evitar
que le releguen a su domicilio particular. Tras cosechar la mayor derrota del
PSOE, Pedro Sánchez, en lugar de dimitir como el descalabro exigía, urdió toda
una operación para permanecer en el liderazgo socialista. Hasta ahora lo ha
conseguido. Difícil saber lo que depararán las elecciones del 26-J. Pero el
batacazo puede ser de los que hacen historia si la alianza IU-Podemos, todavía
sin articular, relega al PSOE que engrandeció Felipe González a un tercer lugar
en el tablero político español.
En
semejante circunstancia, Susana Díaz no lo tendrá fácil. Si Pablo Iglesias
consigue le representación electoral de la izquierda, peleará con uñas y
dientes para mantenerla como ha hecho Tsipras en Grecia. El PSOE puede ser
fagocitado, puede ser pasokizado. En todo caso, la estrategia de Susana Díaz es
lo más inteligente que en este momento cabe hacer. La política es una larga
paciencia y la lideresa socialista sabe que es necesario aguardar a que se
estrelle Pedro Sánchez para trasladarse a Ferraz e iniciar la recuperación del
PSOE.
Luis
María ANSON de la Real Academia Española
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