miércoles, 22 de marzo de 2017

«No moriréis, pero no utilicéis el teléfono»: los ujieres del Congreso recuerdan la noche del 23-F

ABC rescata de su hemeroteca una entrevista inédita sobre lo ocurrido durante el intento de golpe de Estado
Guardado en: Madrid - Temas: ABC , Golpe de estado de 23 de febrero
La hemeroteca de ABC está plagada de crónicas y testimonios que reconstruyen, desde diferentes perspectivas, lo vivido en el golpe de Estado fallido del 23 de febrero de 1981. Una de ellas, publicada en 2014, narra aquellas horas críticas desde la óptica de los ujieres del Congreso. José María Mayoral Pérez y Luis Alfonso González Rodrigo explicaron a la periodista María Isabel Serrano cómo vivieron el 23-F. El primero de ellos sí estuvo presente; su compañero, en cambio, acababa de terminar su turno cuando los militares entraron a la fuerza en el hemiciclo. «Nada más ver entrar a los guardias civiles me olí que era un golpe de Estado», aseguró José María en la entrevista, que reveló un episodio inédito hasta la fecha.

Así vivieron los ujieres del Congreso el 23-F, por M. I. Serrano:
Ambos llevan una especie de temple parlamentario en la sangre. «Todo lo bueno se pega», dicen con cierta guasa. Les gusta su trabajo en la Cámara baja y se conocen al dedillo el palacio de la Carrera de San Jerónimo. Hablan sin parar de «aquel día» como si hubiera pasado anteayer y sin darse cuenta de que, con sus relatos, escriben también parte de la historia reciente de este país.

«Pensando en mis hijos se me hiela la sangre. Al principio me temí lo peor»
Luis Alfonso González, ujier del Congreso
«A mí nunca me han hecho una entrevista. Es la primera», nos asegura José María, nacido en Villanueva del Campillo (Ávila), hace 56 años. Y promete que nos va a contar varias anécdotas que nadie sabe. Inéditas. El muy cuco se las guarda para el final. Luis Alfonso, con 66 años recién cumplidos, procede de Villargordo (Jaén). Está casado y tiene dos hijos. Pensando precisamente en ellos aquel día confiesa que se le hiela la sangre. «Aunque viví el 23-F en casa, sufrí muchísimo. Por mis compañeros y por lo que suponía en sí. Porque si al principio me quedé bloqueado y temí lo peor. Y le dije a mi mujer: ¡Otra vez no!».

«Yo venía -señala Luis Alfonso-, del ramo del metal. Empezábamos a dejar atrás un régimen sin libertades, especialmente la de expresión. No podías rechistar ni manifestarte. ¡Y cómo se negociaban aquellos convenios colectivos! ¡Pero si estrenábamos la democracia...! Fue un alivio ver al Rey en la tele, un verdadero alivio».


TEODORO NARANJO
José María rebosa cordialidad. Y aguante. Aquel 23-F de 1981 él estaba en su puesto casi habitual: el control de periodistas. «¡Por eso conocía a casi todos!», sonríe. «Eran poco más de las seis de la tarde. Investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno», recuerda. El hemiciclo a reventar. Los diputados iban siendo llamados para votar con un somnífero soniquete. «Vi desfilar a los agentes. Los primeros, ni saludaron. Iban nerviosos, muy crispados. Entre los últimos, la verdad, algunos tenían cara de no saber qué pintaban allí. Se estaba llamando a los diputados a votar. Y al llegar a Núñez Encabo todo paró. El famoso grito, los tiros...»

«Todos quietos. Así nos querían al personal del Congreso. Veía a un guardia con bigote que mandaba mucho. Era Tejero»
José Maria Mayoral, ujier del Congreso
«Nos dijeron que estuviéramos tranquilos, que no íbamos a morir, pero que no utilizáramos ningún teléfono. Todos quietos. Así nos querían al personal del Congreso. Llegaron a decir que nos fuéramos a casa pero luego se dieron cuenta de que lo mismo alguien se indisponía y nos iban a necesitar. Yo veía a un guardia de cierto rango y con bigote que mandaba mucho. Era Tejero», señala José María.

«¿El peor momento? Los disparos. Sin duda. Los escuché, como todos, y no sabes qué ha pasado y si ha habido heridos o muertos... Tampoco nos dejaron poner la radio. Y ahí hay que reconocer hoy el maravilloso papel de los medios de comunicación. Chapeau. Dilo, dilo, por favor».

El poso que a Luis Alfonso y a José María les dejó el 23-F es, más bien, una lección. «Que el paso de una dictadura a una democracia lleva su tiempo pero merece la pena. ¡Y que Dios nos libre de salvapatrias con fusiles! Nunca más». Lo dicen los dos. Lo mejor, recuerdan, fue casi al final. A escondidas, un ujier le pasó un periódico del día 24, calentito, al diputado de UCD Modesto Fraile. En portada: «Fracasa el golpe de Estado».



La tensa conversación entre Suárez y Tejero la noche del 23-F
El cruce de palabras, en el cuarto de ujieres del Congreso, deja muchas incógnitas sobre el fondo del golpe fallido

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A la izquierda, Adolfo Suárez en el Congreso; a la derecha, Antonio Tejero durante el intengo de golpe de Estado
A la izquierda, Adolfo Suárez en el Congreso; a la derecha, Antonio Tejero durante el intengo de golpe de Estado - ABC
M. O. - @abc_madridMadrid - 22/02/2016 a las 23:11:22h. - Act. a las 23:11:58h.
Guardado en: Madrid
Cada testigo, habitáculo o recoveco del Congreso esconde una crónica propia del 23-F, sucedido hace 35 años. La presente historia, recuperada de la hemeroteca de ABC, combina estos factores. Fue en el cuarto de ujieres donde se produjo la tensa conversación entre Adolfo Suárez y Antonio Tejero; y, al margen de tales interlocutores, fue el único presente en la sala quien reveló lo ocurrido.

La actitud de Suárez es una de las cosas más recordadas de aquella noche que pudo cambiar el destino de España, justo en el momento en el que se asomaba a la democracia. El entonces presidente del Gobierno fue sacado a la fuerza por los militares y «encerrado» en el citado cuarto de ujieres. Esas cuatro paredes, y quien allí se encontraba por accidente, fueron los únicos oídos de un episodio único que, no obstante, deja varias incógnitas que aún no han sido resueltas. Así fue el cruce de palabras y reprimendas entre el presidente y el militar golpista:

—Suárez: ¡Explique qué locura es esta!

—Tejero: ¡Por España, todo por España!

—S.: ¡Qué vergüenza para España! ¿Quién hay detrás de esto? ¿Con quién puedo hablar?

—T.: No hay nada de que hablar. Solo debe salir.

—S.: ¿Pero quién es el responsable?

—T.: Todos, estamos todos.

—S.: Como presidente le ordeno que deponga su actitud.

—T.: Usted ya no es el presidente de nadie.


—S.: Le ordeno...

—T.: Yo solo recibo órdenes de mi general.

—S.: ¿Qué general?

—T.: No tengo nada más que hablar.

—S.: Le insisto, soy el presidente...

—T.: No me provoque.

—S.: ¡Pare esto antes de que ocurra alguna tragedia, se lo ordeno!

—T.: Usted se calla. Todo por España.

—S.: Le ordeno...

—T.: Cállese y siéntese...

Este ujier, sin embargo, no es el único trabajador que ha narrado, desde su perspectiva, lo ocurrido en el hemiciclo. Hace dos años, en el 33 aniversario del golpe fallido, el portero mayor y el adjunto del Congreso de los Diputados contaron a este periódico por primera vez lo que vivieron el 23-F de 1981. «Nos dijeron que no utilizáramos los teléfonos», explicaron en una enriquecedora y detallada entrevista.

Las fotos arrebatadas, la orden de Luca de Tena y un editorial pidiendo «calma»: así contó ABC el 23-F
La periodista Pilar Urbano narró una experiencia que «desearía no haber tenido que contar jamás». En la redacción la orden del director fue clara: «Si toman ABC, que nos quiten de la mancheta»

