viernes, 16 de marzo de 2018

Bloqueo emocional: Un mecanismo de defensa muy peligroso

Bloqueo emocional: Un mecanismo de defensa muy peligroso

Desarrollo Personal

¿Alguna vez te has sentido tan nervioso que ni siquiera podías moverte? ¿Tenías que dar un discurso importante y las palabras no salían de tu boca? ¿Has vivido alguna situación tan impactante que te has quedado completamente paralizado? ¿Recibiste alguna vez una noticia tan mala que tardaste varios días en aceptarla? ¿No has logrado reponerte de una ruptura sentimental y huyes cuando alguien se te acerca? Todos estos son ejemplos de bloqueos emocionales.


¿Qué es un bloqueo emocional?


Cuando una situación nos afecta mucho a nivel emocional, nuestra mente pone en acción un mecanismo de defensa que nos permite sobrevivir al problema, es lo que se conoce como bloqueo emocional. De esta manera logramos amortiguar el impacto de la situación, nos protegemos de esa situación dolorosa. Más tarde, cuando logremos internalizar lo que ha ocurrido, aceptaremos el evento y podremos seguir adelante.
Desde esta perspectiva, el bloqueo emocional es algo positivo porque nos protege de una situación que consideramos potencialmente peligrosa. Nos impide seguir adelante y hacernos daño o incluso ser víctimas de un estrés particularmente intenso que genere un trauma.

El ejemplo clásico de un bloqueo emocional defensivo es cuando muere de repente un ser querido o termina una relación de pareja. Cuando la persona recibe la noticia, no la acepta sino que continúa con su vida normal porque su mente ha bloqueado esa información. Mientras tanto, su inconsciente la está procesando, la persona pasa por un periodo de amortiguamiento emocional y, solo cuando esté preparada, comienza el duelo propiamente dicho. En este caso, el bloqueo emocional es una herramienta para adaptarse a la nueva realidad, la persona pone a un lado sus sentimientos para enfrentarlos más tarde, cuando sea capaz de lidiar con ellos.

Obviamente, los bloqueos emocionales no solo ocurren cuando enfrentamos situaciones negativas, también son una respuesta ante noticias tan buenas que resultan increíbles. En estos casos la persona también necesita un lapso de tiempo para asimilar la idea y mientras tanto, es como si no la hubiese escuchado, puede quedarse paralizado o continuar con su vida normal, como si nada hubiese ocurrido.

Como podrás suponer, hay personas que son más resilientes que otras, lo cual significa que tienen más recursos psicológicos para enfrentar diversas situaciones. Por tanto, el hecho que en algunos puede generar un bloqueo emocional, en otros puede ser asumido con mayor naturalidad porque no genera el mismo impacto.

Cuando el bloqueo emocional se convierte en una barrera


La persona no siempre logra superar el bloqueo emocional, a veces este se convierte en un obstáculo que le impide continuar por el camino que tenía trazado, se transforma en una creencia limitante y se expresa a través de dolor, culpa, enfado, miedo y tristeza. El ejemplo clásico es el de una persona que ha sido abandonada por su pareja y no termina de aceptar la ruptura por lo que no logra rehacer su vida sentimental.

¿Por qué sucede esto? En muchos casos, la persona prefiere quedarse en su zona de confort; es decir, elige permanecer en el pasado aunque sea doloroso ya que tiene miedo de enfrentar el futuro. Sin embargo, lo cierto es que no podemos crecer hasta que no nos enfrentemos a los bloqueos emocionales porque estos actúan como si fueran barreras que nos limitan desde el punto de vista emocional y cognitivo. 

Los resentimientos, las heridas sin sanar, las cosas que nunca se dijeron y, en sentido general, todo lo que queda guardado y tiene alguna carga emocional, nos hace mucho daño. A veces ese daño se traduce en problemas de salud pero en otras ocasiones se expresa a través de problemas para relacionarse o mediante la frustración y una falta de autoestima. 

Piensa en el bloqueo emocional como si fuera una roca pesada que cargas montaña arriba y te impide caminar libremente. Hay ocasiones en que esta piedra te obliga a hacer un alto en el camino, para reflexionar y recuperar fuerzas. No obstante, llega un momento en el cual, si quieres avanzar, debes deshacerte de esa piedra.

Es importante que comprendamos que desconectarnos momentáneamente del problema es útil para protegernos pero si dentro de un tiempo prudencial no nos adaptamos, terminamos muriendo por dentro

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