jueves, 16 de noviembre de 2017

"Rubio no nos dijo toda la verdad a Felipe y a mí sobre Ibercorp"




Carlos Solchaga.L.B.
Carlos Solchaga no cree en la justicia con los hombres públicos ni espera grandes homenajes. "Es como el alcalde que deja la ciudad inundada de deudas pero con placas por todos lados: ese el alcalde modelo. Nadie piensa en el alcalde que viene después y tiene que asumir sus deudas. Yo quiero ser recordado por la coherencia, entre lo que pensaba y lo que había que hacer para modernizar la sociedad española y homologarla a Europa".
Era un deseo compartido por todos los españoles. De izquierdas y derechas. Haber cumplido con ese objetivo y haber sido partícipe de aquello es lo que le produce al actual presidente de la consultoría internacional Solchaga Recio una gran satisfacción.
Estos diarios dan testimonio de la experiencia política de Carlos Solchaga entre la primavera de 1980, cuando se incorporó al Congreso de los Diputados, hasta su dimisión como presidente del Grupo Parlamentario Socialista y como diputado por Navarra en mayo de 1994.
Entre estas dos fechas fue ministro de Industria y Energía (diciembre de 1982 a junio de 1985) y de Economía y Hacienda (julio de 1985 a julio de 1993). Desde la cartera de Industria y Energía tuvo que afrontar importantes decisiones (entre otras, la reconversión industrial y el saneamiento del sector eléctrico) en el seno de un Gobierno que estableció las bases para la modernización de España, su adhesión a la Unión Europea, entonces CEE, y la creación de un moderno Estado del Bienestar.
Es el relato frío, desapasionado y casi funcionarial de un hombre público que sirvió --juzguen ustedes si bien o mal-- al Estado. Un diario de más de 600 páginas en la que se relata el día a día de un superministro socialista. Y eso que tuvo que quitar cosas, asesorado por su mujer, Gloria Barba, que "es mucho más sensata que yo".
Y llama la atención leer en las páginas más descarnadas de este diario la enorme soledad de este político socialista incomprendido por la oposición y por su propio partido, zarandeado hasta la extenuación por el movimiento obrerista, la UGT y el ala guerrista del PSOE. En un diario carente de retratos personales, el único que se lo gana a pulso es su enemigo íntimo, Alfonso Guerra:
"Alfonso Guerra parece necesitar permanentemente el halago a su inteligencia política y,lo que es peor, el reconocimiento de sus grandes dotes, de las que presume constantemente. Si se aceptan sus reglas de colaboración, se comporta luego, cuando su inconmensurable vanidad no está en juego, como un jefe amable y dedicado. Es muy distinto de Felipe González, que no parece necesitar el halago de sus colaboradores ni le importa reconocer que aprende de unos y otros cosas luego le son útiles".
Solchaga hace acuse de recibo en entrevista con Periodista Digital de esa soledad que le hizo compañía hasta el final de su etapa como ministro del felipismo:
"Lo que me parece relevante es que a lo largo de todo este tiempo lo principal era cumplir con mi deber, hacer las cosas que yo creía que tenía que hacer. Tuve una presión activa, fue un ‘tocapelotas' de Felipe González, las críticas que me hacía la UGT, parte de mi partido me parecían carentes de fundamento y no las podía tomar en serio. Pero al mismo tiempo era consciente del honor del Estado, y que uno en el Gobierno tiene una obligación y que si uno no puede hacerlo, debe marcharse. Siempre hay una tensión entre el que tiene una visión globalizadora y el que solo ve un área".
BUENA SINTONÍA CON PRISA
El exministro no esconde su buena relación con el grupo PRISA "pero que no era --aclara-- una relación de clientelismo mutuo porque tenía mejores relaciones en el Gobierno para sus intereses que yo. Cuando le vendimos la parte de la SER que había comprado UCD (un 25 por ciento) ese es el que yo propongo al Consejo de Ministro para que se lo vendamos"
