Mariano Rajoy acusó a Pedro Sánchez de jugar con el prestigio de España al virar su posición con respecto al tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá. "Esto no es un tema del Gobierno o del PP; es un tema de España y de la UE en su conjunto, de gobiernos, oposiciones y de todos los partidos", subrayó en Bruselas, antes de despachar con sus homólogos comunitarios. Según el Gobierno, el enfado allí es enorme con los socialistas. El PP, en voz de Fernando Martínez-Maillo, se quejó de que "ahora ya hay dos Podemos, uno rojo y otro morado".
"Si el CETA no sale adelante, haríamos el ridículo", zanjó el jefe del Ejecutivo. "No es bueno para España ni tampoco para el PSOE", destacó en una breve declaración ante los periodistas. A su juicio, no hay razones de fondo para que Sánchez, con quien todavía no ha hablado desde su entronización en el Congreso Federal, cambie de postura: "Es un error. El tratado es enormemente positivo. Nosotros lo hemos apoyado y el Partido Socialista también, lo apoyan todos los gobiernos europeos y toda Europa en su conjunto y esto no tiene ningún sentido. No puede ser que España lo vete", razonó.
Cuando Rajoy comparecía, Ferraz todavía no había aclarado que, finalmente, se decantará por la abstención. Así se lo anunció Sánchez al comisario Pierre Moscovici, que se mostró igualmente molesto con el PSOE. "Tremendo", llegó a afirmar Rajoy, que albergaba cierta esperanza de que,en los asuntos relativos a la Unión Europea, su interlocutor socialista se mantendría del lado del Ejecutivo. "Si no aprobamos el tratado de libre comercio con Canadá, no sé que tratado de libre comercio vamos a aprobar", añadió el presidente.
En Madrid, en el Congreso de los Diputados, el revuelo fue enorme. Desde primera hora de la mañana, el Gobierno y el PP salieron en tromba a criticar al PSOE, al que situaron cada vez más cerca de Podemos. "Es una mala noticia, la coherencia política es muy importante. Que el principal partido de la oposición mantenga posiciones coherentes que afectan a la UE es absolutamente capital", declaró Íñigo Méndez de Vigo, el portavoz del Ejecutivo. El titular de Exteriores, reacio a las polémicas, también entró en la cuestión: "Nos preocupa que esto pueda señalar un cambio de orientación del PSOE hacia vientos proteccionistas que defiende Podemos pero también la extrema derecha europea o la nueva administración americana", en palabras de Alfonso Dastis.
Desde el PP fueron todavía más claros al asegurar que el PSOE "se está podemizando" y "cada vez copia más en todo" al partido de Pablo Iglesias, como dijo Maillo y repitieron todos los portavoces que tomaron este jueves la palabra. Un extremo que, a preguntas de los periodistas, no quiso asumir Rajoy, que todavía tiene pendiente una conversación con el líder socialista.
Para fuentes de la dirección nacional, "no hay clima" para un encuentro entre ambos, pero Moncloa insistió en que ese contacto se producirá aunque no se aclare en qué momento. "A Sánchez ya solo le queda por cambiar su postura con respecto a Cataluña. Esperemos que no se atreva, porque sería terrible una división de las formaciones constitucionalistas", según asesor de Rajoy.
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