VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓNMadrid - 14/02/2016h.
«Que algunas cosas empiecen a cambiar pasa también por la conquista
de espacios de poder administrativo en todos los ámbitos», dijo en una de las
primeras entrevistas tras su eclosión política tras las elecciones europeas de
2014.
Su concepción de que todo es posible desde
los resortes del poder le convierte en algo más que un incómodo compañero de
viaje en el rumbo que Pedro Sánchez ha emprendido en su objetivo de conformar
un gobierno, cosa bien distinta a poder gobernar. La próxima semana Podemos
presentará una oferta más concreta al PSOE. De momento, su propuesta ha
consistido en «investirse» vicepresidente del Gobierno y plantear para sus
hombres de confianza la obtención de los ministerios «estratégicos».
Lo que ya ambicionó en su despertar político:
la conquista del poder administrativo. ¿Qué gobernará Pedro Sánchez? El líder
del PSOE está atrapado en su impostura por presentarse como garante de los
grandes acuerdos de Estado, en alianza con PP y Ciudadanos, a la vez que
trabaja sin demora en articular un Gobierno que, con Iglesias al timón,
convertiría esos retos en una misión imposible.
Sería además la primera vez que en democracia
no ostenta el Gobierno de la nación la fuerza política más votada. La
polarización social se ha hecho evidente, y el reto de un Sánchez presidente
será gobernar para todos, alejando el sectarismo, y tratando de gestionar el desafecto
de más de siete millones de españoles que habrán votado a un partido que ha
ganado las elecciones y se ve confinado a la oposición.
Sánchez insiste en buscar una fórmula de
gobierno con Podemos, cuando la realidad de las votaciones de su partido en el
Parlamento Europeo y la posición en cuestiones nucleares le llevan a acercarse
más al Partido Popular y a Ciudadanos. Los grandes acuerdos de Estado estarían
en entredicho.
Estabilidad presupuestaria
Las autoridades comunitarias ya han advertido
de que España tendrá que acometer un ajuste adicional en sus cuentas públicas
para este año que podría superar los 8.000 millones de euros, en función de
cómo cierre el déficit del año 2015, que se situará probablemente en torno al
4,8% del PIB, por encima del objetivo. Además, el límite para 2016 es cerrar el
curso en el 2,8%, lo que obligaría al nuevo Gobierno a un ajuste global en el
primer tramo de la legislatura de dos puntos del PIB, cerca de 20.000 millones
de euros. Los planes de Podemos, que prevén introducción de importantes
partidas de gasto, son incompatibles con el cumplimiento de los compromisos
europeos. La única manera de paliar el ajuste es negociar con Bruselas una
flexibilización de los plazos para cerrar el desfase presupuestario, algo en lo
que coinciden PP, PSOE y Ciudadanos. La CE ha mostrado ya sus reparos, pero se
confía en una negociación que dé resultados si España ofrece un plan de
reformas en el que coincidan los tres partidos constitucionales.
Unidad de España
La manera que tienen en Podemos de entender
España, como una nación de naciones, el pasado dubitativo del PSOE respecto a
la cuestión territorial y la aquiescencia, por activa o por pasiva, que deberán
tener los partidos independentistas en la investidura del candidato socialista no
hacen presagiar un mensaje contundente respecto a la unidad de España y el
respeto a la soberanía nacional.
Más aún, Podemos y sus confluencias
territoriales siguen defendiendo la necesidad de la celebración de un
referéndum en Cataluña. Aunque Sánchez ha reiterado que su apuesta es la
reforma de la Constitución y no la celebración de una consulta, el pedigrí de
estas formaciones no anticipa desde luego que un hipotético Gobierno de Sánchez
e Iglesias pueda actuar unido respecto a esta cuestión. Como en la cuestión
presupuestaria o en materia antiterrorista, Sánchez tendría a sus mejores
aliados en PP y Ciudadanos y en la coalición de unidad que se niega a amparar.
El riesgo de otra crisis económica
Cuando la grave crisis económica empieza a
dejarse atrás, sin que todas sus heridas hayan sido subsanadas, las dudas sobre
la evolución de la economía en China, el frenazo emergente en Brasil y nuevas
dudas sobre algunos de los bancos más importantes en Alemania, Francia e Italia
amenazan al mundo con una nueva recesión. España afrontaría este escenario con
el escenario laboral todavía renqueante, y con la promesa de volver a las
legislaciones laborales que llevaron el desempleo a niveles históricos. Y si
Podemos logra sus pretensiones, con Alberto Garzón al frente del área
económica.
Lucha contra el terrorismo
La distancia y la rivalidad que ha presidido
la relación entre PP y PSOE desde que Pedro Sánchez ocupó el puesto de mando en
Ferraz encontraron en la lucha contra el terrorismo yihadista un oasis de entendimiento.
Se trató del primer gran pacto de Estado en mucho tiempo entre las principales
formaciones políticas, al que luego se sumó Ciudadanos y en el que Podemos solo
ha querido participar como observador, negándose a rubricar el acuerdo. Un
Gobierno PSOE-Podemos viviría en su mismo seno la división en una cuestión tan
nuclear como la estrategia para combatir el terrorismo.
Gobernar sin unidad
Pero más allá de cuestiones concretas, el
elemento más conflictivo será la gobernabilidad, el cúmulo de todas ellas. Las
diferencias que PSOE y Podemos han demostrado son claves en cuestiones
centrales, al menos si los socialistas mantienen sus posiciones y no vuelven a
vicios pasados. Sería por tanto un Ejecutivo dividido a la hora de afrontar los
grandes retos. Pero formado además por partidos (PSOE, Podemos e IU) que no
gozan tampoco de unidad y cohesión interna como para que sus líderes sientan
tras de sí un respaldo inquebrantable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario