domingo, 15 de febrero de 2015

Los penenes de Podemos disfrutan legalmente de un horario privilegiado para ver películas


JON JUARISTI
ABC
HE leído la colección de artículos «coordinada» por Pablo Iglesias Turrión sobre la serie televisiva Juego de tronos.
Esto de la «coordinación» es un típico chanchullo universitario, que consiste, básicamente, en que un profe se conchaba con un editor, pide a una serie de amigos que le escriban algo (en torno a diez páginas) sobre un tema cualquiera, reúne los textos resultantes y los publica en un libro o revista con su propio nombre en la portada seguido de la abreviatura «coord.» entre paréntesis o corchetes.
Su contribución real suele ser escasa: un prólogo breve en el que presenta el contenido del libro, un repertorio de notas biográficas sobre los autores (en realidad, suele ser obra de estos últimos, cada uno de los cuales se ha encargado de escribir un resumen de su ridículum vitae) y, a veces, como sucede en el caso que comento, un trabajito firmado por el coordinador y un par de amiguetes.
Ante las comisiones evaluadoras de la Aneca, eso suele valer tanto como un sesudo trabajo de investigación en lo que a las áreas de carácter humanístico-religioso-deportivo-benéfico se refiere.
Lo cierto es que Ganar o morir. Lecciones políticas en «Juego de tronos», coordinadas por Pablo Iglesias (coord.) y publicadas por Akal (Madrid, 2014) me han divertido un montón.
He disfrutado de lo lindo con la cara de hormigón que le echan a la vida estos genios de Somosaguas y sus compinches de las universidades del País Vasco, Valencia o Cervera.

*.- Las «lecciones», por supuesto, son auténticas chorradas, plagiadas en todo o en parte de trabajos ya publicados en otras compilaciones como Games of Thrones and Philosophy (John Wiley and Sons, Hoboken, NJ, 2012, editores de las famosas series For Dummies), y reiterativas a más no poder.
*.- Todos citan los mismos pasajes de Maquiavelo y traen los mismos ejemplos entresacados de capítulos de la serie, pero el desparpajo con el que imitan la pedantería académica al uso en otras épocas resulta de lo más refrescante.
En realidad, el gran hallazgo de Podemos es la «ciencia» política for Spanish Dummies.
Maquiavelo para Dummies españoles.
Hobbes para Dummies españoles.
Sospecho que algunos colegas de mi edad, catedráticos al borde de la jubilación, se escandalizarían al leer frases como la siguiente de Juan Carlos Monedero: «Hobbes escribió el Leviatán (1651) después de la matanza de San Bartolomé» (página 22).
Y tanto que después.
Como que tal matanza aconteció en 1572. Y en París (lo que impulsó al inglés Hobbes a escribir el Leviatán fue la decapitación de su rey Carlos I en 1649).
Pero no tiene sentido quejarse de que hayan llegado a ser profesores de la Complutense semejantes mendrugos.

Por lo menos, a Monedero le suenan Hobbes y la noche de San Bartolomé, algo que no puede decirse de los políticos profesionales (he llegado a oír a una consejera de Educación del Gobierno de una Comunidad autónoma, todavía en ejercicio, preguntar, en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, que quién había estado enterrado allí).
Ahora bien, mayor estupor me produce oír a los políticos del PP y del PSOE que la pandilla de Podemos debería estar cumpliendo sus obligaciones docentes en la universidad y no andar de mitin en mitin.
Yo preferiría mantenerlos lo más lejos posible de las aulas, por el bien de la enseñanza pública y de la salud mental de los estudiantes. Pero es que, además, sus obligaciones docentes son de risa. Que se lo pregunten al ministro Wert, no al rector Carrillo (que de esto, curiosamente, no tiene la culpa). ¿Adivinan a quién le deben los Errejones y Monederos las muchas horas de asueto que dedican a –como dice Pablo Iglesias– conquistar el Poniente?

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