Más
allá del resultado que puedan tener en las elecciones generales cuando quiera
que éstas finalmente se celebren y a pesar de lo que pueda decir «Financial
Times», el «efecto Podemos» ha tocado techo en los últimos meses. Las encuestas
ya muestran peores resultados en intención de voto y es una tendencia que
probablemente se agudice a medida que se conozcan en detalle sus propuestas de
gobierno y las personas para llevarlas a cabo. La indignación, sin duda su
mejor aliado -ya que no creo que nadie les vote por su programa-, es
inversamente proporcional a la mejora económica y su reflejo en la vida diaria
de los ciudadanos. La realidad económica y no la corrupción o la mayor o menor
ineptitud de los políticos es lo que marca la evolución de la confianza.
Además, lo único bueno de la yincana electoral que tenemos este año es que va a
servir para tener encuestas de verdad (elecciones municipales y autonómicas),
aunque parciales, sobre la intención de voto de los españoles. Y las alianzas o
pactos que puedan surgir después de las mismas, antes de las generales, van a
desenmascarar a los protagonistas de esta carrera.
La indignación, el mejor aliado de este partido, es inversamente
proporcional a la mejora económica y su reflejo en la vida de los ciudadanos.
Y
lo que más me invita a pensar que la Bolsa española se va a liberar del lastre
de Podemos más pronto que tarde ha sido el buen arranque de año de las Bolsas
europeas. Las incertidumbres con las que empezábamos el año eran muchas: la
capacidad de actuación del Banco Central Europeo, las elecciones griegas, la
guerra en Ucrania o la debilidad económica pero, pese a todo, han tenido el
mejor arranque en mucho tiempo.
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