«Una persona puede votar tantas veces como números de teléfono
tenga».
Con esta meridiana claridad se expresaba en un correo
electrónico un miembro de la comisión del consejo ciudadano para los procesos
constituyentes territoriales de Podemos al pedírsele explicaciones sobre
presuntas irregularidades en el sistema de inscripción que da derecho a formar
parte del censo para votar en las primarias del partido.
«Esto se sabe desde siempre», reconocía en el mismo email
este cargo del partido.
«¿Podríamos pedir el DNI electrónico para tener grandes
garantías democráticas?» se pregunta retóricamente. Y responde: «Sí, y tener una
participación ridícula».
Este email fue recibido y hecho público por Cristopher
Caamana Gómez, ingeniero informático que pidió explicaciones a los responsables
estatales del partido sobre este tema.
Caamana, uno de los portavoces del Círculo de I+D+i de
Podemos, dimitió de este puesto porque «las respuestas que se dan sobre el tema
de los registros a mí no me parecen sensatas y no las defiendo».
Caamana no denunció fraude en las elecciones ni afirmó que
éste exista en el censo de inscritos; se limitó a señalar que existía un fallo
en el sistema y que no primaba el principio de «una persona=un voto» sino el de
«una tarjeta SIM=un voto».
Basta una somera búsqueda en internet para comprobar que las
tarjetas SIM no son difíciles de adquirir en cantidades significativas.
En cualquier tienda de telefonía móvil pueden adquirise a 5
euros y existen ofertas, por ejemplo de la compañía Lycamobile, que permiten
hacerse con 1.000 tarjetas a un euro cada una en los locutorios de las grandes
ciudades.
Con un poco de paciencia (o contando con un equipo de
colaboradores) se pueden introducir 1.000 usuarios fictíceos con DNI falso y
decidir el sentido de una votación.
Un simpatizante de Podemos, más preocupado por la
transparencia interna de su partido que por seguir ciegamente a sus cuadro
directivos, resume de manera gráfica la situación en el foro de la formación de
Iglesias: «Sí, el número de votos válidos que puede emitir una persona son
exactamente el número de tarjetas SIM que tenga, pudiendo usar DNI falsos. Por
lo tanto, se pueden compar votos: pedazo de democracia».
Y recalcaba: «Además, internamente habéis reconocido saberlo,
pero alegáis que para vosotros prima la participación masiva sobre las
garantías democráticas. Todo apariencia, humo y falsedades...eso es lo que
sois».
Podemos, que en todo momento ha reconocido esta brecha en el
sistema, defiende el método de inscripción porque las votaciones se efectuan y
están auditadas externamente por Agora Voting y OpenKratio.
Si alguien de hecho intentara «colarse» por la brecha del
sistema de inscripción, existen alarmas que saltarían automáticamente y se
procedería a la eliminación de l
«Cabía la posibilidad de que ese agujero estuviese tapado por
una infraestructura adicional con cifrado y auditoría, pero después de mirar
partes del código y decenas de emails llegué a la conclusión de que no. Lo que
se ve es lo que hay, sin más». Galli alerta de que «los votos son manipulables
e indetectables por el cifrado», de que «se puede modificar el valor de un
voto» y de que «se pueden insertar votos de cualquier usuario que se haya
conectado o no haya votado».
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