domingo, 19 de abril de 2015

COGITO EREGO SUM. NADIE SABÍA NADA DE LOS FALSOS ERE


Si algo pone de manifiesto la estrategia de los altos cargos del PSOE imputados por los ERE es que intentan exculparse con dos argumentos no creíbles: no conocieron las tropelías porque nadie les informó, y atribuyen la responsabilidad penal a aquellos subordinados que desviaron con fines espurios fondos destinados a un uso legítimo contra el desempleo.
Tras Griñán y Chaves, Gaspar Zarrías se sumó ayer a esta tesis, negando culpa alguna en un fraude de 870 millones, cantidad imposible de pasar inadvertida para cualquier gestor de cuentas públicas mínimamente eficaz.
Ante una acusación tan seria, escurrir el bulto no es una excusa válida.
No basta con que Chaves, Griñán o Zarrías acrediten ante la Justicia que nunca llenaron sus bolsillos.
Nadie los acusa de ello.
Tampoco basta con simular haber sido traicionados por cargos intermedios desleales como motivo de exculpación.
Tenían la doble responsabilidad, jurídica y política, de conocer lo que ocurría, de imponer la fiscalización de los fondos, de verificar si cumplían su objetivo social y de hacer un seguimiento exhaustivo de cada euro, conforme a los criterios legales que exige la Intervención.
La percepción de que se obviaron deliberadamente todos los controles es alarmante. La pregunta crucial no es si conocían el sistema fraudulento.
La clave es si ese instrumento fue ideado de modo arbitrario, consciente y opaco para la comisión concertada de un fraude masivo mediante una abusiva red de nepotismo organizada por la Junta.
No es coherente alegar que no conocían el destino real de esos fondos y a la vez autorizar la ampliación de la partida presupuestaria de forma sistemática y sin supervisión. Con la firma de puño y letra de Griñán.
Hacer caso omiso de hasta quince informes de la Intervención solo aumenta las sospechas de que los responsables de la Junta echaron tierra sobre una práctica ilegal. Las advertencias fueron nítidas y reiteradas.
Pero nadie sabía nada. Con los imputados aún en sus escaños, los ERE lastran por falaces los mensajes fingidamente regeneracionistas del PSOE.

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