Según afirma
Salvador Sostres “el PSOE dejó de comportarse con sentido de Estado el día que
Felipe González renunció a liderarlo.
Él fue el
primer y último socialista estadista y 1996 rechazó el apoyo parlamentario que
le ofreció Pujol.
Felipe
González no había ganado las elecciones y emplazó al líder nacionalista a
entenderse con Aznar, tomó la última decisión, no estrictamente sectaria que
hasta la fecha haya tomado un dirigente socialista”.
Ahora “cuando se le reclama al PSOE que regrese a la
centralidad y al sentido del Estado se apela a un conjunto vacío, porque desde
hace 20 años este sentido de Estado es absolutamente ajeno a los socialistas”
“La
crisis económica no fue culpa de Zapatero, pero su populismo financiero
contribuyó a que profundizáramos en el desconcierto y a la miseria, y que la
recuperación haya sido más dura y tardía.”
“El
zapaterismo, con su agenda política prebélica y guerracivilista, fue la base
ideológica de Podemos” y este “es el
corpus ideológico que Pablo Iglesias asimiló en Venezuela, Irán y Cuba ”.
Ademas con
el socialismo catalán, avalado por el zapaterismo, empezó el festival que
tenemos organizado en Cataluña” agravándose por el hecho de que Pujol nunca
quiso reformar el Estatut, porque sabía que era una aventura que no iba a
terminar bien”.
En las
elecciones catalanas de 2003, primeras en que Pujol no se presentó y el
candidato fue ya Artur Mas, la ERC de Carod-Rovira se presentó precisamente con
la reforma estatutaria como medida estrella de su programa.
Mas
ganó, pero el fuerte ascenso de Esquerra, que pasó de 12 a 23 diputados,
convirtió a los republicanos en la llave de la gobernabilidad” y las izquierdas
se unieron y Maragall y el PSC tuvo que de liderar la reforma del Estatut y el PSOE y Zapatero
asumió que respetaría lo que en este sentido aprobara el parlamento de
Cataluña.
En 2005,
el PSC de Maragall aprobó en el Parlament un Estatut de máximos, casi mejor que
la misma independencia, y que lógicamente creó unas expectativas en los
nacionalistas de buena voluntad, que recibieron luego con enfado, como si les
hubieran robado algo, el texto que Mas y Zapatero pactaron en secreto en La
Moncloa.
Un texto
que pese al descontento de los nacionalistas contenía el germen socialista de
la irresponsabilidad, pues era flagrantemente inconstitucional en muchos de sus
aspectos, como años más tarde sentenciaría el Alto Tribunal.
Por otro
lado, en este asunto, “el Partido
Popular y su presidente tuvieron tardes mejores que la que decidieron presentar
su famoso recurso de inconstitucionalidad” y” el Partido Socialista había
creado el contexto de una gran bronca nacional con el único propósito de
alcanzar el poder y de retenerlo, sin tener en cuenta nada más”.
De ahí
nacieron la profunda sensación de agravio, las manifestaciones de cada Diada,
el «España nos roba», y la deriva enloquecida de Mas, que asiste en estos
momentos a sus últimos bailes, pero que no morirá sin darnos algún disgusto
más.
Por lo
tanto, lo que Podemos decida, se hará porque “si alguien espera algún sentido
de Estado del PSOE, alguna vertebración moral, alguna ética ni que sólo sea
conceptual que guíe sus políticas y sus pactos; si alguien espera alguna
responsabilidad o alguna grandeza de este Zapatero menguado que es Pedro Sánchez,
se va a clarísimamente llevar la decepción de la década.
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