miércoles, 21 de marzo de 2018

LA OTRA CARA DE FACEBOOK


LA OTRA CARA DE FACEBOOK

Somos unos privilegiados, aunque nos cueste reconocerlo. Vivimos en una época de creación de riqueza y bienestar sin precedentes. Dicen los que saben de estos asuntos que la tecnología está impulsando la mayor revolución conocida en la humanidad. Nunca en la Historia se ha registrado una acumulación de progreso técnico comparable a la actual. Como ocurre siempre en el discurrir de los tiempos, estas inflexiones que protagonizan las civilizaciones conllevan su parte buena, pero también ciertos riesgos. El escándalo que acecha a Facebook es un ejemplo de esos peligros. Entregar cincuenta millones de perfiles de sus usuarios, además de constituir un atentado a la privacidad de las personas, es una evidencia de cómo la tecnología puede terminar con la condición ciudadana. Es algo que amenaza a cualquier país. Internet revoluciona todos los ámbitos. El político, también. Por eso, más que nunca hay que insistir en los valores ciudadanos para que actúen como anticuerpos ante la disrupción digital. Esto no ha hecho nada más que empezar y convendría evitar que los grandes actores tecnológicos se lleven la democracia por delante.

6 comentarios

Hace 2 horas
Calicula2
Ahora es esto y mañana puede ser lo de las criptodivisas o criptomonedas en el sentido de que la burbuja se haga tan grande que un día exploté, de momento los expertos dicen que es seguro, pero yo no me fiare nunca de una moneda que no veo.
Hace 3 horas
aalonso_139680078576­4
Viendo cómo en la socialdemocracia española los diversos colectivos (mujeres, pensionistas, empleados públicos, etc.) se están levantando dispuestos a "vender sus votos" al partido que les ofrezca más prestaciones en el estado del bienestar, sin importarles si esos gastos son sostenibles, pues parece que eso de temer que "los grandes actores tecnológicos se lleven a la democracia por delante" - que dice el Sr.Rubido-  tal vez sea pertinente para la "democracia liberal" tipo USA, pero no para estos nuestros pagos, en los que se ve difícil que la democracia se haga todavìa màs demagògica.
Hace 4 horas
WALKER - VALENCIA Y VIVA ESPAÑA - NO QUITÉIS LAS BANDERAS
El presente, sea el que sea, ahora o en 1492, siempre es el momento de mayor 'acumulación de progreso técnico'. Cualquier presente, siendo el presente temporal tan efímero, es ese instante en el que sabemos más, podemos más, conocemos más... Está claro que el presente actual es espectacularmente vistoso, cual superproducción de Marvel, pero no más ético o justo, porque los malos (¿podríamos meter aquí a Facebook?) son más malos y poderosos. Y de los políticos podemos esperar poco. Ésos igual que siempre: casta experta en el medro personal.
Hace 5 horas
Senyor
En una época en la que la raya divisoria entre la socialdemocracia y el liberalismo, se difumina (Esperanza Aguirre llegó a decir que el PP era socialdemócrata), uno sigue considerándose liberal, fundamentalmente porque me gusta equivocarme solo, sin necesidad de que me vendan un "mundo mejor" con adoctrinamientos cansinos.

Dicho lo cual (y habría que remontarse a la crisis del 29, cuyo origen, resumidamente, fue éste)  el liberalismo debe tener unos límites infranqueables, so pena de que los excesos, no solo desvirtúen su esencia, sino que además sean aprovechados por sus detractores para intentarnos convencer de las excelencias del socialismo.
Hace 2 horas
aalonso_139680078576­4
Senyor, en España un político puede considerarse liberal o marciano, pero, si quiere gobernar, ahora mismo no tiene más opción que atenerse al programa socialdemócrata implantado desde los 80, porque así lo exige el electorado mayoritario, que en democracia -según nos dijo ya Aristóteles- siempre suele formarlo el estrato social bajo.

Hace 12 minutos
Paprika
Así es. Ningún partido político pensará ni por asomo en derogar logros sociales obtenidos el siglo pasado. El problema está en que aquellos que más lucharon por ellos se creen herederos incuestionables del mérito e intentan aumentarlos cuando de lo que se trata es de lograr mantenerlos. Lo que deberíamos plantearnos exclusivamente a la hora de echar nuestro voto en la urna es la capacidad gestora de nuestra riqueza que tiene el posible candidato y comenzar a desconfiar de quien nos regala discursos calcados de épocas previas a la consecución de unas prestaciones que ya están por encima de máximos.

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