martes, 30 de enero de 2018

Las falacias de Torrent


Las falacias de Torrent

Publicado por José Manuel Otero Lastres el Jan 30, 2018
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Como muchos de ustedes sabrán, el presidente del Parlament ha aplazado la sesión de investidura a la espera de lograr que el candidato Puigdemont pueda participar en la misma con todas las garantías. En su comparecencia ante los medios, Roger Torrent  justificó su decisión efectuado unas afirmaciones falaces que aparentando defender a Cataluña la dañan severamente.
Coincido con Torrent en que no se puede decir que los catalanes votaron mal. Votaron libremente, y si nos centramos exclusivamente en el resultado numérico de las papeletas emitidas válidamente, hubo más votos en contra de la independencia (2,21 millones) que a favor (2,06). Lo que ocurre es que la aplicación de la Ley Electoral tradujo esos votos en mayor número de escaños a favor de la independencia.
Precisamente por lo que antecede, no es cierto que “con su decisión el Gobierno y el TC pretenden vulnerar el derecho de los millones de catalanes que fueron a las urnas”. Como los que fueron a las urnas fueron los ciudadanos y no los escaños (puestos representativos resultantes de la aplicación de la Ley Electoral a los votos), es obvio que se fue menor el número de votantes catalanes cuyos derecho fueron supuestamente vulnerados (los 2,06 millones de independentistas) que el de los que se sintieron amparados por la Constitución y las leyes (los 2,21 millones).  Eso obviando que las elecciones catalanas del 21 de diciembre fueron simplemente autonómicas y nunca plebiscitarias, ya que de serlo habría que contabilizar al conjunto del pueblo español en el que reside la soberanía nacional.
No se puede discutir que “elegir a Puigdemont fue fruto de la Cámara”. Pero no admite la más mínima duda de que, al optar por este candidato, la Cámara escogió a una persona que, por su condición de prófugo de la justicia, no reúne las condiciones necesarias para optar a la investidura. Par que sea vea con toda claridad: de haber sido propuesto, Junqueras –tan independentista o más que Puigdemont- podría haber sido investido presidente de Cataluña. La inadecuación para ser investido, no radica, pues, en ser independentista o ser presuntamente responsable de delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos, sino en haber huido de España y ser prófugo de la justicia.
Torrent está en su derecho de “no proponer a ningún otro candidato a la investidura mientras se mantenga este sentido mayoritario”. Pero que no le eche la culpa del fracaso de la investidura a quienes no la tienen (el Gobierno y el TC), sino a su terquedad en querer el Parlament incurra en la indignidad de celebrar un debate de investidura en la persona de un prófugo egoísta que antepuso seguir gozando a toda costa de libertad a pesar de existir contra él notorios indicios de haber cometido los delitos reseñados con anterioridad.
Y, finalmente, el que tiene que empezar por respetar al pueblo de Cataluña es el señor Torrent. Y ello por las siguientes razones. Es la primera que el “pueblo de Cataluña” no son solo los independentistas, los 2,06 millones de votantes, sino también los 2,21 millones de ciudadanos que votaron otras opciones. En segundo, lugar, porque quien falta al respeto a Cataluña es el que propone para la investidura a un sujeto, como Puigdemont, que no puede ser investido presidente de Cataluña alguien que anda huyendo de la justicia. ¿O es que no hay nadie más en Cataluña que pueda presidir el govern? ¿Estaremos ante un nuevo caudillo sin el cual Cataluña no puede ser gobernada? Finalmente, ¿cuándo se darán cuenta los sediciosos que no hay democracia sin ley y que ésta es la garantía misma de la convivencia democrática?

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