Viernes 07 de abril de 2017, 11:37h
Luis María ANSON
Demoledora declaración de Miguel Bonilla a la policía. El
consejero delegado de Adigsa, empresa encargada de las viviendas públicas en
Cataluña, aseguró que se adjudicaron un centenar de obras sin el proceso de
licitación reglamentario. Afirmó también, según El Periódico, que “la antigua
dirección hacía encargos a contratistas sin respetar procedimiento formal
alguno y de las mismas no hay constancia documental”.
El consejero jefe de la Generalidad en esa época, es decir,
el presidente del Gobierno catalán, era Arturo Mas, responsable de las
irregularidades cometidas. El diario digital El Confidencial cita un informe
judicial que implica a varias empresas en el entorno de Convergencia: Teyco y
Natur System. El conseguidor Penín, según el mismo periódico, exigía a los
adjudicatarios “un sobrecoste del 20%, del que una parte era supuestamente para
CDC y otra para bolsillos privados”.
Algo tendrá que decir Arturo Mas sobre este nuevo escándalo
en el que está implicado de forma directa. De nada vale envolverse en la
bandera estelada y en el órdago secesionista. Eso no es más que el pretexto
para eludir la responsabilidad de unos casos de corrupción numerosos y
flagrantes. Arturo Mas puede hacerse el mártir perseguido. No le cree ya nadie.
Presuntamente está implicado en una serie de casos que huelen a podrido. Deberá
dar explicaciones. Explicaciones que resultan más convincentes de las que hasta
ahora ha esgrimido.
Una buena parte de los políticos del secesionismo están
salpicados por corruptelas, mordidas y tantos por ciento. Los ciudadanos
catalanes terminarán por darse cuenta de en qué ha consistido la farsa de la
independencia. Hay soberanistas serios y responsables. Pero son demasiados los
que están ya zarandeados por prácticas abominables. Hay que alentar a la
justicia para que sitúe a sus responsables donde les corresponde.
Luis María ANSON
de la Real Academia Española |
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