Sólo la verbosa torpeza del Mayorcito Trapero, la zafiedad racista de su jefe político Forn y la acreditada estulticia de 'Puchi Cocomocho'evitan, por ahora, la sospecha de que los separatistas catalanes habrían podido evitar, tal vez, la masacre del 17 de agosto, y tratan de tapar a toda prisa su incompetencia, como en el 11M. Que la situación es delicada y va a peor lo muestra la desinformación, el clásico "control de daños" del CNI, que ayer perpetraba el diario de Cebrián y/o Soraya. Porque lo políticamente serio, donde el Poder se juega su propia existencia, es esto: sólo ocho días faltan para la Diada y veinte para ese referéndum separatista que Rajoy y/o Soraya, Sánchez y/o Iglesias, Albert y/o Rivera se niegan a impedir, pero que, ¡ay!, deben afrontar. Sólo que,
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