miércoles, 3 de febrero de 2016

El líder del PSOE tiene dos líneas rojas: no apoyar al PP y no pactar con partidos independentistas

El líder del PSOE tiene dos líneas rojas: no apoyar al PP y no pactar con partidos independentistas, y el resto de acuerdos se antojan irrealizables por la oposición de otros partidos, el Comité Federal socialista o él mismo.
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A.B./A. Martínez.  Madrid.
Las alianzas imposibles de Sánchez
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, lo ha dicho hasta la saciedad y ayer, tras ser el último en entrevistarse con el Rey en la segunda ronda de consultas para proponer un candidato a la investidura, insistió: su propuesta es una gran coalición entre el PP, PSOE y Ciudadanos a la que Pedro Sánchez se niega y que para Albert Rivera no supone en principio un escollo insalvable. La suma de 252 escaños que aporta este acuerdo sería más que suficiente para afrontar las reformas imprescindibles a cargo de los partidos constitucionalistas, una tarea que se antoja una ilusión por el insistente «no» del secretario general socialista.
Un Pedro Sánchez para quien, con el encargo formal de Felipe VI para formar gobierno, se abre un nuevo escenario para articular un Ejecutivo alternativo en los próximos días. Casi un puzle de combinaciones poco menos que imposibles. En principio, el líder del PSOE tiene dos líneas rojas: no apoyar al PP ni a ninguno de los candidatos que presente y no apoyarse en partidos independentistas para llegar a La Moncloa. Si tenemos en cuenta esta última premisa, al secretario general socialista sólo le queda una vía: conseguir el apoyo de Podemos e IU y granjearse la abstención de Ciudadanos. Sin embargo, la «incompatibilidad» manifiesta que el lunes se profesaron respectivamente ambas formaciones aleja el entendimiento y, por tanto, las opciones presidenciales de Sánchez. Iglesias le instó a elegir entre un partido u otro, pero el líder socialista no puede prescindir de ninguno en su ecuación de gobierno, ya que los necesita a ambos.
Granjearse el apoyo de Podemos permitiría al PSOE salvar el primer obstáculo hacia la investidura. No obstante, este aval es visto con desconfianza por distintos sectores del partido, que entienden que esta alianza sería un «suicidio» para la formación y llevaría aparejada la desaparición de sus siglas. Ni siquiera aunque el PSOE sumase a esta alianza a los nacionalistas del PNV le saldrían los números, porque sus 167 «síes» se enfrentarían a los 179 «noes» de PP, Ciudadanos y los independentistas. Sólo con la abstención de ERC (9) y Democracia y Libertad (8) podría salvar la diferencia, sin embargo, la opción de contar con el apoyo tácito de los soberanistas es inasumible para el partido y para el propio Sánchez, cuyas «convicciones» no le permitirían rubricar este pacto.

Los pactos imposibles también incluyen a Ciudadanos. El partido de Albert Rivera es la opción preferida para los socialistas, pero sus 40 diputados son insuficientes y complican el éxito de cualquier combinación. «Yo tengo un buen pacto en Andalucía con Ciudadanos», presumió el pasado sábado Susana Díaz. Una forma de marcar el camino al partido en su tejido de alianzas. Los socialistas también se deshicieron en halagos hacia la formación naranja tras el pacto de la Mesa del Congreso que hizo presidente a Patxi López, pero sus exiguos 40 diputados requerirían de nuevo la abstención de los independentistas y de Podemos para convertirse en una mayoría solvente frente al Partido Popular. Esta tesis es descartada por Iglesias, que no permitirá un Ejecutivo de C’s y PSOE, y por los populares, que, aunque con su hipotética abstención podrían darle viabilidad, también se niegan.

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