jueves, 28 de septiembre de 2017

La economía es miedosa.


El Banco de España advierte de las consecuencias económicas que puede generar la incertidumbre generada en Cataluña en torno al referéndum convocado para el 1 de octubre. Con una escueta frase recogida en sus previsiones publicadas este jueves, entra de lleno por primera vez en la crisis política catalana: "En cuanto a los riesgos que rodean a las proyecciones de crecimiento del PIB, en el plano interno, las tensiones políticas en Cataluña podrían afectar eventualmente a la confianza de los agentes y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación", subraya el boletín trimestral. No obstante, fuentes del organismo aseguran que por ahora el impacto no se ha materializado, ni siquiera en los movimientos de depósitos.
La economía es miedosa. Y eso recuerda la entidad supervisora de los bancos. Se suma a las últimas declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, que ya había avisado de que se estaban deteniendo inversiones importantes de alguna multinacional en Cataluña por la incertidumbre creada en torno al referéndum convocado. Se refería a un fabricante automovilístico, pero al mismo tiempo se mostraba convencido de que la situación con esta empresa finalmente se reconduciría. También se han expresado en esta línea diversos representantes de las empresas. Por ejemplo, Joaquín Gay de Montellá, el presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana. O el presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane.


"El escenario de proyecciones económicas no contempla ningún impacto de las tensiones políticas en Cataluña. Sobre los efectos de la tensión política en Cataluña hay que distinguir entre el pasado y el futuro. En primer lugar, la información coyuntural viene con un poco desfase y, por eso, es difícil valorar si ha pasado algo. Sí que podemos apreciar que en la actualidad no se está notando en los mercados", ha declarado el director del servicio de estudios del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Es decir, de momento es solo "un riesgo futurible", ha precisado.
Ahora bien, otra cosa distinta es lo que podría ocurrir en el futuro: "Eventualmente, y subrayo eventualmente, podrían tener un efecto sobre las decisiones de gasto e inversión", ha recalcado Hernández de Cos. ¿Y cómo empezaría el proceso de deterioro por estas tensiones? "En un primer momento afectaría a la prima de riesgo soberana, y luego se trasladaría al resto de tipos de interés. El impacto dependería de la magnitud del endurecimiento de las condiciones financieras", ha explicado. Cabe recordar que el fin de la crisis en España comenzó porque el BCE intervino en los mercados, abaratando la financiación hasta unos niveles nunca conocidos para una economía que todavía soporta un exceso de endeudamiento.
En estas circunstancias, el organismo supervisor mantiene, de momento, las previsiones de crecimiento del PIB de España en el 3,1% para este año, frente al 3,2% que creció la actividad en 2016. Para el 2018 y 2019, también las deja intactas en el 2,5% y el 2,2%, respectivamente. "Las previsiones contemplan una prolongación, a lo largo del período considerado, de la actual fase expansiva, apoyada en los avances en la corrección de los desequilibrios de la economía, lo que incluye, en particular, las mejoras acumuladas en la competitividad —que han contribuido a la consecución de un saldo exterior positivo de forma sostenida— y los progresos en la reducción del sobreendeudamiento del sector privado, así como en la persistencia de condiciones financieras holgadas como consecuencia de la orientación expansiva de la política monetaria", explica el Banco de España. Estas proyecciones son una décima mejor que el 3% que prevé el Gobierno para este año. Y empeoran ligeramente sobre el 2,6% para 2018 y el 2,5% para 2019 que augura el Ejecutivo.
El supervisor justifica los pronósticos más moderados de crecimiento del PIB para los próximos años por el agotamiento de los llamados vientos de cola de la economía española. El Banco señala que el petróleo barato o los estímulos monetarios del Banco Central Europeo van poco a poco perdiendo fuelle: "Se espera que el desvanecimiento gradual de algunos impulsos expansivos que han estimulado transitoriamente la recuperación de la economía española propicie una moderación del avance del producto", apunta. Cita además una moderación del gasto en el consumo de los hogares, porque estos habían hecho durante los últimos trimestres gastos que habían dejado aparcados durante la crisis y que no será necesario repetir a corto plazo. También menciona el fin de las caídas del precio de la energía, que dejará de aportar mayor renta disponible a las familias.
Respecto a Cataluña y la preocupación de las empresas por un impacto en las inversiones, no se ofrece dato alguno, más allá de la citada advertencia de que "las tensiones políticas" pueden impactar en el gasto o la financiación.

Efectos del euro fuerte

El servicio de estudios de la entidad repasa con detenimiento el posible impacto de la revalorización del euro: "Se estima que la apreciación reciente del tipo de cambio efectivo del euro tendrá un cierto impacto negativo sobre la evolución de la actividad y la inflación, que tenderá a verse contrarrestado, a efectos del escenario central de las proyecciones, por el fortalecimiento más reciente del entorno exterior de la economía española y, en especial, del área del euro", advierte.
En cuanto a la creación de empleo, cree que seguirá por una senda positiva, aunque eso sí con algo menos de vigor. "Se prevé que los elevados crecimientos del empleo observados en los últimos años se moderen conforme transcurra el período de proyección, en línea con la evolución esperada para la actividad. El aumento de la ocupación generará disminuciones adicionales de la tasa de paro, cuyo nivel se situaría por debajo del 13% a finales de 2019". Según sus previsiones, la tasa de paro cerrará este año en el 16,3%. A finales de 2018, se situará en el 14,4%.

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