sábado, 30 de septiembre de 2017

El Parlamento catalán da un golpe de Estado

El Parlamento catalán da un golpe de Estado


Lo sucedido ayer en el Parlamento de Cataluña pasará a los anales de nuestro historia reciente como uno de sus peores momentos. Los secesionistas impusieron su locura. Porque no otra cosa que en locura se ha convertido el procés al que quiere dar carta de naturaleza la pantomima de legalidad que ayer montó el nacionalismo radical. Pero por mucho que se empeñen la ley de referéndum aprobada ayer es absolutamente ilegal, atenta contra la democracia y la Constitución. El Parlamento catalán dio ayer un verdadero golpe de Estado contra la legalidad, consumando una feroz acometida carente de los más mínimos principios y sin el menor rastro de sentido común.
El pleno de ayer fue una vergonzosa bronca, en la que los secesionistas se saltaron todas las normas, todas las reglas, convirtiendo la maratoniana sesión en una inaceptable de todo punto, flagrante y sangrante apoteosis del antiparlamentarismo. Las irregularidades se acumularon, desde que la Mesa del Parlamento se reunió a las nueve horas de la mañana y se aprobó la ley del referéndum cerca de las diez de la noche. Y todo con la complacencia de la presidenta del Parlamento, Carmen Forcadell, que puso de relieve con absoluta claridad que solo es un peón del soberanismo, por el que está dispuesta a despreciar y a atropellar, como hizo ayer, a los diputados constitucionalistas y a los miles y miles de catalanes que representan.
Finalmente los diputados del PP, Ciudadanos y Partido Socialista de Cataluña (PSC) abandonaron el hemiciclo, y no estuvieron presentes en señal de protesta cuando se votó la ilegal ley de referéndum. Entre las numerosas ilegalidades que se sucedieron, se encuentra la publicación de la ley en el Boletín de la cámara, pese a que su secretario se niega a firmar la publicación -secretario que, junto al letrado mayor, manifiesta por escrito la ilegalidad del acto-, y el hacer caso omiso del informe del Consejo de Garantías Estatutarias que también certificó la ilegalidad. Su rechazo al dictamen atenta contra el propio reglamento estatutario.
El enloquecido viaje a ninguna parte que han emprendido los secesionistas catalanes tuvo ayer un episodio que demuestra cuáles son sus formas y su talante. Un talante sectario, autoritario, crispado, que ha dividido a la sociedad catalana en su demencial intento de romper España, de la que Cataluña, pese a las tergiversaciones históricas que los separatistas han hecho circular, siempre ha formado parte.

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