Castilla y Cataluña, un mismo origen
etimológico
Aunque es complicado asegurar al
100% de dónde vienen los nombres de las comunidades autónomas, las teorías más
aceptadas dicen mucho acerca de su procedencia histórica
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Es complicado conocer con exactitud
el origen etimológico de los nombres de las comunidades autónomas. Cataluña,
País Vasco, Castilla y León, Galicia… Todas barajan varias hipótesis
relacionadas con antiguos pobladores o características de la orografía y el
clima. Las teorías más aceptadas nos dicen mucho, eso seguro, de su histórica.
Aquí tiene algunas de las teorías
para cada una de las comunidades:
- Cataluña: una de sus dos
hipótesis más aceptadas la emparenta con Castilla en cuanto al significado de
su nombre, «Tierra de Castillos». La misma página de la Generalitat asegura:
«El nombre de Cataluña, de etimología incierta, aunque probablemente derivado
de "tierra de castillos", se empieza a utilizar a mediados del siglo
XII para designar el conjunto de condados que formaban la Marca Hispánica». El
término se encuentra por primera vez en un poema de 1117 en el que se hace
referencia a las etnias de «catalanenses» o «catalanensis» y al territorio de
«catalania».
El término nació para designar a la
«región de los vándalos»
Otra teoría sugiere que los guardas
de las fortificaciones que se levantaron en esta Marca durante la Edad Media se
los conocía como «castlanus», de cuya voz surgen las formas «castlà», «catlà» y
«carlà». De ahí derivó al término en que los extranjeros llamaban a estos
habitantes y su territorio.
- Castilla y León / Castilla-La
Mancha: el nombre de Castilla, al igual que Cataluña, también significa
«Tierra de castillos». En el primer caso, León se cree que deriva de la palabra
«Legio», ya que la ciudad fue fundada por una de las legiones enviadas a España
por el emperador Trajano, la Legio Gemina Augusta. En el segundo caso, La
Mancha deriva de «al-mansha», que en árabe significa «tierra llana y sin ríos».
- Andalucía: hay muchas hipótesis.
Según la enciclopedia inglesa, el término nació para designar a la «región de
los vándalos», y en su origen debía llamarse «Vandalusia». Por su parte, el
catedrático de literatura y escritor alemán Dietrich Schwanitz decía en su obra
«La cultura. Todo lo que se debe saber» que el término de Andalucía es una
versión arabizada de «landlose» («sin tierra»), una expresión germánica que
designaba a las tribus bárbaras que se establecieron en el sur de la Península.
Otra teoría es la del estudioso alemán del Islam, Heinz Halm, que cree que el
nombre viene de «Landahlauts» (tierra de sorteo), en referencia al reparto de
tierras mediante rifa que llevaron a cabo los visigodos. Y en la literatura y
poesía árabe, en cambio, «Al-Andalus» era una expresión que significaba «El
paraíso».
- Comunidad de Madrid: el
asentamiento visigodo que ocupaba el lugar donde actualmente se encuentra la
ciudad era conocido con el término de «Matrice». Según el historiador Jaime
Oliver Asín, era el nombre del «Madrid pre-musulmán», aunque no existiera la
ciudad como tal. Aludía al arroyo que discurría entre dos colinas y significaba
«madre de aguas». Con la invasión musulmana, el topónimo cambió por «Mayrit»,
que era la traducción del término al árabe, y que estaba compuesto por «Mayra»
(madre) y el sufijo iberorrománico «it» (lugar). Sin embargo, durante esta
época se utilizaron los dos hasta que, tras la Reconquista, sólo prevaleció el
cristiano, es decir, el término latino visigodo y mozárabe de «Matriz», que
todavía se conserva intacto en el gentilicio madrileño.
- País Vasco: el nombre en
vasco, «Euskadi», es una pequeña variante de «Euzkadi», que fue creado por el
histórico ideólogo independentista Sabino Arana. Es un neologismo que el
fundador del PNV utilizó por primera en 1896 para referirse a la patria vasca
(Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, y los territorios franceses de Sola, Baja Navarra
y Labort para los nacionalistas) y, aunque en la segunda mitad del siglo XIX ya
se utilizaban términos como «Euskeria», «Euskaria» y «Euskadia», en 1901,
«Euzkadi» se impuso completamente.
- Galicia: su nombre deriva
del topónimo «Gallaecia», que era como los romanos llamaban a la provincia que
ocupaba dicha región durante el Imperio Romano. El término procede de los
celtas, que se habían asentado en la Península Ibérica entre el 2300 y el 1800
a. C. y, después, a partir del siglo IV a. C. La denominación de los clanes
celtas situados en torno a la actual Oporto era «kallaikoi». Allí fue
concentrándose una gran cantidad de población por la privilegiada zona de paso
fluvial y marítimo. Pero como el nombre de aquella Oporto era «Cale», el
término de «kallaikoi» derivó en el de «caleci» o «gallaeci», según el escritor
latino del siglo I, Plinio el Viejo. Y de ahí pasaría en época romana a los
topónimos de «Calecia» o «Gallaecia» (Galicia), al norte, y «Porto Cale»
(Portugal), al sur.