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Fotografía de Tejero en el Congreso tomada por el redactor gráfico de ABC Teodoro Naranjo, a quien, al salir del Congreso el mismo día 23, le fueron arrebatados cámaras y carretes, que pudo recuperar al día siguiente
Fotografía de Tejero en el Congreso tomada por el redactor gráfico de ABC Teodoro Naranjo, a quien, al salir del Congreso el mismo día 23, le fueron arrebatados cámaras y carretes, que pudo recuperar al día siguiente
CÉSAR CERVERA - C_Cervera_M - 23/02/2016 a las 02:19:10h. - Act. a las 07:38:47h.
Guardado en: Historia - Temas: ABC , Guillermo Luca de Tena Brunet , Historia ABC , Golpe de estado de 23 de febrero
A las 18:22 horas del 23 de febrero de 1981, un grupo de guardias civiles armados con subfusiles irrumpieron en el Congreso de los Diputados cuando se enfectuaba la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo. El grupo estaba encabezado por el teniente coronel Antonio Tejero, cuyo grito resuena hasta hoy en el hemiciclo: «¡Quieto todo el mundo!» (Sic). En ese momento el vicepresidente del Gobierno, el teniente general Gutiérrez Mellado, se levantó de su sillón y ordenó al teniente coronel que le entregase el arma. Era el oficial de mayor graduación allí, pero Tejero forcejeó con él y respondió a la orden con un disparo al techo que fue seguido por unas ráfagas de los subfusiles de los asaltantes. El anciano general permaneció indiferente al sonido de las armas.

«Paco, si vienen los militares a incautarse del periódico, que nadie ofrezca resistencia. Pero, por encima de todo, exige que nuestros nombres sean eliminados de la mancheta»
A pocas horas del cierre de la primera edición, la noticia cayó con sorpresa e incluso miedo en la redacción de ABC en la calle Serrano. Los teléfonos no dejaban de sonar por todos los rincones, la mayoría eran llamadas de los lectores pidiendo más información. Muchos periodistas y colaboradores acudieron allí sin ser convocados. Nadie podía considerarse ajeno ante aquel golpe contra la Democracia, que también tenía a los medios de comunicación como objetivo. Las instalaciones de Prado del Rey fueron ocupadas por varios destacamentos de la Brunete alrededor de dos horas, en las que Televisión Española alteró su programación y Radio Nacional emitió marchas militares.

La dirección de ABC se temió algo parecido. Al igual que Gutiérrez Mellado, el director del periódico, Guillermo Luca de Tena, no se inquietó por el estruendo de las balas. «Paco, si vienen los militares a incautarse del periódico, que nadie ofrezca resistencia. Pero, por encima de todo, exige que nuestros nombres sean eliminados de la mancheta», afirmó Guillermo Luca de Tena al entonces subdirector del diario, Francisco Giménez-Alemán, como narró en el especial que ABC preparó en 2011 recordando los 30 años del fallido golpe.

La crónica de los periodistas encañonados
Desde el interior del hemiciclo varios redactores presenciaban la histórica escena. En un cierto momento, un guardia civil se acercó al lugar en el que se encontraba un redactor de ABC, y le dijo: «Ya puede sentarse. Aquí no pasa nada». El periodista le preguntó de qué se trataba todo aquello, y el guardia civil respondió de forma escueta: «Se lo puede imaginar, ¿no?». A las nueve de las noche los pocos periodistas que todavía se encontraban en la Tribuna de Prensa fueron invitados a abandonar el edificio.

Portada de ABC el 24 de febrero
Portada de ABC el 24 de febrero
La periodista Pilar Urbano fue una de las que quedó atrapada en el epicentro del golpe cuando se disponía a telefonear a ABC para anunciar que el nuevo presidente celebraría en breve una rueda de prensa. Ella misma narró una experiencia que «desearía no haber tenido que contar jamás», en las páginas del diario: «Entro en la cabina. Desde aquí puedo ver mi alrededor; y al fondo, en el monitor de TV, lo que está ocurriendo en el hemiciclo. Suenan disparos y una ráfaga larga de metralleta. La gente ha enmudecido y solo se oyen las voces apresuradas y nerviosas de los guardias civiles: “¡Al suelo! ¡Todo el mundo al suelo!”. Cae a mi lado un cascote del techo. Marco el teléfono de ABC. Un guardia civil me conmina a colgar y a tumbarme. Le digo que no: “Tengo que escribir todo lo que aquí está pasando... soy periodista”. Reacciona a los pocos segundo, sin dejar de encañonarme: “Escriba, pero no se mueva... Y cuente todo, ¡que se sepa bien! Sí es usted objetiva tendrá que decir que no ha habido un solo muerto, ni un herido, ni una violación...”».

