sábado, 1 de abril de 2017

GOLPE DE ESTADO DEL COMUNISMO EN VENEZUELA

Viernes 31 de marzo de 2017, 11:35h

“Hoy no se puede circular con comodidad por América sin el maquillaje de las elecciones”, le dijo Fidel Castro a Hugo Chávez en una de sus visitas a Cuba, durante las cuales se postraba genuflexo ante el altar castrista. La fórmula está clara: se convoca a los ciudadanos a las urnas, se adulteran los censos, se manipulan luego los resultados y se deja el camino expedito para gobernar dictatorialmente. Si en alguna ocasión, a pesar de todas las trampas, se pierden las elecciones, entonces se llega hasta el golpe de Estado si fuera necesario para mantenerse en el poder.
Ese es el comunismo del siglo XXI. Tras la caída del muro de Berlín en 1989 y la evidencia de la catástrofe en todo sentido de los regímenes comunistas, los PC, con la excepción de España, borraron sus siglas pero no desaparecieron sino que se enmascararon detrás de otras siglas. Incluso el Partido Comunista español, que tuvo la gallardía de mantenerse con su nombre, se escondió tras Izquierda Unida para no presentarse a las elecciones con la sigla del gran fracaso político del siglo XX.
El partido que sustentó a Hugo Chávez y ahora a Maduro es, eufemismos aparte, el Partido Comunista de Venezuela, calcado además del cubano de Castro. Ha conducido a la rica nación venezolana a la miseria generalizada, además de fracturar los derechos humanos y extirpar de raíz la libertad.
Chavistas y maduristas fueron ganando las elecciones adulteradas con innumerables trampas, pero en el último envite la oposición se alzó con el control de la Asamblea. El dictador Maduro ha amañado ahora un subterfugio judicial para consolidar su dictadura, borrando a la oposición. Comunismo puro y duro, en fin, y ejemplo especialmente interesante para España por las ramificaciones chavistas en nuestra nación.

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