sábado, 10 de enero de 2015

Nada de nada

Aquí nadie sabe nada
Tania Sánchez debe dar explicaciones mucho más convincentes
EL PAÍS 10 ENE 2015 - 00:00 CET
No son pocos los personajes de la vida pública que presentan la ignorancia como una eximente de su comportamiento.
El último caso es el de Tania Sánchez, figura ascendente de Izquierda Unida, quien asegura desconocer que su hermano era el administrador de la cooperativa Aúpa, a la que una junta municipal de la que ella formaba parte autorizó 137.000 euros para actividades culturales en Rivas-Vaciamadrid. Esa entidad ha facturado 1,2 millones al ayuntamiento en seis años, suma nada despreciable para un municipio de 81.000 habitantes, la joya de IU en la Comunidad de Madrid.
La exconcejala y diputada autonómica niega todo trato de favor a su hermano; simplemente, ella no sabía.
Es una actitud parecida a la de Ana Mato, cuando se declaraba ignorante sobre los regalos de la trama Gürtel. Y la infanta Cristina desconocía de dónde provenían los fondos de Aizoon, la empresa que poseía al 50% con su marido.
El problema adicional de Tania Sánchez es que pertenece a la nueva élite que aspira a debelar a la clase política tradicional, esgrimiendo armas éticas para ello; y es preocupante que haya de recurrir al no saber como argumento de honorabilidad. Obliga a preguntarse cuáles son sus calidades para presidir la autonomía madrileña, el cargo al que aspira tras ganar la batalla interna de las primarias en su partido.
IU y Podemos rivalizan en la campaña contra la vieja clase política, que debería morder el polvo frente a nuevos dirigentes intachables. Pero no es eso lo que enseñan algunos de ellos. Argumentar con la ignorancia es tomar por tontos a los ciudadanos.

En lugar de dejar que sus seguidores denuncien la orquestación de campañas contra Tania Sánchez —como hicieron otros presuntos corruptos o abusadores del dinero público, pillados en posturas indelicadas—, los ciudadanos merecen explicaciones mucho más convincentes.

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