En un momento dado, Pilar Urbano se atrevió a pedir información directamente al teniente coronel Tejero:

–¿Puede decirme qué es esto?

–Ya lo ve. La Guardia Civil.

–Pero, ¿al mando de quién?

–La Guardia Civil...

–Pero, ¿quién le manda?

Y Tejero alzó la voz, nervioso: «Le he dicho que ya lo ve: es la Guardia Civil».

El fotógrafo de ABC perdió su material
Como veterano periódico monárquico, ABC tomó la delantera en muchas informaciones. Después de varios intentos, Guillermo Luca de Tena conversó brevemente con Sabino Fernández Campo, al que transmitió «la posición de ABC a favor de la Constitución» y le reiteró su lealtad a la Corona. Cerca de las diez de la noche, el propio Francisco Giménez-Alemán pudo hablar con el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Laína. Durante esa noche Laína presidió la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios que se creó por decisión del Rey mientras el Gobierno estaba secuestrado en el Parlamento. De hecho, fue presidente del Gobierno en funciones.

Guillermo Luca de Tena conversó brevemente con Sabino Fernández Campo
En paralelo a estas conversaciones, ABC preparó a la carrera una edición especial sabiendo que su gran virtud, la calidad técnica de sus fotografías, iba a ser un hándicap frente a otros periódicos. La técnica de impresión del huecograbado requerían un mínimo de dos horas de elaboración desde que se entregaban las originales en el taller. Esto significaba que ABC empezó a elaborar su primera edición solo cuando las fotografías de EFE llegaron al taller. La historia de las fotografías que prendieron el periódico de aquella noche forma parte del fotoperiodismo español.

Los fotógrafos de los medios ocupaban las dos escaleras destinadas a ellos durante la sesión en la que se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, si bien el único medio que tenía fotógrafos en los dos lados del hemiciclo era la agencia EFE, con Manuel Pérez Barriopedro a un lado (que ganó el World Press Photo de 1981) y Manuel Hernández de León al otro. Cuando los guardia civiles exigieron a los fotógrafos que entregaran sus equipos, el primero consiguió sacar un carrete escondiéndolo en un zapato, y el segundo lo sacó guardado en los calzoncillos. Sobre estas fotografías trabajó ABC incluso antes de saber lo que estaba pasando en el interior del Congreso. A las tres de la mañana el periódico ya estaba en las rotativas.

Otra de las fotografías de Teodoro Naranjo
Otra de las fotografías de Teodoro Naranjo
El fotógrafo de ABC Teodoro Naranjo se encontraba en la parte derecha, justo encima de la entrada. Él también hizo fotos, con un ángulo poco conocido de la toma. Por desgracia no pudo ocultar las fotografías a tiempo y debió conformarse con recoger al día siguiente sus carretes. Las instantáneas sirven para rebatir la leyenda que defiende que solo existen las fotos que sacaron los fotógrafos de EFE, y que las del resto fueron confiscadas por el CESID. No es cierto. Naranjo publicó al día siguiente tres fotos en el periódico del 25 de febrero.

«Calma. Queremos repetir esta palabra»
En la edición de aquella noche, los protagonistas fueron las fotos de EFE y, sobre todo, el editorial de ABC a favor de la Constitución y de la Democracia:

«A la hora en que se escribe este editorial España entera lleva seis horas viviendo en la angustia. Los viejos fantasmas, que parecían alejados definitivamente de nuestro horizonte nacional, han vuelto a visitarnos. Y aun cuando en estos momentos el gravísimo suceso aparece localizado y reducido a un grupo de desequilibrados, sigue el país entero colgado de sus radios y televisores para conocer el desenlace de algo que aún podría concluir en un drama espantoso...»

La premisa era clara: «Calma. Queremos repetir esta palabra porque es la que más necesita España hoy. Nada podría ser hoy más dañino que el que grupos de cualquier ideología intentasen tomar la calle por la fuerza, con lo que terminarían haciendo el juego a los revoltosos. Cualquier paso que no pase hoy por el orden y la serenidad nos acerca a una guerra. Solo la fe en la autoridad y en la Constitución puede sacarnos sin demasiado dolor de este drama».


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