El chantaje de Zapatero a Leopoldo López: le prometió quedar
libre a cambio de desactivar las protestas callejeras
"¿Para quién trabaja?, añaden los demás. Cherchez
l'argent. Empresas españolas y extranjeras"
M. ABAD, 26 de junio de 2017 a las 09:04
Están torturando A Leopoldo López en la Cárcel
Ramo Verde. Junio 23.
"Lilian, me están torturando. ¡Denuncien, denuncien!
Lilian, denuncia". Son los gritos desesperados del opositor opositor
venezolano Leopoldo López a su esposa Lilian Tintori desde la cárcel de Ramo
Verde, donde se encuentra detenido desde 2014.
Así consta en un vídeo que ha difundido su esposa en las
redes sociales. La grabación dura 26 segundos y se desconoce cuando fue
realizada. Cayetana Álvarez de Toledo, amiga de Tintori y de los padres de
López, cuenta en El Mundo que después de escuchar la voz de su marido, "se
desmoronó y vomitó".
"Han pasado 78 días sin que Leopoldo reciba la visita
de sus abogados. La visita, la llamada o lo que sea. Leopoldo está
incomunicado", declaró Tintori en rueda de prensa en Caracas. "Es
irregular, es una violación a sus derechos", agregó Tintori, que dijo no
haber podido visitar a su marido en 19 días y anunció un nuevo viaje al penal
de Ramo Verde para intentar acceder a la cárcel y ver a su esposo.
Álvarez de Toledo revela un secreto que el entorno de
Leopoldo tenía guardado desde hace tiempo y que no sacó a la luz por las
represalias que podría haber sufrido de sus carceleros. Son las conversaciones
entre el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y Leopoldo en la
cárcel. Y el chantaje al que fue sometido:
Finales del pasado mes de mayo. Nueve y media de la
noche. Ramo Verde ya está a oscuras. Leopoldo López dormita en su camastro. De
pronto, un militar aporrea su puerta: «¡Levántese! Han venido a verle la
ministra de Exteriores y el presidente Zapatero». Leopoldo baja a la segunda
planta. En una sala sórdida, ante una mesita de plástico, conversa con los
emisarios de Maduro. No es la primera vez que Leopoldo habla con Zapatero. Hace
un año, en junio de 2016, el ex presidente español había logrado lo que ningún
otro dirigente venezolano o extranjero: visitar a Leopoldo en prisión. Su
misión, apoyada por El Vaticano y el Gobierno de Obama, era impedir el
revocatorio de Maduro. Leopoldo defendió el derecho constitucional de los
venezolanos, pero otros miembros de la Unidad flaquearon. Y Lilian acabó
encadenada a una columna de la Plaza de San Pedro.
Este segundo encuentro se produce en plena represión contra
la oposición con muertos en las calles y el régimen chavista en descomposición:
Esta vez Zapatero opera más sibilinamente. Habla con
Leopoldo de política. Más de dos horas. No le pide nada y le hace una oferta
difícil de resistir: casa por cárcel. Lilian, los niños, la familia. Le dice
que volverá al día siguiente. Y así lo hace. Al menos seis veces en tres
semanas. Y paulatinamente la propuesta de Zapatero va desvelando su cara b.
El chantaje de Zapatero consiste en que
Leopoldo llame a parar las manifestaciones contra Maduro a cambio de su
libertad:
Para volver a casa, Leopoldo tendrá que desactivar las
protestas callejeras y apoyar la convocatoria de una nueva Asamblea
Constituyente. Es decir, renunciar a la salida democrática y aceptar la
perpetuación del régimen. Leopoldo vuelve a rechazar el chantaje. Y, a través
de dos vídeos, presumiblemente filtrados por guardias afines -que los hay y
cada vez más- se reafirma en la resistencia cívica y proclama que las Fuerzas
Armadas tienen el derecho y el deber de rebelarse contra la dictadura. La
consecuencia es más represión. Fusilamientos en la calle y los gritos del
viernes.
Álvarez de Toledo va más allá diciendo que
Zapatero trabaja para empresas españolas:
¿Para quién trabaja?, añaden los demás. Cherchez
l'argent. Empresas españolas y extranjeras tienen intereses en la zona.
Venezuela y Cuba son un inmenso negocio, salvo para los venezolanos y cubanos.
López fue condenado en septiembre de 2015 a
casi 14 años de prisión como responsable de los disturbios ocurridos al final
de una marcha antigubernamental en 2014, en los que murieron tres personas. El
político de 46 años ha sido declarado "preso de conciencia" por
Amnistía Internacional (AI).
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