El PP se prepara para la sucesión de Rajoy
cuando él lo decida
Surge con fuerza nuevamente el nombre de
Núñez-Feijóo
Redacción, 28 de febrero de 2016 a las 10:31
Lo cuenta Mayte Alcaraz este 28 de febrero en
ABC. Asegura que todo está preparado en el PP para la sucesión de Mariano Rajoy
desde el mismo momento en que decida dar un paso al costado.
Ni una sola voz autorizada en el PP va a
poner en entredicho la permanencia de Mariano Rajoy. Sin embargo, tampoco a
nadie le sorprendería que, a lo largo del proceso que se inicia el próximo
martes con el intento de investidura de Pedro Sánchez, el presidente en
funciones tome alguna decisión personal que nadie conoce, pero que muchos
atisban como un desesperado intento por explicar la parálisis interna que vive
el partido (emponzoñado además con los casos de corrupción, muchos aflorados
masivamente en los últimos días).
Del 1 de marzo al 26 de junio de 2016 [fecha
de las hipotéticas nuevas elecciones] el presidente tomará alguna determinación
importante», apunta un alto dirigente popular. Este convencimiento, sobre el
que Rajoy no ha dado ninguna señal, se extiende entre los responsables
populares, sabedores de que es tiempo de cambios, aunque solo se producirán
cuando lo decida el presidente, porque su autoridad moral y el reconocimiento
del partido a su persona son absolutos, advierten.
Las especulaciones sobre lo que pueda pasar
son muchas y variadas: que Rajoy culmine su promesa -hipotecada a unos apoyos
parlamentarios que parecen imposibles- de intentar ser investido tras una
tercera ronda del Rey con los líderes políticos; un paso al lado para que La
Zarzuela proponga el nombre de otro alto dirigente de su partido con más
posibilidades de conseguir una gran coalición con el PSOE y Ciudadanos; o su
renuncia a ser candidato a la Presidencia si toca ir a votar en junio.
Rajoy solo admite la primera, que basa en su
confianza de que la frustración que generará en los socialistas el intento de
esta semana facilite un ulterior respaldo a un Gobierno presidido por él, con
123 diputados, al que podrían incorporarse en calidad de vicepresidentes Pedro
Sánchez (PSOE, 90 escaños) y Albert Rivera (Ciudadanos, 40 actas), lo que
dotaría de una amplísima base social al acuerdo.
LA IZQUIERDA, COMO LOCA POR ECHAR AL PP
Sin embargo, y a pesar de sus declaraciones
públicas, pocos cargos del PP secundan esa tesis, neutralizada por la ambición de
toda la izquierda parlamentaria «de echar al PP del poder», como se han ocupado
de manifestar desde Pablo Iglesias a sus socios de las confluencias, además de
los grupos separatistas de la Cámara. También juega en contra del PP la
resolución del Comité Federal socialista de rechazar esa gran alianza al estilo
alemán.
La semana que comienza el 29 de febrero de
2016 es, pues, crucial. En La Moncloa preparan ya la intervención del
presidente el 2 de marzo de 2016, en la que tenderá, por enésima vez, la mano a
la suma de los partidos constitucionalistas. A partir de ahí, todo es
imprevisible. El Rey tendrá que llamar de nuevo a las catorce fuerzas
parlamentarias, momento en el que Rajoy deberá comunicarle si quiere o no
someterse a la investidura y si para ello cree que tiene sostén aritmético
suficiente. Si no fuera así y el líder socialista, por su lado, tampoco lograra
incorporar al partido de Iglesias, el reloj electoral conduciría
inexorablemente al domingo 26 de junio de 2016.
Si Mariano Rajoy optara por no volver a ser
candidato para abrir la puerta a que el PP ensaye con otro líder el pacto ahora
inviable -los sondeos adelantan, además, que los nuevos comicios no despejarán
la incertidumbre-, la maquinaria del PP se pondría en marcha con poco tiempo por
delante. Tanto el Congreso nacional como los regionales han sido pospuestos
hasta después del verano, dado que La Moncloa quiere que primero se arregle la
gobernabilidad del país. Y eso a pesar de la especial urgencia de solventar la
devastación en el PP de Valencia y en el de Madrid, parcheados con gestoras
como cortafuegos contra los sumarios por corrupción, que implican a parte de
sus anteriores cúpulas.
Además, los movimientos internos para que se
impongan las primarias, como signo de los nuevos tiempos, obligarían a cambiar
los Estatutos en una organización que funciona como en la época de José María
Aznar. Génova solo admite que habrá que adelantar los cónclaves en el País
Vasco, Valencia, Madrid y Galicia, esta última plaza a las puertas de unas elecciones
autonómicas de incierto resultado por el auge de las Mareas.
Lo cierto es que, además de la presión de los
barones territoriales, en plena depresión por el batacazo de las últimas
autonómicas, las quinielas de posibles dirigentes que podrían optar a liderar
el partido en los próximos meses son objeto de comentarios y especulaciones
intramuros de Génova.
El nombre de Alberto Núñez-Feijóo, uno de los
pocos dirigentes territoriales que todavía gozan de mayoría absoluta, suena
para hacer las maletas camino de la sucesión de Rajoy. El líder gallego deja
entreabierta la puerta: «Vamos a ver qué pasa en las urnas [del 20 de
diciembre]», manifestó en una entrevista a ABC el pasado verano. Su calendario
no le es propicio, pues, de dilatarse el actual impasse, le restaría poco
tiempo, teniendo en cuenta que las eleciones gallegas serán en otoño.
Otra de las responsables mejor situadas es la
vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, cuya gestión es ampliamente
reconocida, aunque su enfrentamiento con la secretaria general, María Dolores
de Cospedal, le ha granjeado pocos apoyos en el partido. Incluso dentro del
Gobierno, el núcleo más cercano al presidente censura su falta de implicación
en la defensa de las siglas para contrarrestar el desgaste por la corrupción.
CARAS NUEVAS
También se hallan en los puestos de salida
nuevas caras del PP, como la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, bien
vista por su entendimiento con Ciudadanos (fuerza imprescindible para que el PP
gobierne), o Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación, con amplio bagaje en
los debates televisivos, donde se sustancia la «nueva política».
Dos ministras, Ana Pastor (de acreditada
lealtad a Rajoy) e Isabel García Tejerina, también forman parte del
«banquillo», al que se han incorporado alcaldes que han logrado sortear el
batacazo del 24-M: Íñigo de la Serna (Santander) y Concepción Gamarra
(Logroño), avalados por una buena gestión en sus municipios. Pero Rajoy tiene
la última palabra.
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