- Aragón: la hipótesis más
aceptada dice que procede del río con el mismo nombre, que significa «valle
ancho», y que formaba frontera con el reino de Navarra. Aparece por primera vez
durante la Alta Edad Media en el año 828, al surgir un pequeño condado de
origen franco entre el río Aragón y su afluente, el rió Aragón Subordán, en los
que el prefijo prerromano «ar» significa «agua corriente». Otras teorías
defienden que el significado del término «arago» es «más adelante, más allá»,
por lo que el nombre de la comunidad vendría a significar algo así como «la
tierra de allá».
- Islas Canarias: el origen
del nombre aún está siendo debatido por muchos historiadores. Algunos indican
que Canarias es una derivación del latín «cannis», que significa «perro», en
referencia a la gran cantidad de ellos que había en el archipiélago en épocas
recientes a su descubrimiento. Otra señala que deriva de «canna», por la caña
originaria de las islas. Teorías documentadas antiguamente afirman también que
procede del nombre de una raíz comestible originaria de allí: el «cannasris» o
«camasrius». Otra teoría aseguraba que su origen se encuentra en el pájaro que
llamamos canario, pero esta está prácticamente descartada, ya que se entiende
que el ave adquirió su nombre de las islas. Y Plinio el Viejo las cita en el 40
a. C. como «Fortunatae Insulae» («Islas Afortunadas»).
- Islas Baleares: durante
mucho tiempo se creyó que el término procedía del griego «ballein» (arrojar,
lanzar), en referencia a los antiguos habitantes de las islas, que recibían a
los visitantes lanzándoles piedras con hondas. Pero últimamente se descartado
el origen helénico de Baleares y se cree que viene da la expresión púnica de
«ba' lé yaroh», formada de la unión del sujeto «ba' lé» (los que ejercitan el
oficio de) y el verbo «yaroh» (tirar piedras). El significado final sería algo
así como «los maestros del lanzamiento», que eran los honderos de las islas.
- Cantabria: desde la
Antigüedad hasta nuestros días, el nombre de Cantabria jamás ha dejado de
emplearse por los habitantes de este territorio, y aunque muchos autores como
San Isidoro de Sevilla, Adolf Schulten, Joaquón González Echegaray o Julio Caro
Baroja han estudiado el origen del término, aún no se está seguro al 100% de su
procedencia. La opinión más aceptada es la de que el nombre deriva de la raíz
de origen celta o ligur «cant» (roca, piedra), y el sufijo «abr», muy frecuente
en las regiones celtas. Según esto, el cántabro era el pueblo «que habita en
las peñas», en clara referencia al territorio montañoso que conforma la
comunidad.
- Comunidad foral de Navarra:
el término de «Navarra» aparece por primera vez escrito en una obra del
biógrafo de Carlomagno, Eginardo, del siglo IX, en la que se describen las
incursiones del rey franco en la zona del río Ebro. La hipótesis más aceptada
es que procede del vocablo prerromano «naba», que significaba «la gran llanura
próxima a las montañas» o «desfiladero», lo que encajaría perfectamente en la
descripción orográfica de Pamplona y sus alrededores.
- Comunidad de Valencia: el
nombre de la ciudad procede del latín «Valentia Edetanorum» y surgió del cónsul
Junio Bruto tras las campañas lusitanas, en 138 a. C. El origen está en las
tierras que concedió éste a sus hombres, en el levante hispano, por el coraje
demostrado en las batallas. De hecho, varias ciudades fundadas esta región en
el siglo II a. C llevaban el apelativo de «valentia», que lo pusieron de moda
los romanos por su significado: «fuerza», «vigor», «valentía», «salud» o
«robustez».
- Extremadura: una de las
hipótesis dice que el nombre de Extremadura deriva del latín «Extrema Dorii»
(extremos del Duero o en el otro extremo del Duero) y hace referencia a su
situación cerca del río. La otra es que se usaba durante la Reconquista para
denominar a las tierras situadas en la frontera de los reinos cristianos del
norte con Al-Ándalus.
- La Rioja: tiene un origen
muy discutido, pero entre las múltiples teorías destacan tres. Una que dice que
el nombre procede del río Oja, otra que viene del término «rivalia» (tierra de
riachuelos) y otra que hace referencia a la denominación vasca de «Errioxa»,
que vendría de «Erri hozta» (país frio).
- Principado de Asturias: el
término procede del nombre de sus antiguos pobladores, los astures, que
habitaban en las orillas del río Esla, que época celta se llamaba Astura.
Después de la invasión romana paso a denominarse «Estura» o «Estula», que
significa «río».
- Murcia: el nombre de Murcia
procede, según la mayoría de los estudiosos, de «Madina Mursiya», la ciudad
fundada por los árabes en el año 825. Otros creen que procede de Mossa, el
general romano que recibió el pago de su licenciatura en el ejército en tierras
del Valle del Segura. Una última dice que viene del mirto, una planta con
numerosas connotaciones religiosas desde época pagana, relacionada con la
fertilidad y la regeneración. El mirto aparece a menudo ligada a las tumbas de
los héroes.
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