Le recuerdo la anécdota relatada por Mario Conde  y contada por Jesús Chacho cuando "en plena luna de miel con Felipe González, el diario EL PAÍS comenzó a criticar duramente la política económica del ministro. Cuando alguien de su entorno [Mario Conde] se extrañó y quiso preguntar a qué obedecían tales ataques, Polanco se explayó de buena mañana en Valdemorillo, ante una taza de porcelana inglesa llena de humeante café: «Es que estoy negociando la compra del paquete que me falta para hacerme con el 100% de la SER, y Solchaga se está poniendo muy pesado con el precio. Ya verás como con unos cuantos editoriales entra en razón" (Jesús Cacho, EL MUNDO, 27-11-2005). Solchaga se ríe a carcajadas: "Sí, pudo ser verdad".
IBERCORP
El 19 de marzo de 1992 Carlos Solchaga prometía en el Congreso querer llegar hasta el final de las investigaciones del caso Ibercorp "con todos los medios legales a su alcance". El entonces ministro de Economía aseguraba que "no ha habido nada ilegal en el comportamiento del gobernador del Banco de España, Mariano Rubio. Leyendo estos diarios, nos damos cuenta que Solchaga estaba defendiendo a Rubio por mandato de González, cuando lo ideal para él hubiese sido admitir la renuncia de su amigo:
"Mariano Rubio presentó su dimisión pero González no se la aceptó porque en cuatro meses acababa su mandato. No respaldé su decisión pero la defendí a muerte en el Parlamento. Rubio no nos dijo toda la verdad a Felipe y a mí sobre Ibercorp"
"Quitando a Rubio y a Boyer, la gente de la ‘beautiful people' no estaba dentro de mis amistades"
LA FRASE POR LA QUE SE CUBRIÓ DE GLORIA
El entonces ministro de Economía declaró en pleno apogeo de la cultura del pelotazo en 1988 que España era uno de los países del mundo donde era más fácil hacerse rico rápidamente:
"Tengo una tendencia a ser demasiado expresivo para evitar ser demagógico. El tipo de cambio de la peseta se estaba apreciando a niveles espectaculares, casi artificiales. La razón era que teníamos tipos de interés a cortos muy elevados, a 21%, es decir que en España es el lugar del mundo donde se hace más dinero en menos tiempo. Me arrepentí de no tener la sensibilidad de darme cuenta del efecto que tendrían mis palabras. En este caso fue mi ingenuidad en querer explicarle a la gente lo que estaba pasando. Es una de esas frases desgraciadas inevitables en una vida política tan larga en el tiempo. La política no es lo que es sino lo que se percibe"
CATALUÑA
"Cataluña va a costar bastante. Todavía no sabemos la factura final. Pero va a representar una vacuna, al igual que el 23-F. Aunque sean falsamente heroicos, se ha demostrado que son imposibles de seguir si no es por la vía de la negociación. Hay una razón para pensar que lo que le cuesta la huida de las empresas a Cataluña tiene ya un carácter irreparable. Porque si tú tuviste que cambiar la sede de un banco ante el temor que te cambiaran las reglas de juego, lo normal es que ya no vuelvas a instalarte allí. Una parte de ese coste supone un beneficio para otra parte de España. Los mercados están deseando saber que este problema ya está reconducido. España hasta que llegó la crisis es un caso de éxito económico".
"En 30 años la renta per cápita se duplica, el PIB crece de forma espectacular y se suma a liga de los países modernos. Y Cataluña ha sido parte de este éxito. Los catalanes no han querido asumir los costes de la Transición. Yo no digo que Cataluña no puede ser viable si se independiza, pero eso solo podría ocurrir por arte de magia porque desde el minuto uno se queda fuera de España y de la UE; en segundo lugar, estáis quebrados, cuando sumas la deuda emitida por la Generalitat, más el 20 por ciento de la que ha emitido el Estado español, ya tenéis una deuda superior al PIB; tercero, sois bono basura, el mercado no os tiene en cuenta, y no disponéis del paragua del Banco Central Europeo y de la UE, lo que te condena a ser un país periférico y sufrirías una salida de capitales significativa. Por eso la independencia no es ni de lejos algo factible

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