martes, 16 de enero de 2018

Las redes sociales resucitan una vieja campaña para que Barcelona y Tarragona se separen del resto de Cataluña


El independentismo a través del espejo 



Mapa de la supuesta Tabarnia con respecto al resto de Cataluña. EL PAÍS



“Libertad para Tabarnia. Cataluña roba a Tabarnia. Cataluña no ha hecho nunca nada para seducir a Tabarnia. La corrupción de los políticos catalanes ha hundido a Tabarnia en la miseria. Por ello, los ciudadanos de Tabarnia tienen derecho a decidir sobre su futuro. La gente de Tabarnia sólo quiere votar. Tabarnia no va de independencia, Tabarnia va de democracia. Si Tabarnia se proclama autónoma, tendrá asegurada su permanencia en la Unión Europea. Tabarnia, la Crimea catalana”. 
Tabarnia, una hipotética unión de parte de las provincias de Tarragona y Barcelona, no existe, es un mito. No es más que una broma, un concepto imposible que ha llegado en la resaca de las elecciones y en unos días festivos atípicos, porque los políticos han callado y han dejado su púlpito en las redes libre para una idea falsa pero que tiene aire de verosimilitud.



Esa verosimilitud se la han dado los propios independentistas, porque todos los lemas mencionados antes, tomados este martes de redes sociales, han sido proferidos por los separatistas de forma machacona durante años. La única diferencia es que donde hoy dice Tabarnia antes decía Cataluña.
En ese sentido, Tabarnia es un reflejo. A muchos perfiles en redes sociales les ha bastado hacer ese canje de palabras para poner a los independentistas ante un espejo tremendamente incómodo. Los mismos argumentos económicos, culturales, demográficos, étnicos, valen para defender, sin tocar apenas palabras, la escisión de Barcelona y Tarragona de una supuesta Cataluña independiente, y su reingreso en España como autonomía.


La propuesta ni siquiera es nueva. En una página creada en septiembre de 2015 en el dominio Bcnisnotcat.es, de la plataforma Barcelona is not Catalonia, se decía que “Cataluña se compone de dos zonas claramente diferenciadas desde el punto de vista económico, lingüístico, identitario, poblacional y social. Una parte independentista y otra, entre otras cosas, constitucionalista (Tabarnia)”. En mayo de 2017, un sitio web, El Magacín, entrevistó a la supuesta presidenta de la plataforma Barcelona is not Catalonia, Carla Arrufat, que decía que “cada vez que hay elecciones se demuestra que el voto de la mayoría de la población del área metropolitana de Barcelona y de toda Tabarnia va para partidos no separatistas”. En junio se presentó la plataforma y en octubre se registró el dominio tabarnia.es.
Arrufat, de quien hay poca huella digital, acertó en su predicción. En las elecciones del 21 de diciembre, los partidos constitucionalistas —Ciudadanos, el PSC y el PP— sumaron una clara mayoría en las comarcas comprendidas entre la Selva al norte y el Baix Camp al sur, con Barcelona y Tarragona incluidas. Allí, Ciudadanos consolidó su fuerza como partido más votado del panorama político catalán.
Así, las mentes tras la idea de Tabarnia han aprovechado estos cinco días de respiro para difundir en redes su nueva bandera, su censo de seis millones de personas, sus propuestas de futuro e incluso la fecha de un imaginado referéndum para escindirse de la Cataluña rural e interior: octubre de 2019. Ayer Tabarnia era trending topic mundial.
Ante el espejo, los independentistas no supieron cómo actuar. El silencio fue la tónica general, a excepción de un comentario jocoso de Gabriel Rufián. La incomodidad era patente. Aleix Sarri, asistente del eurodiputado independentista Ramón Tremosa, llegó a criticar sin ironía que la idea misma de Tabarnia, “fronteras inventadas, nacionalismo étnico, populismo económico sostenido en agravios imaginarios”, es digna de la Liga Norte italiana.
Los líderes de Ciudadanos se apresuraron este martes a sujetar bien firme ese espejo ante el independentismo. Juan Carlos Girauta: “Tabarnia es un despiadado espejo para nacionalistas, es el reflejo de su insolidaridad y de su pesadez”. Inés Arrimadas: “El nacionalismo defiende una Cataluña homogénea y choca fácilmente contra sus propias contradicciones”. Albert Rivera: “Si los nacionalistas alegan el inexistente derecho a dividir, cualquiera puede hacerlo”.


Quedaba claro que hay al menos una parte que no va a dejar que toda esta broma de Tabarnia quede en nada. Por si acaso, este martes se puso en marcha una página de petición de firmas para solicitar al Congreso de los Diputados que Tabarnia “sea una nueva comunidad autónoma dentro de España e independiente de Catalunya”. Tenía 25.000 apoyos.

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