lunes, 25 de septiembre de 2017

Colau: "Turismofobia, ideología e incompetencia"

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Dicen que la política es la búsqueda de soluciones falsas para problemas inventados. Los pisos turístico son un claro ejemplo.

F.G.
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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. | EFE
Dicen que la política es la búsqueda de soluciones falsas para problemas inventados. Esta definición, exagerada si se aplica a la política en su totalidad, encaja sin embargo como un guante para describir el tratamiento de las viviendas de uso turístico por Ada Colau en Barcelona.

Un problema inventado

Desde el momento en que fue investida alcaldesa, Ada Colau ha comenzado a perseguir y a multar con dureza a los propietarios de pisos turísticos sin licencia, justificando la persecución con los siguientes argumentos, que como se explica a continuación son falsos:
- "Los pisos turísticos son la causa de la subida de los precios de alquiler": los 14.700 pisos turísticos anunciados Airbnb (con y sin licencia) representan el 1,8% del parque de viviendas de Barcelona. Es matemáticamente imposible que las subidas de precio estén relacionadas con los pisos turísticos. La subida de precios es resultado de la recuperación económica como ha confirmado el portal Idealista (que de esto saben) en este artículo.
- "Los pisos turísticos no pagan impuestos": las rentas obtenidas por alquiler de pisos turísticos tributan como rentas derivadas de bienes muebles o inmuebles (dependiendo de si el contribuyente es propietario del piso o no). Hacienda tiene la información fiscal de los ciudadanos y a quien no ha declarado dichas rentas ya se ha encargado de recordárselo.
- "Los pisos turísticos se concentran en el barrio Gótico y Barceloneta desplazando a los vecinos": el informe de septiembre de 2016 encargado por el propio Ayuntamiento ha desmentido este punto diciendo textualmente en su página 29 que la Barceloneta es uno de los barrios con menor densidad de pisos turísticos. Se culpó a los pisos turísticos del simple hecho que muchos turistas visitan la Barceloneta porque es el tramo de playa más cercano al centro de la ciudad, pero la gran mayoría se aloja en otros barrios.
- "Barcelona se convertirá en Venecia": la densidad de pernoctaciones de visitantes extranjeros por residente es de 1,5, alta pero bastante más baja de otras ciudades donde este debate es inexistente, como Dubái (5,7), Ámsterdam (2,7), Praga (2,5) o Londres (2,3), entre otras.
- "Los pisos turísticos crean problemas de convivencia": obviamente, una minoría de pisos turísticos puede provocar molestias a los vecinos, pero el hecho de que al Ayuntamiento le cueste tanto identificar cuáles son los pisos turísticos deja claro que la mayoría de ellos no provocan quejas de los vecinos. Prohibir una actividad a todo el mundo porque algunos den problemas es engañar a la población (como lo sería prohibir los coches porque algunos tienen accidentes). Nadie tiene porqué aguantar molestias en su casa de un piso turístico vecino, las administraciones deben perseguir a los que molestan, pero no a todos.

Efectos positivos

Sin embargo, en su lucha por torcer la opinión pública para que apoyen sus políticas, desde el Ayuntamiento no solamente se han dedicado a falsear la realidad, sino que han ocultado los efectos positivos que tienen tanto el turismo como los pisos turísticos:
- Sin turismo no hay recuperación económica: los datos son abrumadores en este sentido. Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el turismo genera uno de cada cuatro empleos en España desde 2013. Sin embargo el peso del turismo en la recuperación en Cataluña es mucho mayor, generando dos de cada cinco nuevos empleos (beneficiando sobre todo a los jóvenes). El turismo es el pilar sobre el que se ha construido la recuperación económica.
- Recuperación de espacios: dice el Ayuntamiento que los turistas han tomado el Gótico y la Barceloneta impidiendo su utilización por los vecinos. Pero deberíamos recordar que hasta la llegada de los turistas ambos barrios eran lugares conflictivos, poco acogedores para los barceloneses por un entorno de inseguridad, drogas y marginalidad.
- Fuente de ingresos alternativa: los pisos turísticos y el homesharing se han convertido en fuentes de ingresos alternativas para miles de barceloneses, permitiendo la participación de cualquier vecino en una industria antes acotada a inversores y cadenas hoteleras.
- Movilidad: todos somos turistas en algún momento y nos encanta viajar. Precios de alojamiento más bajos gracias a Airbnb y aerolíneas low cost han hecho los viajes al extranjero mucho más asequibles, y eso es una gran noticia para todos.

Soluciones falsas

Al paralizar la concesión de licencias turísticas de todo tipo (hoteles, hostales y pisos turísticos), el Ayuntamiento de Barcelona ha creado el ecosistema perfecto para que proliferen los pisos turísticos sin licencia, ya que al subir la demanda y limitarse la oferta la rentabilidad sube rápidamente. Cada día que pasa con la moratoria de licencias se aumentan los incentivos para que existan nuevos pisos turísticos sin licencia.
Del mismo modo, multar y precintar pisos turísticos sin licencia tampoco atajará el problema. De nuevo, cuantos más consiga cerrar, más incentivos habrá para que aparezcan nuevos pisos sin licencia. Con su incompetencia, cual perro que persigue su propia cola, Ada Colau está dejando el sector turístico manga por hombro.

¿Por qué ataca Colau al turismo?

Este verano ha quedado claro que el Ayuntamiento de Barcelona ataca los pisos turísticos porque los particulares somos el eslabón más débil, pero que la cruzada de Ada Colau y la extrema izquierda (Podemos, CUP, Arran etc) es contra todo el sector turístico. Por fin se le ha empezado a llamar turismofobia. ¿Pero por qué van contra el turismo?
Básicamente porque funciona. Ada Colau y la extrema izquierda están en contra de cualquier actividad económica que sea rentable. Si Barcelona fuese una ciudad industrial, atacarían la industria con argumentos medioambientales. Como muestra un botón. En 2016, el Ayuntamiento paralizó la concesión de permisos para abrir supermercados, bares, locutorios, restaurantes y también comercios relacionados con el turismo en el Gótico y otras zonas turísticas. Resumiendo, Colau solamente te permite abrir un negocio si te vas a arruinar con él. Esto es un sinsentido, pero es que cuando la ideología entra por la puerta el sentido común sale por la ventana.
En definitiva, decía Popper que en la antigua Grecia los enemigos de la sociedad abierta atacaban el puerto del Pireo por ser el centro neurálgico del comercio, las nuevas ideas y el libre tránsito. Parece que 2.500 años después todo sigue igual y los enemigos de las sociedades abiertas (extrema izquierda y extrema derecha) la toman una vez más con los puertos de entrada. A fin de cuentas, la bestia negra, el verdadero enemigo de Ada Colau es el mismo que el de Marine Le Pen en Francia o UKIP en Reino Unido: Schengen y la libertad de tránsito de las personas entre los estados miembro.
Pero esta cruzada va contra los tiempos y contra el progreso. Por mucho que se empeñen, el futuro nos depara mucha más movilidad entre países (abaratamiento del turismo, teletrabajo, trabajo por proyecto y freelance…), por lo que es imprescindible una mayor flexibilidad en el alojamiento. Los nuevos tiempos requieren modelos de alojamiento intermedios entre la vivienda habitual y las estancias por días en hoteles, que es precisamente lo que ofrece Airbnb

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