lunes, 4 de diciembre de 2017

Así se hace un holograma La tecnología haría posible que Junqueras y Puigdemont compartieran mitin. Ya ha sido usada con gran éxito por el primer ministro indio



Así se hace un holograma

La tecnología haría posible que Junqueras y Puigdemont compartieran mitin. Ya ha sido usada con gran éxito por el primer ministro indio




Juan Scaliter. 
Tiempo de lectura 4 min.
Hace 8 horas
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El actual primer ministro de la India, Narendra Modi, tiene un récord Guinness: en el año 2014 se convirtió en la persona que estuvo presente en más reuniones política simultáneamente. Ocurrió durante la campaña para el cargo que ocupa. Gracias a la tecnología Modi lideró un total de 1.400 meetings políticos, algunos en pueblos de la India a los que ni siquiera llegaba la televisión. Todo ello le proporcionó una ventaja considerable sobre su adversario más cercano: Modi obtuvo una mayoría absoluta. Y todo se lo tiene que agradecer a un científico inglés del siglo XIX, John Henry Pepper. En 1862 Pepper popularizó un efecto que se conocía desde hace siglos (lo había creado Giovanni Battista della Porta, un alquimista italiano nacido en 1535, que desarrolló, entre otros artilugios, la cámara oscura, predecesora de la fotografía). La técnica del inglés, bautizada Fantasma de Pepper, consiste básicamente en un escenario dividido en dos habitaciones, una de ellas oculta al público. Ambas están divididas por una superficie transparente ubicada a 45º. Con la luz adecuada, el reflejo de la habitación oculta se reproduce en la otra, que es la visible para los espectadores. Ciento cincuenta años atrás, los asistentes a los espectáculos de Pepper veían como, súbitamente, un fantasma aparecía en la habitación. Obviamente hubo desmayos, gritos y gente que huía despavorida ante la aparición.
Desde aquellos tiempos, la técnica ha avanzado muy poco, lo que sí ha cambiado notablemente es la tecnología. Gracias a ello hoy no solo es posible hacer que aparezcan objetos inanimados e inmóviles, también se puede de vuelta a la vida al rapero Tupac, quien en el Festival de Música y Artes de Coachella Valley de 2012, cantó junto a Dr. Dre y Snoop Dogg o como ocurrió en mayo de 2014, durante los premios Billboard cuando el fallecido Michael Jackson interpretó un tema, rodeado de bailarines.
«Es cierto – nos explica Julien Marionnet, uno de los creadores de la empresa de hologramas Paraddax–. Como base se utiliza la técnica del Fantasma de Pepper. Actualmente contamos con dispositivos plug and play, un plástico polarizado a 45º, una emisión de luz y esa emisión de luz sobre el plástico polarizado, hace que traslade otros 45º más a los ojos del espectador, que lo ve en 90º y se genera la ilusión óptica. La magia es mezclar objetos físicos con virtuales, ahí es cuando el ojo no sabe qué es mentira y qué es real».
Así se hace un holograma
Obviamente la técnica tiene ciertas limitaciones, fundamentalmente el punto de vista del espectador. Obviamente no es lo mismo hacerlo en un espacio abierto, donde es más complejo controlar la ubicación de los presentes, que hacerlo en un espacio cerrado. «Todo lo que tiene que ver con hologramas depende del punto de visión
–añade Marionnet en conversación telefónica –, hay uno que es el óptimo y es el eje, pero si nos desplazamos a la izquierda o a la derecha de dicho eje, la proyección también se desplaza y el truco no funciona. Se trata de un ángulo amplio, pero muy preciso».
Otros condicionantes son el tiempo y el dinero. ¿Cuánto cuesta y cuánto se tarda en hacer un proyecto en el que se involucren hologramas combinados con personas reales? Una gran ventaja es que el evento puede ser grabado o en directo. Ése no es un obstáculo. Tampoco lo es el tamaño.
«Hemos hecho objetos del tamaño de la palma de una mano y pasarelas de hasta 20 metros de largo, visibles desde ambos lados –afirma Pablo Navas, director de producción de Paraddax –. El tiempo depende de la tipología del evento. Hay eventos de conciertos que se pueden hacer en una hora, por ejemplo en un concierto, y hay otros como el de la pasarela que se hacen en 4,5 días. En cuanto a precio hay una horquilla enorme, hemos tenido proyectos que han costado cinco mil y otros €250.000. Depende del tamaño del objeto o la persona, si se trata de un lugar fijo o una estructura portátil. Puede costar lo que cuesta una película, la puedes hacer en casa por poco precio o puedes hacerlo con actores profesionales y cámaras de última generación. Otro aspecto es la superficie sobre la que se proyectará la imagen. Ya no sólo tiene que ser cristal, puede ser una tela, una cortina de agua o de polvo suspendido».
Otra posibilidad que es posible llevar a cabo gracias al Fantasma de Pepper,es la incorporación de diferentes personajes, aunque todos estén ubicados en diferentes hemisferios. Pero tiene un precio.
«Técnicamente –confiesa Navas – se puede hacer que interactúen Puigdemont y Junqueras, por ejemplo, aunque uno esté en Hawaii y otro en Moscú y el objetivo sea proyectarlo en Barcelona. Se alquila una conexión satélite, algo que cuesta una fortuna, se filma a ambos, se envían las imágenes a un estudio y todo se configura allí. Probablemente cueste más la conexión satelital que todo lo demás».
La diferencia entre esta técnica y los hologramas (a menudo mezclados en indistinguible contubernio tecnológico) es que el Fantasma de Pepper es sólo visible desde cierta perspectiva, mientras que el holograma es una imagen tridimensional que precisa de un rayo láser que graba microscópicamente una película fotosensible. Los avances en este último campo nos están acercando cada vez más a presenciar la mítica imagen de la princesa Leia, de «La Guerra de las Galaxias», suspendida en el aire, mientras nos envía un mensaje. La «cámara» Interactive 360° Light Field Display (desarrollada por Sony, Fake Space Lab y la Universidad del Sur de California) es un sistema capaz de renderizar (procesar, hablando mal y pronto) más de 5.000 imágenes por segundo y proyectarlas en 360º. Sin necesidad de gafas especiales.
«No sé si esto lo conseguiremos algún día en un smartphone –concluye Navas–, pero tampoco puedo decir que sea imposible».

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